La mañana del día 9 de mayo, dimos un paseo por Santa Sofía, los alrededores del Palacio de Topkapi y, con las maletas a cuestas cogimos el tranvía en Sultanahmet, (línea de kabatas a Bağcilar, bajándonos en Zeytenburnu), para coger en ese punto el metro hasta Ataturk Havalamani, (en castellano, aeropuerto o seguir dibujo de avión). Aquí he de hacer un inciso, pues como era hora punta yo sufrí una lipotimia como consecuencia del calor y fundamentalmente de los olores a humanidad.
Volamos con Atlasyet hasta Kayseri, donde alquilamos un coche con Budget[i] para tres días. El vuelo perfecto, pero la llegada a Kayseri fue desconcertante, ya que los del alquiler de coche, que teníamos contratado, no estaban y no disponían de despacho, ¡MENUDO SUSTO!, después de buscar y preguntar por todo el aeropuerto, vimos a dos señores que llevaban un letrero con nuestro apellido disculpándose por haber llegado tarde.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Con coche limpio y flamante por la carretera D•300 dirección a Avanos nos dirigimos hasta el pueblo de Göreme, hicimos unos 80 kilómetros con bastante lluvia, lo que supuso algo de demora sobre los planes previstos y además no habíamos reservado hotel, preguntamos en un par de ellos y no había plazas. Finalmente, en el Hotel Roma contratamos tres noches, con visos de recorrer los distintos valles de la Capadocia, que es una región que ocupa aproximadamente el equivalente a un círculo con un diámetro de 50 kilómetros, siendo el “centro neurálgico“ el pueblo de Göreme. La impresión cuando llegamos fue de un pueblo “mágico” por la iluminación, las casas y estancias-cueva, la falta de personas, las subidas por calles algo difíciles de recorrer en coche y la forma de llover, que hacía el panorama algo misterioso. Una vez instalados, nos fuimos a una tiendecita a comprar algo con lo que reponer el estómago, dimos una vuelta de reconocimiento y organizamos qué recorridos realizar al día siguiente.
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Con coche limpio y flamante por la carretera D•300 dirección a Avanos nos dirigimos hasta el pueblo de Göreme, hicimos unos 80 kilómetros con bastante lluvia, lo que supuso algo de demora sobre los planes previstos y además no habíamos reservado hotel, preguntamos en un par de ellos y no había plazas. Finalmente, en el Hotel Roma contratamos tres noches, con visos de recorrer los distintos valles de la Capadocia, que es una región que ocupa aproximadamente el equivalente a un círculo con un diámetro de 50 kilómetros, siendo el “centro neurálgico“ el pueblo de Göreme. La impresión cuando llegamos fue de un pueblo “mágico” por la iluminación, las casas y estancias-cueva, la falta de personas, las subidas por calles algo difíciles de recorrer en coche y la forma de llover, que hacía el panorama algo misterioso. Una vez instalados, nos fuimos a una tiendecita a comprar algo con lo que reponer el estómago, dimos una vuelta de reconocimiento y organizamos qué recorridos realizar al día siguiente.
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¿A qué es una monada de hotel? parece que estés en un palacio cueva con luz de penumbra.
Y tiene sauna sin instrucciones de uso.