Crónicas de México ✏️ Blogs de MexicoSeis semanas en autobús por el Sur de México.Autor: Montaraz Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.4 (7 Votos) Índice del Diario: Crónicas de México
01: MIAMI/MEXICO CITY/OAXACA. ¿SI?,¿SEGURO?
02: OAXACA
03: OAXACA. LUGARES Y PERSONAJES
04: HACIA EL PACIFICO. PUERTO ESCONDIDO
05: UN AÑO MAS....Y CONTINUAMOS.
06: CHACAHUA, OTRO PARAISO ESCONDIDO.
07: CHACAHUA. LUGARES Y PERSONAJES
08: CHACAHUA. ZAPOTALITO Y LECCION CON LAS OLAS
09: HACIA CHIAPAS: MAZUNTE, POKER DE PLAYAS.
10: SANTO DOMINGO DE TEHUANTEPEC: UNA DELICIOSA SORPRESA
11: SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS
12: HACIA YUCATAN - PALENQUE
13: HACIA EL CARIBE – CHETUMAL.
14: COSTA DEL CARIBE - TULUM
15: COSTA DEL CARIBE - PUERTO MORELOS
16: COSTA DEL CARIBE - ISLA MUJERES
17: COSTA DEL CARIBE - ISLA HOLBOX....CON "H" DE HURACAN
18: ADIOS MEXICO, ADIOS LAURA. !GRACIAS!.
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Etapas 1 a 3, total 18
La chica del mostrador de Aeroméxico del aeropuerto de Miami me miraba con cara de circunstancias mientras multitud de pasajeros indignados pedían explicaciones inútiles en el resto de mostradores. Me acababa de enterar de que el 16 de septiembre es el Día Nacional de México. Pues “!Viva México!”, pensé. Pero, ¿a qué gobierno se le ocurre cerrar el aeropuerto principal del país durante 5 horas para que se lleve a cabo una exhibición aérea?....pues al mexicano, con dos cojones. Como resultado de tan sabia decisión, el avión que me debía llevar desde Miami a México City (a mí y a unos 250 pasajeros más) todavía estaba en la pista del aeropuerto de la capital mexicana esperando a que acabaran las piruetas de los avioncitos con humos de colores para volar hacia Miami, vaya tela. “Le puedo colocar en el vuelo de las 6 de la tarde si todavía quedan plazas pero perderá la conexión con Oaxaca, deberá pasar noche en D.F, señor”. Me quedé mirando a la chica pensativo, no me ponía nada pasar la noche en D.F. “¿Qué tienes para mañana sábado?”. La chica sonrió aliviada al ver que no ponía el grito en el cielo exigiendo llegar a Oaxaca lo antes posible. “Para mañana la conexión que hay le deja en Oaxaca a la 1 de la madrugada”. Volví a mirar a la chica, esta vez sonriendo…”¿A la 1 de la madrugada?, eso no es muy tentador, no?”. “Yo no querría aterrizar en Oaxaca a la 1 de la madrugada, señor. No es muy seguro”, añadió la chica con una sonrisa de complicidad. “¿Qué tienes para el domingo?”, La chica del mostrador empezaba a partirse de risa, “¿Para el domingo?, ¿Se queda dos días aquí?, es el único pasajero que no tiene ninguna prisa por lo que veo, que maravilla”. La verdad es que, si bien tenía muchas ganas de llegar a México, notaba que no tenía tanta prisa como para meterme una noche en D.F el viernes o llegar a Oaxaca el sábado a la 1 de la madrugada. De hecho, sentía que no quería tener ninguna prisa. En Miami podía quedarme a dormir en casa de mi hermano Víctor y su familia y eso me facilitaba las cosas. Además, la estancia de 12 horas con ellos me había sabido a poco y con el buen rollito que se respiraba notaba que alargar la estancia durante 48 horas antes de partir hacia México me vendría de maravilla para iniciar el proceso de transición hacia “Travel Mode” mental. La combinación para el domingo 18 era perfecta. Tres horas y media de vuelo hasta México City, una hora de escala y una hora y media hasta Oaxaca llegando a las 12 del mediodía. “Creo que saldré el domingo”. La chica tecleaba en el ordenador mientras sonreía diciendo “Con pasajeros como usted da gusto, vamos a ver si puedo……”. La chica me entregó la información de los dos vuelos con un guiño. “Gracias por su colaboración, señor”…..me había asignado asientos en Primera Clase por la cara. Este va a ser mi primer viaje “patrocinado” y como todas las situaciones en la vida, tiene sus ventajas e inconvenientes. Parece ser que a los editores no les ha hecho tanta gracia mi actitud “con la calma” y me han lanzado una sutil advertencia. Eso sí, muy “politically correct” aunque en el fondo de sus palabras detectaba un tufillo considerable a “unas cuantas más así y hemos terminado”. Mal comienzo, a ver si lo enmendamos. Mientras cerraba el mail de respuesta de los editores repasé mentalmente el plan de ruta. La idea era viajar un mes en autobús empezando por Oaxaca ciudad y llegar hasta la costa del Pacífico de Puerto Escondido y las Bahías de Huatulco para disfrutar del surf, las playas y las puestas de sol. Continuar hacia Chiapas pasando por San Cristóbal de las Casas y Palenque y subir por la península del Yucatán hacia Tulum desviándome hacia las costas del Caribe de Punta Allen y Sian Ka’an para acabar en Holbox Island y volar desde Cancún a Miami para enlazar con el vuelo a Barcelona del 17 de octubre. De nuevo sentía esa sensación adrenalínica previajera que empezaba ya a ser tan familiar. Esa sensación dicotómica de tremenda atracción y ligero acojone frente a la incertidumbre de un nuevo viaje en solitario. Lo cierto es que tras cinco meses en el Montseny durante los cuales había experimentado todo tipo de sensaciones desde la soledad más indeseable hasta la más gratificante, desde la compañía más anodina a la más estimulante, desde el cuestionamiento incansable y agotador de las cosas hasta la tranquilidad mental más absoluta, siento que este viaje llega en un buen momento, en ese preciso momento en el cual mi cabecita parece que ha comenzado a aprender a relativizar la importancia de las situaciones por las que va pasando. Atrás quedaron Nueva Zelanda, Costa Rica y Nicaragua. Empezamos el cuarto viaje. Etapas 1 a 3, total 18
Las cinco y media de la mañana. “Vuelo Aeroméxico Miami-Mexico City: ON TIME”. Esta vez sí, ya no había avioncitos de humos de colores tocando las pelotas en el aeropuerto de Mexico City y podía partir. Mientras facturaba la mochila para el vuelo de las siete, la chica que me atendió el viernes sonreía desde un mostrador más alejado mientras me lanzaba un silencioso “Buen viaje”. Facturación sin problemas, paso por seguridad inmediato, despegue en hora….ahora sí, todo fluía (y si vas en primera clase todavía fluye más) mientras el sueño hacía acto de aparición y me dejé caer sobre el asiento.
La vista aérea de Ciudad de México es descomunal y todavía podría ser más espectacular si no fuera por la inmensa cortina de contaminación que cubre a este hervidero de 21 millones de habitantes situado en la cuenca del altiplano. Poco se podían imaginar los aztecas allá por el año 1.300 que su preciada Tenochtitlán llegaría a convertirse, con el paso del tiempo, en semejante engendro urbanístico. Por el contrario, el aeropuerto Benito Juárez de Ciudad de México es una auténtica delicia para los recién llegados. Paso por aduana, recogida y control de equipajes, devolución de equipajes a la cinta de “conexión de vuelos”, paso por seguridad y llegada a la puerta de embarque del vuelo hacia Oaxaca….en 20 minutos, imbatible. Tras cincuenta minutos de vuelo (6 horas en autobús) uno llega a Oaxaca creyendo formar parte de una maqueta. Al lado del Benito Juárez, el aeropuerto Xoxocotlán de Oaxaca parece de juguete, muy acogedor. Aproveché para hacer cambio de moneda y empezar a familiarizarme con el peso mexicano ($MXC). A 18/9/2011 el cambio estaba a 17,5$MXC/euro y 12,5$MXC/US$. *** Imagen borrada de Tinypic *** Sales a la calle cargado con tus mochilas y sorprendentemente no hay ninguna avalancha de taxistas encima tuyo, todo en calma. Tan sólo un par de taxis esperando pacientemente para cobrarte 10 euros por el trayecto de seis kilómetros hasta al centro y unas cuantas furgonetas de 8 plazas (denominadas colectivos) ofreciendo el mismo servicio por 2 euros. No hay servicio de autobuses. El colectivo me dejó en el Zócalo (centro neurálgico de Oaxaca). Al ser domingo se respiraba un ambiente relajado con multitud de locales sentados en las terrazas o paseando tranquilamente entre las paradas de ropa y bisutería y parejas de enamorados envueltos en arrumacos bajo la sombra de los árboles. Notas de música clásica lanzadas por una orquesta en vivo envolvían el ambiente. Con la catedral en una esquina, la pérgola central, los arcos rodeando la plaza….en cierto modo me recordaba al Parque Central de Granada (Nicaragua) y por un momento mi cabeza voló hacia Don Bernardo, Paco el del Pasaporte, Nicole, Nayeli, Rolando….. Corría una suave brisa, se estaba de maravilla, buenas sensaciones en mi llegada a Oaxaca. *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** El Hostal Los Amigos (4 euros en habitación compartida) está a dos cuadras del Zócalo y es sencillito pero suficiente. Israel es mexicano y gestiona el establecimiento desde hace un año. El tipo es afable y me estuvo ayudando para llegar a las zonas que quería visitar en los alrededores de Oaxaca. Se me ocurrió preguntarle lo que era el mezcal y me miró sonriendo, “Deja tus cosas en el cuarto y te lo enseño”. Al volver a la terraza me estaba esperando con dos vasos con un líquido transparente, un grupo de cinco personas me miraba fijamente. “De un trago”, pues de un trago…..pufffff. Entre las risas del personal me enteré de que el mezcal es como un tequila pero más fino, con dos destilaciones. Aún así, fuerte de cojones. Fue una buena manera de introducirme en el grupillo, una mezcla de mexicanos, americanos y una argentina, todos viajeros. Los restaurantes del Zócalo son como los de las Ramblas de Barcelona. “Canada” al turista. Buscaba algo más local y barato y me pateé las calles circundantes hasta encontrarlo. “Comedor Carmelita”, lleno de locales, aquí. Por 40$MXC (2,5 euros) podías degustar la sopa de "calabasitas", unas fajitas de pollo bien surtidas con arroz y frijoles (y poco picantes), postre y refresco. Un paseo por las calles circundantes al Zócalo es muy recomendable. Si caminas hacia el sur entras en la zona del mercado y barrios locales que destilan autenticidad. Hacia el norte, los barrios son más elegantes, con tiendas y restaurantes más “fashion” y mayor concentración de turistas, hasta llegar a la iglesia de San Miguel de Guzmán. Me encontraba a gusto paseando por Oaxaca. Ciudad de contrastes, tranquila, cálida y acogedora, tiene vida. *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** De vuelta al hostal empezaba la fiesta y empezaron las presentaciones. Los mexicanos se llamaban Jesús y Alonso, la argentina, Carolina, el francés, Alejandro y apareció Chris, un canadiense surfero que me pasó el parte de olas de Puerto Escondido mientras le metía a la cerveza a base de bien. Israel amenizaba la fiesta con música y rones con cola. Para ser un recién llegado me hicieron sentir tan a gustito, buena gente. La reunión se fue animando poco a poco. Aparecieron un ruso y otro canadiense. De nuevo, mezcolanza de nacionalidades aderezada con unas copas. Para hablar lo justo, escuchar mucho y seguir abriendo miras y rompiendo estereotipos, fantástico. A la 1 de la madrugada algunos de los presentes iban ya medio doblados y la idea de salir a algún bar empezaba a flotar en el aire. Opté por retirada prudente, el madrugón matinal y las horas de vuelo empezaban a pesar. Buenas noches. Etapas 1 a 3, total 18
Abrí los ojos, las siete y media de la mañana sin despertador y descansado. Tras hablar con Israel decidí pasar el día entre piedras históricas (Monte Albán) y naturaleza insólita (Arbol del Tule) y lo que saliera sobre la marcha. El Monte Albán es una colina de unos 400 metros de altura situada a 6 kilómetros al oeste de Oaxaca. No tendría nada de especial sino fuera porque hace 2.200 años, los zapotecas decidieron aplanar la cima (así de fácil, ¡Paco, pasa la pala y el pico que empezamos a aplanar!) y construir una ciudad. La urbe alcanzó su esplendor entre los años 300 y 500 cuando la población llegó a alcanzar los 25.000 habitantes. Una furgoneta te lleva desde el Zócalo hasta el Monte Albán en media hora por 50$MXC (3 euros i/v). Una vez arriba, las vistas de Oaxaca son espectaculares. La entrada a las ruinas cuesta 51$MXC. A decir verdad, el tema de las piedrecitas nunca me ha atraído especialmente pero considero que venir a México y marchar sin haber visto ningunas ruinas es tan punible como volver de Jamaica sin haber metido una calada a un petilla de marihuana. Para un absoluto ignorante como yo, las ruinas del Monte Albán son una preciosidad, un rinconcito delicioso para pasear relajadamente sobre una alfombra de hierba entre los diferentes edificios que componían la ciudad. No había mucha gente y la tranquilidad era absoluta. Mientras iba leyendo los diferentes rótulos explicativos iba notando como el sol me daba suavemente en la cara, me quité las cholas para notar la sensación fresca y suave de la hierba bajo mis pies y la imagen de Theo de Ridaura me vino a la cabeza (¡una abraçada, company!), La sensación de bienestar iba en aumento a medida que paseaba por el inmenso patio central de la ciudad. Conocía esa sensación, quedaba poco para llegar y ya sabía lo que tenía que hacer. Un poco de música suave, paso más lento durante unos minutos, sin ninguna prisa me senté sobre la hierba y respiré a conciencia durante no sé cuánto tiempo manteniendo los ojos cerrados. Los volví a abrir lentamente con una sonrisa. Sí, había notado el “click” de la cabecita. Adiós “Modo BCN”, entrábamos en “Travel Mode”. *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** Dejé de prestar atención a las piedras y empecé a caminar sin rumbo fijo, sin buscar nada en concreto, tan sólo caminaba sintiendo el sol, la hierba y la suave melodía de la música. Sin prisas, sin horarios, sabiendo que nadie me esperaba en ningún sitio y que el móvil no iba a sonar ya que lo había dejado en Barcelona, muy lejos de donde me encontraba. Me sentía bien, muy bien y no podía dejar de sonreir. Alvaro es uno de los numerosos vendedores de artesanía que hay en el Monte Albán. El tipo andaba medio escondido en unas escalinatas de la plataforma Norte de la ciudad fumando un piti. Me acerqué lentamente y descargué la mochila. “Buenos días, ¿le importa que me fume un cigarro con usted?”….silencio breve, mirada penetrante, “Adelante, amigo”. Tras las presentaciones protocolarias, Alvaro me comentó que era de Arrazola, un pueblecito cercano a Oaxaca famoso por los Alebrijes, tallas en madera de copal que representan animales y seres fantásticos. Lo que probablemente no sepan los turistas que van a Arrazola a comprar esas tallas es la historia de un vasco apellidado Arrazola que en el siglo XV vino a parar por estas tierras y fundó una pequeña colonia en 25 hectáreas de terreno. Gente de los alrededores vino a trabajar para él trayendo con ellos a sus familias y la colonia llegó a ser una pequeña ciudad autosuficiente donde todos los trabajadores estaban orgullosos de su patrón. Alvaró me habló de como Arrazola pasó de ser un patrón gentil y honesto a un auténtico hijoputa que obligaba a los curas de la colonia a romper su secreto de confesión para enterarse de lo que hacían sus trabajadores y se pasaba por la piedra a las mujeres e hijas de éstos. Finalmente, Arrazola fue expulsado de sus tierras por los propios trabajadores y desapareció para siempre aunque el pueblo sigue llevando su apellido. Una hora de historias que pasó volando escondidos entre las ruinas del Monte Albán. “Gracias, Alvaro”, “Buen viaje, amigo”. *** Imagen borrada de Tinypic *** Descendía las escalinatas que llevaban al patio central de la ciudad, la visión era imponente. “!Buenos días, amigo!”. Otro vendedor de artesanías se dirigió hacia mí con la intención de hacer negocio. “No gracias, esas estatuillas de piedra acabarán rompiéndose en mi mochila”. Eladio tenía cara de buen tipo y tenía ganas de hablar. Le pregunté el significado de una de las estatuillas y me habló de todas ellas. Me habló de la luna, el jaguar, de la diosa de la abundancia, de los tres puntos en todas ellas que simbolizaban el cinturón de Orión (Orión…Nicks, Monk, ¿volamos desde el Monte Albán hacia Can Dolça?). La sorpresa estaba por llegar. “¿De dónde es usted?”, “Barcelona”…..”Ummm, yo tengo un amigo en un pueblo de Barcelona pero no sé si lo conocerá”. Me quedé mirándolo esperando la respuesta. “Se llama Paco y es de un sitio llamado Sant Celoni”. Sonreí (Sant Celoni está a 12 kilómetros de mi casa). Nos hicimos una foto por si algún día encuentro a Paco, el amigo de Eladio del Monte Albán de Oaxaca, por Sant Celoni. “Gracias, Eladio”, “Buen viaje, amigo”. *** Imagen borrada de Tinypic *** Me despedí del Monte Albán con la sensación de que había vivido algo más que un recorrido por la historia zapoteca. Notaba como el “Travel Mode” estaba activado y funcionando a toda máquina y me sentí feliz por volver a notar esta sensación. Café con leche en la cafetería del Monte Albán mientras espero a la furgoneta de vuelta a Oaxaca, buen momento para escribir…..”¿Are you travelling?”….un chaval joven me miraba sonriendo desde una de las mesas, cerré el ordenador. Dylan es holandés y estudiante de ingeniería química. Está de viaje de 2 semanas por el sur de México tras pasar 4 meses en el D.F trabajando para una compañía como práctica de sus estudios universitarios. Tras charlar un rato se apuntó al plan de ir a visitar el árbol más grande del mundo (en anchura), el Arbol del Tule. El pueblo de El Tule se encuentra a 10 kilómetros al este de Oaxaca. Un taxi colectivo te lleva hasta allí desde la central camionera de Oaxaca por 10$MXC7trayecto. El Tule es un pueblecito tranquilo y con pocas cosas que ver a excepción de “su” árbol. El Arbol del Tule (entrada: 5$MXC) es un ciprés de Montezuma de unos 2.000 años que destaca imponente, con sus 14 metros de diámetro de tronco y 60 metros de copa, al lado de la iglesia del pueblo. Es una auténtica maravilla de la naturaleza. Dylan y yo nos pasamos un buen rato en silencio repasando todas y cada una de las ramas y por un momento mi cabeza voló de nuevo a Ridaura, hacia aquellos momentos con Jordi Suris, el mestre del bosque transfigurado (¡salutacions, company!, con éste árbol se puede tener una buena conversación). *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** Acabamos la visita en un chiringuito callejero zampándonos unas Tlayudas de chorizo, plato típico oaxaqueño parecido a una pizza pero sustituyendo la base por una torta de maíz y sin mozarella. Un poco de chile rojo……y a sacar fuego!!, como pica el mamón, joooder!!. *** Imagen borrada de Tinypic *** Vuelta a Oaxaca y café en una terraza del Zócalo. Dylan se dirigía hacia San Cristobal de las Casas (Chiapas) y lo puse en contacto con un conocido que trabaja en un hostal por ahí. Tras charlar un buen rato sobre los viajes en solitario nos despedimos con un “Buena suerte” y un abrazo (tras la pertinente aceptación de amistad en Facebook, auténtica vía de conexión entre viajeros que se van conociendo a lo largo de sus rutas). Al día siguiente salía por la mañana hacia la costa oaxaqueña (Puerto Escondido) y me despedí del Zócalo de Oaxaca dando un lento paseo a su alrededor. Estaba anocheciendo y una banda tocaba anímadamente el “In the mood” de Glen Miller, la temperatura era muy agradable, se estaba de maravilla en el Zócalo de Oaxaca. Buenas noches. Etapas 1 a 3, total 18
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