YOGYAKARTA (9-11 DE AGOSTO) ✏️ Diarios de Viajes de Indonesia

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Por fin llegó el día, no habían pasado ni 24 horas que acababa de aterrizar en Barcelona procedente de Marrakech. Con tan solo unas pocas horas para deshacer la maleta, lavar la ropa y rehacer una nueva para Indonesia. Salimos de Barcelona el día 8 de agosto con Qatar Airways a las 15.45. Nunca habíamos volado con Qatar y la verdad que fue una maravilla, con tu tele personal, comida cada poco y asientos súper cómodos el viaje se hizo bastante corto. A las 23 de la noche aterrizamos con puntualidad británica en el Aeropuerto HAMAD de Doha. Salimos del avión y ¡toma ya! debíamos estar a 35 grados por lo menos, en pleno desierto arábigo. Cogimos el shuttle hasta la terminal de transfer, pasamos los controles de seguridad y localizamos la puerta de embarque. Mientras esperábamos a que nuestro vuelo saliese, empezamos a recorrer la terminal…joe lo que hace el petróleo, menudo lujo de aeropuerto.



Nuestro vuelo a Jakarta salió puntualmente a la 1.15 de la mañana, nos pusimos una peli y nos quedamos dormidos. Aterrizamos en el aeropuerto internacional Soekarno-Hata de la capital indonesia a las 15.30 del viernes 9 de agosto, con una diferencia horaria de 6 horas respecto a España. Salimos del avión y nos fuimos directos a hacer el visado, sin colas ni gente, pagamos y nos señalaron una salida que no lo parecía en absoluto, era como la puerta de atrás, todo muy rápido y con la sensación de habernos saltado un paso. En fin, con el pasaporte sellado ya estábamos en Indonesia, y como teníamos vuelo a Yogyakarta a las 19. 40 h nos fuimos a buscar la terminal doméstica. Hacía calor aunque menos de lo que esperaba, lo cual fue algo que se repitió durante todo el viaje, al estar el sol en el hemisferio norte, los países tropicales del hemisferio sur tienen buena temperatura pero ni mucho menos es agobiante, salvo en la selva de Borneo, no pasamos un calor excesivo o insoportable como el año anterior en Tailandia. No me lo podía creer, un año entero esperando volver al sudeste asiático y ya estábamos allí, volver a recordar el olor, la humedad, la gentileza de sus gentes…y todo los que nos quedaba aún por conocer. En cuanto salimos de la terminal internacional varios taxistas vinieron en nuestra busca, dijimos que no y seguimos nuestro camino con las maletas. Llegamos a la terminal doméstica y entramos pasando previamente por el control de seguridad. Una vez dentro, localizamos los mostradores de GARUDA INDONESIA (58 euros/vuelo) y facturamos. Garuda es la mejor compañía aérea del país, segura y puntual, además con su billete ya se incluyen las tasas de aeropuerto con lo que no tienes que pagar ni hacer cola cuando dejas cualquier aeropuerto. Además, ofrece las mismas comodidades que en Qatar, tele privada, comida cada poco y asientos amplios y cómodos. Su filial barata, CITILINK, también nos resultó del mismo estilo. Ya en el avión, despegamos con puntualidad…1 hora de trayecto nos separaba de nuestro primer destino, Yogyakarta. Cerca de las 21 de la noche aterrizamos en el aeropuerto ADISUTJIPTO, absolutamente enano para lo que yo me esperaba. Recogimos las maletas y nos fuimos directo a por un taxi, pidiendo como siempre taxímetro…lo cual no supuso ningún problema. El aeropuerto está relativamente lejos de la ciudad o eso me pareció a mi, puede que al ser noche cerrada se me hiciese aburrido pero los 40 min. en coche no nos los quitó nadie. Pagamos unas 70000 rp por dejarnos en PRAWIROTAMAN III, cerca de una casa de cambio. Como nuestra idea era coger moto para ir a ver los templos y en la propia Yogyakarta no había nada de un interés imprescindible, la ubicación del hotel fue más económica que cultural y según el mapa estábamos cerca de la calle Malioboro, centro neurálgico y social de la ciudad. Así que todo lo que fuésemos a visitar, lo haríamos en moto sin importar la distancia ayudándonos del GPS del iphone que nos salvó la vida casi a diario durante todo el viaje. Llegamos al hotel sin problema, una guesthouse muy acogedora, con piscina y desayuno incluido donde nos alojamos dos noches pagando un total de 200.000 rp (¿¿estamos locos?? 4 euros/pers/noche???) pues si, muy barato. Dejamos las maletas y decidimos ir caminando hasta Malioboro, pues era bastante tarde para alquilar una moto. ¡¡Que error!! Esta ciudad es enoooorme, tardamos mas de una hora en llegar, además los indonesios tampoco eran de gran ayuda, porque te dicen que si a todo ¿10 min. a la calle Malioboro? YES, ¿20 min? Yes…y da igual a que distancia estés la respuesta siempre es SI. Atravesamos el KRATON –Palacio del sultán-, un parque con unos coches convertidos en animales con millones de luces fluorescentes súper horteras pero encantadores y un sinfín de rodeos por callejones desiertos. Cuando por fin llegamos, cerca de la 1 de la mañana, solo había unos chiringuitos sucios y medio vacíos en la calle principal, con un olor muy característico. Nuestra idea era comer en sus puestos, su comida y con ellos, pero no lo vimos claro así que muy a nuestro pesar entramos en McDonalds. ¡Ojo, que no había más opciones!. Barato, pero no tanto como en el resto del viaje, lo que si nos llamó la atención fue que con cada comida te ponen un mogollón de arroz hervido envuelto en papel…tonto de mí, que pensaba que me habían puesto una hamburguesa de más. En cuanto acabamos, salimos a la calle y decidimos volver al hostel en taxi. Nos metimos directamente en la cama y nos quedamos muertos. Como a las 5.30 de la mañana, Jonás se levantó sobresaltado por un canto que le arrancó del sueño…me despertó y le dije sonriendo… es la primera llamada a la oración del día, son islámicos…a lo cual me responde, ¿No jodas? ¿y esto cada día?...No cada día, 5 veces al día je je je y seguimos durmiendo.



Nos despertamos sobre las 8.30 y bajamos a desayunar. El desayuno consistía en tostadas con mantequilla y mermelada, café y zumo no natural. La verdad que estaba bien, no esperábamos mucho más por lo que habíamos pagado. Preguntamos en recepción por alquileres de moto y nos derivaron a un local muy cerca de allí que nos cobraban 85.000 rp, alegando que siendo sábado y temporada alta iba a ser muy difícil encontrar motos –fíjate tu que chorrada, en un país superpoblado donde hay mas motos que habitantes- como soy muy desconfiado y nunca me creo lo primero que me cuentan, pasamos de largo el chiringuito de alquiler y seguimos la calle Prawirotaman. Al poco encontramos un pequeño local regentado por un chavalete muy sonriente que nos alquiló una moto por 55.000 rp/día (4 euros aprox.) aceptamos, le pagamos, nos dio dos cascos, puse Google maps habiendo fijado la ruta cuando tenia wifi, con lo cual el punto azul de tu posición se mueve aunque no haya conexión y salimos en dirección BOROBUDUR. No puedo explicar la sensación que tuve todo el trayecto, pasando por arrozales, millones de motos rodeándonos en todas direcciones, vegetación tropical... llevaba un año esperando este momento. Tardamos 1 hora y media en recorrer los 52 kilómetros que nos separaban del templo budista más grande del mundo debido al tráfico infernal de la isla de Java. El templo está situado en medio de una llanura rodeada de volcanes y jungla tropical, aparcamos justo en frente de la entrada (1000 rp) y nos dirigimos a las taquillas. Como soy estudiante de doctorado tengo carné universitario, por lo que mi entrada fue la mitad de las 190.000 rp que pagó mi pareja. Nos dieron un sarong para cubrir nuestras piernas desnudas y una botella de agua. Pasamos un detector de metales y entramos en el recinto sin poder divisar aún en templo. A pesar de haber visto miles de fotos nunca nos imaginamos que sería tan increíblemente grande. Una enorme estupa con forma de pirámide de base cuadrada de 123x123 metros, con 9 niveles que alcanzan los 35 metros de altura, los 6 primeros cuadrados y los tres últimos circulares. Vienen a representar la preparación mental para alcanzar el karma según la cosmología budista. Cientos de relieves van narrando la historia de Buda a lo largo de las fachadas de los diferentes pisos y varias estatuas de buda se sitúan en las plataformas circulares superiores hasta un total de 72. ¡Increíble! Todo, las vistas, los budas en el interior de la estupas, las vistas del valle donde se encuentra, habría sido una pena enorme recorrer Indonesia y perderse los templos de Jogya. Este templo fue construido en el s.VIII por la dinastía Sailendra, aunque en sus grabados y relieves también aparecen símbolos hinduistas lo que hace pensar que no existía conflicto religioso en aquella época entre budistas e hinduistas, además el templo hindú de PRAMBANAN que visitaríamos horas mas tarde, fue construido en la misma fecha. Sin embargo, Borobudur fue abandonado poco después de inaugurarse, debido probablemente a su cercanía al volcán Merapi, muy activo desde el Pleistoceno y fue descubierto en el s.XIX, cubierto de cenizas de volcán. Ha sobrevivido por tanto al paso de los siglos, volcanes, terremotos, atentados terroristas y reconstruido de tal manera que hoy en día constituye el templo budista más grande del mundo, Patrimonio de la Humanidad.


Subimos al nivel mas alto para disfrutar de las vistas del valle, fuimos reparando en cada Buda y en cada relieve y fuimos bajando y rodeando cada nivel en el sentido contrario a las agujas del reloj. No se por que extraña razón muchos adolescentes javaneses me pedían hacerse fotos conmigo y por supuesto siempre accedí a ello, aunque pienso que tienen que estar mas que acostumbrados a ver occidentales a diario, y es más, no fue solo aquí, sino en todos los sitios que visitamos. Cuando bajamos del templo nos metimos en el mercadillo laberíntico que se encuentra antes de salir, en el cual paramos a comprar una pagoda de piedra volcánica con un buda en su interior por 30000 dh (2 euros). Fuimos a por la moto y pusimos rumbo a los dos pequeños templos budistas que se encuentras a pocos kilómetros de Borobudur. Primero pasamos por Pawon, un pequeño templo que cree servía para purificar la mente antes de ascender a Borobudur. Muy pequeño, enano, lo rodeamos en moto y seguimos directos hacia Mendut. Este sin embargo, si es digno de dedicarle un rato largo, además en su interior alberga tres budas sentados con las piernas en posición occidental, detalle único en el mundo. Además, el entorno situado era una pasada, construido junto a un ficus cuyas lianas caían hasta el suelo, similar al que devora los templos de Angkor Wat. El templo tiene forma de pirámide sobre una base cuadrada, lleno de relieves y unas escaleras de piedra en la fachada oeste que permiten la entrada al templo, la iluminación natural proporciona luz indirecta a los tres budas de mas de tres metros de altura.



Salimos con la intención de poner rumbo a PRANBANAM cuando nos interceptarpon unos niños javaneses para hecerse fotos con nosotros a las puertas del templo. No pagamos ni entrada, que esta incluida con la de Borobudur, ni aparcamiento, así que seguimos nuestro camino hacia el templo hinduista. A pesar del GPS tardamos casi dos horas en llegar al templo. Aquí, había casi el doble de turistas y excursiones que en Borobudur, supongo que por su cercanía a Jogya. Aparcamos la moto y fuimos a sacar las entradas a la taquilla. Nuevamente descuento del 50 % por se estudiante de la UB, sarong y agua mineral incluida. Visualmente estos templos son, desde mi punto de vista, increíblemente impactantes, por su estilo, por su forma recortada, por su altura y por el conjunto en sí que conforman los 200 templos dispersados que están dedicados a la trinidad hindú, Vishnu, Brahma y Shiva. Pasamos aquí lo que quedaba de día, primero visitamos los impresionantes templos centrales dedicados a diferentes dioses donde la gente hacía cola para entrar en ellos. Es increíble lo absolutamente recargados y tallados que están en sus fachadas, los relieves y detalles hacen de ello su mayor belleza. Después fuimos visitando el resto de los candis que están a su alrededor, que son unos cuantos y , todo hay que decirlo, totalmente vacíos, solo nosotros disfrutábamos de ellos, recorriéndolos enteros, por sus pasadizos y pasarelas, arcos y demás estructuras arquitectónicas que fueron levantadas a principios del s.VIII al mismo tiempo que Borobudur.


Dimos la vuelta hacia los templos centrales caminando entre los candis a medida que iba atardeciendo, nos sentamos a observar candi Pranbanam en la explanada que está justo en frente mientras se ponía el sol sobre ellos. Después nos dirigimos a la salida pasando por el mercadillo de obligada visita para salir del recinto. Una vez fuera, comimos en uno de los chiringuitos que estaban esperándonos con varias chicas indonesas que nos gritaban desde sus puestos para que comiésemos allí. Creo que elegimos a las más simpática de todas, además de tener el chiringuito mas vacio. Era la primera vez que comíamos comida indonesa y ni idea de que consistía cada plato, además la chica no paraba de reírse y chillar como una loca. Pedimos dos MIE AYAM, una especie de caldo con pollo y verduras, que me encantó por 7000 rp y dos batidos de coco que repetimos. Tras acabar, nos despedimos de la chica que seguía riéndose y corriendo descalza por el puesto, y decidimos volver a Jogya. Tan solo eran 17 km, pero tardamos como 1 hora en volver. Dos carriles se convertían rápidamente en seis, motos por todas partes sin normas de circulación y cuando se quedaban sin sitio invadían el arcén y el carril contrario obligando a los vehículos que venían en dirección contraria a desplazarse a un lado. Hasta 5 personas en moto llegamos a contar, perros, niños pequeños, en fin una locura absoluta. Llegamos sin problemas al hotel cerca de las 19.00 para ducharnos, quitarnos la ropa sudada del día, vestirnos de nuevo con ropa limpia y salir pitando hacia Malioboro. IMPORTANTE, si vais en moto evitar esta calle a toda costa, es una trampa de la que no vais a poder salir en horas. Nosotros llegamos a ella por una calle transversal y allí aparcamos. Queríamos buscar un sitio para cenar, y decidimos probar suerte en los puestos que hay en una de las aceras de Malioboro. Me resultó extraño que no había ni un solo turista cenando allí, el aspecto de la comida era un poco raro y tenían unos barreños gigantes llenos de una especie de pollos huesudos muy raros que me llamaban mucho la atención. Después de recorrerlos todos sin decidirnos, nos fijamos en una de las cartas-menú que colgaba en las paredes de uno de ellos para familiarizarnos con los platos e ingredientes. ¡No di crédito a lo que vi.! Aquellos pollos raquíticos eran palomas fritas amontonadas unas encima de otras preparadas para ser servidas. No gracias, cenamos en un chiringuito ambulante montado en un callejón con unas mesas a uno de los lados donde cenaban tres occidentales y varios indonesios, la comida tenía muy buen pinta, olía bien y era indonesia 100%. Cenamos allí mismo sentados entre javaneses, dos SOTO AYAM, una sopa de pollo con arroz y verduras y disfrutamos de la tranquilidad de estar sentados en aquel puesto viendo la vida que transcurría en la calle frente a nosotros. Al cabo de un rato, depuse de ver las fotos del día fuimos paseando por la Malioboro, viendo sus tiendas de ropa, sus mercados y sus tenderetes de artesanía y Batik. Paramos en un puesto a comprar chocolate mientras decidíamos el planning del día siguiente y volvimos a la moto. De vuelta al hotel echamos gasolina que vendían en botellas a las puertas de un locutorio, 6000 rp el litro –unos 40 céntimos de euro-. Nos metimos directamente en la cama cerca de las 00.00 de la noche completamente muertos.

Al día siguiente bajamos a desayunar sobre las 8.30 de la mañana. En el último día en Jogyakarta teníamos un objetivo antes de visitar el Kraton, sacar los billetes de autobus a Semarang para esa misma tarde, ya que al día siguiente salía nuestro vuelo a Pangkalan Bun con la compañia aerea Kalstar. Preguntamos en la recepción donde estaba la estación y nos comentaron que estaba muy cerca de alli, que podíamos llegar fácilmente caminando en media hora, nos lo situó en el mapa y arrancamos la moto en esa dirección. En Jogyakarta resulta más fácil para desplazarse salir a una especie de autopista que rodea circularmente la ciudad si tu intención es cruzala de un extremo a otro, de lo contrario estás obligado a sufrir el horrible tráfico del interior. Aunque en el mapa parezca que no, Jogya en bastante grande y caótica, callejear por ella es desesperante si no te queda mas remedio. Como ibamos al sur, salimos a la carretera que en esta parte se llama Jalan SELATAN y llegamos rápidamente a la estación Giwangan. Fuimos directos a la taquilla y pedimos dos billetes a Semarang en bus con aire acondicionado. Se echo a reir y nos dijo, señalando una lata destartalada con ventanillas y ocupantes hacinados, que aquel era el único tipo de bus que hacia la ruta de Semarang. El billete solo eran 2 euros, pero 4 horas en esas condiciones no nos atraian mucho. Nos dijo que los buses con aire acondicionado salían de la estación JOMBOR...¡en el norte de la ciudad!, venga no me jodas, ¿tenemos que atravesar toda la ciudad?...salimos pitando cogiendo la carretera circular que rodea Jogya y tardamos cerca de 40 min en llegar. La estación está concretamente en el corte de las calles Jalang Ring Road Utara con Jalan Magelang, vamos diametralmente opuestas una estación de la otra. En cuanto llegamos, preguntamos por los harios y nos dijeron que el bus a/c a Semarang salía a las 16.00 y costaba 50.000 rp (unos 3.5 euros). Compramos los billetes y nos acercamos a una de las tiendas de la estación, compramos unos tes al limon por 4000 rp (25 cent) y como aún eran las 11 del medio día decidimos ir a visitar el KRATON seguido del Mercado de pájaros conocido como TAMANSARI. Tras perdernos un par de veces y encontrarnos con varios atascos, llegamos despues de 40 min a una de las entradas al Kraton. Jogyakarta es la unica región de Indonesia que aun mantiene sultanato, vestigio de la época precolonial cuando el imperio otomano seguía vigente. Actualmente el Kraton constituye el palacio del sultán, antes dominio privado de éste que ahora se encuentra densamente poblado. Aun contiene antiguas propiedades abiertas al público como las murallas, jardines, estancias de sus trabajadores y el Palacio de agua. La entrada a todo ello cuesta 10000 rp. Recorrimos todo lo visitable, desde las piscinas del palacio de agua, hasta los jardines, letrinas y estancias de las concubinas y empleados del sultán. Si has tenido la suerte de visitar el Palacio de Topkapi en Estambul, este se queda muuuuuy muy atrás, así que no me sorprendió lo más minimo pero ya que estábamos alli no perdíamos nada por visitarlo.



Preguntamos en la taquilla como llegar al mercado de pájaros y nos recomendaron que era mejor desplazarnos en moto, asi que arrancamos y nos dirigimos a TAMANSARI, situado a 15-20 min conduciendo en dirección sur. Un millar de motos estaban aparcadas en la entrada del mercado, no hay que pagar entrada, solo el aparcamiento que son unas 1000 rp. Tengo que reconocer que este mercado si me sorprendio bastante. Pensando encontrar un mercado exclusivamente de pájaros, nos encontramos con todo tipo de animales, desde perros, dragones, murcielagos gigantes, tortugas y monos hasta una especie de chaman de mataba serpientes alli mismo y se bebía su sangre. Millones de jaulas de pájaros colgaban pop todas partes, los animales se agrupaban por secciones aunque no habia ningun patrón. No puedo decir que me gustase, por que no soy partidario de enjaular a ningún tipo de animal, pero fue una visita totalmente inesperada y fascinante. Podías encontrate tenderetes con recipientes llenos de gusanos, escorpiones y todo tipo de insectos. Jaulas donde convivían pitones con ratones vivos...lagartos, macacos, en fin un mercado como en mi vida habia tenido el placer de visitar, con sus pros y sus contras.




Como ya empezaba a hacerse tarde, salimos del mercado y volvimos a la calle del hotel para devolver la moto, coger las maletas y buscar algún medio de trasporte a la Estación Jombor. Cuando encontramos un taxi que accedió a poner taxímetro fuimos conscientes de la antelación con que debes hacer las cosas en esta ciudad debido al caótico tráfico, tardamos 1 hora mas menos en llegar a la estación. Una vez alli y con 40 min aún para la salida del bus, decidimos comer en uno de los chiringuitos de los muchísimos que allí había. Dos Soto Ayam y dos Nasi Goreng, con zumos tropicales, una cajetilla de Marlboro, y comida para el viaje nos salió por unas 70000 rp (4 euros y medio)...mucho mas barato que en Tailandia. Cuando llegó la hora, metimos las maletas en el bus y tomamos asiento.



La distancia que separa Jogya de Semarang es de tan solo 90 km, pero con un tráfico tan denso y la ausencia de autopista hace que la ruta se alargue hasta las 3 horas y pico. En ningún momento dejamos de ver civilización, como si una ciudad infinita conectase ambas ciudades, lo cual da una idea de la conocida superpoblación de la isla de Java. El paisaje en la lejanía era un continuo avistamiento de volcanes. Sobre las 19.30 llegamos a las afueras de Semarang, donde nos dejó el autobús. ¿Y ahora que hacemos? como estábamos en una parada de bus intentamos mirar que líneas nos podían acercar a nuestro hotel, pero estaba en bahasa indonesia y no entendíamos ni papa. Una chica que venía con nosotros en el bus y tenia pinta de universitaria, se acerco a nosotros y nos dijo que ella nos ayudaba, le enseñamos la dirección del hotel, paró un taxi, habló con el y nos dijo, buen viaje y mucho cuidado. ¿Cómo que mucho cuidado? ¿Por que? ¿Es peligroso? mierda mierda, me vienen a la mente varias pelis de terror que empiezan así, donde unos turistas confiados se fían de cualquiera mientras los espectadores se asombran de lo tontos que pueden llegar a ser...esos turistas somos nosotros!! Nos dejaron a la puerta del hotel y la carrera fue ridícula, así que supongo que esa noche no íbamos a morir. En el hotel (Olimpic (200000 rp/noche/con desayuno -13 euros-) que escogimos por su cercanía al aeropuerto, habia una pareja de chicos jóvenes que no se aclaraban muy bien con las preguntas que les hacíamos y se pegaban codazos el uno al otro cuando metían la pata. Hicimos el checkin, les preguntamos cuanto se tardaba en llegar al barrio chino donde habia un mercadillo de comida y salimos a cenar. La primera impresión de Semarang es que estábamos en una zona desierta, casi nadie por la calle y los pocos que habían nos miraban como si fuéramos extraterrestres, lo cual me decía que los turistas no solían frecuentar aquellos barrios. Media hora después, cansados de caminar apareció de la nada una bici taxi, conocido como ojek sepeda, que nos llevó al mercadillo. Pactamos el precio previamente con señas porque no hablaba inglés, al indicarnos un 2 con los dedos yo supuse que se referia a 2000 rp -15 cent- y nos montamos...vaya pringados, 200 metros más allá estaba el mercado, con razón era tan barato, así que le doy un billete de 2000 rp y se me queda mirando con cara de póquer. ¿Que crees que te voy a dar 20000 rp por 200 metros? ¿Estas loco? le dije en perfecto castellano...nos dimos media vuelta y entramos en el mercadillo mientras se quedaba mascullando cosas montado en el aquel coche de juguete. Todos los puestos del mercado eran chinos y vendían una mezcla de comida china e indonesia, la calle no tendria mas de 400 metros y estaban a punto de cerrar. Entre los puestos se mezclaban karaokes donde chinos entrados en años berreaban canciones chinas sin ningún tipo de afinación ni vergüenza. mientras los familiares daban palmas totalmente descoordinados. Recorrimos los puestos una y otra vez y decidimos cenar en un sitio que vendía una especia de rollitos pero mucho mas densos y rebozados. Además compramos una especie de crepes koreanas rellenas de chocolate en el puesto de al lado que estaban buenísimas. No recuerdo cuanto costo pero en total no llegó a 40000 rp. Lo cogimos para llevar y decidimos volver al hotel...la vida allí terminaba pronto, además al día siguiente teníamos un vuelo a las 10.30 a Borneo y queríamos estar descansados para comenzar la aventura de los orangutanes. Optamos volver al hotel montados de nuevo una bici-taxi, pero fijando el precio con la calculadora del movil. Al final, pactamos 10000 rp por llevarnos al hotel. Muy poco dinero me pareció para todo el recorrido que tenia que hacer, además de ir tirando de nosotros a pedales. Como no hablaba ingles no para de picarnos en la espalda y hacer gestos raros con la mano, metiendo el pulgar entre el dedo índice y el anular... al principio pensé que nos preguntaba que si éramos pareja, pero al decirle que si, seguía insistiendo y sin parar de sonreir. Que tipo mas raro, al final decidimos pasar de sus gestos y llegar cuanto antes al hotel cuando vi algo que me heló la sangre. Una imagen que no voy a olvidar en mucho tiempo y me dejó mal cuerpo toda la noche. Una figura cruzaba la callea mi derecha, una mujer totalmente desnuda y descalza paseaba por medio de la carretera con el vestido bajo el brazo. Ya se que en Tailandia la prostitución está a la orden del día, pero no era tan desgarradora como esta imagen. Entonces el conductor la señaló y volvió a hacer el gesto a la vez que hacian sonar una campanilla que tenñia bajo el saiento, joder nos estaba preguntando que si queriamos prostitutas...Le dijimos un rotundo NO, GRACIAS y entonces se desvió por un callejón oscuro. Al poco apareció una mujer en moto y se puso a mi lado, el conductor tocó de nuevo la campanilla a la vez que la chica me gritaba desde la moto ¿chiki chiki?...¿pero que es esto? ahora entiendo por qué la chica universitaria nos dijo que tuvieramos cuidado. Le dije que no con la cabeza, pero le daba igual, seguía conduciendo a mi lado. Volvimos a pasar por la calle que estaba vacía cuando salimos del hotel y observamos que se habían abierto algunos burdeles bajo el pesudónimo de KARAOKE. Por fin dejamos atrás a la motorista y llegamos a la puerta del hotel. Le dimos 10000 rp al conductor que puso cara de asco y nos dijo que le diesemos más, ¿otra vez el mismo cuento? Lo siento es lo que pactamos, buenas noches, y entramos en el hotel. Ya en la habitación, pusimos la tele y nos echamos en la cama a cenar lo que habíamos comprado en el mercadillo chino aún con el cuerpo destemplado por la visión de aquella mujer completamente desnuda caminando descalza por las calles...Al día siguiente comenzaba nuestro tour remontando el rio Sekonyer para ver los orangutanes de Borneo en su hábitat natural.



Podeis leer el diario completo en mi blog con mas información práctica y galería de fotos 26 días recorriendo el Cinturón de Fuego: Java, Borneo, Komodo, Lombok y Bali

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