Orange
La ciudad de Orange es bastante pequeña, la vimos en cosa de una hora, pero destaca:
-El Teatro romano, que merece la pena aunque actualmente esté restaurado por celebrarse en él un festival de ópera internacional cada año.
-El Arco del Triunfo
-El Teatro romano, que merece la pena aunque actualmente esté restaurado por celebrarse en él un festival de ópera internacional cada año.
-El Arco del Triunfo
Parc Naturel Regional du Vercors[/u]
Orange – Pont en Royans: 1 hora 40 minutos
Habíamos planeado pasar por el Parque du Vercors porque había leído en un blog de casualidad que era precioso y tenía unas carreteras impresionantes, y nos dieron ganas de verlo como preámbulo de los Alpes, pero ni en las Guías de La Casa de Francia ni en general en internet encontramos casi información. A nosotros nos encantó, de hecho hicimos muchísimas paradas para hacer fotos y ver el paisaje, la carretera va paralela a un río y está excavada en la roca, es muy bonita, eso sí, llena de curvas de ir a 20 km/h, pero merece la pena, sobretodo desde Pont en Royans a Villard de Lans.
Desde Orange fuimos directos a Pont en Royans, que fue nuestra primera parada. Es un pueblo muy bonito, alargado, que está en el cañón de un río y tiene casas colgantes que recuerdan a las de Cuenca.
Desde Pont en Royans y siguiendo la carretera D31 fuimos hasta Villard de Lans, típico pueblo pequeño que en invierno es estación de ski, pero con un entorno precioso. Allí aprovechamos para comer en la plaza, en una creperie, La marguerite, que nos encantó.
Y desde allí ya fuimos recorriendo el parque hasta bajar a Grenoble, por una carretera preciosa desde la que se va viendo la ciudad rodeada de los Alpes.
Grenoble
Nosotros entramos a Grenoble por Seyssins, y desde allí fuimos directos a la zona del Teleférico de la Bastilla, donde aparcamos al lado del río, ya que aunque es zona de parkimetro llegamos cuando quedaban una o dos horas, así que no hacía falta volver a cambiar el ticket.
Grenoble no es en sí una ciudad especialmente bonita, sino que es la típica ciudad grande y moderna. Pero es la puerta a los Alpes y se nota porque está en un entorno precioso. Nosotros dimos una vuelta rápida por la zona del centro, que estaba al lado, y nos tomamos un café. Y directos al teleférico que era lo que más nos apetecía.
La verdad es que yo no disfruto nada en los teleféricos, me dan bastante respeto, pero creo que hay que aguantarse y subir porque no hay que dejar que el miedo te prive de hacer cosas, y al llegar arriba siempre merece la pena. Y en esta ocasión desde luego que la mereció. La vista de toda la ciudad, medio atardeciendo, con los Alpes alrededor y el cielo tan bonito como estaba fue increíble. Así que repetiría sin pensármelo dos veces. Nos quedamos allí arriba disfrutando de las vistas un buen rato, hasta que tuvimos que bajar porque aun teníamos que llegar a Chambéry, donde teníamos el hotel. Nosotros subimos y bajamos en la cabina, pero también se puede subir o bajar andando. Y arriba hay un restaurante que tiene muy buena pinta, para aquellos bolsillos que puedan permitírselo.
Grenoble no es en sí una ciudad especialmente bonita, sino que es la típica ciudad grande y moderna. Pero es la puerta a los Alpes y se nota porque está en un entorno precioso. Nosotros dimos una vuelta rápida por la zona del centro, que estaba al lado, y nos tomamos un café. Y directos al teleférico que era lo que más nos apetecía.
La verdad es que yo no disfruto nada en los teleféricos, me dan bastante respeto, pero creo que hay que aguantarse y subir porque no hay que dejar que el miedo te prive de hacer cosas, y al llegar arriba siempre merece la pena. Y en esta ocasión desde luego que la mereció. La vista de toda la ciudad, medio atardeciendo, con los Alpes alrededor y el cielo tan bonito como estaba fue increíble. Así que repetiría sin pensármelo dos veces. Nos quedamos allí arriba disfrutando de las vistas un buen rato, hasta que tuvimos que bajar porque aun teníamos que llegar a Chambéry, donde teníamos el hotel. Nosotros subimos y bajamos en la cabina, pero también se puede subir o bajar andando. Y arriba hay un restaurante que tiene muy buena pinta, para aquellos bolsillos que puedan permitírselo.
Chambéry
Grenoble – Chambéry: 40 minutos
Hotel: Altedia Hotel Chambéry. Realmente está muy a las afueras, pero como suponíamos que llegaríamos tarde, preferimos cogerlo al lado de la autopista para no tener que entrar a la ciudad y porque así siempre se encuentran hoteles mejores por precios más económicos. El hotel estaba muy bien, y la habitación muy amplia, con vistas, aunque lejanas, a los Alpes.