Cuba en 14 días: Habana, Viñales, Playa larga, Cienfuegos, Trinidad y Cayo Coco ✏️ Blogs de Cuba

Mi marido y yo, no nos podemos quejar. Este año es el segundo consecutivo que pasamos mi cumpleaños fuera de casa. Coincide con nuestro aniversario así que hay que celebrar a lo grande
Es un verdadero placer regalarse recuerdos para siempre.

Estábamos pensando en marcharnos a Tailandia pero las noticias de los últimos acontecimientos sobre atentados nos quitaban las ganas de marcharnos por esa zona del mapa, así que decidimos mirar al otro punto del mapa y aprovechar antes de que la situación política cambie en Cuba y deje de tener esa esencia que la hace especial.

Comenzamos a preparar nuestro viaje haciendo búsquedas en Los viajeros que siempre nos ha ayudado muchísimo a la hora de planificar cualquier idea de viaje. También nos orientamos con la experiencia de Los viajes de Claudia ya que hizo una ruta muy completa y nuestra idea era hacer algo similar.

Documentación necesaria

Lo primero a tener en cuenta es tener el pasaporte en vigor.

Lo segundo importante es localizar la embajada más cercana ya que se necesita pedir el visado para entrar en Cuba. La que nos correspondía a nosotros es la de Santiago de Compostela. Son un poco especiales ya que tienen unos horarios específicos de atención telefónica así que tomároslo con calma, jaja! Tienes que hacer el ingreso en una cuenta del Santander DOS DÍAS ANTES (importante) antes de ir a formalizar la documentación en persona. Que no os pase como a nosotros que tuvimos que ir dos veces a propósito para hacer todo el trámite. Importe del visado para dos personas 44€

Esto nos lleva al tercer punto importante: Seguro de viaje. Para conseguir el visado, antes tienes que tener contratado un seguro de asistencia durante tu viaje por si te pones enfermo. Después de haber hecho varias búsquedas, nos decantamos por contratarlo a través de IBERIA.COM aprovechando que viajábamos con ellos. Precio para dos personas en nuestro caso 74.44€

Nos hicimos con dos guías de viaje. La primera era una básica para elegir dónde nos gustaría pasar los 14 días que habíamos pensado estar: Es la TOP 10 CUBA (Guías visuales de Aguilar). Cuando ya se nos quedaba pequeña, decidimos hacernos con una más completa que nos orientase con más detalles sobre dónde ir, qué hacer y a que precio (dato importante ya que tenemos presupuesto lowcost, jaja). Estuve con la duda entre la Lonely Planet y la Michelín de Aguilar también. La Lonely Planet me parecía demasiado extensa y sin fotos apenas para orientarse, así que opté por la Michelin y estoy bastante contenta.

Tras hacer varias búsquedas en Skyscanner, nos hicimos con dos billetes a La Habana con Iberia por importe de 1.097€ (habíamos usado los avios acumulados que nos descontaron solo 52€. “Menos es nada” como dicen en mi pueblo). Vigo-Madrid-Habana ida y vuelta para dos personas.

Y ahora toca lo más importante: Qué ruta seguir. Depende fundamentalmente de los días de los que dispongas. Nosotros optamos por:

Día 1: Llegada a las 21:00 aprox a La Habana.

Día 2: Habana.

Día 3: Viñales.

Día 4: Viñales.

Día 5: Viñales.

Día 6: Playa Larga.

Día 7: Cienfuegos.

Día 8: Trinidad.

Día 9: Trinidad.

Día 10: Cayo Coco.

Día 11: Cayo Coco.

Día 12: Cayo Coco.

Día 13: Habana.

Día 14. Habana.

Día 15: Avión de regreso.

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Si no te cuento que La Habana es un caos, te estaría mintiendo. Empezando por el aeropuerto. Al llegar hay unas colas al salir de inmigración que son un desmadre. Hace un calor del copón y más aún cuando acabas de pasar frío en el avión de ida. Si no estás preparado para temperaturas tropicales, que seguramente no tengas ese placer, prepárate para quitarte varias capas al aterrizar.

Las chicas que controlan tu visado al llegar no son muy simpáticas. Te piden que mires a la cámara para sacarte la fotografía de rigor al llegar en el mostrador (como cuando viajas con pasaporte a cualquier otro lugar) pero no sonrías demasiado, no te apoyes en su mostrador… porque te llaman la atención. Yo soy una apasionada de los viajes y me encantan estos trámites. Voy tranquila, feliz, ilusionada.. pero al parecer hay que pasarlos seriamente. Sino para los trabajadores se desvirtúa. O llámalo equis, jaja.

Al margen de estos datos sin importancia, tuvimos la maravillosa suerte de, después de haber estado esperando un tiempo precioso frente a la cinta del equipaje, tener que hacer una reclamación a la oficina de equipajes perdidos. A mi marido le perdieron la maleta. Las señoras de la ventanilla (si os fijáis desde que bajáis del avión, casi todos los trabajadores de esa zona del aeropuerto son mujeres) van un poco a su ritmo. Por lo menos, tenían localizada la maleta en Madrid, así que nos la trajeron en el vuelo del día siguiente. Nos despertaron a las 2 de la mañana en la casa de la Habana para devolvérnosla. Todos los viajes tienen una moraleja. Para este es: El equipaje de mano es para una muda de emergencia, jajaja!

Una vez que salimos del trance de perder por primera vez el equipaje (menos mal que no fue la mía. Cari, te quiero ), en contra de lo que pensaba, nuestro taxista no se había marchado sin nosotros y nos recogió en la terminal para llevarnos tal como habíamos quedado con la señora de nuestra primera casa en la Habana.

Siempre le estaré agradecida del primer consejo que nos dio: no cambiéis dinero en la oficina del aeropuerto. Si la persona de la casa os da la facilidad, cambiad el dinero al día siguiente. En el aeropuerto se forman unas colas tremendas para conseguir cambiar dinero, ya que antes de llegar a Cuba no hay forma de conseguir CUCs (la divisa que vais a utilizar en todo el viaje).

La señora de la casa, al contratarnos su taxi de confianza, nos pagó al taxista y nos lo apuntó en la cuenta así que esa noche solo nos preocupamos de llegar a casa tranquilos y contarle nuestra historia de la maleta perdida.

En algunos foros de viajes estuvimos leyendo que además de CUC, cambiásemos unos CUCs en moneda nacional o pesos cubanos. La particularidad de cuba es que tienen dos monedas: la suya que son los pesos cubanos, y los CUC que son la DIVISA con la que pagan los turistas. Nosotros estuvimos 14 días de viaje y en todas partes puedes pagar en CUC. A los cubanos los beneficias porque para el cambio ellos salen ganando. Solo puedes pagar con pesos en sitios como heladerías y compras donde vas a encontrarte principalmente a cubanos comprando. Pero si no quieres hacerte el lío con tantos billetes y monedas nuevas, ahórrate la molestia y cámbialo todo en CUC. El cambio es relativamente fácil. Casi casi, 1 CUC es 1 €. Depende de dónde lo cambies, te dan un poquito más o un poco menos, pero como mínimo en las CADECAs o casas de cambio de la ciudad, te dan 1.06 CUC por cada euro cambiado. Puedes encontrar por la ciudad algún banco que te de hasta 1.09 pero cuanto más al centro de la Habana vayas, más colas en los bancos vas a encontrarte. Y ya te contaré más adelante sobre las colas en Cuba.

Una de las cosas, para nuestro juicio, que hicimos muy bien en esta primera etapa de nuestro viaje por la Habana, fue seleccionar la localización de la primera casa. Hicimos las búsquedas por trypadvisor, los diarios de otros viajeros y, a parte, estuvimos buscando información en páginas propiamente de alojamientos cubanos. Nos pusimos en contacto con cada uno de ellos por mail para evitar intermediarios y así nos saliesen más económicas.

Para los dos primeros días en la Habana necesitábamos una casa que estuviese cerca de la terminal de autobuses con la que íbamos a viajar en los siguientes días. La empresa de transporte se llama VIAZUL y principalmente es la que se encarga de mover turistas por Cuba a casi cualquier destino. Viajas a tiempo, cómodo y puedes llevar los viajes comprados desde casa para evitar llevar tanto dinero encima.


Después de mirar la zona, optamos por escoger la casa de Hostal d’ Soto que la regentan Yilian y Alejandro. Maravillosos. Nos dieron la facilidad del taxi, fueron suuuper amables con nosotros… La habitación era super espaciosa, con baño privado, agua caliente, Yilian cocina genial, Nos dio algún truquillo para movernos por Habana y muy importante, tienen un banco poco transitado a 1 minuto de su casa en una avenida céntrica. Así que por la mañana al despertarnos, lo primero que hicimos después de tomar un super desayuno en su casa, fue ir a cambiar dinerito.

La mayoría de las casas, por no decirte todas, ofrecen desayuno por un precio casi estándar de 5 CUC por persona. Merece la pena. Sobre todo si estás acostumbrado a viajar por Europa y piensas que en Cuba vas a poder encontrar a la mano algún sitio para tomar algo cada dos pasos. Cuba es distinto. A los cubanos les cuesta mucho conseguir los alimentos pero sin embargo, los desayunos que te ponen en las casas son con fruta fresca, un zumo natural o jugos hechos con la fruta que tengan disponible (que en nuestro caso, abundaban en esa época las guayabas), además de huevos revueltos y algo de vegetales como aguacate… Te ponen un termo de café, otro de leche o té y pan con mantequilla a modo de tostadas.


Ya estábamos listos para patearnos la Habana!

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Empezamos el día! Aprovechando que teníamos la casa en la parte nueva de la Habana, por el Nuevo Vedado, comenzamos a conocer la parte más lejana a la zona vieja. Nuestro recorrido comenzó hacia el cementerio de Cristobal Colón. Al llegar, un guardia te llama desde lejos para que pagues los 5CUC por persona para entrar. Si tenéis tiempo de sobra, podéis recorrer sus calles con un montón de monumentos funerarios dedicados a personalidades cubanas. Los más destacados son los dedicados a los 28 bomberos que murieron en 1890, la tumba de “la Milagrosa” por una cubana a la que se le atribuía un don… La de Hubert de Blanck que fue un señor que sufrió un ataque mientras jugaba al ajedrez…


Tras salir de allí, la plaza de la Revolución queda muy cerca. No os asustéis a la hora de llegar a la plaza ya que vais a ver muchos carriles de coches y que no hay ni un solo paso de peatones. Hay unas garitas de militares que, cuando quieras cruzar, te van a silbar para decirte si no quieren que cruces por donde has elegido, jajaja!


Es una plaza abierta llena de edificios ministeriales y de gobierno, bibliotecas y museos. Hay que imaginarla llena de personas en acontecimientos importantes, frente a las caras del Ché y de Camilo Cienfuegos. Luego encontrareis también un obelisco con forma de estrella en conmemoración a José Martí.


Después de empezar a ver en la plaza una congregación de coches antiguos (a partir de ahora van a formar parte del día a día de la postal cubana), nos dirigimos caminando hacia la universidad. Podemos encontrar el monumento a Mella, el fundador de la federación de estudiantes del partido comunista. También se alojan dentro y fuera varios museos (el napoleónico y el antropológico Montané). Merece la pena subir a su enorme escalinata desde donde veremos el mítico hotel Habana libre que antes fue el Hilton, y la calle Neptuno, que va a ser la que marque la senda hacia el Centro de la Habana. Si os gustó la película Fresa y chocolate, podéis pasaros por la heladería Coppelia que está también muy cerca de allí.


Continuamos caminando hacia el centro y podemos llegar al Callejón de Hamel (cotillea el video cortito del callejón de Hamel desde youtube para verlo mejor). Curiosísimo de ver ya que su creador, Salvador González Escalona se dedicó a crear a base de residuos, arte en la calle. Comenzó pintando la casa de un vecino y terminó por pintar la calle entera y de crear bancos con bañeras y esculturas con piezas de metal.

A mitad del callejón podéis hacer una parada para probar el Negrón, un cóctel a base de ron y miel que está de muerte (5CUC por persona). Nosotros, a esta altura del paseo ya éramos 3 ya que un cubano decidió con mucho arte que iba a acompañarnos a dar el paseo por la ciudad. Estas turistadas de las que luego te alegras porque conoces más a fondo su cultura, lo que opinan del régimen, cómo viven….

Seguimos caminando hacia el Capitolio y el parque central y no podemos evitar entrar a uno de los mercados de productos básicos y nos encontramos con la pizarra donde apuntan cuánto les cuestan productos como el arroz o el azúcar una vez que agotan las que les corresponde en su cartilla.


Una vez que llegamos por fin al Parque Central, la visión de la Habana cambia por completo. Para llegar atravesaréis calles con la realidad de la mayoría de los cubanos de a pié: Calles levantadas, bastante sucias, taxis que tiran una cantidad desproporcionada de humo negro, tiendas cerradas, carnicerías con filetes sobre el mostrador al aire libre, gente ofreciéndote productos como toallitas húmedas o calzoncillos, móviles…


Las calles que llegan hasta el parque no corresponden con el aspecto grandioso del Capitolio (ahora en obras) y sus alrededores. Si te paras un segundo a mirar los edificios de los hoteles, te parece estar en cualquier plaza europea con toques coloniales de sus ventanales. Si te quedas unos segundos, no tardarán en preguntarte si te orientan a llegar a alguna calle a cambio de unas monedas, o de ofrecerte tomar un taxi a cualquier lugar. Si eres fan como yo de visitar los kilómetro cero, el de La Habana se encuentra dentro del Capitolio, bastante peculiar, por cierto.

Si tenéis tiempo podéis visitar en los alrededores el museo nacional de Bellas Artes, el museo de la revolución , el memorial Granma… Nosotros optamos por continuar hasta la plaza de la catedral y la plaza vieja para dejar el resto de la Habana vieja para nuestros últimos días de viaje.


Cuando se mira de frente, se puede ver que es más ancha que alta. Se puede visitar su interior gratuitamente y si quieres disfrutar de mejores vistas, puedes subir a una de sus torres previo pago.

El calor apretaba bastante. No por los grados sino por la sensación de humedad en el ambiente. El pobre de mi marido aguantó chorreando todo el paseo con pantalón largo. Tuvimos que hacer otra parada para el refrigerio y fuimos a la taberna de la muralla, haciendo esquina en la plaza vieja (10 CUC con propinas para las 3 cervezas). Allí teníamos música en directo que nuestro acompañante, como era del gremio aprovechó para hablar con ellos y dedicarnos una canción para felicitarnos el aniversario (propinilla para los músicos…). Viendo que nuestro primer día se nos iba un poco de las manos, le pedimos que nos indicase algún lugar para celebrar y acabamos comiendo los tres por la friolera de 65CUC! El lugar más caro de todo el viaje. Al despedirse de nosotros nos dio millones de gracias deseando encontrarse a diario con aniversarios como el nuestro, por la cuenta que le traía.

Tenéis que probar la Ropa Vieja. Carne de cerdo deshilachada como adobada, super rica. Y por supuesto con su arroz moros (con frijoles) y a veces también acompañado con viandas fritas (finas rodajas de plátano frito delicioso).

Salimos del bullicio de la zona para recuperar el camino por el Prado y llegar al Castillo de San Salvador de la Punta.


Cuando enfilas el Malecón desde este punto entiendes el dicho gaditano de: “La Habana es Cádiz con más negritos, Cádiz es la Habana con más salero”. Es una pena que su plan de rehabilitación de edificios del 2002 no siguiese su curso o no con la rapidez que todos esperaban. Edificios derruidos y vacíos se van enfilando por el camino hacia el hotel nacional que merece una visita a sus jardines. Si vas a pasear por el malecón antes de las 19.00, vais a encontrarlo prácticamente vacío pero podéis aprovechar para dar un buen paseo hasta el final y ver el atardecer con una cerveza en los jardines del hotel.


Si volvéis en taxi al hotel o casa, negociad el precio antes de montaros. 10 CUC a cualquier punto de la Habana ya sería un pequeño timo…

De vuelta a casa, lo mejor es disfrutar de la familia. Tomar algo en su terracita, si tiene y descansar para lo que viene al día siguiente (Viñales!)

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