El día que dedicamos a Bruselas amaneció soleado y con buenas previsiones. Comenzamos el día visitando la zona europea, que nos caía cerca del hotel. Edificios modernos, grandes, con mucho cristal. A mi no me parecen especialmente bonitos, pero s...
El día que dedicamos a Bruselas amaneció soleado y con buenas previsiones. Comenzamos el día visitando la zona europea, que nos caía cerca del hotel. Edificios modernos, grandes, con mucho cristal. A mi no me parecen especialmente bonitos, pero sí que son muy llamativos. El Parlamento Europeo se puede visitar, pero los fines de semana no está abierto. De todas formas, tampoco es que me interesara mucho, ya el mero hecho de pasear por allí y acordarme de algunas de las decisiones que toman, me sirvió para ponerme de mala leche
Junto a los edificios europeos está el Parque de Leopoldo, que es muy agradable, con un pequeño lago. Allí nos sentamos un rato a disfrutar del buen día, observando a los cisnes y los patos.
Un poco más adelante está el Parque del Cincuentenario, donde lo que más destaca es el Palacio del Cincuentenario y el Arco del Triunfo, con una cuadriga en lo alto que le daba cierto parecido con la Puerta de Brandemburgo de Berlín. En los alrededores había una feria medieval que tenía muy buena pinta, pero no teníamos tiempo para entretenernos mucho, Bruselas nos esperaba.
En los edificios laterales del Palacio hay varios museos. Nosotros entramos a visitar el Museo del Ejército y de Historia Militar. La entrada es gratuita y tienen armas de todo tipo desde principios del siglo XIX hasta la Segunda Guerra Mundial. Cañones, tanques y muchos aviones, sobre todo de la Primera Guerra Mundial. Un museo muy interesante.
Nuestra siguiente parada era el Atomium. Está bastante alejado, así que tuvimos que ir en metro. La parada más cercana era la de Merode, pero parece ser que estaba en obras, así que nos mandaron en autobús hasta Arts-Loi, donde ya cogimos la línea 6 del metro que nos llevó a la parada de Heysel, la más cercana al Atomium. Es una representación de un cristal de hierro, que se hizo para la Exposición Universal de 1958. Se puede subir a las esferas, pero nosotros no entramos, nos limitarnos a hacernos las típicas fotos con el Atomium de fondo.
Caminamos por el parque aledaño con la intención de llegar a la Torre Japonesa y a la Pagoda China, pero después de 15 minutos caminando en la dirección que indicaba el mapa, preguntamos y nos dijeron que estaba todavía lejos, así que desistimos y nos volvimos. El paseo por el parque mereció la pena, es muy bonito, con muchos árboles. Y como el día estaba bueno había muchos padres con niños, chavales jugando al fútbol,…
Volvimos al metro y paramos junto al apartamento, para comer algo y empezar la visita al centro de Bruselas más descansados. Comenzamos por la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula, enorme y con una fachada que recuerda A Notre Dame de París. Por dentro nos gustaron mucho las vidrieras y el púlpito, de madera, como todos los que vimos en Bélgica, con figuras que alertan sobre el castigo a los pecadores.
Seguimos el paseo hasta el Teatro de la Ópera, y continuamos hasta la Plaza de Santa Catarina. Aquí, además de la Iglesia del mismo nombre, está la Torre Negra, que es de lo poco que queda de las murallas medievales de Bruselas. La verdad es que llama la atención encontrarla ahí, como aislada, sin tener mucho que ver con el entorno.
En esta plaza vimos un puesto de comida con muy buena pinta, pero ya habíamos comido. Tenían sopa y pescado a la plancha y frito. La siguiente parada fue el Palacio de la Bolsa, que ya habíamos visto el primer día, pero de noche. Dentro había una exposición de Picasso, a la que no entramos. Toda esa zona estaba llena de banderas multicolor, supongo que para celebrar el Día Mundial contra la Homofobia.
Y volvimos a la Grand Place, una vez más. Nos sentamos en una de las escaleras del Ayuntamiento, a observar las distintas casas gremiales, intentando averiguar de qué gremio era cada una, y disfrutando de la vista.
Continuamos el paseo por la calle que va a Manneken Pis. Al lado nos comimos un estupendo gofre de fresas y chocolate, ¡espectacular! Y el caldero enorme que tenían de chocolate fundido, quien le metiera mano… Os dejo una foto del niño meón de lejos, para que se vea lo pequeño que es y la de gente que hay.
Girando a la izquierda en la esquina del Manneken Pis, llegamos a una plaza junto a la hay otras ruinas de murallas, con torreón y todo. Muy cerca encontramos la Iglesia de Notre Dame de Chapelle, con un extraño campanario.
Desde allí nos fuimos a la Iglesia de Notre Dame du Sablon, una preciosa iglesia gótica que sirvió de escenario en “Los Pilares de la Tierra”.
Pero lo que más nos gustó de esa zona, y casi que de toda Bruselas (con permiso de la Grand Place), fue el jardín del Petit Sablon, junto a la iglesia. Y es que tuvimos la suerte de ver su pequeño jardín en flores, que es todo un espectáculo. Había dos guardias vigilando que no pusieras ni la punta del pie en el césped, debían de tenerle mucho aprecio al jardín, y no es para menos.
Tras un buen rato disfrutando del jardín nos acercamos al Palacio de Justicia. Estaba lleno de andamios (según he leído en otros diarios, lleva así ya varios años), pero impresiona por sus enormes dimensiones, y es que tiene más de 100 metros de altura. Nosotros llegamos por la parte alta, que está a más de la mitad de la altura del edificio. Desde allí hay buenas vistas de la ciudad, se ve hasta el Atomium.
Bajamos por el ascensor que hay para conectar la parte alta y la parte baja de la ciudad, paseamos hasta Halle du Port, la única puerta defensiva que queda de las murallas de Bruselas. Hoy en día es un museo, pero a esas horas ya no estaba abierto.
Allí mismo cogimos el metro para volver al centro. Compramos unas cervezas en una tienda, y nos las tomamos en la Grand Place, con sus estupendas vistas. No nos cansábamos de mirar, a cada momento disfrutas de un detalle nuevo que se te había pasado por alto antes. Es curioso, que cervezas que aquí en España yo consideraba como “especiales”, allí son las más vulgares, como la Leffe o la Hoegarden, y las tienes en lata en cualquier tienda o en los tiradores de los bares.
Decidimos tomarnos la siguiente en una cervecería, y fuimos a A la Morte Súbite, para lo cual pasamos por las Galería Saint Hubert, donde hay chocolaterías y tiendas de lo más exclusivo. Pero cuando nos sentamos en la terraza de la cervecería y vimos la carta, decidimos volver al Delirium Café, pues los precios de las cervezas eran los más caros que habíamos visto en toda Bélgica.
Y después del rato cervecero nos fuimos a cenar. Nos había gustado el puesto de pescado de la Plaza de Santa Catarina, pero cuando llegamos ya estaba recogiendo. Así que vimos los restaurantes que había por la zona y entramos en Le Petite Chou de Bruxelles, un pequeño local haciendo esquina, donde servían comida tradicional belga, que ya teníamos ganas de probar algún guiso. Pedimos una sopa, una ensalada y carbonade, que es un guiso de ternera estofada cerveza. Resultó que carbonade no tenían, así que, dejándonos aconsejar, pedimos conejo también guisado con cerveza, y fue todo un acierto, estaba buenísimo! Todo esto con una cerveza nos costó 26 euros. Y después, a modo de postre, fuimos a una tienda de dulces árabes con una pinta buenísima que había cerca de la Grand Place, una delicia.
Nos despedimos de Bruselas, que al día siguiente nos íbamos a Brujas.
Genial diario Marimerpa!
Vamos 4 días a Bruselas en diciembre para ver los mercadillos navideños y lo que de tiempo... entre el frío que hará y los días cortos voy a elegir entre Brujas o Gante (no lo tengo nada claro... según el momento digo uno u otro) y cada vez tengo más ganas de acercarme también a Lovaina.
Me encanta la cantidad de fotos que has puesto, gracias por el tiempo que le dedicas!
Muchas gracias Anajavan, me alegro que te guste y te sea útil para tu escapada. Qué complicado elegir entre las dos ciudades... ¿Vais 4 días completos? Porque si es así podéis dedicar uno a Gante, otro a Brujas, otro a Lovaina y otro a Bruselas, y las tardes de los días que vayas a otras ciudades, también dedicarlos a Bruselas, aunque ya será de noche. Saludos
A Flandes en NavidadPasamos el puente de diciembre en Flandes, en las ciudades de Lovaina, Bruselas y Malinas, como consecuencia del concurso de diarios de losviajeros.com⭐ Puntos 5.00 (10 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 177
LOS INVERNADEROS REALES DE LAEKEN REGRESAN POR PRIMAVERA
Como todos los años al llegar la primavera, los Invernaderos Reales de Laeken abren al público durante tres semanas para acercar a todos los visitantes, la valiosa colección de plantas perteneciente a las colecciones originales del rey Leopoldo II.
Construidos durante la segunda mitad del siglo XIX, los Invernaderos Reales de Laeken atraen cada año a miles de personas durante el breve periodo de tiempo que permanecen abiertos, este año del 26 de abril al 20 de mayo, fechas que coinciden con el preciso momento de la floración de la mayor parte de las especies que acoge.
El origen de su creación se remonta al año 1873, cuando el arquitecto Alphonse Balat diseñó para el rey Leopoldo II un complejo de invernaderos que complementa el castillo de Laeken, construido en estilo clásico. El complejo tiene el aspecto de una ciudad de cristal enclavada en un paisaje ondulado, con pabellones monumentales, cúpulas de cristal y amplias arcadas que cruzan el recinto como calles cubiertas. Los Invernaderos Reales de Laeken -el "Palacio Ideal de Cristal"- inspiraron la nueva arquitectura belga de la época, y su influencia se extendió, con el Art Nouveau, por todo el mundo.
La actual colección de plantas de los Invernaderos Reales tiene un valor excepcional, ya que actualmente se conservan muchas de las especies pertenecientes a las plantaciones originales del monarca belga, y otras tantas especies extremadamente raras y valiosas que reflejan el espíritu con el que se concibieron las originales.
La venta de entradas se abrirá a partir del próximo 11 de abril y se pueden adquirir en esta página web: www.monarchie.be/ ...s-de-laeke
Acerca de visit.brussels
Visit.brussels es el organismo encargado de la promoción turística de Bruselas a nivel mundial, un destino cosmopolita en el que confluyen diferentes culturas, se alzan modernas infraestructuras y se encuentran bienes culturales e históricos reconocidos como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La capital belga también destaca por sus zonas verdes, su completa agenda de eventos, su cultura del cómic, del surrealismo y del Art Nouveau; del chocolate y de la cerveza; y, por supuesto, de la alta calidad de vida.
¡Qué maravilla que los Invernaderos Reales de Laeken vuelvan a abrir sus puertas esta primavera! Es una oportunidad única para sumergirse en la historia y la belleza de la arquitectura del siglo XIX, así como para admirar una colección botánica de incalculable valor. Sin duda, una visita obligada para los amantes de la naturaleza y la historia. 🌿🏛️
REGRESA LA CITA ANUAL DEL BRUSSELS RENAISSANCE FESTIVAL
Visit.brussels ha presentado en la Brussels House de Barcelona el Brussels Renaissance Festival 2024 (BRF). Una cita que, como cada año en la capital belga, transporta a sus visitantes en un viaje en el tiempo al siglo XVI a través de infinidad de actividades y eventos que tendrán lugar del 2 de junio al 5 julio.
La presentación ha contado con dos de los principales partners del BRF, dentro del extenso programa de actividades y eventos del festival. El Palacio de Coudenberg, que ofrece recorridos por el emplazamiento arqueológico y acoge el museo dedicado al Palacio de Carlos V en la Place Palais de Bruselas; y Ommegang, un desfile y fiesta popular reconocido como patrimonio cultural inmaterial por la UNESCO, que tendrá lugar el 3 y 5 de julio y contará con 1.400 participantes entre músicos, cantantes y jinetes que recorrerán las calles de la ciudad.
Este festival, que destaca el patrimonio y la historia europea durante el Renacimiento, rememora el reinado de Carlos V cuando Bruselas era el centro de Europa y pone de manifiesto los estrechos lazos entre Bélgica y España desde el siglo XVI.
A través de una serie de eventos, exposiciones, visitas guiadas, conferencias y actividades que se celebran en lugares emblemáticos de la ciudad, el Brussels Renaissance Festival nos transporta a la ciudad de Bruselas donde estableció su residencia el soberano más poderoso de la Edad Moderna, y permite descubrir la riqueza arquitectónica así como los vestigios de la época renacentista.