Los Alpes Grayos.- Beaufortain, Vanoise y Valle de Aosta (1) ✏️ Blogs de Francia

Damos un paseo por el casco histórico de la villa que incluye el Castillo de Adhémar. Observamos bastantes edificios antiguos con fachadas abandonadas sin rehabilitar. Aunque en los mapas no aparece, Les Allees Provenzales es la avenida que hace la circunvalación del casco histórico. Hoy es sábado y hay bastante ambiente en las terrazas de los bares y restaurantes que hay a lo largo de la avenida.

Montelimar es la capital del “Nougat”, un dulce que dicen es el turrón francés. Es muy bueno y bastante caro, aunque no encontramos mucha similitud con el turrón español. En la ciudad se ven gran cantidad de comercios ofreciendo el nougat e incluso hay un Museo-Palacio de los bombones y del Nougat y varias fabricas.

De TripAdvisor habíamos tomado nota de tres opciones de restaurante para celebrar la primera noche: Le Chalet du Parc, Don Camilo y Maison Carree. El primero que nos tropezamos fue Don Camilo situado en plena avenida. El local estaba bastante lleno con buen ambiente. Muy buena la atención y los platos bien presentados y exquisitos.

Hoy nos habíamos levantado a las 03.30, volado a Barcelona desde Gran Canaria y recorrido en coche 501 km. así que nos merecíamos una buena cama. Mañana nos levantamos temprano para hacer el último tramo de autopistas hasta nuestro destino.

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Desayunamos a las 08 y a las 08.30 ya estamos saliendo de Montelimar en dirección hacia Grenoble y Albertville y luego hacia el Beaufortain. Hay unos 240 km. hasta nuestra primera parada en el pueblo de Beaufort sur Doron.

Nuestro plan para hoy es llegar hasta Aosta pasando por los puertos de Cormet de Roselend y del Petit St. Bernard.

A pocos kilómetros de Montelimar, por la nacional 7, antes de enlazar con la A7, vemos a la otra orilla del Ródano la monstruosa silueta de las cuatro torres de refrigeración de la central nuclear de Cruas. Esta central junto con la de Tricastin, unos 30 km. mas abajo producen el 11% del consumo eléctrico de Francia. La refrigeración de los reactores se realiza utilizando el agua del Ródano.

A pesar de lo impactante de las construcciones, no deja de ser una obra colosal digna para ambientar películas futuristas, que nos recuerda el precio que se paga por la civilización.

Una vez pasado la ciudad de Grenoble, entramos ya en la Saboya francesa que es uno de los ocho departamentos que componen la región de Rhone-Alpes. Pasamos junto a los parques naturales de Chartreuse y de Bauges, que ya nos empiezan a excitar la imaginación. A partir de Albertville dejamos definitivamente las autopistas y sus peajes. Ahora circulamos por la D925 que va internándose en el macizo del Beaufortain, subiendo hasta los 750 m. de Beaufort sur Doron.

Llegamos poco antes de mediodía y llovizna ligeramente. A partir de ahora comienza verdaderamente nuestro planeado recorrido por esta zona de los Alpes. El Beaufortain se puede considerar como parte del gran macizo del Montblanc que se encuentra a unos pocos kilómetros hacia el norte y a su vez ambos se integran en los Alpes Grées o Grayos, que es una subdivisión de los Alpes Occidentales, que fundamentalmente incluye además, el macizo de la Vanoise y el del Gran Paradiso. Es decir, justamente el objetivo de nuestro viaje.

Beaufort es un pequeño pueblo de montaña de unos 2.000 habitantes, que es cabecera administrativa de su cantón, aunque su población se haya muy dispersa por el valle en pequeñas aldeas y grupos de casas de piedra y madera. En todo el valle están creciendo las construcciones de segundas residencias de los habitantes de las ciudades del entorno: Albertville, Chambery, Grenoble, Lyon.

Aquí se fabrica uno de los quesos, con denominación de origen, mas apreciados de la región. Le dicen el “Principe de los Gruyeres”. Se hace con la leche de las vacas de raza tarina y abondance, que vamos a ver por los prados de todas estas montañas.

Según la época de año en que se fabrique, se distingue entre el Beafort de invierno y de verano. Aunque el mas renombrado es el de pasto alpino, elaborado en verano en las mismas cabañas alpinas (chalet d’alpage) , en los prados altos, con leche recién ordeñada.

Beaufort, Tome de Bauges, Reblonchon, Tomme de Savoie, Emmental de Savoya son las más importantes variedades de la región.

Paramos frente a la Cooperativa Lechera del Beaufort, que tiene un puesto de venta de quesos en el exterior. Aunque ya estábamos advertidos de los inconvenientes de viajar con del fuerte aroma que desprenden estos quesos, resulta difícil resistir la tentación y en lógica consecuencia sufrimos los olores el resto del viaje. En todo caso es más que recomendable para los tentempiés del camino, con una buena barra de pan, porque el sabor es bastante intenso.

Con mas tiempo, habría sido interesante acercarse a Arêches-Beaufort que es una importante estación de esquí, a 5 km. por la carretera que sale hacia el sur y 1.080 m. de altitud. Por el camino hay algunas aldeas típicas como Le Praz o Le Bersend y sobre Areches, camino del Col du Pré, se encuentra la aldea clasificada y protegida de Boudin, que es una visita muy recomendada en todas las guías turísticas.

El Col du Pré (1.703 m.) conduce al muro del embalse de Roselend, sin embargo, nosotros tomamos el camino tradicional del desfiladero de Entreroches. Si bien al estar en obras la carretera, nos desvian por Les Villes, que nos permite tener una preciosa perspectiva del valle de Beaufort y hacer algunas fotos panorámicas de este valle intensamente verde e idílico.

Entre grandes masas boscosas continuamos subiendo por el Col de Méraillet (1.705 m.), que nos asoma al embalse de Roselend. En estas montañas hay cuatro embalse que proporcionan una importante cantidad energía hidroeléctrica a la región: Roselend, La Gittaz, la Girotte y Saint Guérin.

El dique de Roselend se considera como muy estético, y el embalse lo presentan como uno de los grandes atractivos paisajísticos del Beaufortain. Sin embargo, a nosotros no nos gusto nada su apariencia de gran estanque medio vacío. Aparte del muro de la presa, lo que más afea a los embalses son las bajadas de nivel de las aguas.

Así que pasamos lo mas rápidamente que pudimos por el lugar y encaramos el ultimo tramo de subida al Cormet de Roselend bajo el pico del Roc du Vent que cierra el embalse por el norte. Al sur queda Pierra Menta, un precioso pico que no vemos a causa de las nubes.

Tan pronto alcanzamos el Plan de la Lai, unos 250 metros por encima del lago, entramos en una zona de praderas de alta montaña por donde corren grandes torrentes de agua, procedentes de las cumbres del Aiguille du Grand-Fond (2920m) (, que descienden hacia el embalse formando grandes cascadas. Han desaparecido los árboles y el paisaje se ha vuelto mas agreste, pero sublime.

Hay algunas cabañas ganaderas diseminadas por los prados ,que en el verano, a partir de mediados de junio, acogen numerosos rebaños de vacas tarinas. Desde El refugio du Plan (1.818 m.) hay un corto camino hasta el Petite Berge, con vistas panorámicas, que presenta pocas dificultades. Por este refugio pasa el Tour du Beaufortain, de entre 5 a 7 etapas, que une a pie los mas destacados refugios y puertos de este macizo.

Un poco mas arriba coronamos la cima del Cormet de Roselend (1.967 m.) que comunica el Beaufortain con la Tarentaise. Estamos en una zona de paso entre el norte de Francia y el Mediterráneo.

El Cormet es uno de los puertos de la "Ruta de los Grandes Alpes", que es una apasionante ruta turística se realiza tanto en coche, como en moto o bicicleta. Son mas de 650 km. entre el lago Leman y la Costa Azul, atravesando unos 16 puertos de alta montaña.

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Por la cara este del puerto se baja hasta Bourg Saint Maurice, capital del valle de la Tarentaise, en unos 20 km. de continuo descenso por la D902. En el primer tramo de unos 6 km., se llega a una hondonada, unos 400 m. por debajo del Cormet de Roselend y rodeados de imponentes montañas.

Un giro a la izquierda conduce a Les Chapieux (1.550 m.), que es una aldea rural y ganadera situada al comienzo de la Vallée des Glaciers (valle de los Glaciares). Vemos un gran rebaño de vacas en un llano a la entrada de esta población que es evidentemente ganadera.

A partir de aquí la carretera de estrecha y se interna en el valle por donde corre el torrente des Glaciers. Esta carretera permanece cerrada de noviembre a mayo así como en los meses de julio y agosto, de 10 a 16 horas.

En este periodo del verano existe un servicio de transporte desde Les Chapieux hasta la Ville des Glaciers. También existen excursiones organizadas desde Bourg Saint Maurice para visitar el lugar y las cabañas de elaboración de queso.

Hay unos 4 km. hasta la Ville des Glaciers por esta carretera que va subiendo desde los 1.550 hasta los 1.790 m. Los primeros kilómetros, aunque es estrecha hay cierto margen para maniobrar en caso de cruce con otros vehículos, pero durante ultimo kilómetro la cosa se complica bastante. El camino coge cierta altura y nos encontramos con una serie de curvas cerradas, sin visibilidad, sin protecciones laterales y sin apartaderos. Afortunadamente no nos cruzamos con nadie en ese tramo y llegamos a la Villa de los Glaciares sanos, aunque con el miedo aun en el cuerpo.

Enfrente tenemos el Aiguille des Glacier (3.816 m.) con el glaciar des Glaciers, detrás esta el gran glaciar de Tré la Tête y un poco mas atrás el Montblanc. Aunque hay bastantes nubes y nieblas, el panorama que nos dejan contemplar es esplendido.

La Ville no es propiamente una villa, ni siquiera un aldea, sino un pequeño grupo de dos o tres granjas ganaderas con una capilla. Esta parte alta del valle permanece deshabitada durante el invierno. En verano unas tres familias suben con el ganado y atienden los refugios y las cabañas. En la Ville se elabora un queso de verano (été) que es muy apreciado.

A la derecha baja una pista hacia el torrente, lo cruza y luego subiendo se llega facilmente al chalet-refugio de Mottets (1.870 m.) en unos 30 minutos. Desde el refugio se puede continuar hasta el Col de Seigne (2.516 m.), que es un paso de montaña histórico que comunica con Val Veny en Italia.

Este refugio es una antigua cabaña de pastoreo reconvertida hace unos 30 años como alberge con servicio de comidas. Esta abierto desde mediados de junio hasta mediados de octubre. Es un punto de descanso en el famoso Tour del Montblanc que pasa por las cumbres cercanas haciendo un recorrido de senderismo circular de unos 160 km. en torno al gran macizo.

Habíamos previsto acercarnos quizás hasta el refugio, pero hace bastante frío y estamos intranquilos por el tramo de carretera que nos espera a la vuelta, así que regresamos y tan pronto superamos el trecho complicado, paramos junto a la carretera para dar cuenta de nuestro picnic de queso Tomme d’éte.

El valle esta desnudo, desprovisto de árboles y de vegetación importante, pese a que la altitud no es mucha, al parecer es debido a la sobre-explotación ganadera del valle durante siglos. Quizás el mayor encanto del valle, aparte de lo sugerente de su denominación, sea su aislamiento y su conservación como zona protegida. A ese aislamiento contribuyen el cierre de la carretera y sus malas condiciones que actúan disuadiendo el acceso masivo al lugar.

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Mapa del recorrido con fotos

Volvemos a la D902 y continuamos descendiendo hacia Bourg Saint Maurice. Son unos 14 km. de bajada casi vertiginosa en ocasiones, ahora rodeados de una espesa arboleda.

Bourg Saint Maurice se encuentra en un amplio recodo del alto Isere, en la Vallee de la Tarentaise. Es un cruce de caminos importante: la D1090 que conduce a Italia, la D902 que hacia el oeste lleva al Beaufortain y hacia el este conecta con la Maurienne a traves del Col de l’Iseran y hacia el sur la N90 que se dirige hacia Alberville por Aimé y Moûtiers.

Cruzamos la poblacion y casi inmediatamente iniciamos la ascensión del Petit Saint Bernard desde Séez por la D1090. La subida es progresiva y relativamente cómoda. En esta como en rutas similares vamos a echar de menos la existencia de miradores o apartaderos acondicionados para fotografiar y disfrutar del paisaje. Incomprensible omisión por parte de este país tan detallista.

Aun así desde las rampas podemos fotografiar el panorama que vamos dejando atrás. Abajo el Burgo de San Mauricio donde el río Isere gira hacia el sur rodeando el gran macizo de la Vanoise. En la cabecera, hacia el Col de l’Iseran, el valle es estrecho y las paredes a ambos lados muy verticales. En cambio hacia el sur el río corre holgado por un valle más amplio y de perfiles más suaves.

Unos metros mas alla de la cima a 2.188 m. se encuentra la frontera entre Francia e Italia. Aquí encontramos el hospicio, un lugar megalítico e incluso un Jardín botánico (cerrado hasta mediados de Junio, como no). También es un punto de partida de numerosas sendas y caminos por lagos y cumbres cercanas.

Nosotros vamos a parar un poco mas adelante, ya en territorio del Valle de Aosta, para acercarnos al lago Verney. Apenas hay que desviarse unos metros para aparcar frente al lago.

Situado en una cuenca natural a 2.089 m. y con una superficie de unas 20 hectáreas es el mayor lago alpino natural del Valle de Aosta.

Durante el verano es una reserva de pesca turística. En el invierno la totalidad del lago se cubre con una gruesa capa de hielo, entonces se practica el buceo bajo hielo abriendo agujeros en el hielo para realizar las inmersiones.

La cuenca lacustre del lago Verney es de origen glaciar y ahora en primavera la encontramos parcialmente cubierta de turberas, juncos, musgo y florecillas.
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Un poco más adelante nos asomamos a la vertiente italiana y vemos allá abajo La Thuile, que es la primera comuna del Valle de Aosta. Es una modesta población de unos 800 habitantes situada en una amplia cuenca a 1.440 m. y rodeada de altas montañas. Tiene de una importante estación de esquí en invierno conectada con La Rosière en la vertiente francesa.

En verano es muy visitado por senderistas y excursionistas que parten desde la meseta de Joux hacia la cumbre del Rutor (3.486 m.), a sus lagos y a su glaciar. El glaciar del Rutor es el tercero en extensión del Valle de Aosta con 9 km cuadrados. El refugio de Alberto Deffeyes y las tres cascadas del torrente del Rutor son otros de los atractivos del camino. También son muy frecuentados el cercano lago de Arpy y el Vallon de Chavannes.

El Dora de Verney y el Dora del Rutor se unen justo en la población de La Thuile formando el Dora de la Thuile que va a parar al fondo del gran valle de Aosta como todos los ríos y torrentes de la región.

Repostamos gasoil y nos tomamos nuestros primeros expresos, muy espesos y cortitos. El pueblo esta adornado con vistosas banderolas y las casas muy cuidadas y restauradas.

Desde el centro, tanto por la derecha como por la izquierda se puede coger la carretera vecinal que conduce a La Joux (1.650 m.), que es una pequeña planicie con algunas casas justo por donde desciende el torrente Rutor procedente de las altas cumbres. Desde aquí vamos a hacer un corto recorrido a pie de unos 20 minutos de ida hasta la primera cascada.

Después de un par de kilómetros se cruza el torrente y se continúa subiendo por una estrecha (de nuevo) carretera por donde juramos que no pasan dos coches medianos al mismo tiempo. Tampoco hay apartaderos aunque al menos aquí no hay precipicios que asusten. No encontramos tráfico por suerte y llegamos hasta el bar y su aparcamiento privado que es el final del camino rodado, aunque unos metros antes han acondicionado un aparcamiento publico que utilizamos.

El camino muy bien indicado es el mismo que conduce hacia el refugio de Deffeyes y a los lagos del Rutor, con unos desalentadores 1.000 metros de desnivel.

La primera parte del camino es un sendero vallado casi llano. Vemos algunas envidiables casas de campo en la pradera, con el bosque de pinos al fondo. Al poco el camino desciende hasta llegar al torrente, que se cruza por un clásico puente de tablones de madera.

Al otro lado, el sendero se interna en el bosque subiendo por la ladera de la montaña durante unos diez o quince minutos hasta llegar al mirador de la cascada. Esta zona esta poblada de robustos y frondosos pinos que junto con el agua que se desprende de la cascada en fina lluvia asemeja el lugar a una pequeña jungla sombría y húmeda.

Esta es la primera de las tres cascadas que se pueden visitar en este recorrido, aunque la subida hasta la tercera puede resultar algo dura.

Se puede regresar por el otro margen del torrente hasta el aparcamiento completando un pequeño circuito, de quizás 1 hora o algo más en total, muy gratificante. En todo el camino solo nos hemos cruzado con una señora mayor.

De vuelta a la Thuile seguimos de suerte y no nos encontramos con ningún vehiculo en el tramo mas estrecho.

Ya sin parar continuamos valle abajo hacia el valle de Aosta, propiamente dicho. Aunque no queremos llegar demasiado tarde al hotel, habíamos decidido ir por la carretera convencional, sin hacer uso de la autopista, para tener una primera visión más cercana del lugar.

En una primera impresión nos gustan, el valle, los pueblos, los castillos y torreones que aparecen en cada colina, y como telón fondo unas montañas que se adivinan inmensas, a ambos lados, entre las nubes.
Habíamos reservado el hotel Cecchin, que se encuentra en la Vía del Puente Romano de Aosta. Tramitamos la reserva directamente fiándonos de las inmejorables críticas publicadas en todos los buscadores. Web Hotel Cecchin

El hotel es una casa típica valpostana con unas diez habitaciones y un restaurante situada sobre un puente romano restaurado, cerca del Arco de Augusto que marca el umbral de la parte antigua de Aosta. El navegador tiene algunos problemas para dirigirnos hasta el lugar, al que finalmente llegamos tras algunas idas y venidas.

Aquí nos vamos a quedar tres noches y poco a poco vamos a descubrir los secretos de la excelente fama de este pequeño hotel. Hoy hemos recorrido 389 km, atravesado dos puertos de montaña de 2.000 metros y es domingo, así que dejamos la primera visita a la ciudad para mañana.

Nos parece que hoy es el día libre del Sr. Cecchin, pero aun así nos prepara una cena casera y probamos la cerveza y los vinos blancos y tintos de la región. Mañana, Val Veny y Val Ferret van a ser nuestros primeros recorridos por el valle.

Aun no ha anochecido del todo y desde la cama, por la ventana, vemos medio cubiertas de nubes las siluetas del Becca di Nona y del monte Emilius parcialmente nevados y aun reluciendo allá arriba sobre el tejado.

Mapa del recorrido con fotos


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