Bretaña y Baja Normandía 2014 ✏️ Blogs de Francia

Aprovechando unos días de vacaciones de Navidad, decidimos ir a ver uno de los sitios que teníamos en la lista de deseos, el Mont Saint Michel. Viendo otros diarios, vemos que alrededor hay lugares que no podemos dejar de visitar, así que planificamos una ruta que empezará en la ciudad de Nantes, recorrerá la región de la Bretaña, siguiendo por la Baja Normandía y finalizando en Vitré.
Mirando vuelos de avión a Rennes y Nantes, decidimos ir con nuestro coche desde Barcelona ya que la situación actual respecto al precio de la gasolina es de mínimos históricos.
La ruta tiene una duración de 7 días (2 de ellos se dedican a los trayectos de ida y vuelta).
A continuación, se muestra una imagen de la ruta realizada.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

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Salimos de Barcelona a las 8:00h en dirección a la Bretaña-Baja Normandía en Francia. Nuestra primera parada será Nantes, aproximadamente unos 1000 km de camino.
En primer lugar, cogemos la autopista de peaje AP7 que lleva hasta la frontera de Francia y una vez allí cogemos la A9 (autopista de peaje de Francia) hasta cerca de Narbonne, donde cogemos la carretera nacional sin peaje, realizando el camino Toulousse-Brive-la-Gaillarde-Limoges-Poitiers, y una vez allí después de decenas de rotondas, pueblos y coches lentos con cansancio acumulado, de noche y con intervalos de lluvia, decidimos pasar a la autopista de peaje de nuevo para realizar el último tramo de Poitiers a Nantes. Fue una buena elección.

Por fin llegamos a Nantes sobre las 19h, no llueve y la temperatura es agradable. El hotel está en el centro histórico de la ciudad, y es difícil el acceso en coche, así que aparcamos el coche en un parking cercano que se encuentra fuera del centro histórico, a unos 5 minutos a pie.
Hacemos check-in en el hotel y vamos corriendo a buscar algún sitio para cenar ya que son casi las 21h y sabemos que en Francia se cena más pronto de lo que estamos acostumbrados. Cerca del hotel vemos un sitio pequeño que hacen kebabs y hamburguesas, entramos y comemos un menú de hamburguesa con patatas y bebida.

Una vez cenados, damos una vuelta por el centro de Nantes, hoy es viernes y hay mucho ambiente en los bares, la mayoría jóvenes. Casi todo el centro es peatonal, y está lleno de space-invaders, a los que no dejamos sin fotografiar. Andando llegamos al Château de los Duques de Bretaña, es un edificio enorme rodeado por un foso.

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Miramos los horarios para visitarlo al día siguiente ya que no teníamos previsto su visita, pero lo abren a las 10h y queríamos madrugar para poder seguir la ruta que habíamos planificado. Una vez realizado el paseo, volvemos al parking donde teníamos el coche para moverlo ya que al día siguiente hacen el mercado semanal allí mismo. Lo dejamos un poco más lejos en una zona azul donde echamos unas monedas ya que queremos dar una vuelta a la mañana siguiente y a las 9h empieza el pago. Volvemos al hotel a dormir que hoy ha sido un día muy largo en la carretera.

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Nos levantamos a las 8h y aún es de noche, hasta las 8:45 no sale el sol. Salimos a dar un paseo para poder ver el centro de Nantes de día, y de camino vemos un bar donde hacen bocadillos y café, nos sentamos dentro y comemos un super bocadillo para los 2 y un café con leche. Seguidamente, seguimos el paseo hasta el Château, aún no han abierto, así que volvemos para el hotel a hacer el check-out y a coger el coche para seguir la ruta planificada.

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Hoy comenzamos la ruta por la Bretaña (Nantes pertenece a la región de Pays de Loire), empezamos por la zona sur, es decir el Morbihan, en primer lugar visitamos la ciudad de Vannes. Sin saberlo aparcamos al lado del centro en un parking subterráneo. Damos un paseo por sus calles, hoy hacen mercado semanal, así que se convierte en peatonal. Está lleno de gente y las paradas del mercado son muy bonitas, incluso hacen platos de comida allí mismo, como pollos a l’ast, paella, etc. Llegamos hasta la iglesia, y paseamos por sus calles empedradas. La mayoría son casas con entramados de madera tradicionales de la Bretaña, son muy bonitas, le da un aire muy similar a algunos pueblos de Alemania cercanos al río Mosel.

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Una vez visto el centro histórico, nos acercamos al puerto y desde allí vemos el Château de l’Hermine rodeado de jardines, de un estilo similar al Palacio de Versalles pero más pequeño.

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Seguimos la ruta hacia Carnac, conocido porque es el yacimiento prehistórico que cuenta con la mayor riqueza de megalitos y dólmenes del mundo, casi 3.000 menhires que fueron construidos por los pueblos bretones entre el año 6.000 y 2.000 a.C. Estos alineamientos están compuestos por cuatro zonas o agrupamientos diferentes: Le Ménec con 1.099 menhires, Kermario con 1029 menhires, Kerlescan con 555 menhires y Le Petit Ménec con 100. Vale la pena visitarlo y es totalmente gratuito. Hay parkings en cada una de las zonas.

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Son más de las 14h, sabemos que lo tenemos complicado para encontrar un sitio para comer, vamos al pueblo de Carnac ya que teníamos apuntada una crepería que tenía buenas opiniones en losviajeros.com, pero estaba cerrada, el horario era de 12h a 14h y de 19h a 21h, y alrededor también había otros restaurantes pero todos cerrados.

Seguimos la ruta hasta la península del Quiberón, zona de playas muy frecuentado por el turismo francés. Aparcamos y dando un paseo enseguida encontramos una crepería abierta, no nos lo pensamos mucho y entramos y vemos que hay gente comiendo, respiramos tranquilos, podemos comer. Nos pedimos nuestra primera gallete, es una crep hecha con harina negra que la rellenan de múltiples ingredientes, la más conocida es la “Complete” que lleva huevo, jamón dulce y queso emmental. La sirven normalmente en forma cuadrada.

Saliendo de Quiberon, en la zona más estrecha de la península aparcamos cerca de una fortificación militar que tiene buenas vistas de las playas y de la puesta de sol. Hacemos unas fotos y nos volvemos al coche, empieza a hacer frío, y ese es el comienzo.

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Vamos hacia el hotel que teníamos reservado, está en el interior en un pueblo muy pequeño llamado Bohal, nos alojamos en una masía alejada del pueblo. Llegamos sobre las 18h, está ya todo oscuro, dejamos el coche y vamos hacia la masía para hacer el check-in. Parece que no hay nadie, vemos un timbre en la puerta, picamos y enseguida viene Pascal, el dueño del alojamiento, es un hombre muy simpático que nos enseña la habitación que se encuentra justo en la puerta donde habíamos picado al timbre. Es una habitación muy grande(triple con bañera) decorada con mucho gusto y que queda muy acorde al lugar en el que estábamos.

Dejamos la maleta y cogemos el coche hacia Rochefort-en-terre. Es un pueblo muy característico de la zona, y además en Navidad decoran e iluminan sus calles y casas, cosa que lo hace más atractivo.

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Nada más llegar, empieza a llover bastante, aparcamos el coche en un parking embarrado sin ninguna iluminación. Sacamos el paraguas y empezamos a visitarlo. Principalmente está formado por una calle en la se encuentra una plaza, diversas tiendas, paradas de chocolate, creps y vino caliente y algunas creperías. La iluminación es espectacular, no habíamos visto nada igual. Ya es la hora de cenar, así que buscamos un restaurante, hay 2 creperías que han colgado el cartel de completo y eso que solo son las 20h, más adelante encontramos otra crepería que sí que aceptan comensales, puedes ver como hacen las galletes y creps desde la calle. Hacemos un poco de cola para poder conseguir mesa. Nos pedimos dos galletes y como la bebida es muy cara (5€ una botella de agua de 1L), pedimos agua del grifo.


*** Imagen borrada de Tinypic ***


Al salir de cenar ha dejado de llover, volvemos al hotel a darnos un baño en la peculiar bañera que tenemos en la habitación.

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