DOS SEMANAS POR BRETAÑA Y FUTUROSCOPE ✏️ Blogs de Francia15 días recorriendo, en coche, la Bretaña y Mont Saint-Michel. De regreso visitamos Futuroscope, en Poitiers.Autor: Mercedes_L65 Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (5 Votos) Índice del Diario: DOS SEMANAS POR BRETAÑA Y FUTUROSCOPE
01: Introducción
02: 19-05-2018: Burdeos o la Duna de Pilat
03: 20-05-2018. Camino de Dinan: La Rochelle
04: 21-05-2018. Dinan, Vitré y Fougères
05: 22-05-2018: Mont Saint-Michel, Saint-Malo, Pointe du Grouin y Menhir de Champ-Do
06: 23-05-18: Fort La Latte y Cap Fréhel. Pontrieux, Abadía de Beauport, Treguier y
07: 24-05-2018: Costa de Granito Rosa. Guimiliau y St-Thégonnec. Pointe St-Mathieu
08: 25-05-2018: Le Faou, Camaret Sur Mer, Pointe de Penhir, Locronan y Quimper
09: 26-05-2018: POINTE DU RAZ, CONCARNEAU Y PONT-AVEN
10: 27-05-2018: QUIMPER, AURAY, CARNAC, PENÍNSULA DE QUIBERON Y VANNES
11: 28-05-2018: ROCHEFORT-EN-TERRE, MALESTROIT Y JOSSELIN
12: 29-05-2018: NANTES
13: 30-05-2018: FUTUROSCOPE
14: 31-05-2018: SEGUIMOS EN FUTUROSCOPE. POITIERS
15: 01-06-2018: CARCASSONNE
16: 02-06-2018: EL FINAL DEL VIAJE...
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Etapas 1 a 3, total 16
Bretaña siempre había estado en la lista de los lugares que queríamos visitar, pero nos retenía el hecho de que sabíamos que la utilización del coche era inevitable y esta no es la forma que más nos gusta para desplazarnos en nuestras vacaciones.
¿Qué ha cambiado para que este año hayamos decidido por visitarla? Diversas circunstancias familiares que han aconsejado no depender de ningún medio de transporte y, ante tal tesitura, la opción estaba clara: LA BRETAÑA. Lo que viene después todos los conocéis: leer diarios, buscar en internet, preguntar en los foros, buscar hoteles… Y, casi sin darnos cuenta, llega el día 19 de mayo y nos dirigimos hacia Burdeos, donde pasaríamos nuestra primera noche. Etapas 1 a 3, total 16
Salimos a las 7:00 de la mañana desde Barcelona. Por delante tenemos alrededor de 630 km hasta nuestro primer destino.
Tras unas paradas técnicas en La Junquera y en un área cerca de Carcassonne, llegamos a nuestro primer destino: el Campanile Bordeaux Nord-Le Lac. Está situado a las afueras de Burdeos, junto a un Centro Comercial. Como todos los Campanile, es muy básico, pero está muy limpio y eso es lo que nosotros buscamos. Tras el check in llega el momento de ir al centro comercial para comer. Son las 15:00 y tenemos pocas esperanzas de encontrar algo, pero cuando ya nos encaminábamos hacia el Auchan a comprar algo, descubrimos un restaurante italiano que tiene la cocina abierta todo el día: y la verdad es que el plato del día, a base de pollo estofado con verduras y patatas fritas, no está nada mal. Aunque hacemos noche en Burdeos, no tenemos planeado visitar la ciudad: ya lo haremos en otro viaje por la zona. Nuestro objetivo es la Duna de Pilat, a unos 77 km de Burdeos, cercana a la localidad de Teste-de-Buch. Esta duna es un lugar protegido. Está considerada como la duna más grande de Europa y es el segundo sitio natural más visitado de Francia, tras Mont Saint-Michel: la verdad es que promete. Visitar la duna es gratuito, pero hay que dejar el vehículo en un aparcamiento de pago y, como no hay otra posibilidad de estacionamiento, no queda más remedio que hacerlo… Pero la verdad es que por 4,00€ no nos vamos a escandalizar. Desde el aparcamiento se va paseando por un camino bajo los pinos. Pronto el camino desemboca en la duna y, la verdad, es que te quedas boquiabierto al ser consciente de lo que tienes ante los ojos. Cuando preparaba el viaje leí que tiene 110 metros de altura, 2,7 kilómetros de largo por 500 metros de ancho. Ocupa una superficie total de 87 hectáreas y acumula unos 60 millones de metros cúbicos de arena: una maravilla de la naturaleza. Como subir no es fácil, aunque no imposible, algún alma caritativa pensó en poner una escalera con pasamanos de cuerda que nos facilite el ascenso. Una vez arriba, las vistas de la bahía de Arcachon son preciosas. Desde aquí se ve el Banc d’Arguin, un gran banco de arena, reserva natural nacional y santuario de aves. A lo lejos se ve la punta del Cap Ferret y la Île aux Oiseaux o isla de los Pájaros. La verdad es que dan ganas de abrir los brazos y gritar “Soy la reina del mundo”, como un Leonardo di Caprio cualquiera, pero me reprimo. Como toda duna que se precie, está en continua evolución y desplazamiento. Al parecer cada año la arena penetra entre 4 y 5 metros hacia el interior, avanzando hacia bosque de pinos del Parque Natural de las Landas de Gascuña que hay a sus pies, que, algún día, acabará "engullido" por ella. Pero por mucho que digan los científicos, nosotros sabemos que los causantes de este avance de la duna no son otros que sus visitantes: como todos se lleven la misma arena que nosotros, en un plis el aparcamiento estará cubierto. Y ya nos vamos: tenemos que pasar por el supermercado del centro comercial para comprar la cena. Después del madrugón, lo mejor es cenar en el hotel. Etapas 1 a 3, total 16
Hoy haremos nuestra entrada en Bretaña. Ha amanecido un día espectacular y hay que aprovechar.
Antes de emprender viaje, llenamos el depósito de combustible en la gasolinera del centro comercial. Tal como dicen otros diarios, merece la pena repostar en ellos, ya que puede ahorrarte hasta 30 céntimos en cada litro. Ya sabéis aquello de "un grano no hace granero, pero ayuda al compañero". Antes de llegar a Dinan, que será nuestra base durante los próximos días, vamos a hacer una parada en La Rochelle, una ciudad que nace en torno al siglo X, a partir de un pequeño pueblo de pescadores y que, debido a su localización, esencial para el comercio con Gran Bretaña y los países del norte de Europa, alcanzará gran prosperidad. El corazón de la ciudad es el Puerto Viejo, del siglo XIII. A ambos lados de la entrada del puerto se encuentran La Tour Saint-Nicolas y la Tour de la Chaine, que controlaban la entrada y salida de navíos. La Tour Saint-Nicolas, del siglo XIV, es la torre de mayor tamaño y sirvió de torre de defensa y más tarde de cárcel del Estado. Está compuesta por tres salas octogonales superpuestas a las que se accede por un laberinto de pasillos y escaleras. Pero lo mejor de todo es subir a la terraza, desde donde hay unas vistas impresionantes de todo el puerto. Al otro lado de la entrada del puerto, separada por el mar, está la Tour de la Chaine, pero para llegar a ella hay que dar la vuelta al puerto. Antes de llegar a ella se pasa por Quai Duperré, que recibe el nombre de Guy-Victor Duperré, un personaje que progresó en la Marina desde grumete hasta almirante e incluso llegó a ser ministro de la Marina. Al final del muelle hay estatua que le recuerda. Por cierto, esta estatua tiene una curiosidad y es que, a pesar de que Duperré era un hombre de mar, está mirando hacia su ciudad natal. Aquí también está el Gran Reloj o Grosse Horloge, la antigua puerta del siglo XIV que separaba el puerto de la ciudad y que hasta 1672 tenía dos aperturas, una para peatones y otra los carruajes. Llegamos a la Torre de la Chaîne, más pequeña que la de San Nicolás. Desde ella se controlaba el tráfico marítimo y la entrada de los buques al puerto. Recibe este nombre por la cadena que la unía a la Torre de San Nicolás y que por las noches cerraba la entrada a los muelles. Siguiendo por el paseo marítimo llegamos a la tercera torre medieval: la Tour de la Lanterne o Torre de la Linterna, que está coronada por una aguja. Recibe este nombre por el fuego que se encendía en lo alto y que servía de guía a los barcos. Está considerado como el último faro medieval de la costa atlántica. En el siglo XVII también fue utilizada como prisión. Volvemos sobre nuestros pasos y nos adentramos en la ciudad por el Grosse Horloge. Lo primero que nos encontramos es la plaza des Petits Bancs, en la que instalaban sus puestos los cambistas, de ahí su nombre, los pequeños bancos. Aquí está la estatua de Eugène Fromentin un pintor y escritor del siglo XIX. Y ya aquí empezamos a ver una de las cosas más curiosas de Bretaña: las tiendas de conservas de pescado: ¡da gusto mirarlas! tan coloridas y ordenadas. El precio de cada lata está a la altura de lo bonita que es la tienda. La verdad es que no sabes qué tiene más valor, si la sardina en sí, o la lata que la contiene. Estamos en la Rue du Temple: los caballeros de la Orden del Temple instalaron en esta zona la encomienda o commanderie y todavía quedan vestigios de su presencia. Así, en un patio que conecta Cour du Temple con la Rue du Palais, en el suelo está la cruz de los templarios: estamos en el Patio de la Commanderie. Al final del patio, un pasadizo desemboca en la Rue du Palais, con el Hôtel de la Bourse y el Palacio de Justicia. Cuando se abandona la zona portuaria y la Rue du Palais, la ciudad muestra un poco de decadencia, tal como se ve en la Casa de Nicolas Venette que fue cirujano de la Marina Real y que destaca por las imágenes que en ella aparecen representadas: Esculapio, Avicena, Hipócrates, Galeno, Messué, Gordon y Fernel, todas ellas figuras de la historia de la medicina. Al final de la calle está el Hospital d’Auffredy, que recibe el nombre de un armador local, que dedicó los beneficios de su comercio con África a la creación de un hospital para pobres. La historia es muy curiosa. Al parecer, en 1196, este armador, Alexandre Auffredy, decidió enviar su flota de barcos cargados de vino y sal, a una aventura por las costas africanas. Los años pasaban y los barcos no volvían. En la ruina, tuvo que vender todas sus posesiones, incluida su casa, para pagar sus deudas. Pero su vida cambió de repente, debido al inesperado regreso de su flota. El cargamento de oro, marfil, especias y maderas nobles que trajeron en su regreso le permitió recuperar su fortuna. En agradecimiento, decidió dedicar su vida y recursos a los pobres, fundando este hospital que lleva su nombre, y en el que, junto con su mujer, atendía a los enfermos hasta la muerte. Damos unas vueltas hasta llegar a la plaza du Marché, el Mercado de abastos del siglo XIX, donde hay una impresionante casa con entramado de madera y, muy cerca, otra casa con decoración del siglo XVII. Como en todos los mercados, el ambiente es increíble y, viendo como la gente come ostras que preparan en el momento, decidimos que es la hora de comer: no, ostras no, que no nos gustan. El lugar escogido es el Restaurante Le Pub Lutèce, cerca del puerto viejo, donde nos comimos unas galletes riquísimas, con sus patatas fritas y su ensalada. La gallete es una variante de las crêpes en la que se utiliza para la masa harina de trigo sarraceno, en lugar de la de trigo candial, y agua, Mi marido se decantó por la Complète, con su jamón, su queso y su huevo. Yo escogí la de mezcla de quesos de la región. Relación Calidad-Precio más que correcta, el servicio rápido y los camareros más que atentos. La verdad es que cuando dije que no me iba de Bretaña sin probar una gallete, no me imaginaba que lo iba a hacer tan pronto. Nuestro siguiente destino es Dinan, donde pasaremos tres noches en Le Rempart du Jerzual, una casa de entramado de madera del siglo XVI. Si la estancia en esta chambre d'hotes ha sido una experiencia, llegar al alojamiento cargando con las maletas no ha sido menos. Ya de camino, hemos recibido un sms en el que Marilyn, su dueña, nos avisaba de que, debido a las obras de pavimentación, las indicaciones que nos diese nuestro navegador podían no ser exactas. Y, desde luego, no lo han sido: después de dar más vueltas que un ventilador, hemos dejado el coche donde hemos podido aparcar, es decir, lejos. Claro que el remate ha venido cuando hemos pensado que el acceso a la calle del alojamiento estaba vallado y hemos bajado por la calle paralela, un continuo de escaleras. ¡Podían haber esperado una semana en iniciar las obras de pavimentación! La casa es una preciosidad y Marilyn encantadora. Sólo le ha faltado un detalle: entregarnos un plano de la casa, porque está llena de rincones... Una vez instalados salimos a dar una vuelta por el puerto. Como es domingo y Dinan es tan bonita, decidimos que estos tres días cenaremos fuera, disfrutando de la ciudad. Y tras unas cuantas vueltas por la calle Petit Fort para abajo y Petit Fort para arriba, para encontrar un lugar para cenar, nos decantamos por Les Voyageurs, en el puerto, donde cenamos unas ensaladas de campeonato. Bueno, decir que nos decidimos es faltar un poco a la verdad: simplemente es el único lugar en el que nos han admitido por la hora que es, las 20:15, pero la experiencia ha sido más que satisfactoria. Etapas 1 a 3, total 16
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