Hacía tiempo que teníamos ganas de hacer algo en bici, así que pensamos en la Senda del Oso. Y para allí que nos fuimos el martes 30 de julio, alquilando bicis (no teníamos manera de llevar las nuestras, que no están en buenas condiciones además) Teníamos en mente dar un pequeño rodeo y cruzar Bueño, coger las bicis en Proaza y hacer la senda entera y un poco más para llegar al Museo de la Prehistoria, pero como siempre las cosas cambiaron bastante del papel a la realidad.
Salimos y pasamos por Bueño para tomar nota de donde está de cara a una próxima excursión. Tras un pequeño rodeo llegamos a Proaza donde tenemos reservadas un par de bicis (El Oso Goloso, 9€ al día, bicis en perfecto estado) y enfilamos hacia Tuñón, el inicio de la Senda del Oso. Llegamos al area recreativa, donde una escultura de un oso acompañada de un panel informativo de la senda recibe a los visitantes.
Nos desviamos unos metros de la senda para visitar la Iglesia de Santo Adriano de Tuñón, una de las muestras del prerrománico asturiano (del área recreativa sale un camino paralelo a la carretera que llega a un centro de BTT que alquila bicis desde el que solo hay que cruzar la carretera para llegar). Esta iglesia es la menos conocida de este arte, y en el rato que estuvimos allí no se acercó nadie, pese a que al menos dos docenas de personas pasaron a alquilar bicis. Está construida por el rey asturiano Alfonso III el Magno en honor al mártir Adriano (romano que combatió el cristianismo, convirtiéndose a él posteriormente y siendo perseguido y torturado por su religión, negándose a abjurar del cristianismo pese a todas las torturas que sufrió) Posteriormente sufrió múltiples reformas, quedando solo la parte trasera original con claros símbolos prerrománicos, como la habitación del piso superior solamente accesible desde fuera. Intentamos acceder al interior, pero estaba cerrado y había leído algo de picar a casa del cura, pero no sabía cual era y nos quedamos con las ganas. Visita obligada si haceis esta senda.
Villanueva fue la siguiente parada, la ruta pasa por delante de su iglesia, bastante bonita, y paramos unos segundos a tirarle unas fotos. Además, se cruza el Río Trubia por un puente parecido a los romanos.
La siguiente población que cruza la senda es Proaza, pasando por delante de la central hidroeléctrica cuya fachada está llena de extraños símbolos. Un panel informativo nos cuenta que está construida en 1960 y que son símbolos usados por el hombre desde hace milenios que representan el agua, el hombre, la naturaleza, el intelecto, la paz, el alba, el sol, el ocaso, la noche, el fuego y el aire.
Tras pasar la capital proacina nos encontramos con el tramo de Entrepeñas, que se extiende varios kilómetros picando un pelín hacia arriba. En este tramo el Río Trubia (transcurre al lado de toda la senda) está empozado y va entre barrancos, cruzando la senda túneles y parajes espectaculares. Es lo mejor de la Senda del Oso.
Antes de llegar a Teverga dimos la vuelta por unos problemas en la pierna tras una caída tonta, la vuelta a Proaza iba sola, y es que no se nota al mirar pero es descenso y se va practicamente solo. Devolvemos las bicis y cogemos el coche (son solo las 5 de la tarde) y nos encaminamos a la Colegiata de Teverga. A medio camino, en Caranga de Abajo donde se bifurca la carretera a Quirós o Teverga nos topamos con una bonita iglesia y un llamativo cartel con las distancias a puntos muy dispares, desde el Sol a Hellín pasando por Oregón u Oviedo.
Llegamos ahora sí a San Martín de Teverga y vamos a la Colegiata. Es una iglesia románica de dimensiones grandes para ser de pueblo y en la puerta nos encontramos un cartel con el horario de visitas. La última es a las 17:30, sacamos el móvil y son las 17:28, somos una pareja con suerte. Todo el horario de visitas: www.infoteverga.com/ ...sus-momias
La visita es guiada y vale 1.5€ por cabeza que sin duda merecen la pena, la guía es muy atenta y conoce bien la historia y lo que la rodea, además estábamos los dos solos y fue mucho más personalizado siendo practicamente una charla preguntando todo lo que se nos pasaba por la cabeza, muy instructivo. Comienza dándonos una interesante explicación acerca del cedro y su simbolismo religioso celta, y por ello muchas iglesias están al lado de cedros, para atraer a la gente en ella. Luego nos explicó la iglesia en sí, con una planta prerrománica y el resto de la iglesia románica, con añadidos de siglos posteriores como el claustro y la torre.
Tras esto entramos por el claustro, rehabilitado en diciembre de 2012 y es que se caía a cachos según nos dijo la guía, que también nos comentó que hubo que luchar mucho para conseguir la subvención. Es sencillo, de dos alturas imitando una casona asturiana y tenía función oratoria, y es que hay 14 columnas que coinciden con las 14 estaciones del via crucis. Hasta el siglo XIX vivían monjes aquí.
Pasamos al interior de la iglesia, centrada en una escultura del siglo XIII de Jesucristo, que tiene un relicario bajo la corona de espinas, supuestamente tiene tierra de Jerusalén, pero no está sellado ni hay documentación de la época, así que como si no hubiera nada. La puerta principal está frente a él y es muy baja, obligando a agacharse a quien la cruzara, lo que hace que todo el mundo se postrara ante Jesucristo. Hay otra puerta, la de la vergüenza, es lateral y por ella entraban los peores pecadores como castigo, teniendo que situarse en la parte de atrás de la iglesia, donde la decoración tiene temas demoniacos (hay incluso un diablo pisando una cruz) y poco trabajados. En la parte delantera están más trabajados, y se nota que los canteros perfeccionaron su técnica aquí (en una columna trataron de hacer 5 flores, midiendo mal y haciendo 4 y media, en la siguiente hay 5 forzadas y en la última 5 perfectas).
El último lugar en ser visitado es la sacristía, donde se guardan diversos objetos históricos y los dos que fueron el principal motivo para visitar la Colegiata, las dos momias. Estas momias datan del siglo XVIII y son los cuerpos embalsamados del abad Pedro Ansalso de Miranda y de su padre, el Marqués de Valdezcarana. Aparecieron momificados de forma natural al ser trasladados de Teruel (donde era obispo Pedro Ansalso) a Teverga, donde se tenía pensado darles sepulcro. Sin embargo los teverganos impidieron concederles el descanso eterno como castigo por crear un infierno en vida; y es que el marqués abusó del derecho de pernada (fornicar con las mujeres la víspera de su boda) y de la servidumbre de los campesinos convirtiéndolos practicamente en esclavos personales; y su hijo, que salió al padre y se convirtió en uno de los inquisidores más crueles de su época. El pueblo tevergano decidió castigarles privándoles del sepulcro y exponiéndoles a la vista de todo el mundo en unas cajas para tratar de hacer pagar todo el daño infringido en vida. Están con las mismas ropas con que fueron enterrados.
Con esto se acabó esta interesante visita, obligada si venis a esta zona.
Teníamos en mente ir al Parque de la Prehistoria, pero entre la hora y la elevada entrada (5.80€), tras un vistazo a las carteras y ver que íbamos justos decidimos no ir. Paramos de nuevo en Proaza y nos sentamos en una terraza frente al ayuntamiento a tomar unos refrescos totalmente merecidos. Las vistas eran bastante buenas, el Valle del Oso es bastante bonito.
Cuando pensábamos que la excursión tocaba a su fin e íbamos a por el coche, vimos un tentador cartel con una foto impresionante de un pueblo del concejo de Proaza, queríamos verlo y buscamos en el Maps del móvil, poniendo rumbo a Bandujos, a 9 kilómetros de Proaza por una carretera de montaña bien asfaltada y con raya de separación. El paisaje era totalmente impresionante, y es que íbamos ascendiendo por una de las laderas del valle, teniendo unas vistas increibles.
Tras un rato maravillados por el paisaje y parando en varios puntos a hacer fotos llegamos al pueblo, con muchísimo encanto y por debajo de la carretera; la sensación era espectacular, el pueblo es precioso y te traslada a otra época. Íbamos a bajar andando, pero la cuesta de vuelta se nos antojaba demasiado dura y dejamos la visita en una vista de pájaro. Sin palabras nos dejó el descubrimiento casual del día, con que sitios te encuentras en Asturias por casualidad, por algo es el Paraíso.
Y ahora sí, volvíamos a casa agotados tras una excursión bonita. Tenemos alguna más en mente, pero os agradeceríamos si nos sugerieseis algun sitio que visitar o nos pidais que vayamos a algún rincón a ver con lo que nos encontramos.
Si te gustó, deja unos puntinos que no cuesta nada.
Volver al índice de rutas: www.losviajeros.com/ ...hp?e=33243
Salimos y pasamos por Bueño para tomar nota de donde está de cara a una próxima excursión. Tras un pequeño rodeo llegamos a Proaza donde tenemos reservadas un par de bicis (El Oso Goloso, 9€ al día, bicis en perfecto estado) y enfilamos hacia Tuñón, el inicio de la Senda del Oso. Llegamos al area recreativa, donde una escultura de un oso acompañada de un panel informativo de la senda recibe a los visitantes.
Nos desviamos unos metros de la senda para visitar la Iglesia de Santo Adriano de Tuñón, una de las muestras del prerrománico asturiano (del área recreativa sale un camino paralelo a la carretera que llega a un centro de BTT que alquila bicis desde el que solo hay que cruzar la carretera para llegar). Esta iglesia es la menos conocida de este arte, y en el rato que estuvimos allí no se acercó nadie, pese a que al menos dos docenas de personas pasaron a alquilar bicis. Está construida por el rey asturiano Alfonso III el Magno en honor al mártir Adriano (romano que combatió el cristianismo, convirtiéndose a él posteriormente y siendo perseguido y torturado por su religión, negándose a abjurar del cristianismo pese a todas las torturas que sufrió) Posteriormente sufrió múltiples reformas, quedando solo la parte trasera original con claros símbolos prerrománicos, como la habitación del piso superior solamente accesible desde fuera. Intentamos acceder al interior, pero estaba cerrado y había leído algo de picar a casa del cura, pero no sabía cual era y nos quedamos con las ganas. Visita obligada si haceis esta senda.
Villanueva fue la siguiente parada, la ruta pasa por delante de su iglesia, bastante bonita, y paramos unos segundos a tirarle unas fotos. Además, se cruza el Río Trubia por un puente parecido a los romanos.
La siguiente población que cruza la senda es Proaza, pasando por delante de la central hidroeléctrica cuya fachada está llena de extraños símbolos. Un panel informativo nos cuenta que está construida en 1960 y que son símbolos usados por el hombre desde hace milenios que representan el agua, el hombre, la naturaleza, el intelecto, la paz, el alba, el sol, el ocaso, la noche, el fuego y el aire.
Tras pasar la capital proacina nos encontramos con el tramo de Entrepeñas, que se extiende varios kilómetros picando un pelín hacia arriba. En este tramo el Río Trubia (transcurre al lado de toda la senda) está empozado y va entre barrancos, cruzando la senda túneles y parajes espectaculares. Es lo mejor de la Senda del Oso.
Antes de llegar a Teverga dimos la vuelta por unos problemas en la pierna tras una caída tonta, la vuelta a Proaza iba sola, y es que no se nota al mirar pero es descenso y se va practicamente solo. Devolvemos las bicis y cogemos el coche (son solo las 5 de la tarde) y nos encaminamos a la Colegiata de Teverga. A medio camino, en Caranga de Abajo donde se bifurca la carretera a Quirós o Teverga nos topamos con una bonita iglesia y un llamativo cartel con las distancias a puntos muy dispares, desde el Sol a Hellín pasando por Oregón u Oviedo.
Llegamos ahora sí a San Martín de Teverga y vamos a la Colegiata. Es una iglesia románica de dimensiones grandes para ser de pueblo y en la puerta nos encontramos un cartel con el horario de visitas. La última es a las 17:30, sacamos el móvil y son las 17:28, somos una pareja con suerte. Todo el horario de visitas: www.infoteverga.com/ ...sus-momias
La visita es guiada y vale 1.5€ por cabeza que sin duda merecen la pena, la guía es muy atenta y conoce bien la historia y lo que la rodea, además estábamos los dos solos y fue mucho más personalizado siendo practicamente una charla preguntando todo lo que se nos pasaba por la cabeza, muy instructivo. Comienza dándonos una interesante explicación acerca del cedro y su simbolismo religioso celta, y por ello muchas iglesias están al lado de cedros, para atraer a la gente en ella. Luego nos explicó la iglesia en sí, con una planta prerrománica y el resto de la iglesia románica, con añadidos de siglos posteriores como el claustro y la torre.
Tras esto entramos por el claustro, rehabilitado en diciembre de 2012 y es que se caía a cachos según nos dijo la guía, que también nos comentó que hubo que luchar mucho para conseguir la subvención. Es sencillo, de dos alturas imitando una casona asturiana y tenía función oratoria, y es que hay 14 columnas que coinciden con las 14 estaciones del via crucis. Hasta el siglo XIX vivían monjes aquí.
Pasamos al interior de la iglesia, centrada en una escultura del siglo XIII de Jesucristo, que tiene un relicario bajo la corona de espinas, supuestamente tiene tierra de Jerusalén, pero no está sellado ni hay documentación de la época, así que como si no hubiera nada. La puerta principal está frente a él y es muy baja, obligando a agacharse a quien la cruzara, lo que hace que todo el mundo se postrara ante Jesucristo. Hay otra puerta, la de la vergüenza, es lateral y por ella entraban los peores pecadores como castigo, teniendo que situarse en la parte de atrás de la iglesia, donde la decoración tiene temas demoniacos (hay incluso un diablo pisando una cruz) y poco trabajados. En la parte delantera están más trabajados, y se nota que los canteros perfeccionaron su técnica aquí (en una columna trataron de hacer 5 flores, midiendo mal y haciendo 4 y media, en la siguiente hay 5 forzadas y en la última 5 perfectas).
El último lugar en ser visitado es la sacristía, donde se guardan diversos objetos históricos y los dos que fueron el principal motivo para visitar la Colegiata, las dos momias. Estas momias datan del siglo XVIII y son los cuerpos embalsamados del abad Pedro Ansalso de Miranda y de su padre, el Marqués de Valdezcarana. Aparecieron momificados de forma natural al ser trasladados de Teruel (donde era obispo Pedro Ansalso) a Teverga, donde se tenía pensado darles sepulcro. Sin embargo los teverganos impidieron concederles el descanso eterno como castigo por crear un infierno en vida; y es que el marqués abusó del derecho de pernada (fornicar con las mujeres la víspera de su boda) y de la servidumbre de los campesinos convirtiéndolos practicamente en esclavos personales; y su hijo, que salió al padre y se convirtió en uno de los inquisidores más crueles de su época. El pueblo tevergano decidió castigarles privándoles del sepulcro y exponiéndoles a la vista de todo el mundo en unas cajas para tratar de hacer pagar todo el daño infringido en vida. Están con las mismas ropas con que fueron enterrados.
Con esto se acabó esta interesante visita, obligada si venis a esta zona.
Teníamos en mente ir al Parque de la Prehistoria, pero entre la hora y la elevada entrada (5.80€), tras un vistazo a las carteras y ver que íbamos justos decidimos no ir. Paramos de nuevo en Proaza y nos sentamos en una terraza frente al ayuntamiento a tomar unos refrescos totalmente merecidos. Las vistas eran bastante buenas, el Valle del Oso es bastante bonito.
Cuando pensábamos que la excursión tocaba a su fin e íbamos a por el coche, vimos un tentador cartel con una foto impresionante de un pueblo del concejo de Proaza, queríamos verlo y buscamos en el Maps del móvil, poniendo rumbo a Bandujos, a 9 kilómetros de Proaza por una carretera de montaña bien asfaltada y con raya de separación. El paisaje era totalmente impresionante, y es que íbamos ascendiendo por una de las laderas del valle, teniendo unas vistas increibles.
Tras un rato maravillados por el paisaje y parando en varios puntos a hacer fotos llegamos al pueblo, con muchísimo encanto y por debajo de la carretera; la sensación era espectacular, el pueblo es precioso y te traslada a otra época. Íbamos a bajar andando, pero la cuesta de vuelta se nos antojaba demasiado dura y dejamos la visita en una vista de pájaro. Sin palabras nos dejó el descubrimiento casual del día, con que sitios te encuentras en Asturias por casualidad, por algo es el Paraíso.
Y ahora sí, volvíamos a casa agotados tras una excursión bonita. Tenemos alguna más en mente, pero os agradeceríamos si nos sugerieseis algun sitio que visitar o nos pidais que vayamos a algún rincón a ver con lo que nos encontramos.
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