Llegaba el día!!. Muchos meses de preparación y ya estaba aquí. Nos despertábamos muy pronto en el hotel High Tech Aeropuerto en el cual habíamos pasado la noche gracias a una amiga. Nos había conseguido la noche de hotel con desayuno y el parking ilimitado por 70€. Tras un desayuno excelente a base de tostadas, zumo, bollería y demás, la furgoneta del hotel nos recogía y en poco más de 20 minutos ya estábamos en la terminal 4 de Barajas. Hicimos el check-in en las máquinas pero no tenía tarjetas de embarque para imprimir, así que al final tuvimos que hacer cola en el mostrador de Iberia (no teníamos prisa, así que, sin problemas).
El vuelo salía a las 12:20 y a las 10:15 ya estábamos en la puerta correspondiente. Embarcamos sin ningún tipo de retraso y nos dispusimos a pasar las siguientes 8 horas en el Airbus A-330. En principio, viajábamos en un A-340, pero a principio de Mayo, Iberia estreno el A-330 en la ruta a Nueva York y la verdad es que ganamos mucho con el cambio. Asientos más amplios, pantalla individual con multitud de películas, series, juegos, música y de todo lo que podáis imaginar (yo vi la peli de Gran Torino, algunos capítulos de Big Bang Theory...), vamos, que entre el entretenimiento, la comida (bastante buena para lo que suele ser habitual en los aviones) y un pequeño sueño, el vuelo se nos pasó rapidísimo.
¡Listos para despegar!
Aterrizamos puntuales y nos dimos prisa en salir del avión para no entretenernos demasiado en los controles de inmigración. Pasamos rápido y sin problemas la aduana, pero no contábamos con el tema de las maletas. Por alguna razón, salieron de las últimas, con los consiguientes nervios de siempre (la típica pregunta que rondaba por nuestras cabezas: ¿se habrán perdido?). Además, nada más coger la maleta, una de las pequeñas que llevábamos en cabina se rompió de una rueda, pero se la pusimos como pudimos y más o menos se podía llevar.
Una vez tuvimos el equipaje, nos fuimos en busca de un taxi. Habíamos pensado ir en Airtrain a Jamaica Station y luego en metro a Manhattan, pero finalmente decidimos ir en taxi por no ir tirando de las maletas (llevábamos 2 maletas grandes y 2 pequeñas) y porque algunos "cajoneros" nos habían dicho que llegar en coche e ir viendo el skyline de la ciudad no tiene precio (corroboro que así es, ¿verdad Aisak11?). Llegar a los táxis es sencillísimo, nada más salir al exterior del aeropuerto ya se ve la cola (está excelentemente indicado). Tal y como habíamos acordado con José, nuestro casero, una vez que estábamos en la cola de los taxis, le llamamos al teléfono que nos facilito y nos comentó (en ese "spanglish") que ya estaba en el apartamento la chica de la limpieza para recibirnos y darnos toda la información necesaria.
Tras poco más de 10 minutos de espera, nos tocó el turno del taxi y nos enfilamos camino de Manhattan. Al entrar al taxi, ya nos sorprende el pequeño monitor que lleva, en el que puedes ir cambiando de canales de TV, controlando la ruta que haces por GPS, viendo lo que tienes que pagar cada momento, vamos, toda la información necesaria. Elena y yo nos mirábamos, mirábamos fuera del taxi mientras pasábamos por el barrio de Queens, comentábamos lo que habíamos esperado para estar allí, cuando de pronto, ¿eso es...? ¡¡¡si eso es!!!, el skyline de Manhattan con el Empire State tan reconocible por todos. Bocas abiertas, emoción, difícil describirlo, hay que vivirlo. Enseguida, tras pasar el Queens Midtown Tunnel, ¡¡ya estábamos dentro de Manhattan!!. Y la primera impresión, ¡¡¡¡¡JODER QUE GRANDE ES TODO!!! (esta impresión se mantiene durante todo el tiempo que estás allí). Tras un recorrido interminable por las calles de la ciudad (donde ya vemos la perfecta cuadrícula que es el centro de Manhattan) el taxi nos deja en la esquina de la 56 ST con la 9ª Avenida (70$ incluida propina). En nada llegamos al apartamento y enseguida estamos instalados, pero, ¿ibamos a descansar?, NO.
Los monitores de los taxis.Táctiles y con cantidad de información útil
Inmediatamente, dejamos las maletas, nos refrescamos mínimamente y salimos a la calle. Nada más llegar tenía la necesidad de ir a comprar unas gafas de sol (estuve esperando al viaje porque ya sabía que allí eran más baratas), así que habíamos pensado ir al Century 21 de Lincoln Square. Salimos y apenas nos hizo falta mirar el mapa (realmente, quien no se oriente por el centro de Manhattan debería hacérselo mirar, es sencillísimo). Cogimos la 9ª Avenida y fuimos hacia el norte, con la cabeza siempre mirando los impresionantes edificios y con la boca abierta (a lo Paco Martinez Soria, vamos). Nos hicimos las primeras fotos en Lincoln Square (impresionante), me comí el primer (y único) perrito caliente de un puesto callejero (sobrevalorados, en mi opinión) y enseguida llegamos al cruce con Broadway, desde donde se ven los grandes almacenes. No nos queríamos entretener mucho así que fuimos directamente por las gafas y acabé comprando unas RayBan por algo más de 76$, un buen precio comparado con España, pero no una ganga de las que puedes encontrar allí. Se comenta que en Century 21 es difícil encontrar cosas conforme va pasando el día y la verdad es que si que está algo desordenado, pero tiene unos precios muy buenos en general (como pudimos comprobar en otras visitas que hicimos), mejores en algunos casos que los que encontramos en Woodbury Outlets.
Listos para asaltar la ciudad
Un tipo feliz con sus nuevas gafas de sol!!
Ya con mis flamantes nuevas gafas bajamos por Broadway hasta llegar a Columbus Circle, un lugar impresionante, con el Time Warner Center a un lado y la entrada suroeste a Central Park por el otro. Fotos, fotos y más fotos y a seguir bajando por Broadway. En ese momento vemos un gran cartel con números y empezamos a notar algo que, con la emoción, se nos había pasado, el tremendo calor. Una temperatura que superaba los 35º y con mucha humedad, ¡¡y eso que íbamos preocupados por el tiempo!! (luego veréis que no fue así todo el viaje).
Time Warner Center
Como os digo, seguíamos por Broadway, cada vez más gente (pero no tanta como para ser tan agobiante como pensaba), cada vez más carteles, más restaurantes. Y así, al fondo ya vemos los carteles de Times Square, pero antes de llegar, ¡¡¡la tienda de M&M's!!!. Allí que entramos, a echar un vistazo y a comprar. La tienda, os gusten o no los dulces, es para verla, ¡espectacular!. Por cierto, dicen que la tienda es cara, pero, ¿alguien ha visto el precio del Kg de M&Ms aquí en España?, pues no es muy diferente.
Disfrutando como niños en la tienda de M&M's
Salimos de la tienda y ahora si, llegamos a Times Square. La plaza, uno de los lugares más conocidos del mundo. Me habían recomendado ir de noche para impresionarme con las luces, pero de día impresiona muchísimo también. Cantidad de gente, mesas, sillas (si, esas sillas que están por todos lados en Nueva York), las escaleras abarrotadas, pero aun así, ¡¡¡que sensación tan especial!!. Estuvimos un buen rato allí, mirando a nuestro alrededor, haciendo fotos, disfrutando.
Por fin, Times Square!!
A partir de ahí, no teníamos nada más pensado así que nos dedicamos a pasear un poco, bajando por la 7ª hasta llegar al cruce con la 42 ST, donde giramos a la izquierda. En seguida estábamos en la esquina de Bryant Park, y desde allí, otra imagen que se nos quedará grabada para siempre, la primera vez que vimos el Empire State Building. Majestuoso, asomando por encima de los árboles y del resto de edificios. Ya daban ganas de usar nuestra Citypass para subir, pero eso estaba reservado para el día siguiente.
El Empire State Building por encima de Bryant Park
Comenzamos a subir por la 6ª Avda, asombrados de lo que estábamos viendo, pero pese a que habíamos dicho de intentar llegar a una hora de cenar razonable, el cambio horario nos empezó a pasar factura, tanto por el hambre como por el cansancio. Nos metimos en un McDonalds que había cerca de la 47 y tras unas hamburguesas y aprovechar un poco el WIFI gratis (incluso para llamar con Yuilop sin problemas), salimos a la calle. Eran aproximadamente las 19:30 hora local y pese a que queríamos esperar a hacerse de noche en Times Square, decidimos irnos de vuelta al apartamento y descansar. Pasamos por el Top Of The Rock, por el Radio City Music Hall y por la sorprendente 6ª 1/2 Avd (una pequeña avenida que cruza desde la 51 a la 57 y que conocimos gracias al blog de Luquituqui). También pudimos disfrutar del espectacular fenómeno del Manhattanhenge, que ocurre sobre estas fechas y consiste en que la puesta de sol se cuela entre los rascacielos. ¡Precioso!.
El conocido Radio City Music Hall
Manhattanhenge: El sol, cada vez más escondido entre las calles de Nueva York
Cartel de la curiosa 6ª 1/2
Entrada a la Avenida 6ª 1/2
Sobre las 20:30, llegamos al apartamento después de haber comprado algo para desayunar y alguna cosa más en una tienda cercana, agotados por el viaje y el calor, así que unas duchas, un poco de TV americana (bueno, de NBA TV, para qué nos vamos a engañar) y a dormir. ¡¡A dormir en la Gran Manzana!!.
Para terminar esta etapa quería reseñaros que, no se porque razón, los dos nos habíamos hecho a la idea de que las distancias eran enormes y luego, andando no nos parecían tanto, quizá porque Nueva York tiene tantos puntos de interés que forzosamente están juntos unos con otros, pero realmente, pensábamos que era poco menos que una locura ir andando desde nuestro apartamento al ESB y realmente no lo era (aunque es cierto que la altura de los edificios engaña y te puede hacer creer que las cosas están más cerca de lo que realmente están).
Distancia aproximada recorrida : 3'37 millas = 5'42 Km