BENÍN ✏️ Blogs de BeninVudú, tribus y mucho másAutor: VIVID Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (20 Votos) Índice del Diario: BENÍN
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Etapas 1 a 3, total 7
El primer viaje que hice este año fue a Etiopía. Me gustó mucho, así que tenía ganas de repetir África. Me gustó, pero me quedé con ganas de ver etnias y tribus: visité el norte (Lalibela, Tigray y Danakil), pero no el sur. Además, sí que pude hacer fotos de algunos rostros, incluso de tribus del norte, pero el último día, en Addis Abeba, me robaron el móvil, así que las perdí todas. Con esa espina clavada, me dije que tenía que volver a África. Tras estar en Camboya en agosto, en India en octubre y en México en diciembre, quería acabar el año en el mismo continente donde había hecho mi primer viaje en 2017. Pero solo tenía 5 días y, además, me apetecía conocer África occidental, donde no había estado nunca. Pregunté en este foro y me llegaron varias recomendaciones. Malí era mi primera opción pero no está el horno para bollos en estos momentos. Ghana no me motivaba y para Senegal necesitaba más días. En Togo no había mucho que visitar…y alguien mencionó Benín. La verdad, el país me sonaba de algo, pero no sabía ni donde ubicarlo. Pero me informé y vi que tenía muchos alicientes. Sobre todo, me motivaba el hecho de que hubiera cosas “únicas”. Se quiera o no, visitamos países para encontrar cosas diferentes a lo que conocemos. Y, sobre todo, para ver cosas “únicas”, en el sentido de que sólo están en ese sitio. Y Benín las tenía, y no todos los países pueden decir lo mismo: una religión propia (el animismo, o vudú), el tema del esclavismo, arquitectura colonial y afrobrasileña…y, además, tribus y etnias no maleadas por el turismo que, al fin y al cabo, era mi primer objetivo: poder fotografiar gentes y poblados sin que me pidieran dinero y sin que fuera un circo turístico. Leí que en Benín hay tribus que se tatúan y escarifican la cara, en señal tanto de pertenencia al grupo como de belleza y atractivo sexual.
El primer dilema que me planteé era si ir con guía o no. Nunca he ido con guía, siempre por libre, pero según me comentaron, ir con alguien de allí es imprescindible para acceder a lugares que por libre es imposible: las tribus y también los rituales vudú. Sí, puedes ir por tu cuenta y pagar para que te hagan un ritual, pero no es lo que quería. Quería tener experiencias auténticas. Así pues, pregunté en el foro y visité varios blogs y di con un guía que podría adecuarse a mis necesidades. Además, resultaba ser el mismo que menciona el antropólogo Joan Riera en su guía de Benín, por tanto pensé que sería la mejor opción Y no me equivoqué: Euloge, que así es como se llamaba, es un auténtico profesional que no solo cumplió el programa que me pasó y que se adecuaba a mis necesidades e inquietudes, sino que además de desvivió para que estuviera bien, para encontrar y tener experiencias auténticas, llevarme a lugares para comer buenísimos y para que tuviera, en definitiva, un viaje inolvidable, y a un precio super ajustado. Sin duda, fue un gran acierto. Era reacio a ir con guía, pero soy consciente que si no no hubiera vivido ni una décima parte de lo que viví y, además, hubiera tardado el triple de tiempo. Claro que se puede viajar por tu cuenta a Benín: las carreteras son buenas y el nivel de seguridad elevado: puedes ir por tu cuenta a los puntos más “turísticos” (teniendo en cuenta que es un país muy poco turístico), como Porto Novo (con su arquitectura colonial), Ganvié (el pueblo con casas sobre el lago), Abomey (con los palacios reales) o Ouidah (etapa final de la ruta de los esclavos), pero es imposible acceder a templos vudús, a ver sus ceremonias o a interactuar con ciertas tribus, especialmente las más cerradas, como los nómadas fulani. Ha sido un viaje inolvidable, sin duda, y de los mejores que he hecho en los dos últimos años junto a los de Nepal, Nicaragua, Malasia y Etiopía. Imagenes relacionadas Etapas 1 a 3, total 7
Llegué a Cotonou tarde vía Estambul y me alojé cerca del aeropuerto. Me vino a buscar Euloge y estuvimos repasando los detalles de la ruta. Al día siguiente, empezamos. Lo primero fue ir al puerto para ver como pescadores de varios países vecinos van a faenar. Es el típico lugar que si no vas con guía, no visitas. Primera aproximación a la atmosfera de los mercados típica de África: ajetreo y los destacados peinados vestidos, super coloridos, que contrastan con los oscuros rostros. Fotogenia máxima ya solo para empezar, acrecentada por la siguiente visita, la del mercado de Dantokpa, uno de los más grandes del Golfo de Guinea. Estuvimos caminando entre paradas un buen rato. La gente es muy reacia a que le hagan fotos, pero Euloge se encargaba de romper el hielo y la gente, al principio muy hostil, luego se relaja y yo podía sacar al cámara sin problemas. Uno de los momentos más impactantes es la visita a la sección de fetiches: centenares de huesos, cráneos y animales disecados que la gente va a comprar para hacer sus sanaciones.
Dos horas por el mercado y no vi un solo turista…increíble. El mismo año estuve lugares como Angkor y el Taj Mahal y creedme que echaba de menos estar solo en mis visitas. Posteriormente, a pillar una barca para ir a Ganvié, poblado sobre el lago Nokué hecho por gente que huyó de la esclavitud. Se supone que es el punto más turístico de todo el país, pero yo solo me crucé con cinco extranjeros en todo el rato. La visita es muy interesante, vas viendo la vida cotidiana que se desarrolla sobre piraguas. Lástima que los tejados de muchas casas son de chapa, que ha sustituido a las cañas, pero aun así el lugar tiene mucho encanto. De nuevo, seguía disfrutando especialmente del colorido de los vestidos de la gente…más del 80% de benineses visten al modo tradicional. Es un espectáculo continuo para la vista el observarlos en sus tareas cotidianas. Tras comer pescado, volvimos a tierra firme para encaminarnos a Porto Novo, la capital administrativa. El balance del primer día era muy positivo: poder ver la gente, los mercados, el pueblo flotante…una primera aproximación al país que me estaba dejando alucinado. Imagenes relacionadas Etapas 1 a 3, total 7
Porto Novo y tribu HoliMás alicientes: arquitectura colonial y tribus que se tatúan y cicatrizan la cara
Lo bueno de este viaje es que, a pesar de ser Benín un país pequeño, siempre ha habido alicientes nuevos cada día. Si el primero fueron los mercados y el paisaje del lago, el segundo era la arquitectura colonial y las tribus. Le dije al guía que quería estar solo un rato, así que me desperté pronto, pillé una moto-taxi (los taxis son motos en Benín…según la ciudad, los conductores visten las camisas de un color u otro) y me fui al centro. Me interesaba sobre todo la arquitectura afro-brasileña: la de los esclavos que volvieron al abolirse la esclavitud y la de los comerciantes que se enriquecieron y que, al estar de nuevo en Benín, trajeron la influencia constructiva de Brasil aplicando técnicas y materiales locales. Hay muchos edificios de este tipo en Porto Novo, una de las capitales más atractivas de África por este motivo, y el encanto reside en que están en un estado muy decadente. Cotonou es la capital económica, la típica capital africana, pero Porto Novo lo es más a nivel simbólico…la verdad es que parece un pueblo, con sus calles de tierra, y tiene mucho atractivo. Se le une además la arquitectura colonial francesa y varias iglesias y mezquitas. Me gustó mucho pasear solo por esta ciudad.
Posteriormente, quedé con Euloge y nos encaminamos dos horas al norte, para ver el que era lo que más me motivó a volver a África y lo que me hizo elegir Benín: visitar una tribu. Casi todo el mundo que viaja a Benín para ver etnias se va hacia al norte, para visitar a los somba o los taneka, tras bastantes horas de carretera. Son las tribus que aparecen en todas las rutas de las agencias de viajes que van a ese país. Lo bueno de Euloge es que hizo un trabajo de campo muy bueno junto a Joan Riera, el antropólogo, para poder luego mostrar los atractivos menos turísticos de un país ya de por sí poco turístico: así es como conoció a los Holi, tribu antropófaga hasta 1984…la antropofagia no está ya permitida, aunque malas lenguas dicen que aún, cuando un jefe de tribu muere, el nuevo come un pedazo de corazón (debidamente sazonado y especiado para que sea más digerible) puesto que para ellos es donde reside la sabiduría. Sea como fuere, los Holi, a solo dos horas de la capital, destacan por sus tatuajes y escarificaciones en el rostro: símbolo de pertenencia a la tribu y decoración de componente sexual también. Asimismo, las mujeres se tatuaban la barriga al quedarse embarazadas, lo cual era, para ellas, una muestra de belleza. Ahora esto se ha perdido, pero algunos jóvenes aún se escarifican la cara…en Benín, en las grandes ciudades, pocos lo hacen porque consideran que se pueden burlar de ellos, pero en las tribus aun pervive esta costumbre que dota a los benineses de un rasgo mu particular. Estuve dos horas paseando entre los Holi y alucinando: haciendo fotos de sus rostros, compartiendo aguardiente con los ancianos de la tribu, jugando con los niños…Parece mentira, los más pequeños nunca han visto un blanco y se asustan. Otros tienen mucha curiosidad. Las ancianas me mostraron todo el torso, con sus tatuajes…fue una experiencia brutal. Pude sacar todas las fotos que quise pero, sobre todo, viví una experiencia única con aquella gente que me acogió de forma increíble. Sin duda, uno de los momentos más emocionantes de todo el viaje. Y aun vendrían más… Los Holi nos invitaron a dormir con ellos, pero declinamos la propuesta. Como experiencia hubiera sido genial, pero preferimos la comodidad y, también, seguir la ruta. La noche era la de fin de año, y la pasamos en un hotel de Keitou. Imagenes relacionadas Etapas 1 a 3, total 7
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