2 Semanas por CUBA ✏️ Blogs de Cuba

Con este diario me gustaría devolver un poco parte de los comentarios que tanto me ayudaron en la planificación de este viaje, ayudando a aquellos que os planteeis recorrer la isla y apartaros un poco del típico recorrido La Habana - Varadero, profundizando en la realidad del pueblo cubano y su día a día.

Os pego el planning que llevaba preparado, y que cumplimos bastante fielmente. Viajamos 3 adultos a finales de mayo - principios de junio de 2.012:

20-may Llegada a la Habana a las 20:55
21-may La Habana Habana Vieja
22-may La Habana Centro Habana
23-may Coger coche - Viñales
24-may Viñales Cayo Jutía
25-may Viñales
26-may Viñales - Cienfuegos
27-may Cienfuegos - Trinidad
28-may Trinidad
29-may Trinidad - Tope de Collantes, noche en Santa Clara
30-may Salir hacia la Habana- Devolver coche antes de las 17h - Dormir en la Habana
31-may Viaje a Cayo Largo. Vuelo Interno con Aerogaviota desde aeropuerto Playa Baracoa
01-jun Cayo Largo
02-jun Cayo Largo
03-jun Cayo Largo
04-jun Cayo Largo - La Habana: Aeropuerto Playa Baracoa19:10 - 19:50
05-jun La Habana, vuelo de regreso a las 22:50
06-jun Madrid: llegada a las 14:00

PREPARATIVOS:

Visado: cogido a través de Onlinetours
Seguro de Viaje: contratado con Onlinetours (Básico Plus Inclusión 6000), excepto mi novia que estaba cubierta por su seguro privado.
Coche: reservado también a través de Onlinetours. No es necesaria la tarjeta internacional de conducir, con el carnet español es suficiente
Tráfico y precauciones al volante: en Cuba es muy habitual encontrar gente o animales andando tranquilamente por la carretera, por lo que hay que tener bastante precaución, sobre todo en las cercanías a los pueblos. En la autopista hay 3 carriles en cada sentido (generalmente, ya que por ejemplo de Sancti Spiritus a Santa Clara uno de los sentidos ha desaparecido y se utiliza el otro para ambos sentidos de circulación) pero no es raro que en el de la derecha haya gente haciendo autostop, tratando de vender algo (generalmente queso) o que circulen carros de caballos. Respecto a la señalización, no es la mejor pero tampoco es inexistente como he leído. El mejor consejo es ir con mil ojos y evitar coger el coche de noche.
Medicamentos: llevábamos un poco de todo con la idea de dejar la mayor parte allí. Como imprescindible, y el que finalmente sí usamos, Fortasec
Enchufes: de patillas planas, que ya teníamos de viajes anteriores.
Alojamiento: llevábamos todas las casas reservadas desde España, en base a comentarios de otros foreros, lo que permite no perder tiempo buscando alojamiento e ir un poco sobre seguro. No obstante, en ningún sitio parecía haber problema de plazas (finales de mayo-junio)
Ropa: lo más cómoda posible, en esas fechas hacía ya bastante calor, con lo que con una camiseta y bermudas sobra. Sí que conviene llevarse un pantalón largo por si se decide ir a algún espectáculo como le Parisien o en algunos restaurantes, pero su uso es excepcional.
Divisa: llevamos euros y cambiamos a CUCs (pesos convertibles) el primer día que estuvimos allí. Conviene también llevar algo (poco) en pesos nacionales, y pagar en esta última moneda donde sea posible.
Jineter@s: lo pongo ya aquí porque en algunos momentos pueden llegar a ser agobiantes. Si bien los primeros días tratas de ser amable con todo el mundo y simpatizas con todo lo que te cuentan, terminas dándote cuenta de que el 90% se ha "especializado" en tratar de tocarte la fibra sensible y que exageran sus posibles problemas. Hay de todo, y no suelen ser muy insistentes si les das un no rotundo, pero terminas siendo bastante seco en las respuestas. Mención especial merece Trinidad, donde más agobio experimentamos. También hay que contar con los "parqueadores", gente que en cuanto te ve dejando el coche en un sitio turístico/ciudad,... te dice que te cuida el coche para que les des algo. Normalmente te piden un CUC, pero nosotros cambiamos en moneda nacional, y dándoles mucho menos no ponen objeción alguna.
Qué llevar a los cubanos: nosotros llevamos ropa usada nuestra, caramelos (gominolas), pasta de dientes, cepillos, medicamentos y mucho material escolar que fuimos repartiendo por donde íbamos.

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Comenzábamos el viaje madrugando para coger un autobús que nos llevara a Madrid, enlace en Moncloa con el aeropuerto y, tras la espera, cogemos el vuelo con Iberia que nos llevaría a la Habana.

El vuelo fue muy normalito. Bastante puntual y entretenido, si bien debo decir que yo me entretengo facilmente en los aviones, y entre leer, ver un rato las pelis (aunque las que nos tocaron fueron infumables) y echar alguna cabezadita se pasaron rápido las 10 horas del vuelo. Volamos con Iberia, vuelo directo (lo que nos hizo decantarnos por Iberia en vez de Air France, pese a ser más barata, ésta hacía escala en París) con comida muy normalita (de avión), sin entretenimiento personalizado, y con unas azafatas un poco pasotas...

La primera impresión que tuve de Cuba es... que estaba poco iluminada. Luego me lo confirmaron los propios cubanos, diciendo que tratan de gastar lo menos posible en luz. Aterrizamos, pasamos el control sin problemas y nos dirigimos a la salida, donde habíamos concertado un taxi que nos llevaría a la casa particular en la que nos alojaríamos en la Habana, la casa de Maritza y Manolo. Rápidamente vemos un cartel con nuestro nombre y el taxista nos dice que no hace falta que cambiemos en el aeropuerto, que ya le pagará Maritza. El recorrido hasta el centro de la Habana nos lleva algo menos de media hora en un coche que está bastante viejo, pero que es un prototipo en comparación a algunos en los que montaríamos posteriormente...

Llegamos a la casa, y tras los saludos pertinentes nos sentamos a hablar con ellos durante una media hora. La casa de Maritza y Manolo está en el barrio de Vedado, entre Espada y San Miguel, a unos 20 minutos andando de la Habana Vieja. Tiene 2 habitaciones, con baño propio y aire acondicionado, y una decoración tipo Cuéntame que veríamos en el resto de la isla. Son un matrimonio muy muy hablador (sobre todo ella, Manolo es más reservado) y su hija, Gisella. De las casas enseguida lla, ma la atención los altos techos (nos dijeron que era requisito imprescindible) y su estado de deterioro, si bien la gente que alquila habitaciones, con acceso a divisa, trata de remodelarlas.

Tras una larga charla salimos a dar nuestro primer paseo por la Habana, y decidimos ir hasta el Malecón. Aunque son sobre las 22h, hace bastante calor, y notamos una constante durante los días en la Habana, mucha contaminación, provocada por unos coches que polucionan muchísimo (tras unos días de lluvia mejora algo, pero se sigue notando mucho). También nos llama la atención que las calles están iluminadas con lo justo para poder ver.

Vamos por Calzada de Infanta hasta el Malecón. Intentamos comprar agua en una tienda, pero sólo teníamos euros, y al ser tan poco lo que íbamos a gastar no nos aceptan la moneda. El Malecón está muy animado, con multitud de gente joven pegada al muro y hablando entre ellos. Paseamos un rato y nos sentamos también a ver el ambiente. Curiosamente éramos casi los únicos turistas que había por allí.

El cansancio se hace notar, así que volvemos a la casa y a dormir.

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Lo primero que hicimos fue ir a cambiar dinero. Llegamos muy pronto, pero ya había colas en la puerta del banco Metropolitano. Como quedaba media hora dimos un paseo por el barrio, viendo el día a día de la gente: niños llendo al colegio, la gente a trabajar, un ambulatorio médico, puestos callejeros de venta de comida... A la vuelta la cola había aumentado, así que esperamos pacientemente a que llegara nuestro turno.

Tras un buen desayuno a base de fruta tropical y un café con leche y tostadas, y de estar un rato hablando con Maritza y Manolo salimos rumbo a la Habana Vieja.


Fuimos caminando por las calles de Vedado, observando viejas casas coloniales, con sus patios enormes, pero que da pena el estado en que se encuentran, muchas de ellas apuntaladas. Y los coches, que te entran ganas de hacerte fotos con cada uno que ves, auténticas piezas de museo.


Caminando llegamos al Capitolio, que estaba cerrado por restauración, así que tras las pertinentes fotos lo rodeamos para ir al barrio chino. Muy curioso una especie de almacén-taller de reparación de trenes, que también parece un museo. Cerca está una fábrica museo de puros, que no visitamos.


Rápida vuelta por el barrio chino (que no tiene nada de especial) y nos dirigimos hacia la parte sur de la Habana Vieja, si bien antes paramos en la Plaza Vieja, en un sitio que terminaríamos frecuentando, la Factoría Plaza Vieja, donde elaboran una buena cerveza (clara, tostada o negra, 2 CUCs la jarra, 12 el tubo de unas 6 jarras) y suele haber música en directo.

Terminamos visitando el mercado de artesanía, de los mayores de la ciudad, donde predominan los cuadros pintados a mano.

De ahí fuimos a comer al Jardín de Oriente (C/ Amargura) en un patio, muy agradable, unas hamburguesas y algo más, muy muy barato y bastante bueno. Para beber, como no, Bucaneros.

Después subimos a la Cámara Oscura, desde donde se tienen unas vistas muy buenas de toda la ciudad. Nosotros habíamos estado ya en la de Cádiz y es exactamente igual. Lo malo es que se estaba nublando bastante, y el pase que hicieron sólo para nosotros 3, se veía ya bastante mal, pero sigue siendo curioso.


Cuando salimos empezó a jarrear, así que buscamos refugio en la propia plaza, en una cafetería que está justo enfrente de la Factoría, y tomamos un café (buenísimo, como todos los que degustamos en Cuba) mientras veíamos como los niños disfrutaban de la lluvia jugando en la plaza, metiéndose en la fuente,...

Cuando paró de llover, a la media hora o tres cuartos después, fuimos paseando hacia la plaza de la Catedral, si bien ésta ya estaba cerrada. Y como volvía a amenazar lluvia fuimos hacia la Bodeguita del Medio. Es una turistada, y el mojito no es ni mucho menos el mejor que se puede tomar, ni el más barato, pero pese a ser un sitio pequeño el ambiente que creó el grupo que estaba allí tocando fue muy bueno, y nos lo pasamos en grande.


Por último fuimos hasta la Plaza de Armas, donde los libreros ya estaban recogiendo sus puestos, así que decidimos volver a la casa caminando. De paso que íbamos, pasamos por el Floridita, le hice una foto a Hemingway y, tras visitar el servicio, volvimos tranquilamente caminando. Esa noche salimos a dar una vuelta rápida, y a descansar, que el día había sido intenso.

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