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AGUA DE VIDA, VIDA DE ESCOCIA

AGUA DE VIDA, VIDA DE ESCOCIA ✏️ Blogs de Reino Unido Reino Unido

ESCOCIA AGUA DE VIDA VIDA DE ESCOCIA RUTA POR LOS CASTILLOS Y PAISAJES ESCOCESES. Llorenç Estella PROLOGO Si imaginas carreteras que te llevan al fin del mundo, llenas de ovejas campando libremente por ellas… Si imaginas paisajes increíbles… Si imaginas lagos que aparecen de la nada… Si imaginas castillos fantasmagóricos surgiendo en medio de verdes islotes… Si imaginas un buen Whisky, apoyado en la barra de un concurrido Pub., escuchando música tradicional celta… Si amas un paseo en silencio por playas de arena blanca y agua cristalina… Si te imaginas habitando un castillo y compartiendo tu vida con caballeros, clanes y doncellas… Si te preguntas el porque son tan bellas unas simples ruinas… Si quieres saber lo que es la hospitalidad… Si te seduce zambullirte en el caos de una ciudad en pleno festival de teatro… Si no le temes a conducir diferente… Si quisieras perderte en un pueblo oculto y compartir con ellos sus juegos tradicionales… Si las leyendas de fantasmas te causan más admiración que desconcierto… Si en cada pueblo esperas encontrar una estampa digna de la mejor postal… Si el sonido de las gaviotas sobrevolando por encima de tus cabezas no te causa temor… Si deseas sentirte mejor que en tu propia casa…. Entonces tu destino es Escocia… Su vida, su agua de vida… Tan lejos y tan cerca…tan distintos y tan iguales… Escocia te sorprenderá…te atrapará… como me atrapó a mi.
Autor: Lwrence  Fecha creación:  Puntos: 4.5 (4 Votos)
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LOS OJOS DE LONDRES

LOS OJOS DE LONDRES


Localización: Reino Unido Reino Unido Fecha creación: 19/10/2007 10:37 Puntos: 5 (3 Votos)
SABADO 30 DE JULIO…….DIA 1º BARCELONA-LONDRES
LONDRES: CIUDAD POLICIAL.
Por mucho que viaje, nada me salva de que la noche antes de partir, se me apoderen unos terribles nervios y me pase la mitad de la noche en vela, mirando el reloj y deseando que suene cuanto antes. Y esta vez no iba a ser la excepción.

De nuevo, nuestro chofer particular, Carmen, se nos ofrecía voluntariamente para llevarnos al aeropuerto. Y ya van….

Antes de lo previsto ya estábamos haciendo cola en el mostrador de Easyjet que permanecía cerrado, y como éramos los segundos en la cola, supusimos que la facturación y embarque serian rápidos. Easyjet no te da billetes, y los primeros que facturan son los primeros que embarcan, tan solo después que las familias con niños. El avión era nuevo, casi se podía respirar el olor de recién estrenado y después de elegir donde nos apetecía sentarnos, nos dispusimos a esperar la hora de partida.
Debíamos de despegar a las 10.40 y estuvimos más de una hora dentro del avión esperando a que nos dieran la orden de despegar. La mañana soleada, se había convertido en una mañana lluviosa y gris, como si el tiempo que nos esperaba en Londres, hiciese ya acto de presencia en Barcelona.

Las anécdotas de los viajes suelen producirse en cualquier momento del mismo, pero pocas veces, suceden en las primeras horas.
Mientras por las ventanillas se empezaba a divisar la ciudad de Londres, Encarna me hizo la pregunta clave: ¿llevas el carné de conducir, verdad?....
Todo perfectamente organizado, meticulosamente preparado y repasado hasta la saciedad, pero aún así, mi permiso de conducir, que nos debía de servir para recoger el coche que teníamos reservado en Glasgow, se quedo dentro de mi cartera, y dentro de un armario del salón.
¿Y ahora que?...sin carné no hay coche, y sin coche no hay ruta por Escocia….

Después de recoger las maletas que salieron casi más rápidas que nosotros, en un banco de la terminal de Gatwick, empezamos a arreglar el desaguisado. Llame al Racc, y conseguimos una solución. Un taxi se desplazaría hacia el domicilio de mis suegros. El padre de Encarna que vive a 5 minutos de nosotros, recogería el carné, se lo entregaría al taxista y este lo llevaría al aeropuerto, a la terminal de Iberia Cargo, y desde allí en un vuelo a Londres Heathrow. Nosotros tan solo debíamos de ir a recogerlo a la terminal.
Había margen de tiempo pues era sábado y nosotros necesitábamos el carné el jueves siguiente….

Después de hacer un montón de llamadas entre el Racc, nosotros y mis suegros, conseguimos dejarlo todo atado, (o casi) y salir del aeropuerto.
Para dirigirnos al centro de Londres, y a la zona donde teníamos nuestro hotel, la mejor opción era el Gatwick Express, un tren que sale cada 30 minutos y que te deja en Victoria Station, una mega estación de tren y con varias líneas de metro que también llegan a ella. Compramos los billetes en unas maquinas de autoventa, pues las colas en las ventanillas eran enormes y después de pagar 13 libras por cada billete, (19.50 euros) nos fuimos hacia el tren. Puntualidad británica y unos trenes súper confortables.

En el aeropuerto ya nos dimos cuenta de la cantidad de policías que había, pero eso era poco con la cantidad que encontramos en Victoria Station.
Decenas de parejas de policía estaban por toda la estación, algunos empuñando sus armas en actitud vigilante. Y a uno de ellos que parecía mas un informador que no un guardia de asalto, le preguntamos por la calle del hotel, que debía de estar y estaba cerca de la estación. Nos indicó bien, pero se le olvidó un detalle que nos hizo dar varias vueltas inútiles con las maletas a cuestas. Algunas calles cambian de nombre en algunos lugares y la nuestra no la supimos ver, pues al llegar a ella, el rotulo de la calle, no correspondía con la que buscábamos.

Después de varias vueltas, llegamos al Hamilton House, en la calle Warwick Way, casi esquina con una calle principal, la Belgrave Road, llena de hostales y de B&B.
El hotel no era precisamente una monada, además no tenía ascensor y tuvimos que subir las maletas dos plantas por las escaleras enmoquetadas. Encontrar hotel en Londres céntrico y barato me costo bastante y el Hamilton House era lo mejor que encontré. Limpio pero algo cutrecillo.

Dejamos las maletas y nos fuimos de nuevo hacia la Victoria Station pues a la llegada vimos que en el piso superior de la estación había varios lugares para comer. Los precios, bastante más elevados que en Barcelona y al final después de mirar varias opciones nos quedamos en Kentucky Fried Chicken. Mientras comíamos, una llamada del Racc me confirmo que mi carné llegaría esta misma noche a Londres. La policía paseaba por los locales de la estación, mirando a todo el mundo y sobre todo a sus mochilas.

Después de comer, en las ventanillas de la estación compramos los billetes de tren para irnos a Glasgow el miércoles. El tren salía de la estación de King Cross a las 9 o a las 11 y llegaba casi a las 3 de la tarde o a las 5, pues hacia toda la ruta por la costa, y además paraba en Edimburgo. El billete de tren carísimo, 100 euros por persona.

En la estación hay una oficina de turismo donde conseguimos los primeros planos de la ciudad y del metro.

Decidimos dirigirnos hacia el Big Ben a pie, pues estábamos a poco menos de 15 minutos andando, por lo cual enfilamos la Victoria Street en medio de buses, taxis, y un montón de policías. En los cruces, hay en el suelo unas letras que advierten de que antes de cruzar se mire a la derecha….o a la izquierda… A veces cuesta acostumbrarse a mirar al revés que en Barcelona.

Caminando por Victoria Street nos encontramos con la catedral de Westminster, donde en su exterior, estaban haciéndose fotos los invitados de una boda. Entramos en ella sin intentar molestar a los invitados y antes de que alguna foto nos tomara como extras, seguimos hacia el Big Ben. La silueta del London Eye, emerge imponente flanqueada por las cabinas de teléfonos rojos que decoran la calle. En poco rato estuvimos ya en la Abadía de Westminter. Era tarde, y ya no dejaban entrar a visitarla; tan solo nos detuvimos a contemplarla desde el exterior. Imponente. Lugar de funerales, de reposo final de reyes y de coronaciones reales, su silueta exterior es impresionante.
Levantando la vista, la silueta del reloj más famoso del mundo, asomaba desafiante entre los nubarrones que amenazaban lluvia, y debajo de él una concentración pacifista contra todas las guerras posibles le ponía un toque de color en una tarde gris.

El Big Ben, parece mas pequeño cuando se esta frente a el. El nombre de Big Ben es el que se le da a la campana que suena al tocar las horas, pero siempre el Big Ben es para todos el reloj. Cruzamos el Támesis por el puente de Westminster que esta en obras, y a la derecha van apareciendo las siluetas de las Casas del Parlamento, y a la izquierda la impresionante London Eye, que a primera vista da la impresión de que esta parada, pues su movimiento es muy lento.

Nos acercamos hacia el London Eye, que no estaba demasiado concurrido. Su encanto es poder disfrutar de unas vistas excepcionales de todo Londres, y como el día estaba nublado y con momentos de lluvia, no era el mejor momento para subirse a ella. Al lado de la noria una exposición sobre el universo de Dalí atraía más público que el London Eye. El acuario que también esta en la misma zona, estaba ya cerrando.
Con algún pequeño rodeo y sorteando las obras que nos encontrábamos, llegamos a la estación de Waterloo, que es donde salen los trenes que van a Salisbury. Y a Salisbury queríamos ir para poder visitar Stonehenge. Comprobamos los horarios de los trenes, vimos otra vez la omnipresencia policial por toda la estación y después de utilizar los baños de la estación, de pago, volvimos por donde habíamos venido.

De nuevo el Big Ben nos recibía, ahora que la lluvia había cesado y el sol mostraba sus últimos coletazos del día, más radiante que antes y caminando un poco mas nos adentramos por el parque de Saint James: Patos, cisnes, pájaros y ardillas se acercaban a saludarnos. Eran las 8 y media de un sábado noche, y las calles adyacentes al parque, estaban desiertas. Tan sólo la Piccadilly Sreet, mostraba algo de vida. Cenamos en el Garfunkels, mientras la noche se iba apoderando de las calles y las luces de neón de los letreros luminosos de Piccadilly Circus empezaban a congregar a cientos de turistas.
Durante la cena, el Racc me llamó para comunicarme que mi carné de conducir ya estaba en Londres.

Cogimos un autobús para que nos llevara a Victoria Station. El billete de autobús vale 1.20 libras (1.80 euros). Atravesamos la estación pues era la manera mas rápida de llegar a nuestro hotel, y después de zapear algo la televisión dimos por concluido nuestro primer día de viaje… mañana debíamos recoger el carné y explorar mas Londres.
DOMINGO 31 DE JULIO……..DIA 2º…….LONDRES
LOS CUERVOS Y LAS JOYAS
El desayuno en el hotel era tan solo aceptable. Cereales, tostadas con mantequilla y mermelada, zumo de naranja de pote de mal sabor y bollería fresca de hace diez días. Todo ello servido por dos chicas rusas que eran las que atendían a los huéspedes.

Desayunamos rápido para poder emprender la excursión al aeropuerto de Heathrow, para recoger mi carné.

El metro de Londres, el Tube, es caro, y si se viaja en hora punta más. Un abono diario vale 9 euros si se compra antes de las 9 horas (hora punta). Si se compra después de las 9 horas vale 2 euros menos. Un billete sencillo cuesta 3.5 euros. La presencia policial en el metro era aun mas exagerada que en las estaciones de tren, y aunque era domingo el trasiego de gente es grande. Para ir a Heathrow teníamos metro aunque tuvimos que cambiar de línea. La línea circular o amarilla que da vueltas por todo el centro de Londres permanecía cerrada desde los atentados y algunas estaciones de otras líneas también. En cada estación había paneles que indicaban que líneas o estaciones estaban parcialmente fuera de servicio.

Llegamos a la inmensidad de Heathrow y después de preguntar en la oficina de Iberia donde estaba la terminal de carga, nueva excursión. Debíamos ir a la terminal 4, coger un metro desde donde estábamos para dirigirnos a la terminal y desde alli un autobús que nos llevaría a un polígono que es donde están las oficinas de Iberia Cargo. Nadie sabía que autobús era y después de preguntar a varias personas y con la ayuda de unos paneles informativos nos arriesgamos a subir a uno, sin saber muy bien en que lugar debíamos bajarnos.
El conductor del autobús no sabia muy bien en que dirección estaban las oficinas de Iberia Cargo y con la ayuda de otro pasajero que estaba en el autobús, nos indicaron que bajásemos en una parada y preguntásemos…preguntásemos….aquello era como un polígono industrial en festivo…desierto.
Tuvimos esa suerte que solo ocurre a veces, pues a un camionero que estaba por ahí le preguntamos por la dichosa oficina, y milagro…estaba a 50 metros de nosotros, oculta por un inmenso trailer.
Después de rellenar un formulario, pagar una pequeña tasa y hacer cola en el muelle de carga, al fin, tenía mi carné conmigo. Problema resuelto

Regresamos con el autobús al aeropuerto para desde allí coger de nuevo el metro que nos llevara al centro de la ciudad y concretamente a la torre de Londres que era nuestra nueva parada.
Por error bajamos una estación de metro antes, aunque ello nos permitió caminar por la ribera del Támesis, observando la silueta del puente de Londres que teníamos enfrente.
Compramos las entradas para la Torre, que también son algo caras, 21.75 euros cada una. En la mayoría de sitios el carné de estudiante te permite obtener descuento en las entradas. La entrada de estudiante vale 16.50. Antes de entrar comimos un bocata en la cafetería que esta en el exterior y antes de que los inmensos grupos de turistas que hacían cola entraran, entramos nosotros.

La torre de Londres es un inmenso recinto con varios edificios para visitar. Sirvió de prisión para varios personajes ilustres y ahora es famoso por que en su interior están las joyas de la corona. La entrada principal es por la puerta oeste, y en el interior se tiene la impresión de estar en un pequeño pueblo medieval, lleno de turistas eso si. Subimos al paseo de la muralla viendo todo el recinto desde las alturas. El paseo se va alternando con entradas a las torres y a las diferentes salas que se encuentran a su paso. El palacio medieval que fue residencia de algunos reyes y reinas se nos iba mostrando a nuestro paso.

Luego nos encaminamos hacia la sala donde están las joyas de la corona inglesa: sus coronas, diamantes y espadas que aún son usadas por la familia real. Para que la gente no se amontone, la visita a las joyas se hace por encima de una pasarela que a ritmo lento se va moviendo impidiendo que las personas se amontonen por largo espacio de tiempo. Vaya joyas y vaya pedruscos…

Al salir de la exposición, en medio del recinto, la torre blanca…la más famosa de todas las torres de Londres, aunque el blanco que tuvo en sus tiempos, ha dejado paso a un color más grisáceo. Entramos en el museo de Fusileros, pero como había que pagarlo aparte, lo vimos desde la entrada y rechazamos la visita.

En el campo de la torre, están los habitantes más famosos... Los cuervos.
Cuervos exageradamente gordos. Supongo que la profecía lanzada por Carlos II, de que el día que los cuervos abandonen la torre, la monarquía se vendría abajo, es motivo suficiente para tenerlos contentos y bien alimentados. En un lateral del campo están las jaulas de los cuervos, con más de ellos dentro.
Mientras descansábamos en un banco a pleno sol, vimos el cambio de guardia de la torre. Más pequeño que el de Buckhingham, pues tan solo se realizaba con 3 guardias, pero cambio de guardia al fin y al cabo.

Quisimos ver la capilla real, pero esta tan solo se abre a partir de las 5 de la tarde y siempre que los vigilantes lo permitan. Esperamos un poco y entramos a verla. Preciosa pequeña capilla.

Otro de los personajes más famosos de la torre de Londres son los guardias alabarderos, también llamados Beefeeaters. Vestidos con una especie de traje túnica gris con ribetes rojos, un sombrero en la cabeza y una corona bordada en el pecho, son los encargados de atender a todos los turistas que les pregunten, mantener el orden y realizar visitas organizadas a los turistas.
La torre de Londres me gustó. Más de lo que me esperaba, y además estaba haciendo buen tiempo, cosa que en Londres es casi un premio.

Al salir de la torre nos dirigimos hacia el puente de Londres. Espectacular. Previo pago se puede subir a el, pero tan solo nos dedicamos a pasear por debajo de el, y alcanzar la otra ribera del río. Paseando por el riverside nos hicimos innumerables fotos con él puente al fondo y pasamos por la City Hall, donde había una exposición en la calle de la contaminación del planeta y un poco mas adelante una sobre la tierra vista desde el cielo...

Nos adentramos por unas galerías comerciales cubiertas preciosas, las Hays, y a través de ellas alcanzamos la calle para tomar un autobús hacia Piccadilly Sreet y desde alli caminar por el Green Park. Un chico estaba recogiendo las tumbonas que a modo de alquiler hay esparcidas por todo el parque. La lluvia empezaba a mostrarse y aun así la gente seguía tumbada en el verde del parque, inmensisimo parque.
A través de el, llegamos a Buckhingham Palace. Lo mejor del palacio, la estatua que esta situada frente a el, y en la que todos los turistas nos subíamos para hacernos una foto al pie de los caballos de mármol.
La presencia policial seguía siendo abundante y tanto en el exterior del palacio como en el interior de el, la policía super armada iba controlando el lugar.

Volvimos de nuevo por el parque, sorteando las gotas de lluvia que caían de los árboles para acercarnos a una pequeña fuente, donde un chico con una guitarra, alegraba el paisaje. De pronto una chica se sentó junto a el, y empezaron los dos a cantar, mientras los turistas que estábamos alrededor lo mirábamos con un cierto aire bucólico.

De fondo la música, el cielo gris amenazando lluvia y una extensa manta verde nos sirvió de apoyo para tumbarnos en el suelo y reposar de la caminata, escuchando los ecos de unas notas de guitarra.

Seguimos nuestra ruta, algo más descansados y nos dirigimos hacia el Soho. Y sorpresa. En el Soho se estaba desarrollando el día del orgullo gay. Los carteles de Soho Pride, tapaban los carteles de las calles. Ambiente de fiesta, de libertad, de reivindicación. Pasear por las calles del Soho era un espectáculo para los ojos.
Con tanta multitud nos costo encontrar un sitio que tuviera mesas libres para cenar, y al final en un italiano en medio del bullicio encontramos un pequeño hueco.
Los Hare Krisna también hacían acto de presencia mientras los olores de orégano inundaban todo el restaurante.

Al terminar la cena, dimos una nueva vuelta por el Soho, con todas las calles cortadas y policías impidiendo el paso a los coches. Mucha algarabía si, pero daba la impresión de que estaba todo bien organizado y controlado.

Regresamos al hotel y a descansar. Los pies echaban humo. Y mañana teníamos una nueva excursión. Pero eso seria mañana.
LUNES 1 DE AGOSTO……DIA 3º…..LONDRES-SALYSBURY-LONDRES
STONEHENGE
A la hora del desayuno no había tanta aglomeración como ayer, aún así la bollería seguía siendo dura. De nuevo en Victoria Station cogimos el metro para irnos hacia la estación de Waterloo, y al ser día laborable el metro iba hasta los topes, como una hora punta en Barcelona. En el andén, frente a cada puerta del metro, un policía controlaba a todo el que salía o entraba. Llegamos a Waterloo sin problemas, compramos los billetes a Salisbury (36 euros cada uno) y subimos al tren. Los trenes partían cada 30 minutos y el trayecto dura hora y media. A las 9.45 nos fuimos.

Salisbury es una bellísima ciudad con aire medieval, con calles peatonales, edificios bajos y bien cuidados. Y aunque está cerca de uno de los monumentos más visitados en todo el mundo, por sus calles se respira un ambiente de paz. Había turismo sí, pero sin aglomeraciones. Cuando llegamos a la estación, nos fuimos a la oficina que hay dentro de ella, para comprar los billetes de bus (9.50 euros cada uno), pues Stonehenge está a unos 20 minutos en bus. Los buses salen cada hora, por lo que es mejor tomar el tren de Londres a la hora y 20, pues se llega siempre a menos 10 y casi se empalma con el bus. Como teníamos tiempo, dimos una pequeña incursión por la calle principal de Salisbury.

A las 12 vino otro bus y después de unos 20 minutos de viaje, llegamos a Stonehenge. La entrada vale 8 euros, (6 con carné de estudiante). Si no se quiere pagar también se puede optar por verlo desde la carretera, aunque tan solo se puede observar desde una única perspectiva. Con la entrada te dan un audio guía gratuito.

Stonehenge impresiona. Al entrar se va siguiendo un camino marcado por el cual se va dando la vuelta a todo el conjunto arquitectónico.

Megalitos, Menhires,…para algunos tan solo piedras. Para otros un conjunto monumental prehistórico, el más antiguo de Inglaterra. Con una antigüedad de más de 3500 años, aún no se sabe a ciencia cierta para que servia ni quienes lo construyeron. Diversas teorías sobre si era de pueblos celtas, druidas….

Hay varios círculos de piedras dentro del monumento, algunas de un color azulado, y aunque tan sólo se puede pasear a 20 metros de distancia, se aprecian bastantes detalles que el audio guía nos iba narrando. Los agujeros por donde se filtra el sol en los solsticios de verano o invierno son perfectamente visibles.
Algunas interpretaciones dicen que era un calendario solar, otros que una especie de mapa astronómico, otros que era un templo…muchas conjeturas….
En los aledaños de Stonehenge, se ven montículos en la llanura que son tumbas prehistóricas.

Hace años, los habitantes de Salisbury, alquilaban martillos y hachas a todos los que querían llevarse un trozo de piedra, o también piedras enteras. Es por ello que muchas de las piedras de Stonehenge están rotas, más por esto que no por el paso del tiempo.

En el exterior de Stonehenge, en la carretera, un chico estaba sentado en posición de yoga, con los brazos extendidos y los ojos cerrados…meditando. Durante los solsticios se celebran aquí ceremonias y ritos en base a una supuesta energía del entorno.

Stonehenge también cuenta con su tienda de souvenir, su bar. y servicios y como que el día estaba ya de nuevo amenazando lluvia, regresamos al autocar que nos llevara de nuevo hacia Salisbury.

Salisbury tiene una catedral que data del 1220, de estilo gótico y en lo alto de ella hay una aguja de 123 metros de altura, la mayor de todo el país. Para visitar la catedral, hay que pagar entrada, pero merece la pena. La entrada vale 6 euros (5 los estudiantes).
Dentro de la catedral está la sala capitular, un lugar que anteriormente era de reunión para el clero, pero que esta preciosamente decorada: sus ventanales, capiteles, columnas, aunque la joya del lugar es la Carta Magna.
La Carta Magna fue el documento que el rey Juan de Inglaterra (conocido como Juan sin tierra) ,se vio obligado a firmar y en la que reconocía los derechos de las personas, que nadie podría ser encarcelado sin juicio previo, que la iglesia sería libre y que tendría sus libertades enteras, etc..Una manera de abolir el poder absoluto que disfrutaban los monarcas en la antigüedad. De esta carta tan solo sobreviven 3 ejemplares. Está escrita a mano en latín, con muchas palabras abreviadas, y en la sala hay información sobre todo el contenido de ella en varios idiomas. Merece la pena visitarla, de veras.

Saliendo de la catedral y después de tomar un café y un trozo de tarta en la cafetería de la catedral, recorrimos algo más el encantador pueblo de Salisbury. Regresamos a la estación y de nuevo hacia Londres.

Ya en la city, cogimos un metro, para irnos a pasear por el popular barrio de Notting Hill. Parecía que estuviéramos en otra ciudad. Sus calles tranquilas, casi desiérticas. Paseamos por la calle Portobello, donde por las mañanas se realiza un mercado callejero. Y es cierto. Notting Hill tiene un encanto especial. Cenamos en un restaurante brasileño, Rodizio, donde comimos más de lo que debiéramos…carne y más carne de todo tipo, que los camareros traían sin parar.
Después de cenar, un paseo por las calles mas transitadas de Notting Hill, donde los turistas (muchos españoles) habían tomado por su lugar de paseo. Tiendas abiertas hasta las 10 de la noche, y mucho bullicio, mucho…

Un autobús y a dormir. Mañana más.
MARTES 2 DE AGOSTO…….4ª DIA……LONDRES
LOS OJOS DE LONDRES….
Hoy a priori teníamos el día completo, y sin movernos de la ciudad. Optamos por coger el pase diario de bus, más barato que el de metro, (4.50 euros) y nos fuimos hacia el museo Británico que además es gratis.
Desde siempre todo lo relacionado con Egipto me ha fascinado y si algún lugar tiene la colección más inmensa de arte egipcio, este es el museo Británico. Mucho control en la entrada, te revisan hasta el monedero. Al entrar, primera duda… ¿por donde empezar?
Con la ayuda de un plano decidimos empezar por mi debilidad. Egipto.
El museo tiene 3 plantas, y en cada planta un montón de salas con diferentes estilos y países.

Lo primero que vimos, fue la piedra roseta, descubierta en 1799 y que data del año 195 a.c. Está protegida por un cristal, para que nadie la toque, y todos los turistas que accedíamos al museo nos fotografiábamos con ella.

Una especie de escalofrío se apodero de mí, mientras me paseaba por aquellas salas llenas de esculturas, de sarcófagos, de imágenes, robadas, compradas o expoliadas de Egipto.
En la sala de las momias y sarcófagos, se queda uno con la boca abierta. En cada sala, una exclamación más de asombro. Impresionante todo lo que hay alli. Al llegar a la zona de Grecia, el asombro es mayor. El Partenón griego se haya en una sala inmensa en el museo. Recorrer sus estancias es realizar una clase práctica de culturas, civilizaciones, arte….se empacha uno de arte.
Grecia, Mesopotania, Roma, Egipto, Asia, América…..todo el mundo tiene su lugar en el museo. Hay además salas pequeñas con colecciones de relojes, de armas…
El museo es para estar todo un día, y otro, y más…y volver cada día a contemplar una sala, o un país…pero el tiempo no era de lo que mas teníamos, y con mi curiosidad algo más calmada, nos fuimos del museo hacia el Hyde Park.

Queríamos entrar por el Speak Corner, pero esta algo complicado acceder directamente. En esa esquina, pero fuera del parque se encuentra el Marble Arch, y para verlo de cerca o acceder al parque, hay una serie de pasos subterraneos, que te llevan al lugar.
No se puede acceder por la calle, el tráfico es intenso y no hay semáforos que cedan el paso.
En el Speak corner, un chico de color, subido a una caja, intentaba captar la atención con poco éxito de los que por ahí pasabamos.

Paseando por la inmensidad del parque, nos tumbamos a la sombra de unos árboles a descansar un poco, y a intentar divisar las ardillas.
Mas al sur del parque hay un lago, donde los patos, cisnes y demás aves, se te acercan buscando que les des algo de comida. Poco antes de salir del parque, conseguí dar de comer a las ardillas que se te acercan tranquilamente. Como un chiquillo.

Salimos por la Kensington road, encontrándonos de lleno en una zona llena de embajadas y de oficinas. Comimos en un bar restaurante, y nos fuimos hacia el London Eye.
Antes de llegar a la noria, nos detuvimos en Downing Street, la calle en la que está la residencia del primer ministro Británico. El famoso número 10, tan solo es visible por las rendijas que dejan las enormes vallas de seguridad que flanquean la entrada a la calle. Con el estado en que se encontraba la ciudad por los atentados, la entrada a la calle estaba protegida por una tanqueta policial y varios agentes armados hasta los dientes. Sin embargo a los turistas que curioseábamos en la entrada, no nos dijeron nada.

Subir a la noria vale 18 euros, y el viaje dura 30 minutos, a paso lento, muy lento. Tan solo hicimos 10 minutos de cola, pasamos por dos controles y entramos en una especie de cabina ovalada, en la que cabían unas 20 personas.
Poco a poco te vas elevando, y ante ti aparece Londres en su inmensidad, en su plenitud. Disfrutamos de un día de sol, y las vistas eran increíbles. El parlamento, el Big Ben, Buckhingham, los parques, el río… la vista es impresionante y de veras, que aunque sea una turistada, vale la pena el subirse.
Al salir del ojo, unas chicas entran con unos detectores de metales, a inspeccionar la cabina.

Seguimos paseando por la ribera del río, donde las estatuas humanas y los showman callejeros daban color al paseo.
Cruzamos el puente de Hungerford para adentrarnos en la zona de Times Square, contemplando la imponente columna de Nelson. En el centro de la plaza, un grupo de bailarines estaba ensayando una actuación. Nos adentramos por la zona del Covent Garden, lugar donde se ubican la mayoría de teatros de Londres.
El mercado estaba cerrado, pero en su exterior una multitud de terrazas, casi todas llenas, le daban un ambiente de fiesta eterno.
Londres tiene un encanto especial. Es diferente de todas las ciudades europeas que conozco. Quizás es por su magia, por el encanto de la mezcla de culturas, por la fama de sus espectáculos…no se muy bien el que…pero tiene algo especial.

Y estar en Londres y no ir a un espectáculo, es casi un pecado. Hace meses escuché en un programa de radio que el musical El Rey León era espectacular en su puesta de escena. Y como la cartelera de Londres era extensísima, y no sabía por cual musical decidirme, opté por hacer caso de la radio y encargar dos entradas para el Rey León.
No me equivoqué…

Como el argumento es fácil de seguir, pues la película es tremendamente popular, es un musical tremendamente recomendable. Las entradas me costaron 72 euros cada una, y a pesar de reservarles con mas de 2 meses de antelación, un sobre con mi nombre me esperaba en la taquilla del Lyceum Theatre. Padres con niños en su mayoría, eran el público predominante, y nada mas empezar el espectáculo, con la famosa escena de la presentación de Simba, se me puso la piel de gallina. Los animales están milagrosamente bien representados, los decorados, las canciones en directo,… todo es un espectáculo…UN GRAN ESPECTACULO.

A la salida, caminamos un rato, hasta que decidimos tomar un autobús, para regresar a nuestro hotel.

Mañana partíamos hacia Escocia, hacia Glasgow, y la parada que hicimos en Londres, se transformó en un deseo. Volver. Londres merece más de una visita.
MIERCOLES 3 DE AGOSTO…..5º DIA….LONDRES-GLASGOW
NERVIOS EN EL TUNEL
Este miércoles fué el día que más madrugamos en Londres. Nuestro tren a Glasgow, salía a las 9 de la mañana y como que teníamos que recogerlo todo, pagar el hotel, coger un metro hasta King Cross…etc., pues nos levantamos pronto y con tiempo para todo.

Pero ese día, pasé, pasamos algo de miedo.

Al llegar a la estación de Victoria Station, a las 8 menos 5, nos encontramos que la estación estaba cerrada, y un montón de gente hacia cola en el exterior para entrar. ¿Que ocurría?...
Pensamos en tomar un taxi, pues aunque en metro tan solo teníamos que hacer 5 paradas, si este no abría, un taxi era lo más rápido.
Ojalá lo hubiéramos hecho.

De repente las puertas se abren y de su interior salen 2 policías que dan acceso libre a todos a la estación. Entramos, sacamos nuestros billetes, cargados con las maletas a cuestas y subimos al metro. Eran las 8 y 5 minutos.
El metro tardo 5 minutos en ponerse en marcha, y en la estación siguiente, estuvo detenido 5 minutos más. Eran las 8.15.
Quedaban 4 estaciones para hacer en 45 minutos. Suficiente.
En la siguiente estación, estuvimos detenidos en el andén 5 minutos. Empecé a ponerme nervioso…pero no podíamos hacer ningún tipo de trasbordo en esa línea. Faltaban 3 estaciones.
A las 8.30 minutos salimos de nuevo y entonces….el tren se detuvo dentro del túnel….
Los pasajeros no se inmutaban, la mayoría iba realizando Sudokus, el juego de moda de este verano. Las 8.40…y seguíamos dentro del túnel. Empezaba a pensar que por qué narices no cogeríamos un taxi, y veía muy lejano el poder llegar a tiempo a la estación.
A las 8.45, al fin, llegamos a la siguiente parada….quedaban 2 paradas mas, para el final…. ¿que hacer?... ¿seguir en esa línea, o hacer trasbordo en la estación de Warren Street con la línea negra?...la respuesta nos la dió un vigilante del metro, cuando nos obligó a bajarnos a todos del metro, por causas que no nos dijo…¿una amenaza de bomba?, ¿una avería técnica?... a la carrera, con las maletas a cuestas buscamos la línea negra…la encontramos… nos subimos a ella, pero en los carteles interiores no figuraba el nombre de la estación de King Cross. Preguntamos a una mujer y nos dijo que si, que esa línea llegaba a la estación pero otra chica nos comentó que no, que debíamos bajarnos en Euston, y coger la misma línea pero en otra dirección, pues la línea negra o línea Northem tiene 2 direcciones.…nos habíamos subido en la dirección equivocada….teníamos que hacer un nuevo trasbordo y otra parada más en menos de 7 minutos….
Por un milagro, pudimos hacer el cambio de seguida, y esta línea parecía que iba bien….Encarna ya daba por perdido el tren, pues la puntualidad británica existe, y a las 9 en punto salía nuestro tren a Glasgow, y de perderlo no podíamos cambiar los billetes….llegamos a la estación de metro de King Cross, a las 8.57, pero teníamos que subir un montón de escaleras, pues depende de que líneas, estas van muy por debajo del suelo….a la carrera, con golpes, pidiendo perdón a cada paso, sudando, resoplando llegamos a la estación de tren…el reloj de la estación marcaba las 8.59….nos faltaba encontrar el tren en una estación inmensa….pero la fortuna nos sonrió…le preguntamos a dos policías si sabían cual era el tren de Glasgow, y por una bendita casualidad estaba enfrente de nosotros….corrimos hacia el tren,… uno de los revisores nos hacía señales para que subiéramos….subimos al primer vagón que pudimos….deje la maleta en el suelo….miré a Encarna y le dije…! Ya estamos dentro!...justo en ese momento…el tren cerró las puertas y partió….

Estaba chorreando, sudando, me faltaba el aire, y mi respiración era como la de un asmático…pero lo habíamos logrado…cruzamos todo el tren para encontrar nuestros asientos…y los encontramos…
Creo que bastantes personas perdieron ese tren, pues en cada uno de los asientos, hay una etiqueta que pone si esta reservado o no, y que trayecto realizan las personas que en el se sientan, y en el de detrás nuestro, habían 2 sillones que debían de haberse ocupado también en Londres…

Teníamos casi 6 horas por delante…para descansar, dormir, contemplar el paisaje…a mitad de viaje, subieron 2 mujeres en Lancaster, que nos hicieron compañía en nuestros asientos de 4 personas.
Al mediodía nos dirigimos al vagón restaurante para comprar algún bocadillo y bebidas y casi no quedaba de nada….
Aunque 6 horas son muchas, no se nos hicieron excesivamente largas, y a las 2.35 horas, un poco antes de lo previsto, llegamos a Glasgow….

En la estación no había oficina de turismo, para pedir un plano de la ciudad, o mirar que transporte nos podía llevar lo mas rápido a nuestro hostal, por lo cual salimos de la estación y con una pequeña indicación de la zona que llevábamos, le preguntamos a un policía como llegar. Nos indicó el metro, y en que estación bajarnos y a él nos fuimos.
El metro de Glasgow, es de lo más curioso que he visto. Es una sola línea, circular que va dando vueltas por todo el centro de la ciudad. Tiene dos sentidos de marcha y los trenes parecen de juguete, super pequeños. Un billete de metro vale 1 libra.

Hicimos 4 paradas y llegamos a la que nos dejaba más cerca de nuestro hostal. Le preguntamos al taquillero como llegar y estábamos tan solo a 5 minutos a pie, aunque con las maletas, parecían más.

Al final nuestro hotel estaba al lado mismo de una de las arterias principales de Glasgow y cerca de un área de residencia de estudiantes.
Belgrave Guest House, en Belgrave Terrace.
Nuestro hotel era una casa de huéspedes, sin ascensor donde la habitación tenía 3 camas algo más grandes que las individuales. Un baño con ducha, televisión, tetera, cafetera, nevera, plancha…tenía de todo, pero si algo teníamos claro es que no íbamos a disfrutar demasiado de las habitaciones.

Después de cambiarnos de ropa y guardar las maletas, volvimos de nuevo al centro, para recorrer un poco la ciudad.
Glasgow es una ciudad gris. No tenia ni mucho menos el encanto de Londres y a pesar de ser la segunda ciudad importante de Escocia, su pasado industrial ya en declive, le conciernen un aire mitad gris, mitad esperanza. Ha sido nombrada capital europea de la cultura en 1990, y ciudad de la arquitectura del Reino Unido. Su centro es parecido al eixample Barcelonés, con un dibujo muy bien organizado de calles paralelas entre si. Nos acercamos a George Square, una preciosa plaza presidida por una torre con la estatua de Walter Scott en lo alto. En un lateral de la plaza el edificio del Gallery of Modern Art, le da un toque de majestuosidad al lugar. En la oficina de turismo preguntamos por el pase del Explorer, pedimos planos de Glasgow y nos dispusimos a caminar por las calles peatonales del centro.

La Buchanan Street es la calle más comercial de todo Glasgow. Tiendas de ropa, alimentación, cafeterías, pero eso si…a las 5 o como muy tarde a las 6, todo cerrado.
Seguimos caminando por la Argyle Street, casi al lado del río Clyde, y a medida que nos alejábamos del centro, una imagen de solitud, de tranquilidad y sensación de ciudad fantasma, se iba apoderando de nosotros.
Decidimos volver al centro y las calles que minutos antes estaban atestadas de gente, ahora eran como si un rayo misterioso las hubiese dejado vacías.
Buscamos un lugar para cenar, y nos decidimos por el Pub Ingrams. En Escocia casi siempre en los pubs debías de acercarte a la barra, pedir, pagar y luego te lo servían. Aquí probé por primera vez el Haggis, que son las vísceras de cordero hechas con muchas especias y que tienen un sabor buenísimo. Probé el pollo a la Balmoral que era pollo con Haggis y queso, y que fue el mejor plato típico que probé en toda Escocia.
El encargado del pub era español y nos recomendó algunos lugares para visitar. La mayoría ya los teníamos previstos, pero otros que dudábamos, los acabamos incorporando a la ruta.

Después de cenar, un paseo y al hostal. En la televisión de la habitación, zapeando un poco, vimos el Gran hermano de Inglaterra, que se acercaba a su final.

Mañana debíamos de recoger el coche que tantos quebraderos de cabeza nos había causado.

Pero eso sería mañana.

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EL SUR DE ESCOCIA...BELLEZA POR DESCUBRIR

EL SUR DE ESCOCIA...BELLEZA POR DESCUBRIR


Localización: Reino Unido Reino Unido Fecha creación: 19/10/2007 10:38 Puntos: 0 (0 Votos)
JUEVES 4 DE AGOSTO…..6º DIA……GLASGOW
DESCUBRIENDO GLASGOW
Como siempre nos acostábamos pronto, el madrugar no era demasiado problema, pero hoy fue el día que más tarde nos levantamos. A las 8 de la mañana.
Primer contratiempo. En la ducha no salía agua caliente, y como las temperaturas de Agosto, no son como en Barcelona, no estaba dispuesto a ducharme en agua fría. Por lo cual, como vi. que en la primera planta, había una ducha comunitaria, me fui hacía ella y la utilicé.

A la hora del desayuno se lo comentamos a la mujer que atendía los desayunos, y ella se encargo de pasar nota a su “fontanero”. Por primera vez desde que salimos de Barcelona, probamos el desayuno escocés: huevos, beicon, salchichas, tomate, champiñones….una dosis completa de colesterol…

Después de desayunar, cogimos un autobús y nos fuimos hacia el centro de la ciudad, El bus en Glasgow es más barato. 1.20 euros el billete sencillo. El autobús nos dejó en la calle Buchanan y desde allí fuimos a la oficina de turismo, para comprar el Explorer pass. La adquirimos por un periodo de 10 días, valido durante 30 días. Los días que se utilizaran no tenían por que ser consecutivos, con lo cual teníamos bastantes días de maniobra. El precio del Explorer era de 28 libras (42 euros) pero la amortizamos con creces. Todo lo que vimos con el Explorer, nos hubiera costado 72 libras (108 euros) por lo cual nos ahorramos 66 euros cada uno. Claro que también muchas de las cosas que vimos, si no hubiera sido por que teníamos la entrada gratis, no las hubiésemos visitado, pero todo lo que vimos, valió la pena…sobre todo si gustan las ruinas de abadías y castillos.

Después de comprar el Explorer, nos fuimos andando hacia la catedral de Glasgow, que está al lado de la zona universitaria. Dentro de la catedral, hay folletos en todos los idiomas que por 10 peniques, te explican la historia de la catedral y lo que merece ser vista en ella.
Por el exterior, su aspecto gris, como sucio, como si las obras de restauración de la piedra no se hubiesen realizado, si es que alguna vez se hicieron. Esta rodeada por un cementerio, sembrado de verde, y con numerosas lápidas sobresaliendo.
La catedral de Glasgow es la mayor iglesia de toda Escocia. De culto presbiteriano, esta se fundó durante el siglo siete.
Lo más hermoso de la catedral, es la cripta o iglesia baja, en la cual está enterrado el patrono de Glasgow San Mungo. En la iglesia se venden como si fuera una tienda más de recuerdos, souvenirs de Glasgow. La entrada es libre, aunque en el Explorer nos figuraba como de pago.

Al salir dimos una vuelta por su exterior, pisando decenas de tumbas de su cementerio, y contemplando una inmensa necrópolis que está situada en la ladera de enfrente de la catedral. Mientras paseábamos por el cementerio, una música de gaitas llegaba a nuestros oídos. Como si siguiéramos el sonido de Hamelin, conseguimos averiguar de donde procedía la melodía. A escasos metros, en un edificio que era una residencia universitaria, un grupo de unas 30 personas, estaban ensayando para el festival de música de gaitas que tenia lugar a mediados de mes en Glasgow. Sin el traje típico, pero si con todos los instrumentos necesarios, (gaitas y tambores) iban ensayando sobre todo el desfile, la marcha. Una y otra vez repetían el inicio de la melodía, mientras una decena de personas, les fotografiábamos como si fueran una atracción turística.

De vuelta hacía la catedral, entramos en Provand´s Lordship, la casa más antigua de Glasgow. De entrada libre y perfectamente ambientada, esta casa fué fundada en 1456 como un hospicio.
Sus tres plantas recrean como era la vida en la Escocia de mitad del milenio anterior. La catedral y esta casa, se salvaron de la destrucción que hubo en toda Inglaterra de las iglesias católicas con motivo de la reforma protestante de 1560.
La casa pasó por varias vicisitudes, destrucción, reconstrucción, abandono…etc.
Fue una visita agradable, donde al salir, se invita a dar unas monedas como donativo.
En frente de la casa, se encuentra el museo San Mungo de vida y arte religioso.

Como la entrada también era libre, entramos. Y fue una de esas pequeñas agradables sorpresas que se encuentran en cualquier viaje.
Pensaba que estarían sus tres plantas, llenas de pinturas religiosas. Y no.
Es un recorrido por todas las religiones y por todas las fases de la vida, a través de objetos cotidianos y de fotos. Cada etapa de la vida enfocada desde el punto de vista de cada religión. Y además perfectamente ordenado y con sentido. En algunas vitrinas incluso se puede probar a adivinar los conocimientos que tenemos de cada religión. Sinceramente, hay que visitarlo.
La joya del museo no obstante es un cuadro. El Cristo de Dalí, que la ciudad de Glasgow le compró al artista en 1951.

Observando el cuadro y con la ayuda de unas explicaciones que se encuentran en la sala, se puede observar la restauración de la que fué objeto el cuadro, con motivo de los ataques que sufrió como protesta por su venta a Glasgow. En la misma sala hay otras obras preciosas. Discos mortuorios de la China neolítica de 2000 a.c., dibujos de aborígenes australianos, vidrieras escocesas impresionantes.
La planta superior está dedicada a la religión en Escocia, y en un lateral hay una pequeña sala en la que unos monitores dan juego y entretienen a los niños pequeños.

En un par de horas, habíamos visto tres edificios históricos en Glasgow, y lo que es mejor de todo. Gratis.

Volvimos andando hacía el centro, y nos sentamos a comer en una cafetería con aires americanos que estaba a reventar.

Después de comer, caminando por el paseo que discurre en paralelo por el rió Clyde, nos fuimos hacía la zona más nueva de Glasgow. Una estructura metálica que recuerda a la ópera de Sydney, preside todo el lugar. Cruzando el río, un cine Imax, en forma de gusano metálico y un museo de la ciencia lleno de chiquillos, decoraban una zona bastante desértica y con mucho aire….pasé mucho frío, con la brisa del río y el aire golpeándote la cara.
Cerca de allí, la oficina de Hertz, donde debía recoger nuestro coche.

Tuvimos que esperar casi 20 minutos que la chica terminara de atender la reclamación de otro usuario, cuando por fin nos tocó a nosotros.
Primera sorpresa. Había pedido un coche pequeño, un Ford fiesta, un Opel Corsa, etc.) Pero como no tenían, nos dieron por el mismo precio un Ford Focus del modelo nuevo que es algo más largo que los anteriores. Demasiado coche para mí, pero en fin.
Después de que un miembro de la oficina nos explicara los mandos del coche, todos al revés que en Barcelona, por supuesto, arranqué mi flamante focus de color azul chillón.

Primeros metros con él, y ya me puse en dirección contraria. Y es que el subconsciente te traiciona más de una vez. Tranquilo. Volver a empezar. Me introduje en una especie de polígono industrial, para intentar cogerle confianza al coche, y cuando creí que más o menos lo dominaba, me dispuse a conducir por el centro de Glasgow, pues para ir a nuestro hostal, necesitaba atravesar toda la ciudad. Y con más facilidad de la prevista, aparqué nuestro focus en el parquing del hostal.

Después de comprobar que la ducha seguía sin dar agua caliente, y de volver a avisar en recepción, nos fuimos por los alrededores del hostal para buscar un sitio donde cenar.

Casi enfrente del hostal, el pub Hembros nos acogió y unos platos de ternera con patatas y cervezas fueron nuestra cena. El pub estaba a rebosar, y las jarras de cerveza se vaciaban a una velocidad increíble. Llevaba 6 días en tierras Británicas y aún no había probado el agua de vida, el agua de Escocia.

Un breve paseo hasta el hostal, preparar las maletas y dejarlo todo listo para emprender nuestra aventura motorizada. Pero eso sería mañana
VIERNES 5 DE AGOSTO…..7º DIA…..GLASGOW-KELSO
LA RUTA DE LAS ABADIAS
Nos habíamos propuesto una mega super ruta, con un montón de sitios por ver y no siempre cerca unos de otros. Y eso que era el primer día con coche. Pero no importaba. Éramos valientes. Nos levantamos pronto y a las 9 de la mañana ya estábamos en ruta. Cogimos la A-77 con dirección al Culzean Castle, aunque antes hicimos una pequeña parada en otro.

Cerca de la ciudad de Kilmarnock, se encuentra el Dundonald Castle. Llegamos antes de las 10 de que era la hora de apertura y tan solo nos conformamos en visitarlo por fuera. Era nuestro primer castillo. Construido en el siglo XIII, en la actualidad tan solo se conserva en pie, parte de la torre del que durante algún tiempo fue residencia de los primeros monarcas escoceses.

Cada castillo, cada ruina, tiene una historia, su historia. Historias llenas de batallas, de conquistas, de traiciones, de pagos por servicios, de destrucción, de esplendor… ¿si es una visita prescindible? Pues si…

Sin más tiempo que perder nos dirigimos ya al Culzean Castle, cerca de Maybole.
La entrada se hace por un camino que da acceso a los jardines, previo pago de 15 euros por cabeza. Los jardines son increíblemente hermosos, PRECIOSOS.
El césped de un verde brillante, adornado por fuentes engalanadas con flores, maceteros rebosantes de color, flores y más flores por doquier. Es una delicia el pasear por ellos y sentarse en uno de sus muchos bancos y dejar recrearse la vista, tan solo contemplando el jardín, tan solo eso.

Y el castillo no podía ser menos. Una fortaleza del siglo XVI, erigido sobre un vertiginoso acantilado que domina el estuario del Clyde.
Al entrar en él, su primera estancia esta decorada por una colección de trabucos, la mayor de toda Escocia. Cada habitación esta decorada como si estuviera habitado, como si el paso del tiempo no hubiese hecho mella en él y sus habitantes aún se sentaran en sus grandes sofás. En cada estancia, unas hojas en varios idiomas, te explican que es aquella habitación y lo más sobresaliente de ella: que objetos no deben dejar de mirarse, la historia de cada sala y pequeñas dosis sobre la historia del castillo.
Una única pega. No pueden hacerse fotos. En cada habitación, una persona del castillo vigila que la norma se cumpla. Todas las habitaciones son bellísimas, pero si hemos de resaltar una, ésta es la escalera oval que da acceso a las habitaciones y sobre todo al salón principal, con un piano y con unas vistas increíbles de su acantilado.
Según nos contaron los vigilantes de las salas, que siempre amablemente te responden a cualquier duda, el castillo estuvo habitado hasta hace poco, pero sus dueños, la familia Kennedy, como no podían soportar el elevado coste de mantenerlo abierto, lo donaron a la The National Trust for Scotland. Un organismo que posee varios castillos y lugares históricos y que se encarga de rehabilitarlos para que se puedan visitar.

Salimos del castillo, y caminando por sus jardines posteriores, encontramos un pequeño caminito que permitía acceder a la playa, y por ende tocar por primera vez el agua del mar del norte. Fría.

Cerca también de Maybole, esta la Crossraguel Abbey. Como nos iba de paso y teníamos la entrada gratis, nos acercamos.
Al llegar, vimos que éramos los únicos visitantes del lugar. El vigilante, un hombre de unos 50 años, tan solo estaba acompañado de su perro, un pastor escocés. Entramos en la Abadía, que aunque semidestruida, era preciosa. Al subirse en lo alto de la torre, comprobamos la perfecta sonoridad del lugar, pues nuestros gritos resonaban con fuerza por todo el lugar.

Siempre nos preguntamos porque algunos lugares están masificados y otros casi desiertos como este. El cielo se puso caprichoso y empezaron a caer unas finas gotas de lluvia. Fuimos hacia el coche, pero antes nos detuvimos a jugar con el perro. Sin que le dijéramos nada, nos trajo una pelota de tenis, y nos la dejó en los pies para que se la tirásemos. Y así lo hicimos. Varias veces. Y siempre nos la traía para que se la volviéramos a tirar. Supongo que a pocos turistas vería aquel perro.

Proseguimos nuestra ruta hacia Melrose. Cruzamos casi toda Escocia por el sur, para llegar cerca de las 4 de la tarde a Melrose Abbey. Pensando que cerraban a las 5 y aun queríamos ver un par más, tuvimos una alegría, cuando la mujer de la taquilla nos dijo que no, que todas cerraban a las 6 y media.

La abadía de Melrose, es la más hermosa de todas. Por espectacular, por grande, por sus ruinas rosáceas bien conservadas, por su emplazamiento. Forma parte de la ruta de las abadías, una serie de abadías de los “Borders”, y que se encuentran todas en estado ruinoso. Constituyen todas ellas una muestra de las turbulentas relaciones entre Escocia e Inglaterra en el siglo XVI.

Esta fue construida para los monjes cistercienses, y fue saqueada una y otra vez por los ejércitos ingleses. La destrucción definitiva se produjo en 1545, con la política destructiva de Enrique VIII y la reforma anglicana.
En la abadía, flanqueada por su cementerio, se guarda en una caja el corazón de Robert the Bruce, personaje adorado en toda Escocia, pues fue él, el que recogió el testigo de William Wallace y derrotó a los ingleses.
Es una visita imprescindible.
Cerca de Melrouse está un monumento a William Wallace, que no visitamos.

El pequeño pueblo de Melrose, también merece ser visitado pero preferimos irnos hacía la Dryburg Abbey, algo más pequeña que la anterior, pero con un encanto especial.
En su interior esta enterrado Sir Walter Scott. En una capilla bien conservada de la abadía, se estaba ensayando una boda. Los novios y los testigos obedecían las ordenes que el oficiante les iba dando, mientras dos mujeres estaban engalanado con flores la capilla.

Cerca de la abadía, está un mirador al que subimos, y que la tradición dice que era el preferido de Walter Scott. Según la leyenda el escritor solía venir aquí varias veces, pues desde él se obtiene una esplendida vista de todo el valle. El mirador lleva su nombre.
Además, el perro de Walter Scott, cuando este ya había fallecido, seguía hiendo al mirador.
Ahora teníamos que decidir, entre acercarnos a la tercera abadía en importancia, que nos quedaba algo lejos, o acercarnos a nuestro lugar de destino Kelso, pueblo en el cual también había otra abadía que visitar. Y optamos por irnos hacia Kelso, pues hubiésemos tenido que correr mucho para llegar hasta Jedburgh.

Mi primer día conduciendo por la derecha, estaba resultando bastante aceptable. Algún golpe de retrovisor por el lado izquierdo, algún despiste con las marchas, pues alguna vez aún buscaba la palanca de cambios a mi derecha, pero en fin, bastante aceptable.

En Escocia no se conduce muy rápido, afortunadamente, pero lo que si te saca de los nervios, es que en las carreteras estrechas que cruzan los pueblos, sus habitantes aparcan los coches en plena carretera, sin miramientos….y siempre tienes que sortear los coches aparcados, con los que te vienen de frente, y como las distancias aun nos las dominaba, pues algún bordillazo si que le di al coche… pero nada grave.

Llegamos a Kelso y nos costó encontrar la casa. Estaba algo apartada del pueblo y aunqué me pasé el desvio una vez, al final dimos con ella. El alojamiento de Kelso lo había reservado directamente con su dueña por Internet, y por las fotos que teníamos de la casa, era la que con más expectación esperaba. Era la de más categoría y a la vez la más económica. Y no nos defraudó.
Mrs Christina Moffatt, era un encanto de mujer. Nos enseñó nuestra habitación que era enorme, de más de 30 metros cuadrados y el baño contiguo era casi tan grande como la habitación. Con una bañera grandiosa y una chimenea, que aunque no estaba encendida, le daba un encanto especial. Todo enmoquetado, pero una monada. Después de mostrárnosla y de de decirnos que teníamos toda la casa a nuestra disposición, nos ayudó a buscar un sitio donde cenar, a pesar de que también nos ofreció el cenar en su casa.

Dimos una vuelta por su jardín que era tanto o más precioso que su casa y nos fuimos hacia Kelso. Aparcamos un poco alejados del centro, y caminando llegamos a la Abadía de Kelso, que estaba abierta, a pesar de que eran más de las 7 de la tarde. Aunque no lo parecía, esta abadía había sido en tiempos la más grande de todas. Fue fundada en 1128 y también estaba destruida.

Kelso es un pueblo de unos 6000 habitantes, con calles adoquinadas, edificios victorianos y que es famoso por la pesca del salmón. En octubre hay un campeonato de pesca de salmón y algunas personas llegan a pagar ¡!!!!1600 euros!!!!!!! , por una ubicación concreta. En Kelso confluyen dos pequeños ríos, y en el lugar donde se juntan, el pescar en ese sitio, vale esta enorme cantidad.

Paseamos por Kelso, por sus calles solitarias, por las vistas de sus ríos, por las escaleras que conducen a los miradores del río….

Cenamos en un pub que nos recomendó nuestra anfitriona: The Black Swan (el cisne negro). Probé de nuevo el Haggis, pero no estaba tan rico como en Glasgow.
Después de cenar, dimos de nuevo una vuelta por el pueblo….creo que éramos las dos únicas personas que estaban caminando por sus calles…de nuevo el desierto.

Regresamos a nuestra “casita” y a una cama altísima y confortable…balance de nuestro primer día en coche…335 kilómetros…. 4 abadías, 2 castillos…y muchas fotos hechas….

Lo mejor que podíamos hacer ahora, era probar esta inmensa bañera, para relajarnos después de tantos kilómetros….Y lo hicimos….
Mañana más.
SABADO 6 DE AGOSTO……8º DIA…..KELSO-STIRLING
EN BUSCA DE WILLIAM WALLACE
En el desayuno, compartimos mesa con 3 pescadores de Newcastle, que estaban alojados en la misma casa. Venían a pescar salmón, mientras sus mujeres estaban en Inglaterra. Charlamos con ellos, y sobre todo uno de ellos, nos comentó que todos los veranos, pasaba una semana en Menorca…. Aunque de hablar castellano, nada de nada.
El desayuno fué muy agradable, de los mejores, tanto por la comida, como por la conversación.

Saliendo de Kelso, nos dirigimos casi a las afueras de Edimburgo. A Roslin, y a su famosa capilla. Roslin se encuentra a unos 10 kilómetros de Edimburgo.
Seguramente de no ser por la popularidad del Codigo Da Vinci, no hubiésemos parado en esta capilla…ni nosotros ni todos los turistas que la abarrotan.

Construida por los caballeros templarios en 1446, una leyenda cuenta que fué construida como una copia arquitectónica exacta del Templo de Salomón, en Jerusalén.

La entrada a la capilla, que cuesta 9 euros, se realiza por la tienda de souvenirs, plagada de libros del Codigo Da Vinci, aunque el colarse es bastante fácil, pues dos personas atienden la tienda y la entrada y en momentos de masificación, es fácil entrar sin pagar.
La capilla está en fase de restauración por el exterior, cubierta de andamios, hierros y demás, pero su interior, pequeño, es sencillamente increíble.
Aparte del auge del libro, la capilla está repleta por todas partes de símbolos masónicos, templarios y de unas columnas de piedra increíblemente trabajadas.
Una leyenda cuenta, que el aprendiz del maestro cantero, realizó una columna más hermosa que la de su maestro y éste, motivado por los celos mató a su discípulo.
La bóveda de piedra labrada es preciosa. Entretenerse en mirarla, en buscar los símbolos templarios, intentar descubrir las escenas bíblicas en sus piedras….y todo ello con una cantidad de gente que te impedían hacer el recorrido con calma.
No nos empeñamos en buscar el Santo Grial, según cuenta el Codigo Da Vinci, pero si que intentamos encontrar y descifrar algunos de los numerosos símbolos que están labrados en sus paredes.

Demonios, ángeles, gárgolas, símbolos judíos y cristianos, expresiones en hebreo, latín, griego y otros lenguajes, escenas bíblicas, cruces, lapidas… mucha imaginería adorna esta capilla del siglo XV. Recomendable sin duda.

Para hacerlo aún más complicado, y mientras intentábamos descubrir mas símbolos, una visita guiada acabó de masificar la capilla, dificultando el moverse por ella. Una pena.

Bordeamos Edimburgo y a través de la autopista M9, nos fuimos hacia Stirling.
Al fin pude probar la 5º marcha del coche, y pasar de los 100 por hora…ya era hora.

Stirling es una bellísima ciudad de casi 30.000 habitantes, al pie del monumento a William Wallace y con un castillo que hay que ver. Lo primero que hicimos, fue localizar nuestra casa para poder dejar las maletas. Y con más facilidad de lo que nos hubiésemos pensado, llegamos a Argyll House, en la Causewayhead Road. Esta casa también lo contratamos directamente por email, con su dueña, la Sra. Joan Reid.

Nuestra habitación era una monada. Bastante más pequeña que la de Kelso, pero confortable, con multitud de objetos de decoración que parecían recién salidos de un todo a cien.
Joan, nos dio un mapa de Stirling y algunos consejos sobre las visitas que queríamos realizar. En todas las casas en las que estuvimos, tenían un estante con folletos propagandísticos de la zona, que visitar, planos, etc. En este sentido, la información siempre era abundante.

Primero nos dirigimos al National Wallace Monument. Entrada 8 euros. Para llegar al monumento se accede por una carretera zigzagueante, que te deja a los pies de la taquilla, y con una caminata de unos 10 minutos, a través de una cuesta muy empinada se llega a la entrada del monumento. Hay un autobús lanzadera que gratuitamente te lleva de la taquilla, a los pies del monumento.
Al lado de la taquilla, hay una estatua de piedra, con la imagen de Mel Gibson, y con un escudo en el que pone Braveheart. A sus pies esta escrito FREEDOM.

Al llegar a los pies del monumento, lo primero que se tiene, es una extensa vista de toda la ciudad de Stirling, con sus blancas casas, ausencia de pisos y el río Forth cruzándola como un lazo.
El monumento a Wallace, es una gran torre de 67 metros de alto, inaugurada en 1869, en la que a través de diferentes pisos, se va reflejando la vida y la lucha de Wallace por la independencia de Escocia. Al entrar, si lo deseas te dejan unos audioguias gratis.

En el primer piso, está la espada que perteneció a Wallace. Es grandiosa y como cuentan las informaciones que hay al lado, se cree que era muy alto, cerca de los dos metros, todo un gigante para la época…. En varios paneles se cuenta la historia de Wallace, la de Escocia, los que le traicionaron…en esta sala, una proyección en video, resalta aspectos de la lucha que mantuvo su “sucesor”, Robert the Bruce, contra los ingleses.

A través de paneles en las paredes, se recrea la batalla de Stirling, realizada en el mismo lugar donde nos encontrábamos, un 11 de septiembre de 1297. Aquí había en ese tiempo, un puente… puente que sirvió estratégicamente a Wallace.
Wallace, tal como también recrea la película Braveheart, tenía a su mando un ejército de 16000 hombres, la mayoría sin armas ni armaduras, y con tan solo cuchillos y largas lanzas. Enfrente 50.000 hombres del rey Eduardo I.
La victoria de Wallace, le sirvió para ganarse el apoyo de los nobles y para ser nombrado guardián de Escocia.

También se recrea su derrota, su encarcelación y sobre todo su tortura y muerte.

En el Segundo piso, esta la sala de los héroes. Personajes elevados a esta categoría, bien por sus luchas, o también por ser personajes escoceses celebres por sus inventos o descubrimientos.
En el tercer piso, se cuenta la historia de la construcción del monumento…
Finalmente en la azotea, hay unas vistas espectaculares de todo Stirling, con su castillo al fondo, su río, sus paisajes…no se alcanza a ver el prado de Bannockburn, lugar donde Robert the Bruce, en 1314, consiguió la victoria definitiva contra los ingleses.

En Bannockburn, al sur de Stirling, una placa en el antiguo campo de batalla reza así:

“Por Dios y San Andrews
Robert the Bruce
Rey de los escoceses
Plantó su estandarte en este lugar
Cuando los patriotas escoceses bajo su comandancia vencieron
a la armada de Edward II de Inglaterra en la batalla de Bannockburn el 24
de Junio de 1314.”
“Lucharemos no por la gloria, ni por la salud, ni por honor, sino solo
y únicamente luchamos por la libertad, lo que ningún hombre debe rendir
jamás sin entregar su vida”

Si algo me empezaba a quedar claro, en todo lo que veía, es que los escoceses no estuvieron nunca del todo unidos, y las luchas entre los diferentes clanes, las alianzas de unos contra otros, y los pactos con los ingleses, fueron los que retrasaron y más tarde posibilitaron que las victorias de Wallace o de Bruce, nunca fueran definitivas para Escocia.

Para la construcción del monumento, también hubo sus disputas, y costó alcanzar un acuerdo sobre el lugar en que debía ubicarse.

Nos recreamos con el paisaje que se veía desde lo alto de la torre, y después de hacer infinidad de fotos, descendimos para dirigirnos hacia el castillo de Stirling.

Enfrente de nuestra casa, había una gasolinera, y aprovechamos para rellenar el depósito. En todo el Reino Unido, el diesel es más caro que la gasolina. Un litro de super 95, valía entre 0.92 libras a 0.96 libras… (1.40 euros el litro).

El castillo de Stirling me decepcionó un poco. Quizás porque me esperaba más de lo que realmente es. El castillo es como una inmensa fortaleza militar, donde la mayoría de estancias estaban en fase de restauración, o vacías. La imaginación de cada uno, debía de funcionar a pleno rendimiento, para imaginarse las habitaciones tal como debían de ser.
Esta ubicado encima de un pequeño peñasco, el Abbey Craig. Hay un parking de pago, pero nosotros dejamos el coche, al pie de la colina, donde el aparcamiento era gratis.

Una leyenda dice que este castillo fue conquistado por el Rey Arturo, pero es solo una leyenda… Sin embargo la historia del castillo empieza en 1124.

En el exterior del castillo, hay una estatua de Robert the Bruce. Al entrar se accede a una plaza que funciona a modo de distribuidor. Se puede visitar el antiguo edificio del rey, la capilla real reconstruida en 1594, y en la que había una orquesta de música medieval, y unos actores vestidos con trajes de época, que representaban unos bailes. Continuamos por el gran salón, y por muchas estancias con las paredes lisas. En el castillo, se estaba celebrando una boda, donde el novio vestía el traje típico escocés.
Lo más característico de los trajes escoceses es su falda, su “kilt”. Casi siempre hecha de cuadros, es el símbolo más conocido de toda Escocia, y en la mayoría de tiendas que vimos a lo largo de todo el viaje, las vendían bien sueltas o con todo el traje completo. Un buen traje escocés debe complementarse con la escarcela, que es una bolsa hecha de piel de tejón, aunque las imitaciones son de cualquier tipo de piel.

Recorrimos todas las estancias abiertas, y antes de salir, nos asomamos a los muros del castillo, para contemplar a nuestros pies, las lápidas del cementerio, encajonado entre el castillo, el río, y las casas de Stirling. El contraste de imágenes era brutal.

Empezamos a abandonar el castillo, pasando por sus baterías de cañones, perfectamente conservados y entrando en las cocinas. Lo mejor del castillo. Totalmente ambientadas, decoradas con estilo y con gracia, fue un epílogo genial a la visita del castillo.

Después nos dirigimos hacia el Loch Lomond, el mayor lago de agua dulce de Gran Bretaña. El lago esta ubicado dentro de la zona de The Trossachs. Esta región de grandes lagos y montañas abruptas, marca el límite de las Lowlands y las Highlands. Estábamos dentro de un parque nacional, y las carreteras empezaban a no gustarme. Se llamaban Single road track with passing places….carreteras de sentido único, con lugares de paso… o sea carreteras estrechas, en las que solo cabe un coche y cada ciertos metros, hay unos pequeños salientes, señalizados, para que los coches se aparten y dejen pasar al otro…. Pero en la práctica, eran unas malditas carreteras que rompían los nervios a cada instante.

Nos detuvimos en el pueblo de Balmaha, donde terminaba la carretera, y nos fuimos hacia el embarcadero. Bajando por unas rocas se puede acceder a una especie de playa, ocupada por decenas de pájaros y tocar el agua, el agua dulce…

Después seguimos por la West Highland Way, y montaña a través, llegamos a una pequeña cima, donde se veían unas imágenes preciosas del lago, de sus islitas en el centro, de la vegetación…y mosquitos…muchos mosquitos….

Nos dirigimos después hacia Aberfoyle, para ir a buscar el Loch Katrine. Pasamos por un castillo, que era un hostal, y en el que las habitaciones debían de ser carísimas, porque además de la majestuosidad del castillo, las vistas al pequeño lago Drunkie, eran preciosas.

Llegamos al Katrine, sorteando una pequeña tormenta, el cual es famoso por que este lago se puede navegar con un velero victoriano a vapor. En este lago Walter Scott, situó su novela “la dama del lago”.

Pero claro, eran las 19 horas, y el vapor, las tiendas y todo el complejo estaba desierto y cerrado.

Volvimos por otra ruta, para llegar cerca de las 20 horas a Stirling. Buscamos un sitio para cenar, y después paseamos por la ciudad, hasta llegar a los pies del castillo, para poder contemplarlo iluminado.

Subimos por la cuesta oscura, silenciosa, con una iglesia cerrada…. tenebrosa cuesta en la que tan solo las lejanas luces de los pubs, rivalizaban con las luces del castillo…

Cogimos el coche, para poner punto final a otro día en Escocia… a pesar de la cercanía de todo lo que vimos, los 270 kilómetros, no nos los quitó nadie…

Y mañana más.
DOMINGO 7 DE AGOSTO….9º DIA….STIRLING-DUNDEE
LA CUNA DEL GOLF, LA CUNA DE ESCOCIA
Joan, nuestra anfitriona era un encanto de mujer. A la hora del desayuno, nos fué presentando a los demás huéspedes de la casa: un matrimonio de Milan, dos mujeres de Canadá, unos chicos de Atlanta, y nosotros. El desayuno tardó un poco, pues hoy domingo, la ayudante de Mrs. Joan, venía más tarde y casualmente hoy, todos nos habíamos levantado más pronto.

Con el estómago bien lleno, salimos de Stirling, para dirigirnos hacía Dunferline, la antigua capital de Escocia hasta 1603. La cuna del país.
Era domingo, y en el centro de la ciudad, estaba instalándose un mercadillo de productos franceses, básicamente de alimentos.

Nos dirigimos hacia su abadía, la Abbey Church que también está semidestruida. La abadía tiene una preciosa nave normanda, con escaleras que suben y bajan por los torreones, y con un cementerio aprisionado entre la abadía y la iglesia. Cada vez que nos encontrábamos a cualquier lugareño, siempre nos saludaba con un sonoro “God Morning”…en la iglesia de Dunferline, hay 22 tumbas de reyes escoceses, entre ellos la de Robert the Bruce. Se estaba celebrando una misa, y una mujer nos invitaba constantemente a entrar… muchas personas pero sobretodo mujeres muy engalanadas, acudían a la homilía.

Era domingo, y las calles respiraban ese ambiente que ya nos acostumbrábamos a ver…desierto…y la oficina de turismo abría sus puertas a las 11 de la mañana.

Dejamos la cuna de Escocia, para dirigirnos a otra cuna…la del Golf…Una leyenda cuenta que 18 son los agujeros de un campo de golf, porque 18 son los vasos que se pueden llenar con una botella de whisky.
Y para que no tuviéramos ninguna duda de hacia donde nos dirigíamos, una pelota de golf, voló literalmente por delante de nuestro coche, botó en el suelo, para perderse por el césped de nuestra derecha. Estábamos atravesando un campo de golf, partido en dos por la carretera.

Para los amantes de este deporte, decir golf en Escocia, es decir St. Andrews, y nada más llegar a este pequeño pueblo, se pueden observar la cantidad de tiendas relacionadas con el golf. El open británico de golf, se celebra aquí.

En St. Andrews una feria tenía la calle principal cortada, y tuvimos que aparcar el coche algo lejos de los lugares que deseábamos visitar. St. Andrews es pequeña, de poco más de 16000 habitantes, aunque su bulliciosa vida no de la impresión de ser mayor. Turística, con horarios de cierre de tiendas, algo más tardíos, y sobre todo el encanto de que se puede recorrer todo el pueblo a pie.

Primero nos dirigimos hacía la catedral, mejor dicho hacia sus ruinas. Construida en el sigo XII, llegó a ser la mayor de toda Escocia. La localidad llegó a ser la capital eclesiástica de Escocia. Se conservan pocas cosas de la catedral, parte de la fachada, de sus muros y una torre, en la que desde la cima de la misma, se divisa toda la ciudad.
Para subir a la torre, hay que pedir una moneda que te dan en la taquilla de la entrada. En esta taquilla, hay un pequeño museo de restos de piedras de la catedral y del castillo.

La vista desde la torre de la catedral, es impresionante. Todo St. Andrews a mis pies, el castillo, el mar, los inmensos campos de golf en la lejanía, y el aire gélido que se mezclaba con los sonidos de las decenas de gaviotas que me sobrevolaban. Salté la valla de protección para poder realizar mejores fotos, intentando que nadie me viera.

Después de la Catedral, nos dirigimos paseando al lado del mar, hacía el castillo, construido en el 1200, como residencia particular de un obispo. Su ubicación, rodeado por el mar y acantilados, hicieron que en la antigüedad fuera un lugar estratégico.
Antes de acceder a las ruinas del castillo, en la oficina de la entrada, hay una exposición con carteles, plafones y figuras, sobre la vida de St. Andrews, y sobre su relación con la ciudad.

En el castillo, aún se conservan las mazmorras en las que fueron encarcelados muchos reformistas religiosos. Una de las cosas más graciosas del castillo, es su mina y el túnel de la misma.
En una de las explanadas interiores del castillo, hay una entrada a un túnel, que sirvió en tiempos como túnel de una mina bajo el castillo y posteriormente fue utilizado como acceso para conquistar el castillo. Se puede entrar en él, de cuclillas, evitando golpearse la cabeza con las rocas del techo… el túnel debe tener una longitud de 100 metros, con subidas y bajadas. Además a mitad del túnel, hay una escalera para acceder a un nivel inferior, y para bajar por ella es bastante complicado. Humedad y oscuridad dentro de las entrañas del castillo.

Abandonamos el castillo y nos fuimos a caminar por las calles de St. Andrews, repletas de gente y de tiendas abiertas.

En un supermercado compramos unas bandejas de fruta limpia y cortada, preparadas para comer al instante.

Abandonamos el golf, y la primera ciudad universitaria de Escocia, para dirigirnos hacía Arbroath.

Arbroath es un pequeño pueblo costero es famoso por su vieja abadía fundada en 1178, por sus piedras rojas y su abadejo ahumado. Nos dirigimos hacía la Abbey Arbroath, preciosa también, y en la que se conserva una copia de la declaración de Arbroath, testimonio de la declaración de independencia de Escocia.
La declaración de Arbroath es una carta que fué enviada al Papa Juan XXII, en nombre de Robert the Bruce en 1320, y en la que se le pedía al Papa, que presionara al rey Eduardo II, y que reconociera la independencia de Escocia y el reinado de Robert the Bruce.
También era una especie de derechos de los escoceses, por encima de su rey.
La fama de la declaración también se debe a esta frase:
“Mientras cien de nosotros estén con vida, nunca y bajo ninguna condición, aceptaremos la supremacía inglesa. No es por la gloria ni riqueza, ni por el honor que peleamos, sino por la libertad, solo por ella, a la cual ningún nombre honesto renuncia, excepto con su propia vida.”
El Papa intervino para que las dos naciones firmaran la paz, pero no resultó.

La abadía sufrió bastantes asedios, luchas y al final se convirtió en una especie de mercancía, que era intercambiada entre los poderosos de la zona.

Visitando la abadía éramos muy pocas personas, y como siempre que visitábamos unas ruinas, debíamos de imaginarnos como eran las estancias antes de que se destruyeran,

Caminamos por el pueblo de Arbroath, donde de nuevo la sensación de soledad nos volvía a inundar. Quisimos buscar un lugar abierto para probar los ahumados de la zona, pero fue misión imposible. Todos cerrados.

Por el paseo de la playa, accedimos a la zona de los “cliffs”. Enormes acantilados, que se podían recorrer por un camino de arena que los bordeaba. El sol era de justicia, y el aire de mar, del mar del norte… te llenaba los pulmones. Las gaviotas volaban sobre nuestras cabezas, y los bancos que estaban en el paseo, invitaban a sentarse, descansar y dejar que la vista se extasiara con el paisaje.

El tiempo pasaba rápido, y debíamos ir hacia Dundee.
Dundee es la 4º ciudad de Escocia, con más de 150.000 habitantes. En tiempos fue un importante astillero, y contó con una gran cantidad de industrias. La ciudad tiene subidas y bajadas, pues Dundee tiene una pequeña colina con parte de sus viviendas en ella.

Como no sabíamos llegar a nuestra casa, preguntamos en una parada de taxis, y uno de ellos, nos pidió que le siguiéramos, pues iba hacia la misma zona. Lo hicimos y con una indicación suya, nos desviamos y enseguida llegamos a Cullaig Guest House, en el 1 de Rosemount Terrace.

Nos atendió Chris, un señor de unos 40 años, que nos enseñó la habitación, y nos dió una lista para que le seleccionáramos el desayuno para mañana.

Sobre las 20 horas, volvimos hacía el centro de Dundee, para buscar un lugar para cenar.
Y lo más increíble en una ciudad de 150000 habitantes, nos ocurrió.
No encontramos nada abierto. Y los sitios que si lo estaban, ya no hacían cenas… ¿pero donde se mete la gente en esta ciudad?....
Después de dar vueltas y vueltas por unas calles que eran el centro del pueblo, centro vació lógicamente, tomamos como única opción un Take Away. Compramos unas pizzas para llevar, en un local atendido por dos argelinos, y nos fuimos con las pizzas y unas latas de coca cola, a nuestra habitación.

Cenamos, vimos la tele, planeamos la jornada para mañana, y…fin….
Hoy había sido uno de los días en los que hicimos menos

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RUTA POR LAS HIGLANDS

RUTA POR LAS HIGLANDS


Localización: Reino Unido Reino Unido Fecha creación: 19/10/2007 10:39 Puntos: 5 (1 Votos)
LUNES 8 DE AGOSTO….10º DIA….DUNDEE-INVERNESS
WHISKY CAMINO DE LAS HIGHLANDS
El desayuno en Dundee, fue igual que todos los días, más que aceptable. Chris, el dueño de la casa, nos deleitó con una conversación sobre la problemática del alcohol en toda Gran Bretaña. Se bebe mucho en todo el país, y los intentos de erradicar o aminorar esta práctica, chocan con los intereses de los Pubs. Según Chris, los bares abren muy pocas horas, y por eso se bebe mucho y sobre todo muy rápido. Según el gobierno, si los bares abrieran más horas, no habría tanta prisa por beber, por lo cual disminuiría el consumo rápido de alcohol….Era su teoría, aunque yo creo, que a más horas abiertos, más consumo. Hablábamos de alcohol, el día que queríamos visitar una destilería de Whisky….apropiado.

Nos indicó como salir de Dundee, y minutos después de las 8.30 ya estábamos de nuevo en la carretera. Poco a poco, iba dominando ya el coche, y el conducir completamente al revés que en Barcelona, ya no me iba pareciendo tan raro. Claro que sin la ayuda de Encarna y de sus mapas, me habría sido todo más difícil.

Siguiendo por la A-90, llegamos a Stonehaven….la piedra del cielo…y allí como caído del cielo, como un castillo en medio de un lugar imposible, se ubica el Dunnottar Castle….nombre que deriva de la palabra escocesa Dun, que significa fuerte.
No era por el castillo, ni por sus ruinas…era por su situación, por su emplazamiento….este castillo era una delicia para los ojos.

Emplazado en lo alto de un acantilado, el Dunnottar castle era de difícil acceso. Hay que caminar por un camino, de piedra, bajar un montón de escaleras, que van cruzando los acantilados, y subir otras empinadas escaleras que dan acceso a las murallas del castillo…por el otro lado, el mar. Quizás por el hecho de ser de difícil acceso, el castillo tuvo grandes asedios y también grandes defensas. La película de Hamlet, se rodó en este castillo. Entrada 6 euros.

Aparte de innumerables asedios, este castillo es famoso también, porque en el se guardaron las joyas de la corona escocesa, para evitar que cayeran bajo los ejércitos de Crownwell

Entrar dentro del castillo, de sus ruinosas paredes…oír el mar chocar violentamente contra las rocas…sentarse a contemplar los acantilados…notar que los antiguos soldados han sido sustituidos por gaviotas…. Recorrer la prisión, lugar donde en tiempos de la reforma, en 1685, 122 hombres y 45 mujeres fueron encerrados en la prisión durante dos meses del verano…encerrados sin apenas comida ni bebida, en una estancia de no más de 80 metros cuadrados, torturados…y todo por oponerse a la reforma anglicana del rey de Londres….

El castillo fue destruido definitivamente en 1716 por el Duque de Argyll…hoy tan solo es un bello, un precioso emplazamiento calentado por el sol y vigilado por los cientos de pájaros que lo sobrevuelan, y que con sus voces, hacen que el ambiente sea mitad historia, mitad fantasía….visita imprescindible….

Al abandonar el castillo, después de volver la vista atrás decenas de veces, se tiene la sensación de que una piedra cayó del cielo, y se depositó encima de un acantilado.
Stonehaven.

Con carreteras más estrechas, con un paisaje verde, incansablemente verde, de mil tonalidades distintas…muchos cuervos cruzando el cielo, y ovejas…decenas, cientos, de ovejas sueltas, campando, pastando libremente por los campos que bordean el camino…con este paisaje, nos dirigimos hacia el pueblo de Kildrummy, para visitar su castillo. Nos costó encontrar la entrada, pues esta se solapa con la entrada a los jardines…
El castillo de Kildrummy, del siglo XIII, en ruinas también, fue residencia de los condes de Mar en 1715, después de la revuelta Jacobita. Anteriormente, en el 1306, los escoceses que los defendían, fueron traicionados y los ingleses lo conquistaron.
Las ruinas del castillo, se visitan rápidamente, pues permanece en pie muy poca cosa. Tan solo su pared este, de un color arena brillante, el impecable césped rodeando la fortaleza, y los árboles cercanos a las ruinas, invitaban a sentarse en unos bancos a tomar el sol, mirando una más de las ruinas que en tiempos, también pertenecieron a Robert The Bruce.

Regresamos de nuevo a la carretera, para regresar a la A-96, en Huntly.
En Huntly, teníamos un nuevo castillo que podíamos visitar con el Explorer, el Huntly castle.

El castillo, quedaba semi oculto por una espesa arboleda, y fué uno de los más pequeños castillos enteros que vimos y también de los más bonitos. Del siglo XII, perteneció al omnipresente Robert the Bruce. Pasear por dentro de sus salas, subir por sus torres, y aparecer en la cocina…como un pequeño laberinto, los pasillos podían conducir a diferentes salas, depende de la orientación que se tomaba. En el exterior, esta grabado en la piedra, encima de una de las puertas, el escudo de armas de sus últimos dueños, los Gordons, que resalta por lo bien conservado y realizado que está.

Al salir del castillo, nos dimos cuenta de que habíamos perdido el Explorer, y al volver a entrar al castillo, para ver si lo recuperábamos, un niño de unos 10 años, nos lo traía…
Aún hay gente buena en el mundo.

Nuestra siguiente parada debía ser el pueblo de Keith, donde estaba la destilería más antigua de las tierras altas de Escocia. Desde 1786, esta destilería ha estado siempre en funcionamiento. El pueblo de Keith estaba en fiestas, y la Strathisla distillery, estaba situada al salir del pueblo, en un desvío de la carretera.

Esta destilería, realiza decenas de tipos de Whisky, y desde hace unos cuantos años, la ha adquirido la casa Chivas. Pero aparte del mundialmente conocido Chivas, Strathisla, embotella su propio Whisky y otros para diferentes casas.

La entrada, con tour guiado vale 6 euros. Primera desilusión: la destilería estaba en funcionamiento, pero justamente hoy, estaba parada por limpieza. Pero ya estábamos ahí. Mientras nos esperábamos para entrar, nos obsequiaron con una degustación gratuita de Chivas por persona. Éramos muchos, y el grupo se partió por riguroso orden de llegada.
Es curioso, que de la bebida alcohólica que más me gusta, me di cuenta de que apenas sabía nada.
Nos enseñaron como era la cebada, como se maltea y como se extrae su cascarilla. Nos enseñaron donde se tritura y se convierte en harina: la molienda.
Esta molienda se va mezclando con el agua caliente…el secreto del whisky de la zona, es el agua…el agua del río Spyde…el agua de vida.
Las destilerías de los whiskys más famosos, se encuentran en esta zona, cerca del río Spyde. Además en la carretera, varios carteles te indican que estás en la ruta del malta, y te invitan a visitar cualquier destilería.

Después de mezclarlo todo y dejarlo macerar durante 6 horas, se obtiene un liquido azucarado llamado mosto… cuando se enfría se fermenta para producir alcohol.
Pero los toneles de fermentación deben ser de pino de Oregón, pues las características de la madera, son especiales. Por ultimo se añade la levadura, y el mosto anterior se convierte en alcohol..
El alcohol producido se destila dos veces en alambiques de cobre caldeados con vapor. El licor que se obtiene, tiene un 68% de alcohol.
Nos hablaron del trabajo importante del destilador, pues es él, el que decide la destilación, el corte, que observa por unas ventanillas de un arcón cerrado, llamado la caja fuerte del licor. La caja fuerte, o la ventanilla, está cerrada con cerrojos, pues en este momento el licor, ya paga impuestos. No se puede comprar, ni vender, ni beber sin previo pago.
Lo que más me sorprendió de todo, es que este primer whisky es de color blanco y el color oscuro, lo obtiene en las barricas…

Por ley, debe de estar un mínimo de 3 años en barricas, para ser considerado Whisky escocés.
Nos enseñaron las bodegas, con barriles de varios años, y todos ellos de malta pura.
Aprendí más del whisky en 1 hora que en mis 39 años de vida.

Volvimos a la sala de entrada, y esta vez, nos llevaron a una especie de biblioteca, donde nos dieron a probar un Chivas de 18 años….y aún que no se sea un entendido en la materia, menuda diferencia con el primero, de 12 años.
Sentados en la biblioteca, con su chimenea al fondo, y un buen whisky en la mano, parecíamos unos perfectos lords ingleses…

No todo el mundo bebió, por lo cual quedaron vasos en la bandeja…y un tercer whisky recorrió mi garganta….la medida de los vasos, era como un chupito, muy poco, pero claro, 3, ya eran como un whisky entero.
Compramos una botella de puro malta, y nos fuimos a seguir la ruta….con algo más de calor en el cuerpo.

Cerca de Keith, está Elgin. Ciudad de 25.000 habitantes, de calles medievales. En Elgin, están las ruinas de la catedral del siglo XIII. Esta catedral, fué conocida en su día como la linterna del norte, y fué casi destruida en el 1390. Su destrucción definitiva no vendría hasta 1576. En la torre central, hay unas estatuas sin cabeza, en la que la mayoría de turistas, se hacen la foto con las estatuas.

Seguimos hasta el pueblo de Forres, donde esta la destilería Dallas Dhu.
Teníamos la entrada gratis, por lo cual, nos dispusimos a visitarla. Esta destilería, si que permanece cerrada, y la visita se hace con un audio guía, mientras vas visitando todos los rincones de la casa y nos volvían a explicar el proceso de elaboración del malta.
En Dallas Dhu, se vende un whisky, único…único por que ya no se fabrica y único por su precio…una botella de 50 cl. valía 50 euros….
También nos dieron a probar un poquito de whisky de otra clase que aún se seguía embotellando, en otra destilería de la misma marca.
Vaya ración de alcohol que llevábamos en el día de hoy…y aun no se había terminado el día.

Saliendo de Forres, nos dirigimos hacia el pueblo de Nairn, y hacia sus extensas playas de aire frió. Caminamos por la arena llena de pájaros, de cientos de pájaros y nos asomamos al rompeolas del puerto, donde varias personas intentaban pescar.
En este pueblo se pueden ver delfines, y nosotros también nos esforzamos en intentar distinguir las olas, de los saltos de los delfines…

Catedrales, castillos, paisajes increíbles, whisky, playas…el día estaba siendo completo, y como la noche se acercaba, nos dirigimos ya hacia Inverness, capital de las Highlands.

Inverness tiene 60.000 habitantes, y no hay ruta por las tierras altas de Escocia que no pase por aquí. Es quizás la más turística de todas las ciudades que vimos, a excepción de la capital, claro, y lo primero que hicimos fue encontrar nuestra casa, la Bluebell House, en el 31 de Kenneth Street.
Más fácil de lo que esperábamos, llegamos a nuestra casa, y nos atendió una adolescente de pocos años, que era la sobrina de la dueña, pues esta no estaba. Nos enseñó nuestra habitación, con una cama victoriana inmensa, y después nos facilito un plano de la ciudad y algún consejo sobre por donde dirigirnos...

Estábamos a menos de 10 minutos del centro, por lo cual andando y después de cruzar el puente del río Ness, estábamos en pleno y bullicioso centro. Río y lago se confunden, se juntan, se solapan….la fama del Ness da para un río y un lago.
En la cuesta del castillo, cenamos en un lugar llamado el restaurante del castillo, lugar que no recomiendo. A las 8 en punto, cerraron, no te puede tomar una cerveza, pues no venden nada de alcohol y la comida no era nada del otro mundo…cualquier cosa que pedías, venia acompañada con un montón de patatas….
Cerca de donde comimos, un restaurante español, “la tortilla asesina”, con carta y productos españoles.

Paseamos por las calles de Inverness, y aunqué eran más de las 9 y medía, algunas tiendas aún permanecían abiertas…
De regreso a la habitación, nos detuvimos en un pub, para probar otro whisky diferente….le estábamos cogiendo gusto a ello…supongo que era el agua de vida que necesitaba nuestro cuerpo después de los 320 kilómetros que hicimos….

En la televisión de la habitación, el momento final del Gran Hermano Inglés….pero siempre hay mejores cosas que hacer que ver la televisión….
Mañana el mítico lago Ness.
MARTES 9 DE AGOSTO….11º DIA….INVERNESS
THE LOCH NESS….EL LAGO.
Bajamos a desayunar pronto, pero nuestra anfitriona, que estaba corta de recursos, nos hizo esperar más de la cuenta. El truco estaba en ser de los primeros, pues iba atendiendo mesa por mesa, y los últimos en llegar, se tuvieron que esperar más de media hora en que les hiciera los huevos, el Bacón y las tostadas.

Hoy a priori, la ruta iba a ser corta, pues íbamos a dedicar casi un día entero al lago Ness y alrededores….el lago Ness…
Es quizás el nombre mas ocurrente cuando se piensa en Escocia, en su “monstruo”, o en su leyenda…. ¿íbamos a entender el porque de tanta fascinación?

Cogimos la carretera A-82, y a pocos kilómetros de Inverness, ya divisamos el lago. O mejor dicho, empezamos a ver la parte que deja de ser río en Inverness y se convierte en lago y en canal después.
En cada mirador al lado de la estrecha carretera, siempre había varios coches aparcados y decenas de personas, contemplando el lago, probando la temperatura de sus aguas, o simplemente haciendo fotos de las estampas preciosas, casi de postal, que la vegetación nos iba mostrando.

Al cabo de pocos minutos, llegamos a una especie de aparcamiento, donde hay un hotel y un montón de tiendas de souvenirs, con el artículo estrella por todas partes: muñecos de peluche del dragoncito.

Vaya negocio tienen montado con el bicho!!!!!. El centro de visitantes del lago está en Drumnadrochit, unos metros más adelante.
Pero como también éramos turistas, ¿Porque no ejercer como tal? Y compramos los tickets para un mini crucero de una hora por el lago. 15 euros por cabeza para navegar en busca del monstruo….je!!!!
De todas formas, hay cosas curiosas en este lago.
Nuestra embarcación, la Deepscan, pertenece a un “proyecto”, llamado Operation Deepscan, creado en 1987.
Cada embarcación está dotada con un scanner, y a la vez que surca las aguas, va filmando el fondo marino. Obviamente no busca al famoso monstruo, pues de su existencia nadie cree, aunque otra cosa sea el marketing alrededor de él, pero si busca o intenta averiguar las particularidades de este lago.
Empezando por sus aguas profundas que en algunos lugares alcanzan los 300 metros de profundidad….contactos a través de ultrasonido con objetos de gran tamaño en el lago en 1987…grietas y túneles que comunican el lago con el mar…y un aura de misterio que invade todo lo relacionado con el lago. Con sus 37 kilómetros de lago…

El lago Ness esta situado dentro de una falla geológica, el Great Glen. Esta falla se creó hace más de 400 millones de años, partiendo todo Escocia, en dos, aunque los lagos y un canal le dan el aspecto de unión. Si se contempla detenidamente el mapa de Escocia, se aprecia perfectamente esta partición.

En el centro de exposición del lago, al cual no entramos, pero si que nos hicimos con las hojas de información sobre el lago que dan a los turistas, se duda muy seriamente de existencia de monstruos en el lago…pero de lo que no se duda ya tanto, es de que hace años, pocos años, algún tipo de anfibio de gran tamaño nadara por estas profundas aguas…todo ello adornado con fotos, algunas totalmente fraudulentas.

Pero bueno, navegar por el lago, era algo que nos apetecía. Y en nuestro crucero coincidimos con dos parejas de Ibiza. El capitán de la embarcación, nos iba enseñando los bancos de peces que el sonar captaba y también una cámara de video que iba filmando todo lo que ocurría bajo el agua.
Lo mejor del crucero, fue pasar por delante del Urquhart Castle. Visto desde el mar, es aun más precioso que desde la carretera o el interior. Y las imágenes del castillo en alguna película vienen inmediatamente a la cabeza…una curiosidad…la película Lago Ness, tiene escenas de este castillo, pero no está filmada en el lago…. Curioso.
El lago estaba tranquilo, sus aguas respiraban paz…y la temperatura no era excesivamente fría…
Después de una hora de navegación, nos dejó en tierra y curioseamos las tiendas de souvenirs…un dato….era todo bastante más caro que en otros lugares.

Seguimos por la carretera y a pocos metros llegamos al Urquhart Castle. Una cola inmensa para entrar en el aparcamiento, y unos guardias que a medida que otros salen, te van dejando entrar. La entrada al castillo es cara, pero como la teníamos pagada con el Explorer….

De nuevo comprobamos que en muchos castillos, lo mejor no es el edificio en si, sino su ubicación. Este, al estar rodeado del lago, y aprisionado por las montañas, era de una belleza extraordinaria. Urquhart fué moneda de cambio entre los diferentes clanes escoceses de la zona. Luchas y más luchas en sus 500 años de historia, para terminar siendo conquistado y destruido por los ingleses.

La vista desde el lago era preciosa, pero la vista desde la entrada, con el castillo a nuestros pies, era también especial. De fondo una música de gaita le añadía algo más de magia al momento.

Pasear por sus ruinas, contemplar las colinas frente al lago, el reflejo del castillo en sus cristalinas aguas, dejar recrear la imaginación de lo que antaño fue una fortaleza, subir a sus torres, sus restos de murallas….el lugar es especial, e intentar relatarlo con palabras es difícil, hay que verlo….y todo ello mientas un chico ataviado con el traje escocés, iba interpretando sonidos escoceses.

Dejamos atrás el castillo y seguimos bordeando el lago, hasta llegar a Fort Augustus. El agua que no probamos en el lago, ahora nos caía a modo de fina lluvia. En Fort Augustus, está el principio del canal Caledonian. Caledodian es el nombre de Escocia en Gaelico, la otra lengua escocesa.
Literalmente el canal empieza en Inverness, con el río, empalma con el lago Ness, y en Fort Augustus están las primeras esclusas, que sirven para superar los niveles entre los dos lagos.
Las embarcaciones van entrando en el canal, por tramos, y con un sistema de esclusas, cascadas y niveles, van ganando altura, hasta llegar al nivel del canal, mas alto que el lago y a través de él, alcanzar el Loch Lochy, seguir hasta las esclusas de Fort William y desde alli el mar…río, un canal y lagos para cruzar toda Escocia por su interior.

Nos quedamos un buen rato, viendo el vaciado y posterior llenado de las diferentes “piscinas” y como los barcos iban ganando altura y pasaban a otro nivel. Todo el proceso estaba controlado por unos operarios que decidían la cantidad de agua a trasvasar y su intensidad. Cruzar todo el canal, podía durar más de 2 horas.

Al final de las esclusas, cuando ya se gana el siguiente lago, hay un camino que se adentra al pie de la montaña y que empezamos a caminar.
Granjas con yeguas que se acercan buscando comida, alguna embarcación de recreo que pasa por nuestro lado y sobre todo, mosquitos…
La lluvia nos iba empapando poco a poco, y antes de lo que hubiéramos querido, dimos por finalizado el paseo.
En Fort Augustus, hay una abadía benedictina en restauración cuyo acceso está cerrado para las visitas.

Quisimos regresar a Inverness, bordeando el lago por el otro lado, por el Este. La carretera era de las estrechas, de las Single Road. Las extensas arboledas, en algunos momentos daban la impresión de que invadían la calzada y aunque el sol brillaba en algunos momentos, la luz, por la espesura del paisaje, transmitía la sensación de oscuridad. Verde y más verde, árboles y más árboles, y la carretera se enfilaba por las pequeñas laderas de las colinas del Glen Kyllachy.
Algunas veces, un pequeño lago, aparecía por arte de magia en una esquina de la carretera, y si no fuera por la cantidad increíble de mosquitos que había cuando parábamos, contemplar el paisaje hubiera sido una nueva preciosidad.

Paramos en el pueblo de Foyers, bueno en sus cuatro casas mal contadas, y después de una caminata a través de un descenso de unos 20 minutos, llegamos a las cascadas de Foyers, cuyas aguas, en caída libre van a parar al lago…al lago Ness.
Desde el más inferior de los miradores, se podía seguir por un camino, que iba a pie del lago, pero eso hubiera sido ya mucho camino, y la tarde tenía ya pocos minutos de vida.

Llegamos a Inverness, y nos dispusimos a buscar sitio para cenar. Tarea difícil. La mayoría de restaurantes estaban ya llenos y había que esperar de 30 a 45 minutos. Terminamos cenando en el Bella Italia, después de haberlo descartado primero, y luego nos fuimos por las calles del centro a pasear, bordeando el río, buscando nuevas imágenes de una ciudad que aunque poco vista, me encantaba.

A pesar de hacer poca distancia con el coche, los 140 kilómetros no nos los quitó nadie.

Mañana recorreríamos la bahía de Moray: delfines y cañones, guerra y paz.
MIERCOLES 10 DE AGOSTO….12º DIA….INVERNESS
ANIMALES Y BATALLAS.

Intentamos levantarnos pronto para no tener que esperar mucho en el desayuno, y lo conseguimos. Antes de las 9 de la mañana, ya estábamos en ruta, con dirección a Fort George.

Fort George es una gran obra de arquitectura militar. Se alza encima de un pequeño promontorio que se adentra en la bahía de Moray. Terminado en 1769, el fuerte lo construyeron las tropas inglesas a raíz de los alzamientos jacobitas, para evitar nuevas insurrecciones de los Highlanders.

Con un sol de justicia nos adentramos en el cuartel, aún en uso como viviendas militares y con la ayuda de una audioguía, empezamos a caminar por dentro del complejo.

En Fort George hay varios barracones que siguen siendo usados como viviendas militares. Su ubicación es perfecta para controlar toda la bahía, y aunqué resulta esencial para defenderse por el mar, está pensada para repeler los ataques terrestres. Paseamos por sus murallas, por sus grandes plazas de armas, visitamos las guaridas de los centinelas, su museo armamentístico….
Durante el recorrido vimos a numerosas personas vestidas con traje militar y que se acercaban a visitar el recinto…

El edificio más bonito es la capilla, situada casi al final del fuerte.
De pronto, un grupo de 6 chicas, vestidas con traje militar, subieron por las escaleras que dan paso a la muralla más exterior, la que limita con el mar….
Se sentaron en el exterior y empezaron a mirar el mar… ¿que miraban?, ¿que buscaban?...
DELFINES…
Mirando el mar y su bahía, los delfines hacían saltos en el agua, y no se si era el mismo o eran varios, pero los saltos se producían con bastante rapidez….y claro los gritos de exclamación de ellas, empezaron a atraer a mas gente y el ruido de los saltos, se mezclaba con el sonido de las cámaras fotográficas.

Abandonamos Fort George para dirigirnos hacia Culloden.
Culloden es un campo…un desolado campo que permanece casi intacto desde el 16 de abril de 1746, fecha de la última batalla librada en suelo británico. Esta en el centro del Glencoe…el valle Coe.
Es en este lugar, donde fracasó la causa jacobita encabezada por Bonnie Prince Charlie. Carlos Estuardo vino desde Francia para intentar acceder al trono. Fue derrotado en Culloden y perseguido durante 5 meses, huyó de nuevo a Francia.

La derrota en Culloden del movimiento jacobino, supuso el fin de los católicos en Escocia, el fin de los sistemas de clanes, y la supresión de la cultura de las Highlands durante más de un siglo.

Los clanes eran un sistema de reconocimiento de las distintas clases de tribus de las Highlands. Cada tribu, cada clan, vestía un dibujo distinto. Los cuadros se alternaban con las rayas y los diferentes colores eran los que diferenciaban a unos de otros. Todos los miembros del clan llevaban el nombre del jefe, aunque no todos tenían lazos de sangre con el. El jefe del clan era el patriarca, juez y señor de la guerra. A cambio de su protección, exigía una lealtad absoluta además de servidumbre militar….en Escocia hay decenas de clanes, aunque los más importantes no llegan a una docena: Mc Donald, Mc Leod, Mc Campbell, los Estuardo, etc. Etc.

En Culloden, hay un centro de visitantes donde se proyecta un video de la batalla. Para ello hay que pagar. Para acceder al campo, que se hace a través de la tienda de souvenirs, es gratis.
Hay unos caminos marcados, para que al caminar se puedan apreciar los monumentos en recuerdo a los clanes que lucharon allí. Cada clan, una piedra con su inscripción, y a la mitad del campo, una pequeña construcción en memoria de todos los caídos.

La importancia del lugar, es relativa…. Fue un campo de batalla, en el que los Escoceses perdieron su independencia….pero a simple vista es un campo inmenso, lleno de vegetación y donde los estandartes de los distintos ejércitos ondean en los limites del terreno….

Después de Culloden, nos dirigimos hacía Inverness, para cruzar el largo puente que nos llevaba a la Black Isle.
La belleza del paisaje, salpicado por las plataformas petrolíferas le daba una imagen inusual hasta entonces. Pasamos por infinidad de pequeñas agrupaciones de casitas, pueblos diminutos donde el inicio y el final se solapaban, carreteras estrechas y ovejas que las compartían….puertos pesqueros con un encanto increíble….

Nos acercamos hacia Cromarty, precioso pueblo pesquero, lleno de vida, donde comimos contemplando el mar. Cromarty está en la punta de la isla, y su acceso es complicado por las inevitables y estrechas carreteras.

Dejamos la isla y conectamos con la A-835 que nos llevaba hasta Contin, y desde allí cogimos un desvio para acercarnos al victoriano pueblo de Strathpeffer, de 1400 habitantes. A 8 kilómetros están las cascadas de Rogie. Para acceder a ellas, se deja el coche en un pequeño parking, donde varios carteles avisan de la presencia de ladrones de coches, y después de caminar unos 10 minutos, se llegan a unas pequeñas cascadas. Lo mejor del paisaje, el puente de madera sujetado por gruesos hierros y que al caminar sobre él, se balancea en exceso. Si uno se queda un buen rato mirando la cascada, puede verse “el salto del salmón”….grandes salmones que con su intento de subir río arriba, saltan espectacularmente para ganar el siguiente tramo de agua….varias veces los vimos saltar…enormes saltadores de agua. Precioso de veras…siguiendo por el mismo camino, se llega a la parte más alta de la cascada, donde hay un banco de madera, que te invita a sentarte y contemplar el paisaje.

El pueblo de Strathpeffer, conserva el encanto refinado que le hizo famoso como balneario en épocas victorianas. La realeza europea acudía a Strathpeffer a disfrutar de los manantiales y de los grandes hoteles.

Paseando por sus calles llegamos hasta la antigua estación de tren, ya abandonada, pero perfectamente conservada, con aires victorianos, y que se utilizo para algunas escenas en la primera película de Harry Potter.

Strathpeffer, tiene también su pequeña leyenda, mitad fantasía, mitad realidad. Cuando nos adentramos por sus calles, descubrimos una ruta que nos indicada hacia la piedra del águila. Esta piedra es una roca de 1 metro y medio de altura, con un grabado de un águila en ella. Corresponde a lo que se denomina como símbolos “pictos”. Los Pictos fueron los primeros pobladores de las tierras altas de Escocia. El nombre de Pictos se les da, porqué en las batallas que libraban contra otras tribus, estos iban completamente desnudos, tan solo tatuados con sus símbolos…sus pinturas…y de allí deriva el nombre de pictos, o los pintados. Uno de los descendientes Pictos es St. Columbus, el primer hombre que vió “al monstruo del lago Ness”….pero eso ya es otra historia…

La piedra del águila, llego al pueblo hace muños años, después de una batalla en la zona, y un adivino local, que era famoso por sus predicciones y aciertos, predijo que el día que la piedra cayera al suelo por tercera vez, los barcos podrían llegar hasta el pueblo….Strathpeffer está a unas 15 kilómetros del mar.
Se tiene constancia de que la piedra ha caído 2 veces….

Nos dijeron que entre las 5 y las 6, es la mejor hora para ver focas y delfines desde Chamonry Point, que es el lugar más cercano a Fort George, desde la otra punta de la bahía, y hacia alli nos fuimos…pero era más de las 6 de la tarde…

Nos acercamos al agua, a las frías aguas del mar, y tan solo un par de veces pudimos ver la cabeza de una foca que sobresalía del agua….mucho frió, pues el aire era intenso….pájaros buscando comida en el mar, sobrevolando las aguas y en unos segundos clavar su pico en el agua y volver a salir de ella con un pez en su pico….olas que rompían en alguna roca en alta mar e invitaban a hacer volar la imaginación sobre lo que estábamos viendo….pero sobre todo, aire, mucho aire….

Regresamos a Inverness y nos dispusimos a buscar un lugar donde cenar, pero esta vez enfrente del río. Inverness tiene un puente colgante que se balancea mucho cuando se cruza, y si a eso le añadimos que el aire soplaba con fuerza, la sensación de mareo era importante.

Encontramos un restaurante precioso, muy pequeño en la ribera del Ness, cerca de la Catedral. Lo más ocurrente para cenar, es pedir cerveza, o agua, pues el vino en Escocia es caro, muy caro, además la procedencia de los vinos es de Uruguay, Chile, Nueva Zelanda, Sudáfrica, alguna vez algún italiano y algún español, pero pocos.

Terminaba nuestra ruta por el corazón de las Highlands. Mañana teníamos maratón de coche, para llegar hasta la cabeza de Escocia, a su punta. Aun así, los 220 kilómetros de hoy, fueron un buen aperitivo de lo que nos esperaba mañana…preparar de nuevo las maletas, y a dormir….mañana más.
JUEVES 11 DE AGOSTO….13º DIA….INVERNESS-ULLAPOOL
RUTA AL FIN DEL MUNDO
Sabíamos que la jornada de hoy sería maratoniana, pero lo que no sabíamos es que lo fuera tanto, y sobre todo que tuviéramos problemas con el alojamiento… pero eso sería más tarde.

Con una buena dosis de colesterol en el cuerpo, pues los huevos y el bacon diarios no faltaban, tomamos la A-9, para subir bordeando toda la costa en dirección hacia Duncansby Head… el extremo más al noroeste de la Escocia Peninsular.

La carretera seguía siendo singular. Alternaba trozos de un asfalto firme y ancho, con otros de no tan buen estado y estrecho.
Podíamos estar decenas de millas, sin encontrar ni una triste casa, sumergidos en una solitaria carretera, parajes gélidos pero intensamente coloristas, solitud, tranquilidad, cuervos que reclamaban su derecho a pasearse tranquilamente por la carretera, y ovejas…cientos de ovejas que nos acompañaron casi desde Inverness.
Algunas veces, la vida, la civilización se abría paso y delante de nosotros aparecían algunas casas. Pequeños pueblos que se iban sucediendo en nuestra ruta, pueblos de difícil pronunciación y cuanto más al norte nos dirigíamos, más palabras en Gaelico nos íbamos encontrando. En la radio del coche, la emisora de la BBC Gaelic, nos ofrecía música celta ininterrumpidamente.

En los verdes campos que nos acompañaban, conseguimos divisar a las vacas de las Highlands, enormes vacas de cuernos y pelaje largo.

Casi al mediodía llegamos a nuestro destino, y después de aparcar el coche en un espacio habilitado para ello, empezamos a caminar para avistar los impresionantes acantilados de la costa superior escocesa. Montañas cortadas al viento y un intenso aire frió era lo que nos encontramos…
En el agua, 3 agujas montañosas surgían del mar, para como 3 chimeneas, y en sus alrededores, las focas, varias cabezas de focas, asomaban su hocico como queriendo saludarnos…algunas veces se sumergían y su enorme silueta nadando a ras del mar, era bien visible. Caminamos un buen rato observando las entradas del mar en la tierra, los rectos acantilados, ahora conquistados por las gaviotas y otros pájaros…habiamos alcanzado el primer objetivo: el extremo oriental de Escocia, ahora nos dirigiríamos hacia otra punta.

Seguimos bordeando la costa, ahora por el norte, y llegamos al Castillo de Mey. Este castillo fue el único que tuvo en propiedad la Reina madre Inglesa. Alli, paso su infancia y algunas temporadas anuales. Ahora pertenece a un patronato dirigido por su nieto, el Príncipe Carlos.

No entramos en él, tan solo observamos sus jardines y su silueta desde el exterior y proseguimos camino hacia Dunnet Head.
En Dunnet Head, una piedra indica que se esta en el punto más al norte de la tierra principal Británica.
Tuvimos una pequeña satisfacción al llegar a este punto. Fue como un reto, estar en el punto más al norte de Escocia, y mientras mirábamos al horizonte, las siluetas de las islas Orcadas aparecían ante nuestros ojos.

Partimos de Dunnet Head y seguimos bordeando la costa; pasamos por Thurso, pueblo importante de donde parten los Ferrys hacia las islas, pasamos por Amadale, Tongue, Durness y empezamos a descender para dirigirnos hacia Ullapool. A veces, detrás de un pequeño páramo, aparecía un lago, o un río…o a veces rebaños de carneros y ovejas avanzaban por las solitarias carreteras del Oeste de Escocia.

Siguiendo por la A-894 pasamos por delante de una solitaria casa…enfrente de ella, una cabina de teléfonos…Y como turistas que éramos, nos detuvimos en la cabina. Nos sorprendió que en un lugar tan solitario y remoto, hubiera ese teléfono. Al descender del coche, un par de perros pastores se acercaron a nosotros… Querían jugar con nosotros.
Supongo que bastante aburridos debían de estar.

Seguimos la carretera, bordeando la costa, deteniéndonos a cada instante para fotografiar islotes en el mar, lagos llenos de vegetación, paisajes idílicos, playas solitarias de arena blanca y agua resplandeciente y constatamos que la costa oeste es algo más abrupta, más salvaje que la costa este.

Nos detuvimos cerca del pueblo de Inverkirkaig, donde había unas cascadas y una gruta con agua, en la que se hacían pequeños paseos con barca por su interior. La gruta iluminada y llena de estalactitas, ofrecía desde el exterior una imagen gris, austera, pero después de cruzar por un puente de madera y de saltar por el pequeño riachuelo que había en el exterior de la cueva, se llegaba a una nueva entrada en la que previo pago de 6 euros te daban un paseo por su interior.

La cascada estaba sin agua, por lo cual, como empezaba a llover no nos entretuvimos mucho tiempo en averiguar si había alguna más por el lugar, y antes de que nos empapásemos demasiado seguimos la excursión.
Pasamos por Kylesku, que tiene un puente precioso que cruza por encima de dos lagos, y nos detuvimos más adelante en las ruinas del castillo de Ardvreck….Castillo con leyenda de fantasmas….pero la visita de estas ruinas, la dejamos para mañana.

Eran algo más de las 7 cuando llegamos a Ullapool. Desde la carretera, la imagen de la ciudad de poco más de 2000 habitantes, es preciosa. Rodeada de montañas y con el Loch Broom bañando su litoral. Pueblo pesquero pero cuya mayor actividad son los ferrys que conectan con la isla Lewis. La mayoría de las calles, estaban rotuladas también en Gaelico.

Supongo que Ullapool daba lo bastante de sí, como para caminar por sus calles, pero siempre recordaremos este pueblo por un pequeño percance que tuvimos.

Cuando conseguimos encontrar nuestra casa, en el 3 de Castle Terrace, al llegar a ella, no nos tenían la habitación reservada. Se la acababan de dar a otras personas….

Las reservas de los alojamientos, los hicimos a través de Visit Scotland. Eliges una casa, las fechas y después de comprobar la disponibilidad de fechas, Visit Scotland te hace una pre-reserva. Para confirmarla hay que hacer un depósito del 10% del valor de la reserva, mediante tarjeta de crédito. Posteriormente se te envía un email con la confirmación, el importe abonado y lo que queda pendiente…. Así lo hicimos, pero la totalidad de los B&B, los reservamos en 2 veces. La primera vez recibimos el email correcto, pero en la segunda vez, en el email de confirmación, no figuraba el importe de la reserva abonado. Llamamos a Visit Scotland y nos aseguraron que no había ningún problema y que todo estaba bien reservado...OK.
De momento no habiamos tenido problemas, pero la espabilada de nuestra casera en Ullapool, había dado nuestra habitación a otras personas. ¿El motivo? , no lo sabemos, pero la intuición nos decía (como averiguamos posteriormente) que ese 10% de reserva no va a parar nunca a las casas, sino que es una comisión de la empresa. Por lo cual alquilando directamente con los huéspedes, las casas cobran como mínimo, un 10% más.

Mrs. Penny Browne nos hizo pasar a su casa, mientras nos comentaba y enseñaba que en su libro de reservas, tenia nuestro nombre apuntado con un interrogante, y que ella no había cobrado ningún 10%...!claro! ese anticipo nunca lo cobran las casas. Ella vio que eran más de las 6 de la tarde, no aparecía nadie y alquiló nuestra habitación a otros.

Mas adelante nos enteramos de más cosas de este sistema de reservas…pero bien, ¿y ahora que hacíamos?...la mayoría de casas que habiamos visto mientras buscábamos la nuestra, estaban con el letrero de completo…Mrs Penny, nos pidió que la esperásemos en su salón, mientras ella se fue durante unos cuantos minutos. Mientras estábamos esperando, dos personas mas se acercaron buscando alojamiento. Empezábamos a pensar que esa noche dormiríamos en el coche.

Al cabo de 20 minutos, vino Penny y nos comentó que nos había encontrado una casa, e incluso nos dio bacon para que se lo diéramos al dueño de la casa, puesto que él, era vegetariano. Nuestra nueva casa estaba unas 5 millas antes de llegar a Ullapool, en lo alto de una pequeña colina, cerca del faro…
Nos costó muchísimo encontrarla, y lo que encontramos fue de película cómica, o trágica, según como se mire.

Encarna se fue a ver la habitación mientras yo esperaba en el coche…pero pasaba el tiempo y ella no venía…al cabo de unos 15 minutos cuando ya estaba entrando yo en el jardín de la vivienda, apareció Encarna….su frase fue: No te asustes de lo que veas.

La casa era una vivienda, en pésimo estado, poca luz, sucia, y atendida por una especie de rompetechos inglés. Un señor bastante mayor, bajito, con unas gafas de tubo, y con un aliento de coñac mareante, iba a ser nuestro anfitrión. Ronnie, se llamaba. Pero eso no era todo. Nuestra habitación aún tenía la cama deshecha de las personas de la noche anterior. En el baño, las toallas eran las mismas que alguien había usado, sucias y algunas por el suelo. Pero eso, si…todo ello con vistas al lago….

Ronnie nos dijo, o así también intentamos nosotros que nos hiciera, que mientras íbamos a cenar, el nos haría la cama, pero por si acaso, Encarna ya sabía donde estaban las sábanas y las toallas limpias, por si acaso.

Nos fuimos a Ullapool a cenar, maldiciendo a Mrs Penny, y algo cabreados con la situación, pero bueno, era una noche, y no había más remedio que pasarla.

En la calle principal de Ullapool, cenamos en un restaurante de comida típica de la zona, muy elegante, y bastante bien de precio. Además compartimos la cena con una pareja de Barcelona que estaban a nuestro lado.

Después de la cena, tocaba volver a “aquella casa”….esperábamos que Ronnie nos hubiera adecentado la habitación….al llegar vimos que todo estaba a oscuras, y después de llamar varias veces, nos abrió, a oscuras…aquello era de película de terror…
Se había quedado durmiendo en el sofá, en compañía de su perro. ¿Y la habitación?...sin hacer por supuesto.

Cogimos las sábanas, toallas limpias, o parecidamente limpias que encontramos, y nos hicimos la cama nosotros….era tan solo una noche…en un lugar alejado de la civilización, con un ser extraño, y una habitación incomoda y sucia….

Curiosa manera de terminar el día más maratoniano de todos. 500 kilómetros de coche nos habían llevado hasta Ullapool…

Al acostarnos, unas cuantas preguntas nos rondaban por la cabeza…. ¿tendríamos desayuno preparado mañana?, ¿estaría el dueño de la casa? ¿Conseguiríamos dormir?...
Mañana, las respuestas.
VIERNES 12 DE AGOSTO….14 DIA….ULLAPOOL-PORTREE
JUEGOS DE LAS HIGHLANDS
Encarna no descansó bien esa noche. Se sentía incomoda, cabreada y a la vez preocupada por que no nos pasara nada parecido en el resto de las casas que teníamos contratadas. Y como ella no durmió todo lo bien que era necesario, yo tampoco tuve mis mejores sueños esa noche. Nos levantamos pronto, muy pronto y aunque la luz del sol nos permitía ver unas vistas al lago, recogimos pronto las cosas y nos preparamos para partir. En teoría debíamos de desayunar con Ronnie, pero al abrir sigilosamente la puerta de la habitación, me lo encontré durmiendo en el sofá, en compañía de su perro.
Había pasado toda la noche en su sofá.

Nos despedimos de él y le dijimos que no desayunaríamos en su casa. Él ni se inmutó, como si no le importara el hecho…cargamos las maletas y le pagué…no las 40 libras que nos había dicho Mrs. Penny, sino tan solo 25….aquella casa en esas condiciones no valía más, y aún creo que le dí demasiado..

Nos fuimos hacia Ullapool a desayunar, pero como todo estaba aún cerrado, tan solo pudimos desayunar en el hotel del pueblo. El desayuno nos costó algo caro: 12 euros cada uno, pero al menos comimos todo lo que quisimos en el buffet del hotel...

Nos marchamos de Ullapool, con un mal recuerdo, pero en fin, la ruta seguía.

Nos paramos en el castillo de Ardvreck, en sus ruinas….ruinas que la tarde anterior tan solo habíamos visto desde la carretera. El castillo de Ardvreck, tiene una historia de fantasmas.

Hay varias versiones sobre una misma leyenda…aunque la más contada es la que explica que una hija de los antiguos dueños del castillo, los Mc Leod, y que ella dió su vida al diablo a cambio de que permitiera a su padre conservar el castillo. Se arrojó de una de las torres del castillo, cayendo sobre las aguas y ahogándose. Dicen que algunas noches, el fantasma de la joven, vaga por el lugar….

El castillo de Ardvreck fué muy grande en la antigüedad, aunque ahora tan solo se conserven los restos de una torre y poco más.
Quizás era la sugestión de las historias fantasmagóricas, o quizás era tan solo que hacía frío, pero un aire gélido recorría el lugar….y las hojas de los árboles permanecían quietas….
Al lado de Ardvreck se encuentra también los restos de una gran casa señorial.
The White House.

Seguimos por la misma carretera, la A-837, hacia el pueblo de Lochinver. Este pequeño pueblo pesquero, con su larga calle principal que lo parte en dos, es un importante puerto pesquero de la costa Oeste de Escocia, pero lo que nos trajo aquí, era que hoy se celebraban los Highland Games…los juegos de las tierras altas.
Los juegos escoceses merecen la pena verse. Nuestro programa indicaba que los juegos comenzaban a las 10 de la mañana, y al llegar a Lochinver vimos que no empezaban hasta las 12 horas. Después nos enteramos que los habían atrasado, por lo cual nos dedicamos a pasear por el pueblo y a curiosear por su centro de visitantes, donde hay un pequeño museo sobre el pueblo y alrededores.

Antes de las 12 horas, nos fuimos hacia el Culag Park, cerca del puerto que era el recinto donde se celebraban los juegos…no íbamos a estar mas de 2 horas, pues nuestro horario no nos aconsejaba el quedarnos más y como se retrasaron dos horas, no vimos todo lo que quisimos. Negociamos el precio de la entrada y como les dijimos que tan solo estaríamos dos horas, nos cobraron la mitad. La entrada valía 6 euros por cabeza pues los juegos duraban hasta pasadas las 6 de la tarde. A nosotros nos costó 3 euros.

El recinto de los juegos, es una gran explanada central, donde se hacen los dichos juegos y que por sus laterales están llenos de puestos ambulantes de comida, bebida o tómbolas.
Si se llega pronto, se puede sentar en una de las decenas de sillas que alineadas a la derecha están para que se siente el publico.

Antes de las 12, una banda de gaiteros, con su música particular, se dirigen al puerto a recoger al “Chieftain”, el presidente de los juegos…al cabo de unos minutos, regresan con él y tras un breve parlamento, declaran inaugurados los juegos.
Carreras de chicos, de chicas, de sacos, de relevos, con los pies atados, lanzamiento de peso, de tronco, y bailes típicos, todos ellos clasificados por edades…los tres primeros de cada competición, reciben un premio en metálico, aunque los premios son de pequeña cuantía.

Lo que más nos gustó de lo poco que vimos, fueron los bailes, y sobre todo el baile de la espada…. el más tradicional de todos.
A los acordes de música celta con gaita, que una chica tocaba en directo, las diferentes bailarinas, tenían que danzar alrededor de dos espadas puestas en cruz, sin tocarlas, y cada vez más rápido….

Los adultos, vestidos con su falda tradicional, empezaban a lanzar bolas de hierro…más al fondo las carreras de sacos, hacían reír a los espectadores y todo ello, en un clima de fiesta, de cerveza y de nubes que amenazaban lluvia….

A las 2 horas, nos fuimos, y nos despedimos del taquillero. Nos reconoció y nos dijo que tuviéramos un buen viaje….

Teníamos un buen trozo por delante, hasta llegar a la isla de Skye, y como que las carreteras eran rompenervios, fuimos poco a poco, deteniéndonos a veces en contemplar los paisajes maravillosos que salían a nuestro paso. Fuimos bordeando toda la costa oeste, pasando por Inverere Gardens, unos jardines espectaculares, llenos de flores tropicales, que estaban abarrotados de autobuses. A los pies de los jardines está el lago Ewe, precioso lago, rodeado de islotes. Después vino el lago Maree… y en el pueblo de Talladale, hay un mirador, con vistas al lago, y a sus lindas y pequeñas casitas blancas.

El paisaje de la costa oeste era algo más abrupto, más salvaje que el de la cosa este, pero tenia un encanto especial….sus innumerables lagos, sus carreteras empinadas, los valles, los innumerables valles que nos íbamos encontrando….conducíamos si, pero el tiempo pasaba muy rápido, los contrastes que nos íbamos encontrando, hacían de la excursión una delicia para nuestros ojos.

Después de varias horas de carreteras estrechas, conectamos con la A-87 que nos llevaba ya hacia Portree y la isla de Skye. La isla de la Neblina.
El puente que une Skye, con Gran Bretaña es espectacular de grande y vistoso. Cruza el lago Alsh y el mar. No se sabe a que lugar dirigir la vista, pues los dos lados en medios del puente son de una belleza increíble….lastima que no pude parar en medio del puente y recrearme con el panorama…

Seguimos bordeando la isla ahora, para llegar cerca de las 7 a Portree. Después de la experiencia de la noche anterior, llamamos a nuestro alojamiento confirmando nuestra hora aproximada de llegada.

En la entrada de Portree, en la Viewfield Road, estaba nuestra casa… y que casa!!!
La casa de Mrs. Barbara Campbel, era preciosa….quizás el calificativo se quede corto, pues aparte de grande, y acogedora, la habitación era de las mas confortables que tuvimos, con una cama grandiosa, un baño pequeño pero super bien aprovechado y un jardín muy bien cuidado, con sabor de lluvia, de la lluvia de minutos antes.

Después de contarle nuestra mala experiencia del día anterior, Barbara nos contó lo que no sabíamos de Visit Scotland, y nos afirmó que la fianza siempre es una comisión para la empresa. Nos hizo rellenar un papel con lo que queríamos desayunar mañana y nos fuimos a pie, hacia el centro del pueblo, buscando un lugar para cenar.

Portree o puerto del Rey, se llama así en conmemoración de la visita que hizo el rey Jacobo V en 1540. Es un pueblo bastante grande, con un vistoso puerto y mucha vida turística. Las calles mas cercanas al puerto están llenas de locales de comida y pubs, aunque lo que nos recomendaron que probáramos sin duda, eran las Fish&Chips.
Teníamos hambre, no de picar patatas, sino de cenar, por lo cual no las probamos en ese día, y cenamos en un café, de nombre “El café de arriba”….quizás porque estaba en un segundo piso, o quizás por que el dueño era español….las camareras no me lo supieron explicar el porqué del nombre en español del local.

No hay carta; los platos están apuntados en una pizarra, y a medida que se van terminando se sustituyen por otros….la comida genial y bien de precio…recomendable.

Después de cenar, un paseo hasta nuestra casa…un día más. Pero también ya más cerca del final…había sido el segundo día con más kilómetros hechos….380…
Mañana queríamos recorrer la isla.
SABADO 13 DE AGOSTO….15º DIA….PORTREE-DORNIE
DESPUES DE LA TORMENTA, EL SOL…
Bajamos a desayunar pronto, pues aparte de la prisa que teníamos por seguir nuestra ruta, había algo de curiosidad en ver como preparaba el desayuno Mrs Barbara.
Y fué mucho mejor de lo esperado. No faltaba de nada en su salón y la amabilidad y delicadeza de nuestra anfitriona nos hicieron sentir mejor que en nuestra propia casa.

El día se levantó con nubes, con un cielo gris que avisaba que hoy el sol sería caro de ver, y antes de las 9 horas partimos en dirección al norte de la isla de Skye.
La isla de Skye es la mayor de las islas Hébridas, y de su turbulenta historia geológica ha surgido uno de los paisajes más variados y espectaculares de todo el país.

Conducimos por la A-855, estrecha carretera, como de costumbre, pero tomada completamente por las ovejas y carneros…si algunas veces su presencia era numerosa pero esporádica, ahora se convertía en constante….me preguntaba quien y como controlaba a los animales…nada me impedía detenerme y llevarme una de ellas….
Hay que imaginarse un paisaje tremendamente verde, con una carretera triste y solitaria que lo cruza, y cientos de carneros caminando por ella…es algo increíble…verlo para creerlo.
Además la oscuridad del día, estaba haciendo que nuestra excursión adquiriera aún más espectacularidad a los paisajes que nos encontrábamos.

A pocos kilómetros de Portree, nos detuvimos en los acantilados de Kilt Rock, la roca de la falda escocesa….el acantilado parece una falda escocesa, cuidadosamente plisada.
De más de 200 metros de altura, es de una belleza impresionante. Una fina cascada de agua se deslizaba por su recta caída, para alcanzar el mar en medio de innumerables rocas. La bruma del mar, mezclada con el vapor del agua de la cascada, le daba aun más belleza al entorno. Y asomarse al acantilado, para buscar la mejor fotografía, era tarea casi imposible, por la cantidad de turistas que estábamos en el mismo sitio.

Era un perfecto momento y lugar, para sentarse frente a las rocas, dejando pasar el tiempo, recreándose en uno de los lugares más bellos de todo el viaje. No se debe ir a Skye, sin visitar la Kilt Rock.
Seguimos hacia el norte de la isla, hasta su punta, para visitar el Duntulm castle, o lo que queda de él. La entrada al castillo es libre.

Duntulm castle, fue una fortaleza que perteneció al clan de los Mc Donalds, y que fue abandonada en el año 1730. Una vez más, comprobamos que el encanto de unas ruinas, no son estas en si, sino el lugar donde están ubicadas. Frente al mar, encima de una pequeña roca, con los acantilados rocosos protegiéndole, salvaguardando el lugar…Duntulm también tiene una leyenda, una leyenda de fantasmas…
Hugh Mc Donald, fue encerrado en la torre del castillo, alimentado solamente por carne de vaca salada, sin agua, sin líquido alguno, oyéndole agonizar, delirar…antes de caer muerto intentó comerse sus propias manos, para aliviar su sed….
Algunas personas afirman que el fantasma de Hugh se oye a veces delirar por entre sus ruinas….otras personas hablan de la presencia de la mujer de Hugh… y de su niñera que accidentalmente mató al hijo de ambos….
Los Mc Donald abandonaron el castillo por la presencia de estos fantasmas.
Seguimos la ruta, alcanzando ya la costa oeste, y deteniéndonos ahora cerca de Kilmuir.
En Kilmuir está el museo de la vida en la isla.
Siete cabañas con techos de paja, encima de una colina, recrean como era la vida en la isla en la antigüedad, con sus objetos, sus costumbres y sus tradiciones. La entrada tan solo cuesta 3 euros. Y no hay nadie que controle la entrada. Este museo, tiene fama en toda la isla, por ser un reflejo fiel de la vida en Skye.

El día se oscurecía por momentos y la lluvia empezaba a caer finamente, sin intensidad de momento. Nos dirigimos ahora hacia el centro de Skye, a su meseta, para contemplar el Old Man of Storr y si el tiempo nos lo permitía hacer una caminata hasta sus pies.
El Old Man, son dos piedras puntiagudas que sobresalen en la meseta de Coire Faoin, donde se ubica el monte Store. Hay un pequeño aparcamiento para dejar el coche, y diferentes caminos para subir hacia el Old Man. Y poco a poco, aunque algo atemorizados por el cielo tan gris, que se estaba tejiendo encima de nosotros empezamos a caminar por el sendero que nos subía hasta los 720 metros. El camino era empedrado, con trozos difíciles de hacer por el barro, la arena y los pequeños charcos que se cruzaban con nosotros.
Un elemento que no aparece en ningún libro de turismo de Escocia y que suele estar en los lugares mas húmedos, son los mosquitos. Diminutos, inapreciables, pero que se meten en cada agujero de la ropa, y pican…desde luego que pican y mucho.

Llevábamos tan solo 15 minutos de camino, cuando un fuerte trueno retumbó en la zona. Y por arte de magia, la lluvia que antes caía finamente, empezó a caer con más intensidad.
Decidimos regresar pues seguir subiendo hubiera significado terminar empapados completamente, aunque las vistas que veíamos desde la pequeña altura ganada, eran preciosa.
Nubes saliendo de los lagos, el verde de las colinas, mezclándose con el gris del diminuto asfalto….estábamos viendo contrastes naturales de una belleza única….

Con los chubasqueros empapados, emprendimos ahora la ruta por la A-850 hacia Dunvegan y sus playas de coral.
Una de las cosas que más me sacaban de quicio, era acostumbrarme a contar la distancia con las millas… a fuerza de años de conducción, nuestro subconsciente casi sabe cuando ha hecho un kilómetro, pero las distancias en Escocia, eran en millas, lógicamente y adivinar mentalmente las distancias era algo que llevaba fatal. Parecía que los kilómetros no se terminaran nunca….

Llegamos a Dunvegan, y buscamos el camino hacia sus playas. Después de dar un pequeño rodeo, llegamos a un pequeño aparcamiento, y emprendimos el camino a pie.
Si no fuera por el frío, el lugar podía pasar perfectamente por una playa caribeña.
Arena blanca, fina y brillante, llena de conchas, limpia, y el agua de un color inclasificablemente transparente.
El mar en calma, en reposo, en silencio y una paz que parecía que estábamos en una isla solitaria en alta mar. Al lado, a escasos metros de la arena teníamos los acantilados en contacto directo con la arena. Subimos por una pequeña elevación, mas alta de lo que a simple vista parecía y nos sentamos en su cima, contemplando la bahía que se abría a nuestros ojos, intentando divisar focas o delfines y sobre todo dejando que nuestros ojos fotografiaran las imágenes que estábamos viendo.
De pronto el estruendo de unos chicos con unas motos de trial, rompió la magia del lugar, y regresamos.
Con el coche, nos detuvimos a unos pocos metros, para contemplar el Dunvegan castle desde el exterior.
El Dunvegan castle se puede visitar, y sus estancias están ambientadas en los siglos pasados.

Desde Dunvegan, proseguimos recorriendo la costa oeste, y llegamos a las ruinas de Dun Beag.
Dun Beag son los restos de una torre circular, un pequeño megalito encima de una colina de 50 metros de altura. Los habitantes que pudieron vivir hace años, han sido cambiados por las decenas de ovejas que pastaban entre los restos de sus paredes.

Antes de dejar la isla de Skye, entramos de nuevo en Portree, para comprar Fish&Chips. Un letrero advierte que no debe darse de comer a las gaviotas, pues estas te robaran la comida. Las gaviotas que sobrevolaban la zona, se detenían en cualquier lugar, encima de los coches, de los postes…y sus amenazantes picos asustaban cuando pasabas por su lado. El pescado y las patatas, estaban realmente deliciosas y la recomendación que me hicieron de que no me fuera sin probarlas, tenía razón de ser.

Dejamos la isla de Skye para dirigirnos hacia Dornie. Este pequeño pueblo, de no más de 20 casas, hubiera pasado inadvertido si no fuera porque en él, está el castillo más fotografiado de toda Escocia. El Eilean Castle.
Dornie esta en el cruce de 3 lagos: el Duich, el Long y al Alsh.
Nuestra habitación estaba en Ardelve, un conjunto de casas a 3 millas de Dornie.
Llegamos a ella, y por fuera tenia el aspecto de un gran bungalow con una caravana al lado. El aspecto exterior, no era demasiado agradable, pero la habitación era correcta. Además teníamos vistas al castillo.

Nuestra anfitriona tampoco era un prodigio de amabilidad, pues tan solo nos llevó hacia la habitación y después se fue sin apenas indicarnos nada.

Volvimos a Dornie y cenamos en el pub del pueblo. Barato, bueno y rápido. Después de cenar, caminamos hasta la entrada del castillo, contemplamos su espectacular fisonomía y comprendimos el porque de ser de los mas fotografiados. Caminamos por el puente de la carretera, hicimos fotos, nos empapamos de imágenes y decidimos volver mañana a primera hora y visitar el castillo por dentro.

En el hotel de Ardelve, el hotel Loch Duich, hacían unas jornadas de música tradicional, y nos fuimos hacia él. La música tradicional era interpretada por dos personas que cantaban mientras tocaban el acordeón y la guitarra. Probamos un nuevo sabor de agua de vida escocesa, mientras nuestros oídos eran regados de notas celtas.

No había mucho ambiente, la verdad. En el salón del hotel no estábamos más de 20 personas, y por ello el lugar transmitía una sensación de familiaridad.

Dejamos la música, los whiskys y a dormir. 250 kilómetros, lluvia, playas, castillos y rocas nos habían traído a los pies del Eilean Donan. La joya del viaje.

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comment_icon  Últimos comentarios al diario AGUA DE VIDA, VIDA DE ESCOCIA
Total comentarios: 2  Visualizar todos los comentarios
Izarbe10  izarbe10  04/02/2009 21:41
enhorabuena por el diario. Muy bueno, como todos los tuyos. te dejo mis estrellas.
Un saludo
Inomarti  inomarti  08/07/2009 19:30   📚 Diarios de inomarti
Vaya viajecito el vuestro. Me ha gustado mucho el diario. Enhorabuena.
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Fecha: Mie Feb 28, 2024 01:37 am    Título: Re: Viajar a Inglaterra: Lugares de interés turístico

Hola, estoy mirando opciones para viajar este próximo mes de agosto, y una de estas opciones, es Londres+ algo más. En principio, una seis o siete noches. Tengo buen precio para entrar por Londres y salir por Bristol. En Londres estuve en 2008, y ahora volvería con un peque de 4 años. La verdad es que me motiva mucho volver, y creo que con tres noches que le dedicara a Londres, iría bien. Entre Londres y Bristol, pues me gustaría meter algo, la verdad. Me llama la atención Oxford, Bath...y también mucho algo de los Corswolds, pero no tengo muy claro que para este sitio pudiera...  Leer más ...
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Fecha: Vie Mar 08, 2024 10:11 am    Título: Re: Viajar a Inglaterra: Lugares de interés turístico

Buenos días, Os pongo en situación: me estoy planteando un viaje de 15 días en Agosto por Reino Unido. Solo conozco Londres y estuve hace casi 15 años, así que podemos decir que voy desde cero. Mi intención es conocer las principales ciudades/atractivos turísticos, no me voy a meter en zonas más rurales, y además lo haremos todo en transporte público. En un principio pensaba empezar en Londres y terminar en Edimburgo, pero vistos los elevados precios de Edimburgo y que según veo Escocia da para otro viaje por sí sola, creo que nos plantearíamos un viaje circular que empiece y acabe en...  Leer más ...
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Fecha: Vie Mar 08, 2024 07:36 pm    Título: Re: Viajar a Inglaterra: Lugares de interés turístico

Apunta Cambridge, que también puedes ir y venir desde Londres en el mismo día
Apunta Bath como visita obligada y, relativamente cerca de Bath está Wells y Bristol. Estos sitios no son para ir y venir desde Londres el mismo día
York también me parece interesante. Y desde York puedes ir y venir en el mismo día a Durham
mirakinpeix
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Fecha: Jue Abr 04, 2024 11:23 am    Título: Re: Viajar a Inglaterra: Lugares de interés turístico

Buenas tardes - Llevo viviendo en UK mas de 7 años, así que si necesitais algún consejo o información, no dudeis en contactarme. Vivo cerca de Leeds, así que esa zona me la conozco bastante!
Pauliuss
Pauliuss
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Mensajes: 1

Fecha: Jue Abr 11, 2024 07:04 pm    Título: Re: Viajar a Inglaterra: Lugares de interés turístico

"mirakinpeix" Escribió:
Buenas tardes - Llevo viviendo en UK mas de 7 años, así que si necesitais algún consejo o información, no dudeis en contactarme. Vivo cerca de Leeds, así que esa zona me la conozco bastante!

Hola! Llego en avión a Leeds y de ahí quiero ir a Newclatle Upon Tyne. ¿Sabes si hay buena comunicación para llegar? ¿Qué recomiendas ver o visitar por la región nordeste de Inglaterra? ¿Alguna ciudad o excursión que merezca la pena conocer?

Gracias!
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