Como una es un poco culo inquieto, nada más llegar de nuestro viaje a EEUU, ya empecé a maquinar cual sería nuestro siguiente viaje.
Un buen día surgieron dos posibles destinos (uno de ellos Rusia, que será nuestro próximo viaje en agosto). Así que aproveché una circunstancia especial para mi madre, y decidí regalarle un viaje. Dónde? A París, porque ella no había estado nunca.
Así que preparé un Power Point como sorpresa, para que al final de él leyera que nos íbamos de viaje a la ciudad de la luz. Le hizo mucha ilusión cuando lo vio, y allí empezaron todos los preparativos.
Lo primero fue decidir la fecha. No nos costó mucho, porque en Barcelona celebramos la Segunda Pascua y este año era el lunes 20 de mayo (festivo en la Ciudad Condal). Ideal: no es una fecha que mucha gente tenga como vacaciones, en mayo no haría mucho frio en París (o eso creíamos nosotras), y al ser festivo podía ampliar tres días más y volver en jueves.
De modo que nos iríamos el viernes 17 y volveríamos el jueves 23. Haríamos tres días en París y tres en Disney (el trato era que aparte de visitar París, también teníamos que ir a Disneyland. Soy muy fan de Mickey y Minnie. Ya hacía 23 años que habíamos ido al parque de Orlando, y tocaba visitar el parque de París).
Segundo paso: los billetes de avión. Casualidad o no, recibí un mail promocional de Easyjet, donde había buenos precios en los billetes. Así que en enero cogí tres billetes desde El Prat hasta Charles de Gaulle. En total: no llegó a los 80 euros cada billete (ida y vuelta). Un muy buen precio que no podía dejar escapar! No pagamos por facturar maletas, pero decidimos que ya veríamos si al final facturábamos una para las tres o no (más que nada porque al ir a Disney, la que os escribe estaba dispuesta a comprarse cositas allí!).
Tercero: el alojamiento. Cuando estuve en París hace dos años, alquilamos un apartamento cerca de Les Halles. Así que mi intención era volver a alquilar. Escribí al propietario del apartamento que ya conocía, pero había subido mucho el precio. Por ese motivo, estuve buscando y leyendo recomendaciones de gente del foro. Escribí a un montón de apartamentos!
Me decidí por un apartamento monísimo en el Barrio Latino, que tenía muy buenas críticas en el foro. Cuando me decidí a confirmarlo con el propietario, me contestó que ya lo había alquilado. Venga, a buscar otro apartamento!
Me volví loca! Nunca me había costado tanto decidirme por un apartamento, como esta vez. Uno estaba muy bien situado, pero era un tercero sin ascensor, y el otro también estaba bastante céntrico y eran unos bajos. Después de darle muchas vueltas, y de preguntar por el foro nos decidimos por el apartamento que estaba en los bajos de un edificio, en la calle Ferdinand Duval.
El precio total eran 320 euros, más 20 euros por la limpieza. Nos pareció un buen precio y una buena localización. Hicimos la reserva del apartamento ingresando el 20% (65 euros) a la propietaria del piso, y nos mandó el contrato por e-mail. Uno de los posibles problemas que teníamos al llegar a París era que aterrizábamos a las 23h. Se lo comenté a la propietaria y nos dijo que no había ningún problema. Ni nos cobraría ningún suplemento.
Cuarto: con los vuelos y el apartamento ya a punto, solo nos quedaba coger la estancia en Disney. En el foro leí mucho sobre la Semana Mágica de Viajes El Corte Inglés. Vi que realmente valía la pena si podíamos conseguir el 15% de descuento en la estancia, y las comidas y cenas gratis. Con la ventaja que los vuelos ya los habíamos cogido por nuestra cuenta, y podíamos ahorrarnos un buen pico (ahí es donde El Corte Inglés se aprovecha).
El 1 de febrero nos acercamos a una oficina que tenemos cerca de casa y el chico nos dio “extraoficialmente” el folleto con las ofertas. Me esperaba algo espectacular, y es un folleto pequeñito! También nos dieron el catálogo de precios para la temporada de primavera-verano.
Tengo que agradecer mucho a ELENARE que me ayudara a calcular los precios de los hoteles, con las ofertas del 15%. Al principio, cuando eres novata, es un poco lioso. Nos convenció que cogiéramos el Hotel New York (ella jura y perjura que no tiene comisión del hotel! No sé, no sé…! Jajajaja). Así que preparé una hoja con los precios que nos tenían que dar el primer día de la promoción.
Y así llegó el lunes 4 de febrero, el día que empezaba la oferta. Yo no podía ir a la oficina, porque tenía que estar en el trabajo. Así que no le quedó más remedio a mi madre que ir ella (y dejar sus clases). A las 9 de la mañana ya la tenía plantada en la puerta de la agencia, y eso que abrían a las 9.30. Evidentemente, fue la primera.
Durante toda la mañana estuve de los nervios! Tendríamos el hotel que queríamos? Se acabarían las buenas ofertas rápido? Así que cuando salí del trabajo, lo primero que hice fue llamarla. Al final no había la oferta de comidas gratis para el New York, así que por un precio similar cogió el Hotel Newport Bay, con el 15% de descuento, comidas gratis, y habitación en el Admiral’s Floor (la chica de la agencia le comentó que las habitaciones estaban un poco mejor que las otras, más cerca de la recepción, más tranquilas y con un mostrador para hacer el check.in exclusivo para evitar largas colas). En total serían 939,02 euros en una habitación para tres personas. Dimos una paga y señal de 180 euros y el resto lo pagaríamos un mes antes del viaje.
Ya tenemos una buena escusa para volver: probar el Hotel New York que tanto nos ha recomendado ELENARE!
Tengo que decir que hasta 15 días antes del viaje estuve mirando la página de Viajes El Corte Inglés por si aparecía la oferta para el Hotel New York, porque ampliaron la oferta hasta verano, y no hubo suerte.
Ya lo teníamos todo! Ya solo quedaban los detalles: reservar los restaurantes para comer en Disney, reservar alguna entrada para alguna atracción de París…
A finales de marzo, leyendo el diario de DAVOVO vi que había hecho el paseo por el Sena con Bateaux Parisiens. Pues otra vez: casualidad o no, unos días antes había recibido una oferta por mail de Club France para poder comprar las entradas a 7 euros, cuando normalmente valen 13. Decidí aprovechar la oferta.
Os dejo el enlace a la página web de la oficina de turismo de Francia, donde a veces aparecen ofertas como esta:
Escribí un mail a la oficina de Barcelona para que me dijeran como las podía comprar y me contestaron que si los llamaba, me hacían el trámite. Una chica muy amable me tomó todos los datos y me mandó por mail el voucher que teníamos que imprimir y presentar en la taquilla del barco.
Unos días más tarde miré la página web de la Torre Eiffel para intentar comprar las entradas, pero me llevé una buena sorpresa. Ya solo quedaban entradas para las 22h y para las 22.30h. No las compré, porque quería subir antes del atardecer y ver la puesta de sol desde arriba. Pero leí en el foro que a veces liberaban entradas de vez en cuando.
A la mañana siguiente lo volví a mirar y… habían liberado entradas! Así que empecé el proceso de compra para la hora que nos interesaba, pero había un momento que la página se bloqueaba y no podía continuar. Creo que fue un fallo del sistema, porque al rato lo volví a intentar y solo quedaban las de las 22h y las de las 22.30h. Lo seguí intentando varios días y no hubo suerte, así que decidí que una vez allí nos acercaríamos a la torre y valoraríamos si hacer la cola o ir a la Torre de Montparnasse.
También reservamos los restaurantes de Disney que más nos gustaron, a partir de todos los consejos que ofrece ELENARE en el foro. Tengo un amigo que trabaja en Disneyland París, así que él me hizo las reservas para el Café Mickey, el Blue Lagoon, el Agrabah Café, el Walt’s y el Plaza Gardens.
Me descargué una aplicación para mi Iphone sobre el metro de París, que se llama GUIDE METRO PARÍS. Se puede utilizar sin conexión a internet; algo muy interesante porque al viajar al extranjero desconectas la itinerancia de datos, la conexión 3G y todo!
Y el último paso ya fue hacer el check-in on line de nuestro vuelo un mes antes del viaje. Añadimos una maleta facturada, por 28 euros. Con el nuevo sistema de Easyjet tuvimos los asientos consecutivos; iríamos las tres juntas.
El día antes de marcharnos, miré la predicción del tiempo en www.meteofrance.fr y la cosa no pintaba muy bien. Lluvia, lluvia y más lluvia. Tanto en París como en Disney. Preparamos la maleta con las dudas de siempre: qué nos llevamos? Iremos demasiado abrigadas? O demasiado poco?
Pero por fin llegó el gran día!
Evidentemente, desde que se gestó la idea de hacer el viaje en diciembre, hasta la fecha del viaje en mayo, no paré de leer un montón de hilos del foro para sacar cuanta más información posible mejor (itinerarios, restaurantes, consejos…). Como siempre, todos sois de gran ayuda!
Pero sobretodo me gustaría agradecer la colaboración y gran ayuda de ELENARE, MARCOPOLO y ALFRITO.ALFRITO, respondiendo a mis dudas, aconsejándome sobre Disney, ayudándome a escoger apartamento, revisando mi planning y ayudando en todo lo que ha sido posible. Muchas gracias!
He decidido dividir el diario en dos partes: una dedicada a París y la otra a Disneyland, porque no todos los que van a París, después van Disneyland, y al revés. Así la información es más fácil de encontrar para quien la necesite.
Este es mi pequeño granito de arena al foro. Espero que mi diario pueda servir a futuros viajeros.
Después de estar toda la mañana trabajando, con unas ganas locas de ir ya hacia el aeropuerto, en casa terminamos de poner en la maleta las últimas cuatro cosas que nos quedaban por situar. Siempre con la precaución de dejar el espacio suficiente para que cupiera nuestro bolso dentro de la maleta de mano. Qué ya sabemos cómo son de estrictos estos de Easyjet!
Recibí una llamada de uno de los propietarios del apartamento, para decirme que esconderían la llave en algún lugar, porque llegábamos tarde. Pero que si nos interesaba, nos podía conseguir un transporte privado desde el aeropuerto hasta el apartamento, y que el conductor nos podía traer la llave. Todo por 50 euros. Le dije que nos interesaba, y me comentó que intentaba conseguir el transporte y que nos lo confirmaría por SMS.
A las 17.30 salimos de casa, con rumbo al aeropuerto. Recibí un mensaje donde el propietario me pedía la hora de llegada, el número de vuelo y la compañía.
Cogimos dos autobuses y llegamos temprano a la Terminal C del Aeropuerto de El Prat. Lo primero que teníamos que hacer era facturar la maleta que compartíamos las tres.
Hicimos un poquito de cola, pero enseguida llegamos al mostrador de facturación. Facturamos la maleta, la chica nos miró las que llevábamos de mano, y nos comentó que el avión iba lleno. Nos ofreció poner nuestras maletas en la bodega, sin coste alguno. Pese a que habíamos facturado la otra, preferimos quedarnos con las de mano, por aquello de que si se pierde la facturada… Entonces la chica nos recomendó que en cuanto se empezara a formar la cola, nos pusiéramos en ella rápido, porque los del final, si no tenían espacio suficiente en cabina para las maletas, tendrían que dejarlas en la bodega.
Aun faltaban un par de horas para volar y no estaba puesta la zona de embarque. Así que nos fuimos a pasar los controles (sin ningún problema) y nos sentamos en la sala donde podía salir nuestro vuelo. Miramos en la pantalla, y ponía que aun tardarían unos 50 minutos en poner la puerta de nuestro vuelo. Pues nada! Paciencia! A esperar tocaba!
Mientras esperábamos, recibí otro mensaje donde nos confirmaba el coche si nos interesaba, por 60 euros. Le dijimos que sí. Íbamos a llegar tan tarde, que valía la pena que nos vinieran a buscar y nos llevaran hasta el apartamento, y no tener que ir andando buscando la llave por allí.
Finalmente salió la puerta de embarque y tuvimos que bajar al piso inferior. Fuimos rápidas en bajar, y conseguimos estar bastante adelante en la cola.
Pero en el piso inferior no entras al avión por finguer, así que no sirve de mucho ponerse de los primeros (solo para salir en el primer autobús que te lleva al avión).
Después de esperar un poco, empezaron a subir al autobús la gente con Speedy Boarding. Vimos que a una chica la obligaron a meter el bolso en la maleta. La llevaba tan llena que casi no podía!
A continuación empezaron a hacer pasar al resto de los pasajeros. Subimos al autobús y yo me planté delante de una de las puertas. Podía ser que nos hicieran salir por un lado del autobús o por el otro, pero yo probé por el que yo creía que sería.
El autobús empezó a llenarse (por eso digo que en este caso no servía de mucho estar de los primeros de la cola). Cerró las puertas y nos fuimos hacia el avión. Y mientras llegábamos, vi que mi intuición había sido la correcta. Como teníamos la fila 16, teníamos que embarcar por la puerta de detrás.
Se abrieron las puertas e hicieron salir primero a los que tenían el Speedy Boarding. Después ya salimos los demás y todos se iban hacia la escalera de delante! Nosotras fuimos las primeras en subir por detrás. Rápidamente localizamos nuestros asientos, y pudimos poner nuestros equipajes con calma.
Cuando ya estuvimos a punto, despegamos, con algo más de media hora de retraso.
El vuelo fue perfecto. Os dejo unas fotos desde la ventanilla de mi asiento, con un bonito atardecer.
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A las 23h aterrizamos en Charles de Gaulle.
De momento, no llovía!
Nos fuimos a las cintas a recoger nuestra maleta. Y mientras esperábamos, recibí un mensaje de Franck donde decía que nos esperaba en la puerta 7, cerca de los taxis.
Salimos a la terminal, vimos a gente con cartelitos en las manos, pero ninguno con nuestro nombre. Intentamos averiguar si había alguien sin cartelito, que pareciera que esperaba a alguien que no conocía. Nada de nada. Mi madre salió fuera para ver si había alguien que pudiera ser Franck. Tampoco.
Como en uno de los mensajes me puso que llevaba una monovolumen Picasso negro, salí y vi que había aparcado uno con las luces encendidas. Al ver que estaba mirando, salió un hombre del coche, que resultó ser Franck.
Fuimos a buscar las maletas, que las habíamos dejado dentro de la terminal con nuestra amiga, y las cargamos en el coche.
Franck nos llevó hasta el apartamento. Durante el trayecto nos estuvo contando cosas, le preguntamos sobre el tiempo que haría, nos contó que en París llevaba unos 15 apartamentos… Y en nada, ya estábamos en París! A aquellas horas el tráfico es muy fluido.
Tuvo que utilizar el GPS para orientarse para llegar al apartamento. Nos dijo que aquel día estrenaba el coche, y que él normalmente se movía en bici y por eso dudaba un poco en cuanto a la ruta.
Finalmente, llegamos hasta la puerta. Estábamos muertas! Nos enseñó como abrir la puerta de la calle con una clave especial, que también servía para abrir la puerta interior que conducía hasta un patio donde estaba la puerta de los bajos que serían nuestra casa durante unos días.
Abrió la reja, y la puerta de madera le costó abrirla. Dijo que con la humedad se había hinchado un poco. Nos comentó que llamaría a alguien para que lo arreglara.
Entramos en el apartamento. Qué pequeño! Se disculpó, porque nos dijo que el inquilino anterior había roto el cristal de la vitrocerámica (perdón?). Nos dejó una carpetita con información práctica (como funcionaba el wifi, descuentos para alguna atracción…).
Nos dijo que la cama de arriba estaba hecha y que la de abajo solo se tenía que abrir (en ese momento era sofá). Suerte que le pedimos cómo se hacía, porque le costó un montón abrirla! Nos llega a pasar cuando él ya no está y nuestra amiga no duerme esa noche…!
Quedamos que el último día le dejaríamos la llave encima de la mesa, le pagamos lo que le debíamos del alquiler, y el transporte. Y se fue rápido. Menudas prisas, chico!
Empezamos a inspeccionar el minúsculo espacio, y nos quedamos boquiabiertas. No solo el cristal de la vitro estaba roto… La mampara de la ducha tenía una puerta descolgada, y había una cortina para que el agua no saliera. La puerta del armario también estaba descolgada. Los enchufes tenían cables pelados y a la vista…
Menuda casita!
Le miramos el lado positivo: total, para lo que íbamos a estar!
Tengo que reconocer que se me olvidó por completo hacer fotos a la chabolita (llegábamos tan cansadas por la noche, que no lo pensé ninguno de los días).
Nos preparamos para acostarnos, y nos metimos en la cama. Para subir hasta nuestra cama había unas escaleritas de madera un poco empinadas (las teníamos que subir y bajar con calma), y al llegar arriba, tenías que agacharte en un ángulo de 90 grados para no darte con el techo en la cabeza!
Arriba, teníamos una bombilla solamente (ni lámpara, ni nada…). La cama era tipo futón.
Bueno, ya estábamos en París, y mañana empezábamos con la ruta por la ciudad de la luz!
Aunque nos acostamos bastante tarde, nos levantamos a las 8h. Había que aprovechar bien el día!
Miramos por la ventana del apartamento y la cosa tenía buena pinta. El cielo se veía azul!
Nos arreglamos y empezamos el día con un buen desayuno. Estuvimos buscando algún sitio que estuviera abierto, porque todo lo que íbamos encontrando estaba cerrado. Pero si era sábado! Tan difícil era desayunar en París? O es que era muy temprano para los parisinos?
Acabamos desayunando en una boulangerie llamada Au petit Versailles du Marais, que está en la Rue François Miron. Menuda pinta tenía todo! Comimos croissants, una tarta de manzana y canela calentita, unos cafés con leche y un zumo de naranja. Todo nos costó 15 euros. Bueeeeeno! Para ser París, no estaba del todo mal… Pero la verdad es que la bollería estaba deliciosa!
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Con las pilas cargadas a tope, ya estábamos a punto de patear a gusto la ciudad. El primer objetivo era subir a las torres de Notre-Dame.
Salimos al Quai de l’Hôtel-de-Ville y cruzamos por el Pont Louis Philippe y por el Pont Saint-Louis.
Empezamos a disfrutar de las primeras vistas maravillosas de la ciudad, y empezaron las primeras fotos.
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Mi intención era entrar por el parque que queda por detrás de Notre-Dame, porque cuando estuve hace dos años me gustó mucho. Entramos al parque y como no podía ser de otra manera, encontramos una pareja de novios! Para quien haya leído mi diario de EEUU, sabrá que una de las imágenes más vistas durante nuestra estancia allí fueron las bodas. Pues parecía ser que en París también seguiría la tradición.
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Eran una pareja de novios orientales, que estaban preparándose para hacerse la sesión de fotos. La pobre chica estaba helada! Llevaba un abrigo enorme puesto por encima mientras la estaban peinando.
Por detrás es tan impresionante la iglesia, como por delante.
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A esas horas ya había bastante gente (sobretodo grupos) paseando por los alrededores! Y eran las 9.40!
Al llegar a la fachada de Notre-Dame, me quedé de piedra, porque en la plaza han construido una monstruosidad! Una especie de rampa y unas escaleras, que no te permiten poder hacer una foto de la iglesia desde el centro de la plaza. Sinceramente, no quise preguntar para que lo habían construido, pero lo encontré horroroso!
Tenía un recuerdo tan fantástico de dos años atrás, por la noche, en el centro de la plaza haciendo fotos… Pues ahora, nada de nada!
Y ya no digo nada de la multitud que había a esas horas pululando por allí!
La cola para entrar era considerable, así que como se acercaba la hora de abrir el acceso a las torres (las 10h), nos fuimos a hacer la cola.
Hay que ir al lateral izquierdo de la fachada, en la Rue du Cloître de Notre-Dame. Cuando llegamos había un poquito de cola, pero nada exagerado, así que nos quedamos.
El sol seguía brillando en el cielo, aunque hacía un poco de viento fresquito. Y desde la cola, ya se veían algunas de las gárgolas de los laterales del edificio.
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Mientras esperábamos a que abrieran, leí en un cartel que hasta el mes de agosto del 2013 no se podrá ver la campana Emmanuel. Qué pena!
En la cola estuvimos hablando con una pareja que teníamos delante, porque cuando abrieron a las 10, de repente, vimos llegar un grupo de estudiantes ENORME, que se dirigieron a la entrada. Vimos que les hacían esperar un momento, y hacían pasar a unos cuantos de ellos.
Perdón? Y los que estábamos haciendo cola, qué? Se nos quedó una cara de panolis…!
Poco a poco los de la cola iban entrando en pequeños grupos. Y finalmente entramos a las 10.20! Mientras unos de los grupos de jovenzuelos seguían esperando para entrar.
Subimos las primeras escaleras (nos quedaban por delante unas cuantas más!) y llegamos a las taquillas. Pagamos religiosamente nuestros 8’50 euros y esperamos a que nos dieran el acceso a las escaleras. Ya solo lo que veíamos allí, ya nos gustaba!
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Y llegó el momento! A subir! Menudas escaleritas! De caracol, estrechitas, aunque los peldaños no estaban muy altos.
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Íbamos subiendo, viendo vistas a través de las escaleras, e intentando descansar de vez en cuando. Como nos esperamos a subir las últimas, no teníamos a nadie detrás y podíamos ir parando.
Cuando por fin salimos al exterior, nos quedamos sin palabras… IMPRESIONANTE! Menudas vistas desde las alturas! Pero lo mejor de todo fue poder contemplar las quimeras hechas durante la restauración de Viollet-le-Duc allí mismo! Son tan bonitas, tan especiales, tan mágicas! Desde las alturas contemplan la ciudad, con sus miradas perdidas.
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La más conocida de todas es estirga, con su pose pensativa.
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Las quimeras (figuras simplemente decorativas) no hay que confundirlas con las gárgolas, que tienen una función práctica (desalojar agua).
En ese momento nos dimos cuenta que valía la pena subir todas aquellas escaleras para contemplar aquel maravilloso espectáculo.
A lo lejos veíamos la Torre Eiffel. Mi madre era la primera vez que la contemplaba!
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La cámara de fotos echaba humo! Era inevitable fotografiar aquella maravilla! Por suerte el día estaba despejado y las vistas eran preciosas!
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Al grupito de escolares (creciditos) les llamaron la atención los vigilantes, porque tenían que ir todo el rato juntos; no se podían dispersar.
Seguimos subiendo hasta la parte superior de la torre de la derecha (descansando de vez en cuando). Y al llegar arriba, otra vez: Ooooooooooh! Más vistas de impresión! Se veía
perfectamente la aguja de Viollet-le-Duc!
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Desde las alturas la ciudad es aun más bonita!
La parte superior de las torres está toda protegida con rejas, así que para poder hacer bien las fotos teníamos que poner la cámara entre los agujeros.
Los vigilantes calculaban un tiempo prudencial para la visita, y avisaban cuando se tenía que empezar a bajar. Así que no puedes estarte todo el rato que quieres arriba. Las escaleras de subida, son las mismas que las de bajada, así que tienen que regular el acceso.
Después de alucinar un buen rato con aquel espectáculo, poco a poco empezó el descenso hasta la salida. Poco a poco y con calma, que bajar también cansa!
Salimos de allí muy satisfechas! Sabíamos que eran muchos escalones los que teníamos que subir, pero realmente había valido mucho la pena! Y además con buen día! En mi anterior visita a París no pude subir a las torres, pero finalmente esta vez lo pude hacer! Y para mi, las vistas desde la Torre Eiffel son bonitas, pero desde Notre-Dame también son maravillosas!
Como no teníamos entradas reservadas para la Torre Eiffel, decidimos que si el tiempo no nos respetaba, o si había mucha cola para las entradas, no subiríamos. Con las vistas de Notre-Dame ya quedamos muy, pero que muy contentas.
Al bajar ya eran las 11.10h! Como pasa el tiempo cuando lo pasas bien!
La parte de la fachada de Notre-Dame estaba tan llena de gente, que era imposible poder ver en el suelo donde estaba el kilómetro 0! Y eso que lo estuve buscando bien! Nada, que no hubo manera!
Como la cola seguía siendo muy larga para entrar, decidimos que lo dejábamos para la mañana siguiente (domingo) o el lunes, bien tempranito! Hicimos la foto de la fachada, desde un lateral.
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Nuestra siguiente parada era la Sainte-Chapelle. Madre mía, habría mucha cola? En mi anterior visita a la ciudad, la cola era terrible!
Bordeamos la Place du Parvis-Notre-Dame y pasamos por el lado de la Préfecture de Police. Al llegar al Boulevard du Palais y ver la puerta de acceso al recinto de la Sainte-Chapelle, se me abrió una boca hasta el suelo! No había casi cola! Cómo? Y eso? Impensable! Aluciné completamente!
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Atravesamos la calle, nos pusimos en la mini-cola alucinando aun más, y en muy poco tiempo ya estábamos pasando el control de mochilas.
Pasamos sin ningún problema y llegamos a la parte exterior de la Sainte-Chapelle. Allí sí que había un poquito de cola para sacar la entrada. La gente que llevaba la Paris Museum Pass entraba enseguida por una cola reservada solo para ellos.
Esperamos un poquito, y el sol ya apretaba un poco! Hacía incluso un poquito de calor! Finalmente, pagamos religiosamente nuestros 8’50 euros (no hay descuentos para mayores de 65 años como en otros centros culturales, cosa que me sorprendió) y entramos.
Dejamos la parte de la tienda para el final, subimos las escaleritas (ese día no íbamos a parar de subir y bajar escaleras!) y al llegar arriba… A mi madre se le pusieron unos ojos como platos! Yo ya la había visitado en mi anterior viaje, pero me volvió a impactar como la primera vez.
Es maravillosa, con todas sus enormes vidrieras, dejando entrar una luz coloreada fantástica!
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La parte izquierda estaba en restauración, y estaba toda cubierta con una lona blanca. Qué pena! Pero seguía siendo igual de impresionante. Desde mi última visita, han quitado muchas sillas (recuerdo que había más, para poderse sentar y admirar las cristaleras), pero conseguimos sentarnos y contemplarlo todo con la boca abierta.
Es una capilla gótica, construida entre 1242 y 1248, por orden de San Luís (el rey Luís IX), para conservar reliquias de la Pasión de Cristo, como la corona de espinas y un trozo de la cruz. La capilla tenía que ser como un joyero para albergar las reliquias. También se construyó para ser capilla real. En ella se superponen dos capillas diferentes: la inferior para la gente común (dedicada a la Virgen), y la superior para la corte del rey (con las cristaleras con escenas religiosas).
Los colores que predominan en los cristales son el azul y el rojo. Las cristaleras de la nave miden casi 16 metros de alto!
Nos resistíamos a bajar! La imagen que veíamos era tan idílica! Pero al final le echamos el último vistazo, y nos fuimos a la capilla inferior.
Salimos ya del recinto, no sin antes hacer una foto al Palacio de Justicia.
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Seguimos por el Boulevard du Palais hasta la Place Saint-Michel. La fuente es impresionante (ocupa una de las paredes de un edificio de seis plantas!) y un punto de encuentro para mucha gente. Estaba la plaza “abarrotá”!
En ella se puede contemplar al arcángel San Miguel sometiendo al demonio con su espada. La escultura es muy muy grande!
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Entramos por la Rue de la Huchette que estaba llenísima de gente, porque se acercaba la hora de comer, y allí hay unos cuantos restaurantes. Menuda animación! Pero nosotras no íbamos buscando restaurante para comer (porque ya tenía muy claro donde comeríamos ese día), sino la calle más estrecha de París. Y por fin la encontramos: es la Rue de Chat qui
Pêche. Realmente es estrecha!
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La atravesamos hasta salir al Quai Saint-Michel. Y mientras yo miraba el mapa para ubicar el siguiente punto de nuestra visita, vimos que un chico se ponía a escalar por las paredes de la calle.
Tomé esta foto tan chula! Menudo gato el tío!
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Pero una vez arriba, no sabía cómo bajar…! Allí lo dejamos, colgado como un fuet y nosotras nos fuimos a comer.
En mi anterior viaje a París cenamos un día en una crepería que nos gustó mucho. Así que esta vez decidí repetir. Se llama La Créperie des Pécheurs. Está en la 27 Rue Saint-André des Arts.
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Así que fuimos por el Quai Saint-Michel hasta la Place Saint-Michel, y de allí ya cogimos la Rue Saint-André des Arts.
Como el restaurante es muy pequeñito, tenía miedo que no hubiera sitio. Pero cuando entramos tuvimos suerte, y pudimos quedarnos a comer. Nos sentaron en una mesa, muy cerquita de donde cené en aquella ocasión!
Está ambientada con objetos marineros, redes, fotos…
Pedimos la famosa “carafee d’eau” por primera vez en nuestro viaje. Qué gran invento! Y comimos dos crepes de queso de cabra y mermelada de higos, y para mí una crepe de atún y emmental. Compartimos una ensalada de roquefort, nueces y tomate enorme! Las crepes también eran muy completas y deliciosas! Quedamos muy llenas! En total pagamos 31’80 euros las tres.
Después de haber descansado un ratito y de haber llenado las panzas, seguimos nuestra ruta. Solo eran las 13.25h. Vamos, que habíamos comido en horario parisino totalmente!
Entramos por la Rue de la Harpe desde la Place de Saint-Michel, y bajamos por la Rue Saint-Severin, hasta la iglesia de Saint-Severin. Entramos a visitarla, y realmente la encontramos muy bonita. Es pequeñita, pero preciosa! Es una de las iglesias más antiguas de aquel lado
del Sena.
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En el deambulatorio de la iglesia había un curioso pilar en forma de palmera, fantástico!
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Salimos encantadas con la iglesia y continuamos por la Rue Saint-Severin. Cuando llegamos a la iglesia de Saint-Julien-le-Pauvre, vimos que el parque que la rodea (Square René Viviani, que tiene un roble de 1602) y la iglesia estaban cerrados. Los horarios son de 9.30 a 13 y de 15 a 18.30. Como aun faltaba un poco para las 15h, decidimos dejarla para otra ocasión.
Pero vimos una fantástica vista de Notre-Dame, que estaba muy cerquita, al otro lado del Sena.
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A un paso teníamos la famosa librería Shakespeare and Co, en la 37 Rue de la Bucherie. En la fachada había mucha gente haciendo fotos, mirando el escaparate!
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Entramos y nos quedamos maravilladas! La librería es muy bonita, con un montón de libros que llegan hasta el techo.
En el foro había leído que teníamos que subir al piso superior. Encontramos las escaleras y subimos. Ponía que no se podían hacer fotos, pero tengo que reconocer que no pude evitar hacer alguna. Qué lugar más mágico! Se escuchaba un piano, y al entrar en una de las muchas habitaciones encontramos un chico que estaba tocando. Nos sentamos en un sofá a escucharlo, mientras había gente que leía. Cuando terminó no pudimos evitar aplaudirle. Nos lo agradeció y nos dio un papelito donde ponía que hacía un concierto en algún lugar de la ciudad.
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Mirad que patio más curioso!
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Seguimos viendo las demás habitaciones. Había gente sentada, leyendo tranquilamente, otros con ordenadores delante de ventanas que daban al Sena. Y por todas partes, papelitos colgando de gente de todo el mundo que había visitado la librería.
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Qué lugar más especial!
La siguiente visita era a la Église Saint-Germain-des-Prés, así que bajamos por el Boulevard du Palais hasta el Boulevard Saint-Germain (una calle muy comercial).
Vimos un Starbucks y paramos un momento fuera, para intentar coger el wifi, ya que había intentado conectarme al wifi gratis de la ciudad y no había manera (y tampoco conseguía conectarme al wifi del apartamento)! Mandé unos cuantos mensajes a familia y a amigos, y seguimos el camino hasta la iglesia.
Cuando entramos, me pareció enorme! Había sido una abadía benedictina, pero fue disuelta durante la Revolución y solo quedó la iglesia. Se trata de la iglesia más antigua de París. Allí están los restos de Descartes.
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Bajamos por la Rue Bonaparte hasta la Place Saint-Sulpice. Madre mía! Qué iglesia más grande! Menuda fachada!
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Y como no podía ser de otra forma, había una boda! Lo dicho, como nos pasó en el viaje a EEUU.
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Entramos y nos quedamos maravilladas con la enormidad del templo.
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Vimos unas pinturas de Delacroix en una de las capillas. Dimos una vuelta por el interior de la iglesia, y continuamos nuestra ruta.
La zona por la que estábamos se veía un poco pija, con tiendas bastante caras y de marcas buenas.
La siguiente estación eran los Jardines de Luxemburgo. Bajamos por la Rue Férou, hasta la Rue de Vaugirard, justo delante del Musée du Luxembourg. Así que entramos al jardín por allí. Pero de repente, empezó a llover un poco. Nos pusimos a cubierto, en un sitio con mesas y sillas donde había gente jugando al ajedrez.
Descansamos un poco del trote de todo el día!
Cuando paró de llover, continuamos el paseo y pasamos por delante de unas pistas de tenis donde estaban jugando unos partidos. Qué poquito quedaba a la ciudad para albergar Roland Garros!
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El parque es enorme y precioso! Había mucha gente paseando, disfrutando de la tarde.
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Llegamos hasta el estanque que queda cerca del Senado, y estaba lleno de barquitas con las que los niños jugaban.
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Nos acercamos hasta el edificio del Palais du Luxembourg, sede del Senado.
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A lo lejos, vimos la torre de Montparnasse. Con perdón, eh? Pero que fea es!!!
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Nos acercamos a una pequeña maravilla, que es la Fontaine de Médicis. Es fabulosa! Está un poco escondida. Y de repente, se puso a llover otra vez! Pues vaya! Ya empezábamos!
El entorno es espectacular, con su estanque y su fuente de estilo barroco italiano. Fue construida para María de Médicis, que añoraba los palacios y los jardines de Italia. Pero fue desterrada antes de su finalización.
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Una cosa que me sorprendió es ver tantas sillas disponibles para poderlas coger y plantarlas donde quieras. Mucha gente coge dos: una para sentarse y la otra para apoyar los pies.
Salimos encantadas del jardín. Nos gustó muchísimo!
Fuimos por la Rue Soufflot bajo la lluvia, en dirección al Panthéon.
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Entramos, pagamos los 7’5 euros (también, sin descuento alguno), y nos quedamos maravilladas con la enormidad del lugar. Leí que el péndulo de Foucault no se podrá ver durante tres años, porque están haciendo obras de restauración. Vaya, vaya…
La construcción de la iglesia fue iniciada en época de Luís XV, y se acabó en 1789. Pero la Asamblea constituyente la dedicó al culto de los grandes hombres (entre ellos Voltaire, Rousseau). Se declaró panteón en 1885 al recibir las cenizas de Víctor Hugo.
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Bajamos al piso inferior y nos dejamos perder por los pasillos y pequeñas habitaciones donde están los restos de Alexandre Dumas, Víctor Hugo, Marie Curie, Rousseau, Voltaire… Es enorme!
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Salimos y vimos una fantástica imagen de la Torre Eiffel enmarcada por la Rue Soufflot!
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Nos fuimos a una de las iglesias que me habían recomendado en el foro. La pequeñita iglesia de Saint-Étienne du Mont, que está en un lateral del Panthéon.
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Fuimos por la Rue Clovis, hasta entrar en la iglesia. Y al entrar: menuda maravilla! Qué preciosidad! Es pequeñita, pero vale la pena acercarse! El púlpito es maravilloso, y la arquitectura de una delicadeza extrema! En el interior está la tumba de Santa Gennevieve (la patrona de París).
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Continuamos nuestro paseo, y por suerte había parado de llover. Fuimos por la Rue Clotilde hasta la Rue de l’Estrapade. Y llegamos a la Place de la Contrescarpe, donde empezaba la Rue Mouffetard.
Paramos en un supermercado para comprar algo para cenar. Cogimos unos zumos y unos bocadillos, y al salir, volvía a llover! A pesar de eso, paseamos un poco por la Rue Mouffetard. Giramos en Rue Ortolan y llegamos a la Place Monge. Subimos por la Rue Monge hasta la entrada de las Arènes de Lutèce (todo esto bajo la lluvia). Pero cuando empezamos a entrar, vimos que había un grupito que no tenía demasiada buena pinta. Como estábamos solas, llovía y no había nadie más por allí, nos dio un poco de mal rollo y no entramos.
Las Arènes de Lutèce es un anfiteatro construido en el siglo I. Forma parte de la historia más antigua de la ciudad.
Estábamos bastante cansadas, así que nos fuimos por toda la Rue du Cardinal-Lemoine y el Pont de la Tournelle.
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Cruzamos la Île Saint-Louis y llegamos a nuestro apartamento.
Esa noche se celebraba la Noche de los Museos. Unos días antes escribí al Museo del Louvre para saber si sería gratuito y me dijeron que sí.
Nuestra amiga se quedó en el apartamento y mi madre y yo nos fuimos andando por toda la Rue de Rivoli hasta el museo. Eran las 19h más o menos, y cuando llegamos a la pirámide empezó a llover con ganas. Había poquita cola (cosa que yo no me esperaba. Creía que habría unas colas de espanto) y nos esperamos.
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Estuvimos unos 10 minutos bajo la lluvia y enseguida entramos en la gran pirámide. Pasamos el control, bajamos al piso inferior, pedimos un mapa y nos fuimos a ver lo que más nos interesaba.
Yo ya lo había visitado, pero mi madre no. Así que fuimos a ver las obras más emblemáticas: la Victoria de Samotracia, la Giocconda, las pinturas de Delacroix (me llevé un buen chasco porque no estaba mi obra favorita: La Libertad guiando al pueblo), Gericault, David, la pintura italiana, la pintura española (había muy poquita cosa…).
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Y cuando ya estábamos que no podíamos más, buscando la salida, nos encontramos con una de mis esculturas preferidas de Canova.
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Había bastante gente en el museo, pero yo pensaba que por ser la Noche de los museos estaría bastante más lleno. Lo que sí que hacía era un calor espantoso!
Para los futuros viajeros: si os llueve, cuidado porque los paraguas grandes no los dejaban entrar (tenían que dejarlos en la consigna). A los paraguas pequeños no les ponían ninguna pega (cosa rara. Y además, no había bolsitas de plástico donde poder meterlos. Un poco inseguro, según mi parecer).
Cuando salimos, ya no llovía, así que volvimos por toda la Rue Rivoli. Vimos la Tour de Saint-Jacques y l’Hôtel de Ville.
Llegamos al apartamento después de un día de andar mucho, y subir y bajar muchas escaleras! Nos dimos una ducha reparadora, que todo lo arregla, cenamos, y caímos fritas en la cama!
Había sido un día intenso, cansado y maravilloso. Habíamos visto unas vistas magníficas desde las alturas de París bajo un buen sol, y acabamos bajo la lluvia visitando el Louvre. Se quedaron en el tintero la visita a la Sorbona, y la zona de Montparnasse. Tenía planeado subir a la Torre de Montparnasse, pero nos habían gustado tanto las vistas desde Notre-Dame, que decidimos que no nos hacía falta subir hasta allí.
muy bueno tu diario, especialmente porque nos das idea del valor de las cosas en Paris. El plan bien detallado, hay lugares que visitaste y que yo no vi, las incluiré en el próximo viaje.
Gracias por compartir tu experiencia
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