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Hoy nos dan un respiro y nos levantamos a las 6 de la mañana. El desayuno se sirve a las 06:30 y a las 7 salimos en barca.
Tras un corto trayecto llegamos a la zona de Cocha Salvador.
Se supone que hoy es el día más importante del viaje. Haremos una paseo en catamarán por la Cocha Salvador y por la tarde nos acercaremos a la Cocha Otorongo a probar suerte con otro tipo de animales.
Paseamos por la selva haciendo tiempo hasta que sea nuestra hora para el catamarán. Nos reciben 4 o 5 monos ardilla en la copa de los árboles.
Hasta ahora no habíamos encontrado ningún grupo de turistas pero hoy en la Cocha hay unos cuantos americanos dando el paseo por el lago. Tenemos reservado lo que ellos denominan catamarán para las 8 de la mañana. La embarcación no es otra cosa que dos canoas sobre las que han colocado unos tablones de madera a modo de bancos.
El agua es una balsa a la que se lanza algún martín pescador. También vemos varios monos capuchinos saltando de rama en rama. Muy a lo lejos, el guía divisa a los lobos de río. Nos vamos acercando y encontramos en el lugar un caimán negro que ha hecho que los lobos se escondan.
Nuestros barqueros dejan de remar y nos acercamos a la orilla con tan buena suerte de estar justo al lado de la madriguera. Sale un ejemplar y luego otro que se aproximan a la barca. Pensábamos que sentían curiosidad por nosotros cuando en realidad lo que quieren es defender a su familia. Estamos de suerte porque salen dos adultos más. Nadan nerviosos alrededor nuestro y es porque hay tres crías que les acompañan en el baño. Parece que bailan todos juntos para nosotros. El guía decide que nos alejemos un poco de su madriguera. Tampoco es necesario que se familiaricen tanto con los humanos. Cuando ya estamos a unos metros, aparece otro caimán que los asusta aún más.
Los barqueros continúan remando hasta que los dejamos atrás. Ahora toca mirar a los árboles donde vemos varios hoatzins, grullas y monos araña.
A las 11h volvemos al muelle y hacemos una caminata de 1 hora aproximadamente durante la cual nos encontramos con monos ardilla. Durante este tiempo, el guía nos explica curiosidades sobre los árboles, como por ejemplo, la corteza de uno que huele a ajo.
Sobre las 12,15h llegamos a la casa Matsiguenka donde Joaquín, el cocinero, nos ha preparado un zumo de manzana (hierven las frutas y el agua antes de prepararlas), cebiche vegetal, lentejas cocidas, juane, sopa vegetal y papaya de postre.
Tenemos 1 hora para descansar antes dirigirnos a la Cocha Otorongo (o lago jaguar).
En el camino en barca hacia la cocha vemos varios monos rojos o monos aulladores (Alouatta seniculus). Son dos ejemplares primero sobre un árbol y cuatro más sobre unos troncos en una de las playas.
En 30 minutos estamos en la cocha. El guía nos hace ir despacio por el camino para no encontrarnos con otro grupo de los pocos turistas que se acercan hasta esta parte de la Amazonía. Pero nos es imposible no cruzarnos con ellos ya que están parados porque han visto un jaguar. ¡¡¡Bingo!!! ¡Estamos de suerte!
Los turistas se marchan y nuestro guía nos dice que nos acerquemos más. El jaguar es un caprichoso y está tumbado dormitando en un embarcadero. Es más que evidente que nos ha oído pero no se mueve. Continuamos acercándonos hasta estar a unos 20 metros de él. Allí nos quedamos, admirados, durante más de 1 hora en la que nos regala algunas miradas y más de una pose de gatito manso. Es un momento mágico, especial y el animal es lo más precioso que hemos visto. Parece muy tranquilo pero hay que estar alerta a cualquier movimiento.
Al cabo de una hora, el guía dice que debemos marcharnos y no molestarle más, aunque el jaguar no parece estarlo.
Nos acercamos entonces a la torre de observación de 30 metros sobre la cocha. La plataforma se encuentra a la misma altura que las copas de los árboles que tienen frutos, por lo que los monos ardilla, con su carita negra, se aproximan tanto a nosotros que casi podríamos agarrarlos.
Las vistas desde allí son increíbles y nos parecen más fotogénicas que en la Cocha Salvador.
El grupo de lobos de río que había estado jugando mientras contemplábamos al jaguar ya se ha escondido. Sólo vemos alguna ave y un caimán negro que atraviesa la cocha lentamente.
No tenemos más que 10 minutos para quedarnos aquí observando. Son las 17,20h y anochece enseguida.
Tenemos un viaje de vuelta a la casa Matsiguenka algo complicado ya que ha oscurecido, el nivel del agua es muy bajo y hay muchos troncos. El regreso parece una carrera de obstáculos. Suerte de la pericia de Jacob, nuestro barquero, que es capaz de guiar la embarcación en plena noche con la única luz que refleja la luna en el agua.
Ya en el campamento, tenemos 1 hora para ducharnos tras lo cual nos espera una nueva sopa de verduras, diferente a todas las anteriores pero igual de sabrosa, pollo a la plancha, ensalada, choclos y piña natural.
A las 9 estamos en la cama más que satisfechos por el día de hoy.
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