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La llegada está prevista para las 7 de la mañana, pero nos anticipamos al horario y llegamos antes (tanto viajar con Ryanair... ahora echamos en falta que no se toque la bocina, jajajajaj). Genial! Esto de llegar antes de tiempo me encantaaaaaa!
Como no hemos facturado (síndrome ryanero de nuevo
) salimos hacia la terminal dispuestos a pasar los controles. Sin problemas y rapidito. Así me gusta 
Había leido en el foro que el cambio del aeropuerto no es muy bueno, pero claro! necesitamos llevar algo de dinero por si las moscas. Nos damos una vuelta por todas las oficinas y finalmente cambiamos en una de las situadas en la parte izquierda al fondo (resultó ser el mejor cambio que tuvimos en todo el viaje).
Como comenté en la introducción, al salir al hall de LLEGADAS nos encontramos ya con el chico de Newtravellers sujetando el papelito. Le damos nuestros nombres y le decimos que hemos alquilado un coche por lo que nos iremos por nuestra cuenta. Nos tacha de la lista, nos da un sobre con lo que creemos documentación y nos despedimos. Nos dice que un día de estos su compañera (que es la que habla en español) irá al hotel a dar una charla sobre las excursiones. Mensaje recibido aunque no vayamos a hacer uso de él pues ya lo llevamos todo estudiado desde casa
.Salimos hacia la zona de alquiler de coches. Nuestra compañía es (lo tengo que buscar que se me olvidó el nombre, jejeje). Era la que nos salía más barata, aunque después de reservar leí algunos comentarios por internet que no me gustaron mucho. Cruzo los dedos y espero no tener ningún problemas con ellos.
El trámite de alquiler lo hacemos sin ningún problema. El señor que nos atiende se sabe cuatro palabras en español y nos las dice para hacer la gracia, jejeje. Lo demás todo en un inglés un poco macarrónico, pero entendible.
Con los papeles en mano nos dirigimos de nuevo al parking. Vemos un coche por allí con un señor dentro e imaginamos que es el nuestro. Le damos los papeles. Estamos un buen rato mirando los posibles daños existentes en el momento de efectuar la salida con el coche, pues no queremos problemas en la devolución, y cuando lo tenemos todo claro y tras un pequeño recordatorio de cómo conducir un coche automático... SALIMOS HACIA DUBAIIIIIIIIIIIIII!
Bueno, antes de salir ponemos en marcha el GPS, compañero inseparable desde que descubrimos su existencia, jajajjaa. La verdad es que lo de escribir la dirección de una ciudad y que te lleve hasta la puerta sin problemas... NO TIENE PRECIOOOOOOOOOOOOO!
Hay algo de tormenta de arena y la visibilidad no es muy buena, pero vemos perfectamente los rascacielos de Dubai a medida que nos alejamos del aeropuerto. Y por supuesto, el Burj Khalifa!!!
Sobre el plano ya había visto que el hotel no estaba lejos. Y así es, en menos de 10 minutos llegamos.
No son ni las 7,30 horas de la mañana y hay una actividad tan frenética de turistas entrando y saliendo que parece mediodía. Por suerte no hay cola en el mostrador. Damos nuestros nombres y comienzan los trámites del check-in. Como me imaginaba es demasiado pronto para que nos den la habitación ya que el hotel está lleno y no han podido limpiar todavía las habitaciones. No pasa nada. Qué le vamos a hacer. Preguntamos si nos podemos cambiar de ropa en algún sitio y si nos pueden guardar las maletas para comenzar con nuestra ruta. No hay problema. Nos enseñan dónde están los vestuarios de la piscina, pedimos unas toallas para ducharnos y procedemos a cambiar de indumentaria, pues pese a no ser ni las 8... el calorcete ya se nota.
Cuando salimos de los vestuarios vemos que están llegando el grupo de españoles que voló con nosotros y que eran de la misma promoción de Newtravellers. Bueno, pues no les ha costado mucho llegar. Puntualidad en los traslados. Muy bien!!
Tramitamos el depósito de nuestros bultos y salimos a la calle. Aunque ya vamos con pantalones piratas y chanclas, el calor se siente. No es una cosa escandalosa pero a mi que no me gusta el calor... pues lo noto!!!
Hemos decidido dejar aparcado el coche porque leí que por la zona de Old Delhi el tema del parking está más difícil y no tengo ganas de problemas el primer día en el país. Así que como estamos cerquita de los lugares pensamos que el precio del taxi tampoco será una ruina.
Son casi las 9 de la mañana y debe ser hora punta porque pillamos algo de retención. El taxista va haciendo sus malabarismos para adelantar entre tanto coche, jejeje. A pesar de todo en no más de 10 minutos llegamos a nuestro destino: Al Bastakiya, el barrio histórico.
Parece que el estómago de Jose ya no se acuerda del desayuno que nos dieron en el avión, así que tras bajar del taxi estudiamos el mercado gastronómico local. Vemos una especie de restaurante-cafetería indio y allí que nos vamos, jajajjaja. Es que la comida india nos tiene enganchados, jajajjajajaja.
Hay ofertas de menús y Jose se pilla una que lleva "dhal" (lentejas) y no sé cuantas cosas indias más. Yo no tengo mucha hambre y me inclino por una tortilla a la francesa acompañada por un lassi (otra de mis pasiones indias).
Con los estómagos reconfortados salimos de nuevo a investigar la ciudad.
A primera vista el barrio carece de encanto. Edificios blanquecinos en formato cuadrangular sin ningún tipo de singularidad.
Nos acercamos hasta en lugar en el que se encuentra el conocido como El Barrio Histórico de Al Bastakiya. Puede parecer un decorado artificial al más estilo cartón-piedra existente en parques como Portaventura, etc pero realmente se trata de un área de antiguas casas (de lo más antiguo que se puede encontrar en Dubai, es decir, de finales del siglo XIX
sin acritud, eh! jejeje) que han sido restauradas y en las que se encuentran hotelitos con encanto, cafeterías, restaurantes y se realizan exposiciones, conciertos al aire libre, etc. El paseo por allí resulta agradable pues hay mucha sombra en los estrechos callejones que serpentean entre las construcciones. Abundan las Torres del Viento, captadores de viento y responsables de la refrigeración natural de las casas. Me parece una construcción de lo más extraordinaria. En algunos edificios españoles se podrían haber currado una torre de esas,
y así no nos pelearíamos tanto en verano por el tema del aire acondicionado (tema tabú a partir de ahora en los curros, jajajja).Es muy pronto y todavía no hay demasiada actividad por las calles de Al Bastakiya, aunque vemos restos de conciertos y actividades realizadas en diferentes escenarios improvisados.
Continuamos el recorrido hacia el Museo de Dubái. He leido en la Lonely Planet que no es muy grande pero que merece la pena recorrerlo para conocer un poco mejor la historia del país, pues está tratado de una forma sencilla pero efectiva. La entrada además es de lo más asequible. Se encuentra ubicado en el Fuerte Al Fahidi, construido en 1787 para protegerse de los invasores, considerado el edificio más antiguo de Dubai (vale europeos, no desmadrarse!!!).
Al entrar en el Museo me doy cuenta de que en Dubai, y pese a ser el mes de marzo, hay MUCHO TURISMO!! La especie predominante es la comúnmente denominada "guiri" en territorio español y a la que les da igual que el país a visitar sea árabe y haya que ir un poco más recatado por las calles y edificios. El rojo gamba y las marcas de tirantes campan a sus anchas mientras atraviesan campamentos beduinos repletos de haimas al igual que lo hacen en nuestros chiringuitos playeros mientras se toman una paella regada con una cerveza bien fresquita al son de Pitingo o de la canción del verano.
Por lo demás, el Museo me parece una visita interesante para conocer el pasado y la evolución que ha sufrido este emirato sobre todo tras el descubrimiento del preciado líquido. En una hora más o menos se puede ver perfectamente. Tengo que confesar que hay algunos videos sobre costumbres y danzas que me engancharon un poco, jejejej. Vamos, que allí me hubiese puesto yo también a bailar en fila!!! Y me recordaba las marchas de Moros y Cristianos tan típicas de nuestras tierras. Y es que fueron muchos años de estarse por aquí instalados, y guste o no guste... algo queda,
Saliendo del Museo y tras hacer las rigurosas fotos desde todos los ángulos, nos dirigimos a la Gran Mezquita. No se puede entrar, pero la observamos desde fuera
.Continuamos nuestro particular tour siguiendo las indicaciones de la ruta a pie de la Lonely Planet y pasando por el mercado de telas y babuchas. No teníamos intención de comprar nada, así que concluimos la visita rápidamente. Pese a ello, no nos salvamos de los continuos intentos por parte de los vendedores, jejejeje.
Llegamos hasta los embarcaderos de abra y nos aseguramos de cuál es el que tenemos que tomar para ir al mercado del Oro más tarde ya que ahora continuamos nuestro camino por este lado del Creek.
Nos acercamos a un espacio abierto por el que es imposible encontrar una sombra. Menos mal que la casa museo que queremos visitar está cerquita. La casa de Sheikh Saeed Al Maktoum representa el mejor ejemplo de arquitectura arábiga de finales del siglo XIX y nos ayuda a respirar un poco del sol que a esas horas ya castiga con dureza. Pasamos por las diferentes estancias (la mayoría con aire acondicionado) y finalmente nos tomamos un pequeño descanso en uno de los balcones que dan al Creek medio recostados en uno de los bancos. Un placer para los sentidos.
Tras este descanso salimos preparados para afrontar la parte final del recorrido (sin sombras) y descansar de nuevo en uno de los numerosos cafés-restaurantes que se suceden paralelos al Creek. Nos sentamos en el último y como tenemos más sed que hambre, apostamos por algo liquidillo (descubro una marca que no había oido en mi vida "MIRINDA") mientras disfrutamos de la actividad frenética que hay a lado y lado: dhows turísticos, barcos de recreo, etc.
Recuperadas las ganas de andar deshacemos el camino para llegar al embarcadero de abras que llevan al Mercado del Oro. Vamos a subir pero hay un hombre con una bicicleta que está discutiendo acaloradamente con el "abrero". No entendemos nada, pero por los gestos imaginamos que no deja subir a la bicicleta. El ciclista intenta en varias ocasiones subirse pero el "abrero" lo rechaza a empujones.... y mientras los dos españolitos allí enmedio sin saber si subir o quedarnos en el muelle. Al final el ciclista lo deja por imposible y un alma caritativa nos hace señas para que nos decidamos a subir.
Tomamos asiento mientras comentamos cuál sería el verdadero motivo de la disputa y al momento se pone en marcha la embarcación. El trayecto hasta el otro lado se me hace corto mientras voy haciendo fotos y mirando todo el tráfico que se mueve por allí. Y bueno, la cantidad de turistas que van de un lado a otro, jajajjajaa.
Sin caminar mucho encontramos el zoco del Oro y el de las Especias.
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