Canadian Rockies - Rocosas (Canadá costa oeste) ✏️ Blogs de CanadaUn viaje de 28 días por los Parques Nacionales de las Rocosas canadienses y el valle de Bella Coola (British Columbia)Autor: Highlands_2003 Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (25 Votos) Índice del Diario: Canadian Rockies - Rocosas (Canadá costa oeste)
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Hola Viajer@s!!!
Somos Anna & Oskar y os damos la bienvenida a nuestro diario de viaje por las Canadian Rockies (Montañas Rocosas canadienses).
En los viajes que hemos hecho hasta ahora, siempre hemos tenido alguna que otra anécdota. Y así, echando la vista atrás recordamos que, en Italia 2005 casi tenemos que dormir en el coche una noche porque no localizamos a los dueños de uno de los B&B donde teníamos reserva para dormir. En País de Gales 2010 los dos nos pegamos una buena “culada” cuando bajábamos a ver unas cascadas en el Parque Nacional de Snowdonia. En Costa Oeste de USA 2011 yo repetí caída y además nos cancelaron una reserva en Arches NP porque me equivoqué al dar el nº de la tarjeta (¡¡¡de lo que ponemos cuidado desde entonces!!! ). En Austria 2012 tuvieron que sacarnos de la famosa carretera Grossglockner con quitanieves (en pleno mes de junio). Y por último Escocia 2013 ¡como no!… acabé con medio cuerpo dentro de una zona de zarzas al intentar sacar un primer plano de un joven ejemplar de vaca highlandesa.
Creednos sí os decimos que en este viaje hemos sumado tantas “batallitas” como en el resto de los últimos viajes juntos, pero sí queréis saber qué ha pasado tendréis que seguir leyendo, Etapa 0 - Preparación del viaje Etapa 1 - Seattle (Washington, USA) Etapa 2 - Mt. Baker-Snoqualmie National Forest (Washington, USA) Etapa 3 - Bella Coola Valley (British Columbia, Canadá) Etapa 4 - Jasper National Park (Alberta, Canadá) Etapa 5 - Yoho National Park (British Columbia, Canadá) Etapa 6 - Banff National Park (Alberta, Canadá) Etapa 7 - Glacier National Park (Montana, USA) A este viaje le teníamos ganas desde hacía ya un tiempo, pero por una cosa o por otra lo habíamos ido posponiendo. Ya habíamos estado en Canadá en 2001, recorriendo parte de la Costa Este, ciudades principalmente y totalmente organizado por agencia. Así que esta vez, iba a ser totalmente diferente!!
La Ruta Nuestra intención era visitar los principales parques de las Rocosas canadienses, pero al empezar a buscar información para preparar el viaje, dimos con un diario en este mismo foro (gracias Mikes!!), donde descubrimos la posibilidad de hacer una actividad que nos atraía bastante (teníamos una espinita clavada desde nuestro viaje Yellowstone y Grand Teton en 2011). En Bella Coola, a mil kilómetros al de norte de Vancouver hay un valle al final de un gran fiordo (al más puro estilo noruego) donde presumen de ser uno de los mejores lugares del mundo donde poder observar osos grizzly en libertad. Desde finales de agosto y durante el mes de septiembre, los grizzly recorren los cauces de los ríos buscando salmones que están en época de desove. Reserva de vuelos
Una vez decidido que empezaríamos el viaje por Bella Coola y terminaríamos en Banff (muy cerca de Calgary), había que encontrar los aeropuertos más cercanos. La primera opción que barajamos fue Vancouver -> Calgary, pero estando tan cerca de la frontera con Estados Unidos, pensamos que era una buena opción comenzar nuestro viaje visitando Seattle, ligada a un montón de pelis y series de televisión. El único hándicap de esta opción es que alquilando el coche en Estados Unidos, teníamos que devolverlo también en Estados Unidos, así que buscamos un aeropuerto internacional cercano a Calgary pero en territorio estadounidense y lo encontramos en Missoula, estado de Montana (USA). Después de revisar diferentes alternativas, la opción que más se ajustaba a los días de vacaciones disponibles y sobre todo, a nuestro presupuesto fue la ofertada por Airfrance / KLM / Delta Airlines. El precio de los vuelos para 2 personas haciendo la ruta Bilbao (BIO) - Ámsterdam (AMS) - Seattle (SEA) Missoula (MSO) - Minneapolis (MSP) - Ámsterdam (AMS) - Bilbao (BIO) fue de 1.704,48€ (852,24€ por persona) Alojamiento Para Seattle nos costó bastante encontrar alojamiento ya que había una convención en la ciudad y los hoteles estaban bastante llenos y lo que quedaba disponible era bastante caro. Al final, a través de la página http://www.seattle.aaeworldhotels.com pudimos reservar una habitación en el centro de la ciudad a un precio razonable. El alojamiento en Yoho NP (Canadá) y Glacier NP (USA) lo hicimos a través de booking.com y los de Mt. Baker (USA), Bella Coola, Jasper NP y Banff NP directamente buscando en Google Maps y luego contactando con los dueños por correo electrónico. . Seattle, USA (Best Western Loyal Inn – 3 noches) . Mt. Baker, USA (Winter Creek B&B – 2 noches) . Williams Lake, Canadá (Sandman Hotel – 2 noches) . Bella Coola, Canadá (BC Mountain Lodge – 4 noches) . Jasper NP, Canadá (En-Ska House – 5 noches) . Yoho NP, Canadá (The Great Divide Lodge – 4 noches) . Banff NP, Canadá (Alpine B&B – 5 noches) . Coram, USA (Glacier Gral. Store & Cabins – 2 noches) Alquiler de coche Para el alquiler del coche, volvimos a confiar en economycarrentals.com. El mayorista asignado fue Álamo. El segmento que escogimos fue el de los SUV medianos y la verdad es que para algunas carreteras sin asfaltar de Bristish Columbia nos vino muy bien. El modelo que nos asignaron fue un Nissan Rogue AWD. El precio incluía kilometraje ilimitado (muy importante para nosotros), devolución en diferente punto que el origen (one way), seguro CDW (sin franquicia) y paso a Canadá permitido. El precio del alquiler para 25 días fue 826,33€.
Trámites y documentación Pasaporte en vigor. Para entrar en Estados Unidos, además, es necesario el ESTA. Es como un permiso de entrada o visado. Se solicita por internet y hay que pedirlo con, al menos, 72h de antelación ($14 por persona).
Carnet Internacional de conducir. Aun no siendo obligatorio, nos lo recomendaron al alquilar el coche, así que lo sacamos. Se solicita en una delegación de tráfico y te lo dan al momento (necesaria 1 foto) 9,60€. Seguro médico. MUY IMPORTANTE si se viaja a países donde España no tiene acuerdos a nivel de asistencia médica (aquí tenéis la pista para una anécdota!!). Lo contratamos con Allianz Global Assistance y nos costó 158,82€ (2 personas) incluyendo la estancia en Estados Unidos y Canadá durante 29 días.
Para el tema del cambio de moneda, volvimos a recurrir a nuestro amigo Yon Mikel (¡¡¡de nuevo, mil gracias!!!). Cambiamos tanto dólares estadounidenses, como dólares canadienses. Aunque nos costó un poco hacernos con el cambio, finalmente nos arreglamos bastante bien. Gastos generales y enlaces de interés Nota: si te interesa algún dato, puedes pinchar en la imagen para descargarte el fichero en formato PDF (necesitarás Acrobat Reader para verlo). . Etapas 1 a 3, total 10
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¡¡¡No imagináis las ganas que teníamos de que llegara este día!!! Habíamos pasado el verano viendo como el resto de amigos se marchaban (y volvían) de vacaciones, pero por fin, era nuestro turno.
La noche anterior al viaje fue muy corta. Además somos de los que nos gusta facturar rápido el equipaje para luego tomar un café tranquilamente, así que poco antes de las 04:00h salimos de casa hacia Loiu (población donde se encuentra el aeropuerto de Bilbao). A pesar de llegar con bastante tiempo, ya había algunas personas en el mostrador de facturación. Cuando llegó nuestro turno facturamos el equipaje sin problemas y asegurándonos de que iría directamente hasta Seattle. Aunque parezca una tontería, en cuanto cumplimos este primer trámite es cuando nos dimos cuenta de que realmente empezaba la aventura. A la hora prevista, el Embraer E-190 de KLM enfiló la pista de despegue y nos puso rumbo a Ámsterdam. A los pocos minutos ya nos estaban dando de desayunar.
El vuelo se transcurrió sin problemas y poco antes de las 09:00h estábamos aterrizando en el aeropuerto internacional Schiphol de Ámsterdam.
Teníamos una hora y media hasta la salida de nuestro vuelo de Seattle y el equipaje facturado así que a priori no debíamos tener problemas con el tiempo asignado entre vuelo y vuelo. La sorpresa fue que, nos volvieron a sacar a la zona común del aeropuerto y tuvimos que volver a pasar el control de embarque y pasaporte, que conlleva tiempo. Pasado de nuevo el trámite, llegamos a nuestra puerta de embarque. Para nuestra sorpresa, y es la primera vez que nos lo hacen, nos fueron sacando de la fila y en una especie de mesa alta de bar con taburetes, nos hicieron una pequeña entrevista con media docena de preguntas relacionadas con el motivo de nuestro viaje a USA. Y los equipajes de mano, volvieron a pasar por las máquinas de rayos X. Pasamos sin problema, viendo desde los ventanales que ya nos esperaba el Airbus A330-200 de Delta Airlines.
El avión estaba bastante bien por dentro con la típica configuración de asientos 2-4-2 y con pantallas individuales para cada asiento. Como la reserva la hicimos con tiempo pudimos elegir la zona de ventanilla que además de permitirte sacar fotos durante el viaje (¡¡¡lo reconocemos, somos unos frikis de la fotografía y no podemos dejarla en la bolsa!!!) hace que no tengas que molestar (ni te molesten) cuando quieres levantarte para, por ejemplo, estirar las piernas.
Una cosa que nos hizo mucha gracia es que las instrucciones sobre las normas de seguridad en vez de darlas personalmente los asistentes de vuelo, la dieron mediante un vídeo muy gracioso en las propias pantallas. Podéis verlo completo en el siguiente vídeo:
Mientras perdíamos de vista la costa holandesa, pudimos ver esta bonita imagen. Un campo de generadores eólicos en la mitad del mar. No todos los días se tiene oportunidad de ver algo así.
Y cuando nos dimos cuenta, ya nos estaban trayendo la comida. Al contrario de lo que suele opinar la gente de la comida de avión, a nosotros no nos pareció que estuviera mal. Pollo en salsa con patatas y ensalada y un bollo dulce de postre.¡¡Será que somos de fácil conformar!!! jejejeje
Una de las cosas que nos sigue impresionando cada vez que cruzamos el ‘charco’ es la increíble estampa helada cuando se sobrevuela Groenlandia. Un par de fotos, pueden valer más que mil palabras.
Sobre las 11h30 (hora del pacífico), 20h30 hora de España, y tras unas 10 horas de vuelo estábamos aproximándonos a nuestro destino. La vista del Mt. Rainier por encima de las nubes nos hizo olvidar por un momento la paliza de avión que nos estábamos metiendo!!!!
Tras desembarcar, lo primero, el control de entrada en Estados Unidos. Al llegar a la sala donde estaban los policías vimos que había bastante gente (suponemos que por que coincidíamos varios vuelos), así que, nos lo tomamos en calma.
Cuando apenas teníamos media docena de personas delante, un policía que estaba organizando a la gente por los diferentes mostradores, nos comentó que si ya habíamos estado en Estado Unidos, podíamos ir directamente a las máquinas de validación automáticas, así que nos salimos de la cola. Primero fue Anna y sin problemas. Le escaneó el pasaporte, le tomó las huellas y por último le sacó una foto. Al de unos pocos segundos, salió una especie de ticket con un OK. Mi turno: pasaporte, huellas, foto y… ¡¡error!! El ticket me decía que acceso denegado. Un escalofrío me recorrió el cuerpo… ¡si todavía no habíamos empezado el viaje! Después de intentarlo por segunda vez y obtener el mismo resultado, buscamos ayuda y nos dijeron que tendríamos que pasar por las cabinas manuales. Al menos no nos hicieron volver a ponernos al final de la cola, porque la sala seguía llena. Tras las típicas preguntas, pudimos pasar. Sólo quedaba localizar nuestro equipaje. En la sala de equipajes, localizamos la cinta que nos correspondía y ahí estaban nuestras maletas. ¡¡Prueba superada!! ¡¡Es ese miedo que te recorre el cuerpo mientras esperas y ves maletas pasar y pasar…….!!!! Nos dirigimos a la salida y vimos que había una especie de lanzadera que te sacaba del aeropuerto y te dejaba en la zona donde se cogía el tren que nos llevaría al centro de Seattle. Lo que no sabíamos es que las maletas grandes (solo las de mano) no podían viajar en la lanzadera. Un hombre de color de 2 mts. de alto x 2 mts de ancho nos las quitó literalmente las manos y las puso en una cinta y nos “gritó” que siguiéramos adelante. Nos quedamos un poco descompuestos, pero supusimos que las maletas irían, a través de la cinta, al mismo lugar donde nos dejaría la lanzadera. El viaje apenas duró unos minutos y antes de dejar definitivamente el aeropuerto fuimos a por nuestras maletas (¡¡otra vez!!) Nos sorprendió bastante verlas, junto con muchas otras, en la mitad de una sala enorme con un montón de gente intentando recuperar su equipaje. Tras escuchar una y otra vez por la megafonía de los aeropuertos, como un runrún, que no nos separáremos de nuestro equipaje, este sistema no nos pareció nada coherente con el mensaje difundido. Bueno… ya estaba. Como no teníamos que recoger coche de alquiler, fuimos a la terminal del Central Link light rail, el tren que nos llevaría al centro de la ciudad. El tren tiene 12 paradas y el trayecto es de aprox. 40’. El precio del billete (ida): $2,75 por persona. Una vez en el centro de Seattle y tras situarnos un poco con la dirección de las calles nos pusimos en camino a nuestro hotel que se encontraba a unas pocas manzanas, apenas 800 mts.
Hotel Best Western Loyal Inn . Ubicación: muy céntrico a 10’ andando de la Space Needle . Estado del hotel: edificación moderna, habitaciones bien cuidadas y amplias. . Servicios: desayuno continental, wifi y parking gratuitos. . Precio: $113 (2 personas) . Trato recibido: correcto. Nos guardaron las maletas el último día mientras fuimos a recoger el coche de alquiler. . Calificación: 8 sobre 10. Recomendable Tras instalarnos y refrescarnos un poco, salimos a la calle en busca de una línea de bus que nos acercara hasta Kerry Park, desde donde sabíamos que había unas buenas vistas del skyline de Seattle.
Gracias a la información que nos proporcionaron en el hotel, nos acercamos a la tercera avenida donde cogimos un autobús de la línea D en dirección a Ballard que nos acercó bastante al parque. Cuando llegamos, aunque todavía era de día comprobamos que era el típico lugar de reunión donde la gente iba a disfrutar del atardecer con el incomparable marco de los rascacielos de la ciudad, la Space Needle y el Mt. Rainier al fondo. A medida que fue oscureciendo, las vistas fueron cambiando y lo que nos había gustado en un principio, al irse encendiendo las luces de los edificios, nos pareció aún más bonito.
Eran las 20:30h, hora de Seattle, pero para nosotros eran las 5 de la madrugada. Llevábamos 25 horas levantados y ya empezábamos a notarlo.
Volvimos a hotel para que ver si descansábamos algo. ¿Cómo nos trataría nuestro amigo Jetlag? * * * Final del día 1 * * *
Aunque yo no suelo tener problemas con el tema del cambio horario, Anna sí que lo suele pasar mal durante un par de días, pero esta vez no fue así. Tal vez se deba al uso de antifaz, pero la verdad es que dormimos como campeones hasta las 8 de la mañana. En cuanto nos preparamos, bajamos a desayunar, llevándonos una agradable sorpresa al ver que nos habían dejado el periódico colgado en la manilla de la puerta. En el comedor habilitado para los desayunos había las típicas máquinas de café y zumo. Además hay fruta variada, bollería y lo que más nos gustó ¡una máquina para hacer gofres! Tras desayunar tranquilamente, nos acercamos a la zona de la Space Needle. Junto a la famosa torre, se encuentra el EMP Museum, los jardines Chihuly y el Alweg Monorail. Un pequeño tren que va desde el Space Needle Center hasta el centro de la ciudad, La distancia que recorre es de apenas 1 milla (1,6 km) y el precio por viaje $2.25. Quizás un poco caro, pero no deja de ser un reclamo turístico. Lo siguiente que hicimos fue ir a la zona del puerto donde se encuentra el famoso mercado de Pike Place y el primer Starbucks. Si, si… la primera tienda Starbucks se abrió en Seattle, en el año 1971.
Como no podía ser de otra manera, tomamos un café y compramos unos recuerdos (una mug y unas camisetas).
Seguido nos adentramos en las galerías del mercado. Un montón de puestos de frutas, verduras, flores y sobre todo, pescado. La verdad es que pasamos un buen rato, aunque a veces nos daba la impresión de que había demasiada gente.
El puesto más abarrotado era el famoso puesto de pescado Pike Place Fish Co. donde los “pescateros” se lanzan el pescado de un lado al otro del puesto una vez lo ha elegido el cliente mientras cantan una especie de grito de guerra. No es sólo un puesto de pescado, ¡¡¡¡¡ es todo un espectáculo digno de ver!!!! Aunque nosotros sólo pudimos sacar una foto de un pescado volando, en Youtube se pueden encontrar un montón de videos.
Pasado el mediodía, seguimos dando un paseo por la zona del puerto y llegamos hasta la noria. Siempre nos ha gustado ver las ciudades desde un punto de vista diferente así que nos animamos a darnos unas vueltas. El precio $15 por persona.
Al bajar decidimos que era buen momento para buscar un sitio para comer y encontramos uno que tenía buena pinta, Elliot’s Oyster House. Pedimos unos sándwiches con patatas y unos refrescos. $40
Por la tarde visitamos una de las grandes zonas verdes de la ciudad, el Arboretum Washington Park. Un lugar perfecto donde dar un paseo tranquilo entre de árboles de diferentes especies. Caminos señalizados y árboles identificados mediante carteles. Aunque la entrada al parque es gratuita, la visita al Jardín Japonés cuesta $6 por persona y como el de San Francisco nos gustó tanto, decidimos visitarlo. A pesar de no estar mal, comparado con el de San Francisco, este nos gustó bastante menos. Rozando la hora de cierre, acabamos la visita y regresamos al centro de la ciudad. Hicimos unas comprillas y acabamos cenando en un puesto de comida japonesa dentro del centro comercial donde se encuentra la terminal del monorraíl, el Westlake Lake Center Station.
A pesar de que Seattle tiene reputación de ser una ciudad muy lluviosa, en los tres días que pasamos allí sólo llovió durante la cena de este día (aunque para ser sinceros cayeron chuzos de punta )
*** Final del día 2 ***
Pasados unos minutos de las 7:30h ya estábamos desayunando en el comedor del hotel. Queríamos subir pronto a la Space Needle por dos motivos: casi seguro que habría menos gente y además el sol todavía no estaría muy arriba para poder sacar buenas fotos de la ciudad.
Cuando llegamos aún no eran las 9:00h y la taquilla estaba cerrada, aunque ya había gente esperando para sacar la entrada. Con escrupulosa puntualidad abrieron la taquilla y pudimos sacar nuestras entradas. Como queríamos ver también la ciudad por la noche, sacamos la entrada combinada que permite subir dos veces en el mismo día. El precio por persona de esta modalidad $31.
Como os podéis imaginar, desde lo alto de la Space Needle la ciudad tiene un aspecto totalmente diferente de cuando se recorre a pie. Además, como las vistas son de 360° se tiene una visión general de toda la ciudad. En la primera foto, y mirando hacia el sureste, el centro financiero de la ciudad con sus rascacielos.
Mirando hacia el noreste el Union Lake, con el Ship Canal Bridge al fondo. Al estar en mitad de la ciudad el es utilizado para activides recreativas (sobre todo Kayak) durante los meses de verano.
El puerto de Seattle es uno de los mayores puertos de Estados Unidos en cuanto a número de contenedores transportados.
Aprovechamos también para sacar unos detalles de la ciudad. El monorraíl en dirección a Westlake y el reflejo en algunos rascacielos acristalados.
Por último localizamos Kerry Park, desde donde el primer día sacamos las fotos del atardecer. Pudimos comprobar que por las mañanas, está mucho menos concurrido que por las tardes…
Antes de bajar, aprovechamos para tomar un hot chocolate en la cafetería de la torre. Conocimos a un matrimonio con dos hijas pequeñas. La mujer era colombiana y las niñas sabían un poco de español. Pasamos un buen rato hablando de Estados Unidos y de España (y haciendo el tonto con las crías, claro…).
Como no podía ser de otra manera y una vez abajo, hicimos una visita a la tienda que hay en la base de la torre para comprar unos recuerdos. El resto de la mañana la pasamos callejeando un poco por el centro de la ciudad y volvimos al Pike Place Market para pasar por unos puestos que habíamos visto el día anterior y donde Anna había visto unas cosas que le venían muy bien como attrezzo para sus fotos de bebés. Entre una cosa y otra nos dieron las dos de la tarde y pensamos que no nos apetecía andar buscando un sitio para comer, así que repetimos en el centro comercial del monorraíl.
Después de comer, cogimos un autobús para ir a hasta Chinatown. Por la mañana habíamos comprado un pase de día que servía para todo el trasporte público, así que no tuvimos que pagar nada. Si tienes pensado coger un par de autobuses durante el día, merece la pena.
De Chinatown sólo podemos decir que nos decepcionó un poco. De nuevo, fue inevitable la comparación con San Francisco donde había mucho ambiente y movimiento. Aquí las calles estaban vacías, poco ambiente y sin apenas decoración. Como no vimos nada que nos llamara la atención, cogimos el bus de vuelta al centro de la ciudad. No teníamos nada planificado hasta el atardecer cuando volveríamos a subir a la Space Needle, así que hicimos un poco de turismo por el centro mientras se hacía la hora (comprillas y esas cosas, ya sabéis…).
Sobre las seis y media de la tarde nos fuimos acercando a la zona de la torre. Aunque no había aglomeraciones para subir, sí que se notaba mucho más movimiento que por la mañana. Una vez arriba, elegimos el sitio que nos pareció el mejor para fotografiar el atardecer y esperamos a que la luz fuera bajando. A medida que el tiempo iba pasando, la luz cambiaba rápidamente y hacía que la ciudad pareciera totalmente diferente. Y minutos después de que el sol se escondiera por el horizonte, las luces de los rascacielos empezaron a destacar contrastando con el típico tono del cielo en la hora azul.
A los que os guste la fotografía sabréis que este momento apenas dura unos minutos, así que cuando el cielo se tiño de negro, recogimos y nos dispusimos a bajar. Eso sí, antes dejamos constancia de nuestra visita. Cenamos en un McDonald's que nos pillaba de camino al hotel y está al lado de la Space Needle. De vuelta en el hotel y ya en la habitación, me di cuenta de que en la zona del tobillo izquierdo me había salido como una especie de alergia en forma granos pequeñitos y que a ratos picaban bastante.
No le quise dar mayor importancia y pensé que tras descansar toda la noche, a la mañana se me habría quitado. *** Final del día 3 ***
El cuarto día de nuestro viaje amaneció bastante despejado y con muy buena temperatura (rozando los 15°C). El planning del día era recoger el coche de alquiler y dirigirnos hacia el Mt. Baker-Snoqualmie National Forest, al norte del estado de Washington, muy cerquita de la frontera con Canadá. A mitad de camino, en la ciudad de Everett, la factoría de Boeing y nuestra intención, si andábamos bien de tiempo, era visitarla.
Al revisar la pierna vimos que no sólo no se habían quitado los granos sino que la zona se había ampliado y tenía un color morado bastante alarmante. Recordamos que en 2012, un par de meses antes de viajar a Austria, me pasó algo similar. En aquella ocasión creo recordar que el médico me dio una pomada antibiótica, pero claro ahora estábamos en Estados Unidos. Después de desayunar y mientras se hacía la hora de recoger el coche de alquiler, nos acercamos a una farmacia a ver si nos podían ayudar. La verdad es que la cara de chica que nos atendió era un poema cuando vio la pierna. Nos dijo que no sabía lo que podía ser y que lo mejor sería que fuéramos a un médico para que lo viera. Como en 2012 me dio algo de fiebre, aprovechamos y compramos un termómetro y unos paracetamoles para tener controlada la temperatura. La recogida del coche de alquiler la teníamos programada para las once de la mañana, así que nos fuimos acercando a la oficina que tiene Álamo en la tercera avenida. La verdad es que fue todo bastante rápido y al contrario de lo que se suele contar por ahí, a nosotros no nos intentaron vender seguros adicionales ni cosas que no necesitábamos. Como ya dijimos al principio del diario, el coche que nos dieron fue un Nissan Rogue que a priori tenía buena pinta. No era el Ford Explorer que tuvimos en 2011 con asientos calefactados, pero aun así éste tenía radio vía satélite con conexión para dispositivos USB. En cuanto nos entregaron el coche, volvimos a recoger las maletas al hotel (nos las habían guardado amablemente) y nos pusimos en marcha. Como el alquiler no incluía el depósito de gasolina en origen, lo primero que hicimos fue llenar el depósito en una gasolinera cercana ($4,10/galón x 14,89 galones = $61). La distancia entre el centro de Seattle y la Boeing es de apenas 40 kilómetros, así que, en algo más de media hora estábamos allí. Aunque recomiendan reservar la visita, como no sabíamos cómo íbamos a andar de tiempo, nos presentamos en la taquilla y preguntamos a ver si había sitio en la siguiente visita. Nos dijeron que sin problema, así que sacamos las entradas para la visita de la 1 del mediodía. El precio de la entrada, $20 y dura aproximadamente 1 hora y media.
A pesar de que ya estábamos avisados (había mirado la página web), en el parte de atrás de la entrada ponía que además de no estar permitido sacar fotos ni grabar en video durante la visita, tampoco estaba permitido meter ningún tipo de efecto personal tipo bolsos, mochilas, etc. Suponemos que es por temas de seguridad, pero aun así, nos pareció un poco radical. Tampoco móviles (te los hacen apagar). La visita comenzó en un auditorio donde primeramente nos explicaron las normas de seguridad que se tenían que cumplir mientras durara la visita e insistieron en que estaba prohibido acceder a las instalaciones con cualquier tipo de dispositivo electrónico. A continuación un pequeño video con la historia de la compañía y seguido montamos en dos minibuses que nos llevarían hasta los hangares de fabricación. Siempre de la mano de la guía recorrimos diferentes puntos de la fábrica y pudimos ver in-situ la fabricación de, por ejemplo, un 747 y también de la joya de Boeing, el 787 Dreamliner. Al finalizar la visita, dimos una vuelta por la tienda y un pequeño museo donde se pueden ver despieces de motores y cosas así. Para acabar subimos a la terraza desde donde se puede ver (a lo lejos) los hangares y también una pista de despegue desde donde salen los aviones para hacer los vuelos de prueba. Desde la terraza sí que se pueden sacar fotos. Aquí podéis ver el mastodóntico avión de transporte, el 747-Dreamlifter, la pista de pruebas con el Mt. Rainier al fondo, los hangares de construcción y por último un avión de Turkish Airlines haciendo las últimas pruebas antes de ser entregado a la compañía. Sobre las 4 de la tarde nos volvimos a poner en ruta. Nos quedaban todavía aprox. 2 horas hasta el B&B donde pasaríamos los dos siguientes días. Nada más ponernos en camino, paramos en el primer sitio donde vimos que podríamos comer algo.
Pasadas las 6 de tarde llegamos a Winter Creek B&B, una casa unifamiliar que estaba en mitad del bosque. . Ubicación: en el medio de un bosque. Ideal si se busca tranquilidad. . Estado de la casa: estilo rústico, habitaciones muy bien cuidadas . Servicios: desayuno completo, wifi y parking gratuitos. . Precio: $122 (2 personas) . Trato recibido: muy bueno y muy familiar . Calificación: 9 sobre 10. Muy recomendable La mayoría de vosotr@s os preguntaréis porqué hicimos esta parada de un par de días antes de cruzar a Canadá. La historia es simple o curiosa, o las dos cosas a la vez. A mi suegro Martín, el padre de Anna, le encanta hacer puzles y hace tiempo el regalamos uno de un paisaje de montaña que estaba en las Rocky Mountains de Estados Unidos. Pues bien, mientras preparábamos este viaje nos dio por mirar donde estaba la montaña que aparecía en el puzle y ¡qué casualidad! nos quedaba de paso de camino a la frontera de Canadá. Algo parecido nos pasó en nuestro viaje a la Costa oeste en 2011 cuando nos bajamos hasta Sedona para fotografiar un paisaje desértico que tenemos colgado en el salón de nuestra casa. Podéis ver la foto aquí.
Sin tiempo si quiera para sacar las maletas del coche, nos fuimos en busca de la foto. A principio del mes de septiembre el atardecer era aprox. a las 7 y media, así que todavía podíamos llegar para intentar localizar un buen sitio. Habíamos buscado mucha información del lugar así que no nos costó encontrarlo. Una vez allí, sólo tuvimos que esperar al momento en que el sol tiñó de color rojo la cima nevada del Mt. Shuksan reflejada en Picture Lake. Cuando el sol se fue, la temperatura bajó rápidamente hasta los 10°C, así que recogimos las cámaras y volvimos a la casa. Además mi pierna me estaba empezando a molestar y sentía que tenía algo de fiebre.
* * * Fin del día 4 * * *
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Nos levantamos sin prisas. El día había amanecido totalmente despejado aunque la temperatura era fresquita, 11°C. Desayunamos sentados en la barra de la cocina junto con nuestros anfitriones, Michelle y Bill. Un poco de charla relajada con ellos mientras iban cocinando. Yo desayuno completo, con huevos, salchichas y patatas. Anna, mucho más comedida, un café con unas tostadas. Salimos de la casa hacia las 9 de la mañana y volvimos hacia la zona de Heather Meadows, cerca de Picture Lake. En este sitio, además de haber una estación de esquí, hay un montón de rutas de senderismo. Lo primero que hicimos fue pasar por el centro de visitantes para informarnos del estado de las rutas y pagar el pase de día (necesario para poder aparcar el coche en el parking y poder acceder a la zona de senderos). Aunque no vimos a nadie controlando el acceso, pusimos el pase a la vista, colgado del espejo retrovisor. El trail que habíamos pensado hacer era Chain Lakes (nº 682) que tiene aprox. 11 km y una dificultad media, suficiente para ocuparnos la mayor parte del día. Por lo que pudimos ver, la mayoría de la gente comenzaba la caminata en Artist Point (a 5 km. del Visitor Center siguiendo la carretera) y lo acababa en el propio Visitor Center. Lo que no nos dimos cuenta (mejor dicho, no me di cuenta) es que después de hacer los 11km de caminata aun nos quedarían otros 5 km.de vuelta hasta llegar al coche, pero bueno eso es otra historia y que tendréis que seguir leyendo un poco más para ver cómo lo hicimos. Cuando estábamos preparando las cosas Anna me comentó que la cámara pequeña no funcionaba. ¡un pequeño contratiempo porque la utilizamos mucho! Por fin, empezamos el trail pasadas las 11 de la mañana con un cielo totalmente despejado y al estar a unos 1.500 mts. de altitud, la temperatura era perfecta para caminar. A pesar de encontrarnos con algún desnivel que otro, fuimos haciendo la ruta sin problema. Además como parábamos cada dos por tres para sacar fotos, se hacía algo menos duro. Al llegar a la bifurcación hacia Ptarmigan Ridge, nos alcanzó una pareja con una niña pequeña y al pasar junto a nosotros oímos palabras que nos resultaron conocidas como “mamá” o “cariño”. Nos pudo la curiosidad y les saludamos. Charlamos un rato con ellos y nos comentaron que aunque eran de Madrid, llevaban ya varios años viviendo en Seattle. Después de un rato muy agradable, continuamos camino y al de poco nos encontramos con el primer lago, Mazama Lake. Como no nos pareció gran cosa, seguimos caminando, dejando constancia de nuestro paso con una foto. El siguiente lago que nos encontramos en la ruta fue Iceberg Lake, mucho más grande que el anterior. Aprovechamos para hacer una parada técnica y reponer fuerzas. En ese momento, fue cuando caímos en la cuenta que no habíamos metido en la mochila comida a excepción de unos frutos secos, ¡un gran fallo!, así que los dosificamos. *** Si queréis, podéis ver la foto más grande pinchando aquí *** Siguiendo por el camino y casi pegado a Iceberg Lake nos encontramos con Hayes Lake: el camino pasaba entre los dos lagos. A partir de aquí el sendero se puso cuesta arriba y nos tocó lidiar con la parte más difícil de la caminata. No caminábamos solos, de vez en cuando nos íbamos encontrando con otras personas. Entablamos conversación con una pareja (ella también era fotógrafa) y fuimos parte de la subida con ellos, y así, de charla la subida se hizo un poco más llevadera. La vista desde arriba ¡¡espectacular!!. Descansamos un rato para reponer fuerzas y continuar. Como nosotros, se había parado un grupo grande de senderistas. Por asegurarnos, les preguntamos si íbamos bien para llegar al final de la ruta (¡¡no estaba bien señalizado!!!). Nos dijeron que si, pero nos preguntaron dónde habíamos dejado el coche ya que ese sendero acababa en el parking del Visitor Center. Nos miramos y pensamos ¿cómo vamos a hacer otros 5 km.? ¡¡Dios!!! Nos explicaron que lo suele hacer la gente es ir en dos coches y dejar un coche en cada parking. Nosotros éramos sólo dos y teníamos sólo un coche. Nuestros compañeros, estaban en la misma tesitura. Con cara de pardillos empezamos la bajada pensando en cómo lo íbamos a hacer. Se nos ocurrió que si al llegar veíamos a alguien en el parking, siempre le podríamos pedir el favor de que nos acercara al otro. Pero para eso todavía teníamos que bajar e intentar no llegar muy tarde, para que aún tuviésemos posibilidades de encontrar gente. Para colmo mi pierna empezó a molestarme. Aunque tampoco habíamos andado tanto, supongo que el calor no ayudó. Lo único que nos seguía haciendo disfrutar eran las magníficas vistas. En la foto siguiente el Mt. Shuksan y un trocito de Bagley Lakes. Según íbamos bajando y se dejaba ver más, las orillas nos recordaron un poco a Yellowstone. ¡Seguro que recordáis esta foto! Y justo antes de llegar al Visitor Center, una panorámica del valle que recorre el Bagley Creek. Al llegar al Visitor Center, Anna y la otra chica se fueron para intentar localizar al Ranger para preguntarle si nos podría acercar hasta el parking superior. ¡¡¡Por favor, que diga que sí!!! Y sí, les dijo que si esperábamos a las cuatro (hora en que cerraba el Visitor Center), nos acercaría sin problema. Menos mal, porque faltaban pocos minutos para esa hora y apenas quedaban coches en el parking. Mientras esperábamos a nuestro amable “rescatador”, me dio por mirar mi pierna y ¡horror! Además de que los granos seguían teniendo un color morado nada bueno, se me había formado una ampolla gigante. ¡¡¡Creedme cuando digo que era gigante!!! Entre el calor, el roce de la zapatilla y el calcetín… la verdad es que no tenía buena pinta. Y además corría el riesgo de que, al explotarse, se infectara. ¡cagüentó! Cuando el vino el Ranger, el marido de la fotógrafa y yo fuimos a buscar los coches y regresamos a por las chicas. ¡Un 12 para el Ranger! Ya con nuestros respectivos coches, nos despedimos de nuestros compañeros de caminata y nos bajamos hasta la zona de Picture Lake. Aunque estábamos cansados y algo preocupados por el tema de mi pierna, no queríamos irnos de la zona sin despedirnos del Mt. Shuksan sin intentar alguna otra foto. Al fin y al cabo, habíamos venido hasta aquí por él, jejeje Como el cielo estaba sin una nube pensamos que el atardecer sería igual que el día anterior y que no merecería la pena la espera (aún faltaban un par de horas), así que preferimos volver a la casa y descansar. Para no aburriros con demasiados detalles, sólo os diré que menos mal que nos retiramos porque al llegar a la casa me empezó a subir la fiebre y lo pasé realmente mal. *** Final del día 5 ***
. Etapas 1 a 3, total 10
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