Día 1 - , Después de desayunar unas crepes recién hechas en el hotel, salimos temprano dirección Oeste, rumbo al fiordo Borgarfjördur por la carretera N1, bien señalizada y en muy buen estado.
La carretera bordea el fiordo Hvalfjörður o de Hvalf (fiordo de las ballenas) , aquí había una fábrica de las empresas balleneras de la época ahora abandonada.
Tal como fuimos bordeando el fiordo una vez se llegamos al final para seguir por el otro lado del fiordo, paramos en el aparcamiento que hay cerca la desembocadura del río Botnsá. Desde allí sale una magnifica excursión para visitar la cascada Glymur , la más alta de Islandia, el camino queda un poco escondido a la derecha el aparcamiento, hay fijarse un poco.
La excursión dura unas dos horas, cogimos el camino que sale de frente para ir ascendiendo suavemente, es un recorrido muy recomendable, pues te vas introduciendo en los paisajes de Islandia, bajamos por una pequeña cueva y cruzamos el río mediante troncos anchos con cuerdas de barandilla, todo está bastante bien indicado.
Después el camino iba subiendo con una pendiente más pronunciada, para subir nos ayudábamos con unas cuerdas-barandilla que hay instaladas en los trozos más dificiles.
Hasta que por fin llegamos al mirador, el camino es de dificultad media o sea con niños muy pequeños mejor no hacerlo, pues la ultima subida es bastante fuerte, pero cuando llegas arriba tienes la recompensa de unas vistas impresionantes de la cascada con una caída de infarto, todo repleto de vegetación de un verde intenso y cuando te das la vuelta ves todo el valle con el fiordo al fondo, una preciosidad. Una vez inundados de la belleza del paisaje, volvimos a bajar para seguir nuestro recorrido.
Una vez de vuelta al coche seguimos a lo largo del río Pjorsa, pasando por prados verdes con montones de ovejas, hasta llegar al valle de Pórsardadalur desde allí se podía ver el volcán Mt. Helka, el más grande de Islandia. Comimos por el camino en una gasolinera, pues aquí las gasolineras son supermercado, restaurante, etc..
Una vez llegamos a Reykholt nos dirigimos al Hotel para dejar las cosas, asearnos un poco y empezar con las visitas.
Comenzamos con la visita del manantial de aguas hirviendo Deildartunguhver, no es difícil de encontrar solo hay que seguir el vapor que se ve salir por encima de la población, después fuimos a la cascada Hraunfossar Barnafoss, que no es muy alta, pero si ancha y sale de las rocas volcánicas con una agua azul Caribe muy cautivadora,.
Regresamos al pueblo de Reykholt, que es donde teníamos el Hotel, el pueblo es pequeño por lo que la vista es relativamente rápida, tiene una piscina pequeña termal, iglesia, etc., es alucinante ver como hay tenderetes de verdura, tomates, etc, en las esquinas, sin nadie que los vigile, tu coges tus tomates y dejas el dinero en una caja que hay, si esto estuviera en España, no quedarían ni los tomates , ni la caja de madera con el dinero, despues del paseo por la población como ya había anochecido cenamos y a nos fuimos dormir.
La carretera bordea el fiordo Hvalfjörður o de Hvalf (fiordo de las ballenas) , aquí había una fábrica de las empresas balleneras de la época ahora abandonada.
Tal como fuimos bordeando el fiordo una vez se llegamos al final para seguir por el otro lado del fiordo, paramos en el aparcamiento que hay cerca la desembocadura del río Botnsá. Desde allí sale una magnifica excursión para visitar la cascada Glymur , la más alta de Islandia, el camino queda un poco escondido a la derecha el aparcamiento, hay fijarse un poco.
La excursión dura unas dos horas, cogimos el camino que sale de frente para ir ascendiendo suavemente, es un recorrido muy recomendable, pues te vas introduciendo en los paisajes de Islandia, bajamos por una pequeña cueva y cruzamos el río mediante troncos anchos con cuerdas de barandilla, todo está bastante bien indicado.
Después el camino iba subiendo con una pendiente más pronunciada, para subir nos ayudábamos con unas cuerdas-barandilla que hay instaladas en los trozos más dificiles.
Hasta que por fin llegamos al mirador, el camino es de dificultad media o sea con niños muy pequeños mejor no hacerlo, pues la ultima subida es bastante fuerte, pero cuando llegas arriba tienes la recompensa de unas vistas impresionantes de la cascada con una caída de infarto, todo repleto de vegetación de un verde intenso y cuando te das la vuelta ves todo el valle con el fiordo al fondo, una preciosidad. Una vez inundados de la belleza del paisaje, volvimos a bajar para seguir nuestro recorrido.
Una vez de vuelta al coche seguimos a lo largo del río Pjorsa, pasando por prados verdes con montones de ovejas, hasta llegar al valle de Pórsardadalur desde allí se podía ver el volcán Mt. Helka, el más grande de Islandia. Comimos por el camino en una gasolinera, pues aquí las gasolineras son supermercado, restaurante, etc..
Una vez llegamos a Reykholt nos dirigimos al Hotel para dejar las cosas, asearnos un poco y empezar con las visitas.
Comenzamos con la visita del manantial de aguas hirviendo Deildartunguhver, no es difícil de encontrar solo hay que seguir el vapor que se ve salir por encima de la población, después fuimos a la cascada Hraunfossar Barnafoss, que no es muy alta, pero si ancha y sale de las rocas volcánicas con una agua azul Caribe muy cautivadora,.
Regresamos al pueblo de Reykholt, que es donde teníamos el Hotel, el pueblo es pequeño por lo que la vista es relativamente rápida, tiene una piscina pequeña termal, iglesia, etc., es alucinante ver como hay tenderetes de verdura, tomates, etc, en las esquinas, sin nadie que los vigile, tu coges tus tomates y dejas el dinero en una caja que hay, si esto estuviera en España, no quedarían ni los tomates , ni la caja de madera con el dinero, despues del paseo por la población como ya había anochecido cenamos y a nos fuimos dormir.