Teníamos el vuelo a las 22.00 de la noche, así que pudimos aprovechar todo el día en la capital. Fuimos a ver el cambio de guardia en el Parlamento (justo en Syntagma) que es a las horas en punto a partir de las 11 de la mañana, es curioso.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Si queréis ahorrar tiempo, yo no visitaría el Keramikós, está lejos y son “más” ruinas (pero de estelas funerarias). Es bonito caminar por Plaka y Monastiraki, son dos barrios con miles de tiendas en las que venden souvenirs de todo tipo, pero fuera de esto ya comprobaréis por vosotros mismos que no tiene mucho más.
Cogimos el metro en Syntagma. Sólo tiene 3 líneas y funciona como en España, no es nada complicado. La diferencia es que sus billetes se pagan por tiempo, hay uno de 1,40 con una validez de 1,5 horas (en ese tiempo puedes coger el metro las veces que necesites), otro que es de 24h por 4€, y uno de 20€ para 3 días con el que puedes ir en metro/bus/trolebús, pero ya os digo que el hotel está en pleno centro y si os vais a desplazar más de lo normal quizá lo más recomendable es coger el de hora y media.
Nosotros lo hicimos así para ir al Keramikós (metro Thisio) y regresamos dando un paseo por Monastiraki.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
A la hora de comer no quisimos conocer más restaurantes por nuestra cuenta, recurrimos a la socorrida Lonely Planet y fuimos al famoso restaurante Platanos que es el único que nos mereció la pena, es comida griega tradicional. Recomendable la ternera con berenjenas. Este restaurante está en el barrio de Plaka, desde el Amazon pudimos ir caminando, está en la C/ Diogenius, 4.
Y seguimos disfrutando de la ciudad unas pocas horas más, hasta que tuvimos que irnos al aeropuerto. Volvimos a coger el famoso autobús X95 en la plaza de Syntagma y en una hora estábamos de nuevo esperando el vuelo de regreso a Madrid.