¡Esto no puede seguir así! ¡Hoy nos vamos a bañar! Vamos a visitar la Isla de Krk (se lee Kerk), la mayor del litoral croata. Para ello vamos a atravesar el puente de peaje (35 kunas) que une el continente con la isla. Está dividido en dos tramos. Y dicen que el paso se prohibe cuando sopla el "bura", viento del norte.Solo se paga a la entrada. Es una verdadera obra de ingenieria. La foto no es mía (no hace falta decirlo):
La carretera hasta él desde Opatija es una estupenda autopista A7 que está en obras justo en la confluencia con el puente.
Para bañarnos elegimos la "mejor playa de Krk" según la web Playas de Croacia: Plaza Vela en Baska (Plaza significa playa en croata y se lee como pronuncia la palabra playa un argentino). Tiene bandera azul y por tanto muchos servicios. Atravesamos de arriba a abajo la isla por su carretera radial, que está arreglada recientemente. El paisaje es de matorral mediterráneo. Aparcamos en el punto 44° 58.2386' N, 14° 45.3800' E, que está a lado de la playa. Llegamos a eso de las diez, pero ya estaba a punto de llenarse, pese a ser relativamente grande. Pero claro, es que es domingo. Pero no hay nada como llegar a tiempo. Nos ponemos nuestras "zapatillas de baño croatas" y cargamos con una neverita que hemos llevado con agua fresquita y ¡a la playa...! Estaba hasta los topes, pero la suerte nos sigue acompañando y encontramos una sombrilla con dos hamacas. Están muy bien y tiene su pequeña mesita y cenicero. ¡Idea genial (para los fumadores)! La playa es bastante larga, pero muy estrecha. ¡Pero como no hay olas! (esto es común en las costas croatas, por lo que vamos viendo) pues está bien aprovechada. Y sin pensarlo mucho, pues el calor aprieta, y pisando guijarros con zonas de arena, nos metemos en el agua. Está buenísima. Fresquita al principio, pero ni por asomo es la temperatura del Atlántico.
Pueden hacerse una idea bastante buena y opinar sobre la zona viendo este video publicitario:
Tras unos bañitos nos decidimos ir a comer a Vrbnik (que creo que se pronuncia Verbnik), en la costa este de la isla. Son las doce y media. Nos cambiamos en el coche. Estas playas tienen la ventaja que no se te puede pegar la arena. El lugar elegido es la Konoba Gaspoja (como la jota se lee como y, no suena muy bien, lo reconozco), pero tiene un aparcamiento cercano. El pueblo está en una colina.
Vemos el pueblo desde el muelle
Y luego vamos al restaurante. Aparcamos en el punto 45° 4.5922' N,14° 40.6930' E.Cuando llegamos nos llevamos una sorpresa: al lado hay una playita. La verdad que es muy apetecible y si llegamos a saberlo... Pero volver a ponerse el bañador otra vez... Luego nos enteramos que es la Playa de Zgribnica.
Así que un tanto resignados. Entramos en la Konoba (Pese a que se traduce como taberna, podriamos decir que no tiene las connotaciones negativas que este término tiene en español).
Cuando llegamos vamos a la terraza que da a la playa y canal que hace el mar entre la isla y el continente. Pese a que no es muy tarde está llena. Bueno rectifico, hay mesas libres pero están al sol y la verdad no se apetece a esta hora. Se lo comentamos a los camareros y dicen que dentro hay aire acondicionado. No es verdad. Lo que hay son dos ventanas pero no mucho fresco. Así que no empezamos bien. Pedimos las cervezas para esperar la comida: un plato de pescado variado, arroz con fruto di mare, spagheti a la carbonara y gnoquis a los cuatro quesos. Y los cafés. Total:268 kunas. Llegamos aquí a la conclusión que es barata la comida en los restaurantes.
Después de comer partimos hacia la capital de la isla, Krk. Tras media hora de camino llegamos y aparcamos en el punto 45° 1.4764' N, 14° 34.2680' E junto a la marina, sin ningún problema y bajo los árboles. ¡Menos mal! Nos dirigimos a tomarnos un helado en un cafe heladería que está justo a la orilla de la marina. ¡Sol, helado, mar...sensacional! ¡Esto es buena vida!
Finalmente recorremos la parte antigua. Se nota la influencia veneciana. Serán unas características que se repetirán en todas las ciudades que veremos. Calles de suelo blanco, como de mármol, y callejuelas estrechas que no dejan entrar al sol para alivio de los paseantes.
Y como no su orilla al mar transparente.
Finalmente, ya era hora de coger rumbo para nuestro apartamento de esta noche. Queda un largo trayecto de más dos horas y media. Vamos a hacer una parada en Rastoke, donde dicen que merece verse las cascadas por debajo de las casas y que está a una media hora del apartamento. Así que se lo decimos al GPS y este nos marca la ruta. Hay dos caminos: el primero lleva por la autopista A1 hasta Karlovac y luego se desvía hasta nuestro destino. Tiene 77 kunas de peaje. Y el segundo que se desvía cerca de Ogulin y llega por caminos secundarios. Este tiene 45 kunas de peaje. Como el tiempo que indica es parecido. Optamos por el segundo. Luego descubrimos que la carretera era mucho peor en un buen trecho. Pero como siempre hay que ver las ventajas y resulta que es una zona aún con muchas cicatrices de la guerra. Vemos casas a medio reconstruir y con cicatrices de bombas y algún aviso de minas en el borde de la carretera. Nos da escalofrios ver a la gente al lado de esas casas y lo que han podido sufrir, hace tan poco.
Tras este rato de cruda realidad llegamos a Rastoke (Slunj). Aparcamos fácilmente junto al viaducto que salva al río que produce las cascadas. Ya el sol está muy bajo y no hay mucha luz, pero permite verse. Encima de las cascadas hay un restaurante cuya terraza parece llena.
Y finalmente, tomamos rumbo al apartamento. Está en Rakovica (se lee Rakovitza), cerca de los Lagos de Plitvice, que nos tocan mañana. Son Apartmani Pavlic. Yo lo he reservado a través de Hello Tourist y nos ha salido a 55 €, la noche.
Nos recibe su propietaria Snjezana (se lee Esniechana). Es jóven y hablando muy buen inglés, nos enseña el apartamento. En general está muy bien, pero es sencillo y hace mucho calor. Ponemos el aire acondicionado. Es portátil, aunque está fijado a la pared y hace bastante ruido. Pero al menos refresca bastante. Cenamos en la terraza. En la terraza contigua hay una familia haciendo lo mismo.
Mañana para variar, madrugaremos para ver los lagos.