El cambio de hoja del nordeste americano ✏️ Blogs de USA

El objetivo de este diario es dar a conocer a los viajeros un area muy bonita, pero poco conocida, del noreste—el norte del estado de Vermont y las zonas aledanyas--los montes Adirondacks, en el norte del estado de New York, y el sur de la provincia de Quebec, Canada. Nuesto objetivo en visitar el area durante un fin de semana largo fue disfrutar, por fin y despues de varias intentonas, del cambio de la hoja en el otonyo en esa parte del pais, un espectaculo que goza de merecida fama. Aclaro que mi ordenador no “habla ingles”, asi que perdonad la falta de acentos y el uso de las letras “ny” a cambio de la “enye.”

Vermont es un estado bastante rural cuya poblacion no supera el medio millon de personas y Burlington una ciudad pequenya, pero la mayor del estado. La escogimos como centro de operaciones porque tiene suficiente tamanyo para ofrecer al visitante todo lo que necesite y porque es un lugar muy agradable, con una serie de parques y paseos al borde de Lake Champlain desde donde se ven muy bonitas vistas de los montes Adirondacks, al otro lado del lago. Es, ademas, sede de la Universidad de Vermont, asi que tiene un ambiente muy agradable de ciudad universitaria y un aeropuerto que, aunque pequenyo, recibe varios vuelos diarios desde Washington DC., Philadelphia, NewYork y Boston. Aclaro que, si alguien quiere ir alguna vez hasta alli en coche, hay unas cuatro horas y algo, por autopistas, desde New York City hasta Burlington, cruzando por el precioso valle del Hudson y por la zona de granjas y colinas del norte de New York, lugares que parecen estar a miles de kilometros de Manhattan en vez de a solo unas horas.

Como vivimos en el sur de la Florida, utilizamos el aeropuerto de Fort Lauderdale, uno de los tres en el area. Aunque este aeropuerto tiene cuatro terminales y sirve a cerca de un millon de pasajeros al mes, es muy comodo y rapido. Quisimos tomar un vuelo que saliera temprano y terminamos en uno que salia a las 7 de la manyana y llegaba a Burlington, despues de un cambio en el National Airport de Washington D.C., a las 11:20. Teniamos intencion de dejar el coche en el aparcamiento de largo termino, que esta un poco retirado del aeropuerto, pero comunicado con las terminales por un autobus que pasa cada 15 minutos, porque cuesta solo $7 por dia. Pero la verdad es que se nos pegaron las sabanas y acabamos teniendo que aparcar en el parking que esta junto al aeropuerto donde pagamos un poco mas. Eso si, quedamos justo en frente de la entrada de US Air, tuvimos que andar muy poco con las maletas y vayase lo uno por lo otro... El vuelo estuvo muy bien con la particularidad de que, despues de la escala en Washington, nos montaron en un avion muy pequenyo, pero muy simaptico, en el que ibamos unos 40 pasajeros y que, mas que un avion de linea, parecia un jet privado.

Ya al aterrizar veiamos desde el avion los verdes prados de Vermont y los bosques , que con tantos tonos rojos y amarillos, parecian haberse incendiado. Una vez abajo, los lugarenyos nos comentaros que el “peak” (el punto maximo) del colorido de la hoja habia pasado hacia unos dias. Notamos, en efecto, al salir a la calle, que a algunos arboles ya se le estaban cayendo las hojas pero a nosotros, que venimos de un lugar donde siempre esta todo verde, el paisaje nos parecio precioso. Alquilamos un coche tamanyo itermedio en el aeropuerto (5 dias $160) Con Thrifty Auto Rent y nos fuimos a explorar el area.

Burlington es realmente una ciudad muy bonita. Tiene vistas al lago, una zona antigua, con edificios tipicos de la arquitectura de Nueva Inglaterra, una calle peatonal muy animada en el centro (Church Street) donde hay montones de cafes y restaurantes y, muy cerca de la zona historica, el campus de la Universidad de Vermont. Adjunto aqui algunas fotos del lago

Y del campus de la universidad de Vermont, donde ya se veia el colorido de los arboles

Optamos por quedarnos en un Marriott Courtyard. Estos hoteles pertenecen a una cadena que suele tener hoteles de lujo o gran lujo en muchas ciudades. Los “courtyards” son una version menos elegante, pero muy agradable, de los hoteles de ciudad, equivalen, mas o menos, a un cuatro estrellas de Europa y suelen costar entre $120 y $170 por noche, dependiendo de su localizacion. Este no estaba en mal sitio, muy cerca de una entrada de la interestatal 89, que cruza Vermont de Canada a Massachusetts, pero separada de la carretera por un bonito bosque que eliminaba los ruidos. La habitacion era grande y comoda, teniamos un TV de alta definicion, habia una piscina con calefaccion y el parking era gratis. Los empleados, aunque correctos, no eran especialmente simpaticos. Dejamos nuestras maletas y nos fuimos a comer a un Ponderosa que habiamos visto en un centro comercial cercano. Estas cadenas de steak houses estan muy bien y tienen unos precios estupendos. Puedes optar a diferentes cortes de carne y una patata al horno por un precio que oscila entre los $8 y los $15, con descuentos para los mayores de 60 y los menores de 12 y, por $3 mas, tienes acceso a un enorme buffet de ensaladas, platos calientes, sopas de varios tipos y postres. El buffet, sin la carne, sale en unos $6.

Salimos de alli muy bien y tomamos la 89 hacia Stow, un pequenyo pueblo en las montanyas a una media hora de Vermont, conocido por su arquitectura tipica de la zona, por las hermosas vistas que le rodean y por ser un centro de ski en invierno. Ya por la carretera, comenzamos a toparnos con el colorido otonyal de los bosques y con las bonitas fincas de Vermont, con sus casas blancas de amplios porches, sus cercas de madera tambien blancas y sus graneros rojos, muchas de la cuales estaban adornadas a la entrada con disenyos hechos con calabazas, espigas de trigo y otros productos de la cosecha, como es tipico en la zona. Nos desviamos hacia Stow pero terminamos entrando a la fabrica oirginal de helados Ben and Jerry, que esta en la zona, donde tomamos un corto tour que resulto bastante divertido. Estos dos senyores, que se anuncian como “two real guys” (dos tios de verdad) y que son amigos desde la secundaria, parecen ser un producto tipico de los “hiposos” anyos sesenta. Despues de dar vueltas por varias universidades, sin acabar de estudiar nada, decidieron montar un negocio. Optaron por una heladeria y, como no tenian la menor idea de como hacer helados, compraron un curso de $5 sobre heladeria que ofrecia el gobierno federal. Con estos conocimientos, y alguna ayuda economica que le ofrecieron algunos companyeros de la universidad, montaron una heladeria en Burlington que tuvo un enorme exito. De ahi surgio la fabrica y una empresa que, hoy en dia, tiene fabricas en varias partes de EEUU, el Oriente y Europa. Continuan, al parecer, con la misma actitud de su epoca de estudiantes. Utilizan solo productos organicos y parte de las ganancias son devueltas a la comunidad o se utilizan para promover programas sociales como, por ejemplo, ayudar a personas de bajos recursos a orgnizar empresas. Despues del tour de la fabrica, que esta decorada, naturalmente, con motivos sicadelicos, nos dieron a probar el helado del dia--galletas de chocolate con nata, que estaba genial.

Salimos de alli en plan de continuar a Stow, pero el paisaje era tan bonito que nos pusimos a vagar sin ton ni son por las carreteras comarcales, disfrutando de las vistas y los bosques, y acabamos en el Trapp Family Lodge, un hotel de montanya que pertenece a la familia Von Trapp, muy conocidos por ser familia en que estan basado el conocido musical, y la archifamosa pelicula, “The Sound of Music”, que se filmo en el Salzburgo natal de los Trapp, y en la cual Julie Andrews hizo el papel de la novicia Maria, que se coloco de institutriz de los ninyos Von Trapp, les ensenyo musica y acabo casandose con el baron. La familia huyo de Asutria al llegar los Nazis, tal como cuentan en el film, y terminaron en EEUU donde, depues de dar conciertos por todo el pais, compraron estas tierras en Vermont que, segun ellos, les recordaba a su Austria nativa. Y es verdad que los prados y lomas boscosas de esa zona de Vermont, con sus fincas aisladas, recuerdan bastante a la zona del la baja Austria. Acabaron montando un hotel de montanya que se ha extendido a una zona de cabanyas y otra de chalets de recreo, desde donde se ven preciosas vistas de los valles. La baronesa Maria murio, al parecer, hace varios anyos alli pero sus hijos y los nietos se han entremezclado con la gente local y han creado un mini imperio recreacional donde siguen dando conciertos de vez en cuando y donde han montado buenas reposterias vienesas y ofrecen buena cocina centro europea. Aqui va una foto de las carreteras de la zona
Una de la vista que se ve desde la entrada de la entrada del hotel

Y otra de la zona de chalets de recreo

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Continuamos, al fin, hasta Stow que resulto un pueblo muy bonito con una iglesia blanca con su aguja en forma de flecha tipica de la zona y casas con verandas y torretes. Eso si, como ya estaba cayendo la tarde, nos encontramos con que casi todo estaba cerrado porque alli, como en todos los pueblos pequenyos, en cuanto cae el sol recogen las aceras. De todas formas, dimos una vuelta por la calle principal, visitamos alguna tienda de antiguedades que aun permanecia abierta, disfrutamos del paisaje de la zona y nos tomamos un cafe.

En vista de que Stow habia cerrado para noche, decidimos irnos cenar a la zona del centro de Burlington y nos marchamos a Church Street, la bonita calle peatonal que habiamos visto antes.. Aqui si habia mucha animacion, pero adentro de los establecimientos, porque en la calle habia 2 grados bajo cero y no estaba el asunto como para pasear o sentarse en una terraza. Optamos por meternos en un lugar repleto de gente que se anunciaba como un bistrot frances, asumiendo que tanto personal significaria una buena cena. Mi companeyra y yo esperamos unos minutos por una mesa en el elegante bar, donde casi ni se cabia y... Bueno... Vaya desastre!... La gente en el bar muy simpatica y la chica que nos sirvio muy maja pero el cocinero tenia tanta idea de la cocina francesa como nosotros del analisis del atomo. Es decir, habia oido hablar del tema y sabia que alguien lo hacia pero no tenia ni idea de como ni para que. La cena resulto, encima, bastante cara. Salimos de alli chasqueados y nos fuimos huyendo del frio a hacer lo que, al parecer, hace la gente en Vermont en esa epoca que, por cierto, tampoco es mala idea... Irnos a casa, ver una buena pelicula en la tele y acostarnos temprano.

Dia 2:

Desayunamos en el buffet del hotel que, la verdad, nos parecio un poco caro. Optamos este dia por seguir explorando la zona y nos fuimos a visitar el museo Shelbourne, unos 15 minutos en coche al sur de Burlington. Nunca habiamos oido hablar de el, pero la guia Michelin de Nueva Inglaterra le daba 3 estrellas y los lugarenyos lo recomendaron asi que, pensamos, no estaria mal. Y la verdad que es super bonito e interesante. El museo es, realmente, un legado de la familia Webb-Venderbilt y consiste en un conglomerado de antiguos edificios tipicos de la zona, traidos de diferentes partes de Nueva Inglaterra, organizados como un pequenyo pueblo con sus granjas aledanayas y esparcido por una preciosa finca que pertencio a la familia.

El fin del siglo XIX y los principios del XX fue el periodo en que EEUU experimento su primera expansion economica e industrial y la epoca de oro de las “grandes fortunas americanas” cuando industriales y comerciantes, convertidos en multimillonarios que no tenian que enfrentar los odiados “taxes” ni los salarios minimos, se dedicaron a coleccionar arte y a construir grandes mansiones en las ciudades y palaciegas casas de recreo en la costa o el campo. Los impuestos sobre la propiedad y el salario minimo acabaron con estos establecimientos, que terminaron convirtiendose en museos, fundaciones privadas o parques estatales, y las colecciones de arte privadas fueron a parar al National Gallery, el Chicago Art Institute o el Metropolitan. Este museo, sin embargo, varia de la norma porque fue planteado, desde un principio, como un legado para la comunidad.

La verdad que el lugar es precioso. Os incluyo una foto de la entrada al conjunto, para que podais apreciar el paisaje.

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Y otra de una zona del pueblo que forma parte del museo
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Cada edificio contiene diferentes tipos de arte popular o artesanias de la zona y la verdad es que hay cosas muy divertidas. Nos llamo mucho la atencion, por ejemplo, un enorme granero en forma de herradura donde se exhibe un kilometrico desfile en miniatura de las carrozas que desfilaban en esa epoca por las calles de los pueblos anunciando la llegada del circo. Fue hecho a navaja y pintado a mano por gente del area.
Aqui van algunos ejemplos

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Nos gusto tambien la antigua iglesia con su estanque. Las iglesias solian tambien llamarse el “centro de reunion comunitaria” porque eran, en esa epoca, los locales donde los vecinos se congregaban para votar sobre asuntos de interes para el area. La practica, por cierto, continua en los pueblos pequenyos de la zona pero ahora se utiliza con mas frecuencia como lugar de reunion el auditorio o el gimnasio de la escuela superior local.

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Vimos, entre otras cosas, una increible coleccion de munyecas guardadas en una antigua residencia. Algunas de las muynecas, que databan del siglo XVII, nos hicieron reir porque eran tan feas que deben de haber asustado a las ninyas que se atrevieran a jugar con ellas. Vimos tambien una fantastica coleccion de cristales de Tiffany guardadas en lo que fue una escuela. Nos llamo mucho la atencion la antigua mansion de los Webb-Vanderbilt, que se econtraba orginalmente cerca de Manhattan y fue trasladada a la finca pieza por pieza con todo su mobiliario. Tiene una vista espectacular desde las terrazas, salones muy elegantes, una magnifica escalinata sin soportes y unos muebles coloniales americanos extraordinarios. Pero, lo mejor de todo, es la alucinante coleccion de cuadros de Manet, Degas, Monet y Corot que cuelgan en los salones. Vaya refugio... Pasamos un buen rato tambien en una estacion de trenes de finales del XIX, con sus salas de espera, que contenia la primera locomotora construida en EEUU y una serie de vagones privados con salones, dormitorios, cocina y comedor que utilizo la familia en la epoca en que ese tipo de transporte era, mas o menos, lo que es hoy en dia un jet particular. Para terminar, abordamos el Ticonderoga, uno de los antiguos ferries que cruzaban el lago Champlain que fue trasladado a la finca y restaurado hasta el ultimo detalle. Se puede visitar la sala de maquinas, los camarotes con la ropa colocada en los baules y los orinales de porcelana bajo las camas, la oficina del capitan, el comedor, con todas las mesas puestas, etc. Nos hizo gracia ver un menu de la epoca donde se ofrecia un servicio de 5 platos, incluyendo mariscos y postres super elaborados, por $1.25.

Aqui van algunas fotos las lamparas de Tiffany
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La casa de la familia Webb-Vanderbildt
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El Ticonderoga y su comedor formal

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Como la finca que fue de la familia se encontraba cerca y se podia visitar, nos fuimos hasta alli. Hoy en dia la residencia es un hotel, los magnificos establos una galeria de arte y el aun mas magnifico granero una lugar donde se exhiben y fabrican productos gastonomicos tipicos de la zona local. El comedor de la mansion es actualmente un restaurante que se supone es excelente. Tanto mi companyera como yo quisimos cenar esa noche alli, por aquello de hacernos los millonarios por un rato, pero nos dijeron que, como el hotel cerraba por temporada de invierno al dia siguiente, no habia cupo. Nos quedamos con las ganas. Un buen motivo para regresar...

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Nos encanto la finca! Bordea y tiene vistas espectaculares al lago Champlain. La residencia, rodeada de agua, prados y bosques, nos parecio el lugar ideal para pasar unos meses de vacaciones con las amistades si pudieramos contar con 50 o 60 criados. Normalmente, la finca se visita con una excursion guiada pero, como habia una exposicion de arte en la galeria montada en los antiguos establos, nos dejaron pasar en nuestro coche hasta alli para visitarla. Tanto mi companyera como yo encantados, porque odiamos los tours. Demas esta decir que aprovechamos para ver el resto del complejo sin charla.

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Aqui va una foto de la residencia desde los establos

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Y otra de los establos desde la residencia

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Aqui va una de la terraza de la casa que da al lago




Y dos de las vistas que se ven de los prados y el lago desde la terraza de entrada
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Como no pudimos cenar donde los millonarios nos fuimos a Middlebury, otro precioso pueblo colonial a unos Kms. de Shelbourne, donde visitamos el bonito campus de estudios literarios de la universidad de Middlebury, situado en las montanyas y a unos minutos del pueblo, famoso por haber dictado alli cursos personajes tales como Robert Frost y Sinclair Lewis. El lugar es precioso y super tranquilo. El escritor que no pueda inspirarse alli mas vale que se dedique a hacer otra cosa. Incluyo una foto de uno de los dormitorios del campus.

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Middlebury es un pueblo antiguo y muy bonito que esta cruzado por un rio que hace una cascada bastante grande al pasar por la parte central. A pesar de las bajas temperaturas, nos sorpendio ver personas en kayaks bajando por el rio. Evidentemente, por alli tienen superado el tema del frio o no creen en el. Acabamos cenando en un restaurante del pueblo, Todd and Marie’s, que nos recomendo un estudiante muy simpatico que nos aseguro tenia una excelente cocina local y que nos dijo, riendo, que el tambien cenaria en el “si tuviera el dinero.” Y la verdad es que comimos muy bien y con vista al rio. Mi companyera tomo una sopa estupenda de calabaza y un “halibut” (un pescado del Atlantico del norte que no se como se llama en castellano) en salsa de mantequilla y limon con esparragos frescos y un servidor New England clam chowder (sopa de almejas a la crema al estilo de Nueva Inglaterra) y un London Broil con setas locales y salsa de merlot que estaba de muerte. Asi fue como nos desquitamos de la tremebunda cena de la noche anterior y, ademas, nos costo la mitad. Dichoso que se pone uno a veces... Y, de Middlebury, nos fuimos, ya de noche, al hotel a planear el dia siguiente, que este nos habia salido muy bien.

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Dia 3:

Este dia lo dedicamos a explorar los montes Adirondacks al otro lado del lago, en el estado de New York. El desayuno del hotel nos habia parecido un poco caro, asi que preguntamos que mas habia por alli y nos sugirieron un lugar cercano, Friendly’s, que resulto ser una de esas cafeterias que se suelen encontrar al borde de las autopistas, en casi todas las ciudades pequenyas del pais, donde sirven desayunos “americanos”, sandwiches, platos combinados y hamburguesas las 24 horas del dia. La verdad es que el lugar tiene el nombre bien puesto, porque el personal era muy simpatico y amistoso. La comida tampoco estaba nada mal. Tomamos unos buenos desayunos a base de bacon, huevos fritos, patatas “country style” y tostadas francesas (que no son ni tostadas ni francesas, sino una especie de torrijas) por la mitad del precio que habiamos pagado, el dia anterior, en el buffet del hotel y, encima, con mas sonrisas.

Hay un ferry que cruza el lago desde Burlington, pero como el lago es alli bastante ancho, se demora una hora en llegar al otro lado. Decidimos acortar y nos fuimos hasta Charlotte, un pequenyo pueblo unos 15 minutos al sur donde tambien hay un ferry que demora solo 20 minutos en hacer la travesia. Fue un acierto, porque el cruce fue rapido y, ademas, super agradable. Del barco se veian unas vistas preciosas de Lake Champlain y de varias islas que habia por el camino y el pequenyo puerto estaba en una bonita ensenada rodeada elegantes cabanyas y casas de campo medio ocultas en el bosque. Incluyo aqui algunas fotos del puerto de Charlotte.

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El cruce nos costo $22 ida y vuelta para dos personas con un coche. El ferry comenzaba a funcionar a las 6:30 a.m. y su ultima travesia era a las 10 p.m. Advierto que, unos 15 minutos al norte de Burlington, hay otro ferry que tambien hace una travesia muy corta porque se toma desde una isla a la que se accede por un puente. Este ferry sale cada 20 minutos, las 24 horas al dia y los 365 dias del anyo. Aclaro el tema por si alguien del foro se decide a conocer la zona y se queda trabado del lado equivocado de Lake Champlain...

El barco atraco en el otro lado del lago en un pueblito, Essex, NY, que nos habian recomendado como muy bonito y la verdad que nos encanto. Realmente, es un lugar muy pequenyo (debe tener, tal vez, unos 500 habitantes) y no tiene nada especial que ver. Pero el conjunto, con sus antiguas y amplias casas bordeando el paseo junto al lago, parece salido de un calendario y nos gusto muchisimo. Dan ganas de quedarse alli, aunque la verdad es que no sabria que hacer en Essex despues de dos dias... Les incluyo unas fotos para que veais como es el lugar:

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Aqui va una del capitan del barco

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De Essex cogimos carretera hasta el Ausable Chasm (el abismo del Ausable), a unos 15 Kms. de distancia, un lugar que se auto titula “la atraccion turistica privada mas antigua de EEUU” pues parece que lo abrieron como atraccion alla por la epoca de la colonia. Ausable Chasm es una especie de canyon por donde corre el rio Ausable en direccion a Lake Champlain. No dudo que a los primeros colonos les haya parecido algo extraordinario, pero.... para alguien como mi companyera, que conoce un poco el Oeste, y para alguien como yo, que paso la adolescencia y varios anyos mas por el oeste y que se ha pateado los canyones de Arizona, Utah, Colorado y Wyoming, el “abismo” del Ausable, mas que un canyon, parecia una pistolita de juguete de esas que venden en las barracas de las ferias. Lo que mas nos impresiono del lugar fue los alucinantes $16 por persona que nos cobraron por entrar y que pagamos por aquello del “bueno, total, ya que estamos aqui...” No quiero disuadir a nadie de ir, porque el lugar es bonito, pero sugiero que, si no quereis pagar el alto precio de entrada, dejeis el coche en el parking de la atraccion, que es gratis, y que camineis unos metros hasta el puente que cruza el Ausable justo al lado. De un lado del puente vereis los Rainbow Falls (que cae fuera de la atraccion y son muy bonitas) y, del otro lado, el comienzo de la garganta del rio.

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Si os quereis internar en el garganta del rio y pagais la entrada esto es, mas o menos, lo que vereis desde las pasarelas que bordean los acantilados.

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Del “abismo” del Ausable, continuamos camino hacia los montes, con idea de subir a Whiteface Mountain, una montanya donde hay un gran centro de ski a la cual se sube por teleferico o via una carretera escenica. Los telefericos estan cerrados en esa epoca del anyo asi que nos fuimos a la carretera que resulto tambien estar cerrada porque habia nevado la noche anterior y las barredoras todavia no habian llegado a la cima. No dudo que la vista desde arriba sea espectacular (la guia Michelin le da tres estrellas) pero no nos importo mucho quedarnos a la mitad del camino porque el paseo entre los bosques, siguiendo el rio Ausable, y, mas tarde, subiendo a los montes, es muy bonito. Ademas, vimos nieve, justo antes del llegar al punto donde la carretera quedaba cerrada. Para los que vivimos en Florida, ver nieve es un espectaculo super exotico, asi que tomamos las fotos de rigor. Aqui os envio unas fotos de la zona.

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Desde Whiteface Mountain nos dirigimos hacia Lake Placid, a solo unos Kms. Lake Placid es un pueblito de montanya famoso por haber sido sede, en dos ocasiones, de las olimpiadas de invierno. Pero por el camino paramos en otra atraccion. Esta se llama High Falls Gorge o la garganta de las altas cascadas y la entrada costaba $10. Estabamos un poco escamados despues de la visita a la pistolita del Ausable y dudamos si valia la pena entrar pero, al fin, puedo mas el tema del “ya que estamos aqui...” Y esta vez si que acertamos, porque el lugar es muy bonito. El sendero por la garganta es corto y lleva a lugares preciosos, se pueden apreciar unas vistas espectaculares del rio y de los bosques, que estaban en su punto algido de colorido, y las cascadas resultaron realmente muy bonitas. Os incluyo unas fotos para que veais como es el tema.

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De alli a Lake Placid no hay mas de 5 o 10 minutos en coche. El pueblo esta sobre un lago muy bonito y es simpatico, pero no tiene gran cosa que ver aparte de las instalaciones que han quedado de las olimpiadas y los hoteles, restaurantes y tienditas que bordean la calle principal, con sus respectivos anuncios indicando que tienen “vista al lago”. Para nuestra sorpresa, resulto que el pueblo de Lake Placid no esta en en el lago Lake Placid, sino sobre otro lago, que se llama Mirror Lake, o el Lago del Espejo. Lake Placid esta detras del pueblo, a unos minutos de coche, y la verdad es que es realmente muy placido y muy bonito. Os anyado fotografias de los dos lagos para que os hagais idea de la zona y de los dos lagos--el que es y el que no es...

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Continuamos hasta Lake Saranac, que esta a solo unos 6 o 7 Kms de Lake Placid. Nos habian dicho era un lugar super bonito y asi fue. Lo unico que, para seguir la costumbre de la zona, tampoco esta el pueblo de Lake Saranac sobre el lago Saranac, sino sobre otro lago que se llama Flower (Flor) Lake. Vaya con la gente de la zona y las ganas de despistar... Lake Saranac resulto un pueblo muy majo, con un bonito parque al borde del lago, las tiendas y hoteles de rigor y unas casas y cabanyas de recreo al borde del agua que dan ganas de mudarse ya. La verdad es que merece la pena el paseo. Os incluyo unas fotos del area que, como vereis, es una pasada.

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Conversamos con algunas personas que andaban paseando perros por el parque y nos comentaron que el lake Saranac “de verdad” estaba por alli pero, como todos eran visitantes igual que nosotros, ninguno sabia a ciencia cierta donde. Pensando que lago mas o menos daba igual, y viendo que comenzaba a caer la tarde, decidimos regresar a Vermont. En 45 minutos estabamos de vuelta en el simpatico pueblo de Essex, donde tuvimos que esperar solo 5 minutos para montarnos al ferry.
El cruce, a la caida del sol, fue precioso. Lastima que no tengo fotos, pero hacia bastante frio y no me apetecia salir del coche. La proxima vez sera...

Esa noche cenamos en una pizzeria Uno, una cadena de pizzerias de Chicago donde sirven las tipicas pizzas de alli, que son gruesas y que mas parecen un quiche que una pizza. Nosotros nos decantamos por otra cosa... Mi companyera tomo una pasta con gambas que estaba muy bien y yo un plato de gambas, almejas y bacalao rebozado al estilo de la Nueva Inglaterra que estaba aun mejor. La chica que nos sirvio, muy simpatica, por cierto, nos comento que de Burlington a Montreal, Canada, habia solo una hora y media de coche incluyendo el cruce de la frontera. Ambos conociamos ya Montreal pero pensamos seria una buena idea hacer la excursion, por aquello de decir que habiamos ido “al extranjero” y, para mas exotismo, a un lugar donde se habla frances. Al llegar al hotel, hicimos una reservacion con el Residence Inn de la misma cadena Marriott en Montreal y cancelamos la siguiente noche en Burlington (noy hay costo alguno por cancelar las reservaciones si la cancelacion se hace con 12 horas de anticipacion). Nos fuimos a la cama pensando que veriamos en Canada, porque hacia ya varios anyos que ninguno de los dos pasabamos por alli.

Dia 4:

Hoy nos fuimos temprano al Friendly’s, donde nos recibieron y donde desayunamos muy bien. Tomamos enseguida la interestatal 89 rumbo a Quebec. Ya sabiamos que de la frontera en adelante la autopista se convertia en una carretera normal pero, como no teniamos mapas de Canada, no estabamos muy claros sobre como era el camino. Esperabamos apertrecharnos con la informacion turistica que se encuentra en los kioskos de ayuda al visitante que suele haber a ambos lados de la mayor parte de las fronteras entre los dos paises.

De Burlington a la frontera hay solo unos 20 minutos de camino; muy bonito porque la autopista va bordeando el lago. Nos recibio en la frontera un guardia canadiense, bastante antipatico por cierto, que nos dijo no habia ningun kiosko de informacion turistica ni en la frontera ni en todo el camino antes de llegar a Montreal. Por suerte, acabo rapido con nosotros, porque el tio era un pesado. Nada mas salir del cruce, paramos en un area de descanso junto a la carretera y alli topamos con una familia candiense, muy simpatica, que nos ensenyo sus mapas. El camino era bien sencillo, solo habia que seguir por la misma carretera hasta toparse con la autopista que viene de New York, cruza el San Lorenzo y lleva al mismo centro de Montreal.

Salimos del area de la frontera y.... Sorpresa!... Atras habian quedado los verdes prados y colinas boscosas de Vermont y nos encontrabamos en un paramo feisimo. El terreno era completamente plano y, como habian acabado de recoger la cosecha, todo estaba marron. Jo... Que feo... Para aderezar el paisaje se veian, de vez en cuando, unas fincas destartaladas pidiendo a gritos pintura, mas feas aun que el paisaje, y unos pueblos mas feos que las fincas. De vez en cuando, nos tropezabamos con unas gasolineras del anyo de la polka y con moteles que parecian descendientes directos de aquel en que acechaba Anthony Perkins en Psicosis. La verdad es que Canada tiene lugares preciosos, pero esta area no es uno de ellos...

Depues que nos topamos con la autopista la cosa cambio y, casi enseguida, cruzamos el majestuoso San Lorenzo por un largo puente desde donde se veia una vista muy bonita del skyline de Montreal con la loma del Mont Royal detras. Como no teniamos mapa y, como resultado, tampoco idea de donde estaba nuestro hotel paramos en el primer hotel de lujo que encontramos, donde mi companyera se bajo a pedir informacion turistica al concierge mientras yo le daba la vuelta a la manzana. Volvio con un buen mapa del centro de la ciudad con el que nos dimos cuenta que nuestro hotel estaba bien cerca.

El Residence Inn Marriott de Montreal esta fenomenal y lo recomiendo a cualquiera. En vez de una habitacion, teniamos una especie de apartamento completo, con un buen salon, dos TV, una cocina super bien equipada y una terraza que daba al salon y al dormitorio desde donde veiamos una vista... del edificio de enfrente. Ademas, teniamos el desayuno incluido. Salimos a dar una vuelta hasta una drogeria que estaba a la vuelta de la esquina con la idea de comprar algunos farmacos, porque nos habian dicho que estaban mas baratos que en EEUU. Pero, que va... Costaban casi el doble. Nos tomamos una ensalada en una cafeteria cercana y nos fuimos a dar vueltas por Montreal. Por cierto, note, en esta ocasion que la mayoria de las personas hablaban ingles y frances indistintamente y que la gente era mas acogedora que en mi ultima visita. La ultima vez que estuve en Quebec, no se si porque mi visita coincidio con el pleisbicito separatista en que se planteaba, en ese momento, la posibilidad de que el Quebec francofono se separara del resto de Canada, o porque estabamos en zonas mas profundas de Quebec, casi nadie hablaba ingles. Ademas, cuando te dirigias a las personas en ingles, te ponian mala cara o te ignoraban. Yo hablo frances y no tuve gran problema pero los demas que iban en el grupo estaban ya bastante hartos del tema cuando salimos de alli.

Nos fuimos primero que nada a un lugar llamado Summit Park, que nos costo un poco de trabajo encontrar porque la subida hasta alli es enredada. El parque tiene unas vistas preciosas del centro de Montreal y esta rodeado de una zona de residencias super elegantes. Aqui incluyo algunas vistas de la zona.

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De Summit Park nos fuimos a visitar L’Oratoire de St. Joseph, que estaba cerca. Esta enorme iglesia fue obra de el Hermano Andre, a quien tienen mucha fe en esa zona y que consideran milagroso. La iglesia es gigantesca y, como esta colocada encima de un monticulo, se sube hasta ella (algo bastante poco visto en una iglesia) por escaleras electricas. La iglesia por fuera impresiona por su tamanyo y por lo bonito del lugar donde esta enclavada. Por dentro a mi me parecio un poco fria. Bueno , hay van unas fotos de la iglesia por dentro y por fuera.

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Luego dimos una vuelta por el parque de Mont Royal que yo, al menos, no habia visitado antes. El parque es muy grande y el pulmon verde de Montreal. Fue diseynado por el mismo individuo que disenyo el Central Park en New York . Paramos cerca de un lago llamado de “los castores” y nos dimos una vuelta por el area. Una familia canadiense muy agradable nos dirigio a una avenida que subia por el bosque y que, supuestamente, llevaba a un mirador sobre la ciudad. El parque estaba animadisimo con gente de todo tipo. Nos dimos cuenta que Montreal, como tantas otras ciudades de Norte America, es un crisol de nacionalidades y razas que conviven con tranquilidad. Nos hizo mucha gracia ver a los ninyos, que venian corriendo desde la punta de colinas para coger impulso y lanzarse sobre los montones de hojas que habian caido de los arboles. El parque estaba muy concurrido y divertido y la vista de la ciudad y el San Lorenzo, desde un lugar llamado el Chalet de l’Esplanade, era verdadermanet esplendida. Os incluyo alguna foto mas.

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Bajamos de alli a la Vielle Ville, el barrio historico de Montreal, justo al lado del San Lorenzo, donde la chica del hotel nos habia recomendado un restaurante de comida francesa. Llegamos ya un poco de noche y nos encontramos la zona bastante vacia, lo cual no era nada estranyo teniendo en cuenta el frio que hacia. La catedral de Notre Dame la encontramos cerrada y la Plaza de Armas en construccion. Entramos en una tienda al costado de la catedral que se especializaba en adornos de Navidad y el duenyo, un senyor muy simpatico, nos recomendo otro restaurante frances muy cerca, al otro lado de la catedral, Le Bonaparte, que, segun el, estaba bien y no era muy caro. Alla fuimos. Nos encontramos con un restaurante bastante elegante donde comimos muy bien pero que, de barato, no tenia nada. Y, de ahi, a casa, que el frio era fuerte....

Dia 5:

Desayunamos en el hotel, que ofrecia un buen buffet, con excepcion de unas salchichas de pollo que tenian una pinta un poco extranya, y nos fuimos a ver el centro de la ciudad. Sorprende la zona de tiendas subterraneas de la Place Ville Marie, construidas para que los ciudadanos de Montreal puedan ir de un lado a otro cuando empieza el frio. Esta zona subterranea constituye una verdadera ciudad de varios pisos bajo las aceras con magnificas tiendas y restaurantes que se iluminan desde arriba por medio de enormes cristaleras a ras del suelo. Me imagino que esta idea resolvera el problema de como “dar un paseo para ver los escaparates” cuando llegue la epoca del frio mas intenso.

De alli volvimos a la Vielle Ville por donde dimos una vuelta. La verdad que es pequenya, pero muy bonita. Y esta vez si visitamos la catedral de Notre Dame, que ya habiamos visto en otro viaje y que es digna de una segunda visita. El interior esta todo decorado con maderas de la zona en estilo gotico y es realmente espectacular. Aqui os incluyo algunas fotos para que veais lo bonita que es.

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Del Vielle Ville comenzamos nuestro regreso a Vermont, pues nuestro avion salia a las 5 de la tarde y habia que devolver antes el coche. Volvimos a cruzar el paramo de marras y, al llegar a la frontera, nos tropezamos con el guardia del lado estadounidense que tambien nos dio paso rapido pero que, evidentemente, habia tomado el mismo curso de trato al publico que su contrapartida canadiense porque resulto ser tambien bastante pesado. Llegamos a Burlington con tiempo para comer y nos fuimos al borde del lago, a una creperia que esta muy cerca del centro de la ciudad. Resulto un lugar medio “hiposo”, regenteado por chicos de la universidad, donde comimos muy bien. De paso, aprovechamos para pasar por una tienda justo al lado que, para continuar con el tema de los sesenta, se llamaba “Paz y Justicia” y que anunciaba “precios equitativos para un mundo mas equitativo”. Compramos dos o tres recuerditos a un precios realmente equitativos y varios frascos de maple syrup (la savia que se saca de los “maples”—esos arboles que cambian de color y que no se como se llaman en castellano) que se utiliza para poner sobre los “hot cakes” para llevar un “recuerdo de Vermont” a las amistades.

Esta vez el avion de Burlington a Washington DC era un avion normal. Al aterrizar sobre la capital, pasando sobre el Potomac y los bosques de Virginia, vimos que, mientras en Vermont ya los arboles estaban perdiendo las hojas, en Virginia solo la punta de las copas empeza a ponerse amarilla. Alli todavia no habria nada de colorido especial por una o dos semanas.... Tomamos el segundo avion sin problemas y a las 9:30 estabamos en Ft. Lauderdale.

La verdad que el viaje, aunque corto, fue muy agradable y relajado. Se lo recomiendo a cualquiera de los viajeros que quiera explorar algo un poco fuera de lo corriente, pues estoy seguro la pasareis muy bien y os gustara la zona.

Para aquellos que esten interesados en ver el cambio de la hoja, advierto que el momento del “peak” del colorido varia con la altura del terreno y la latitud. El cambio suele comenzar en el sur de Canada hacia finales de Septiembre, recorre Vermont, Maine y New Hampshire hacia mediados de Octubre y llega al sur de New York y las zonas aledaynas hacia finales de Octubre. Por supuesto, los aficionados al tema pueden ver tambien paisajes espectaculares en las montanyas de Virginia o North Carolina y, en la zona del oeste, en las zonas boscosas de Arizona, Utah, Colorado y, sobre todo, en Washington y Oregon, donde a veces toman las fotos para los tipicos calendarios de “Nueva Inglaterra en Otonyo” y las hacen pasar por fotos de Vermont. Supongo que, al fin y al cabo, un bosque se parece a otro aunque haya 7000 Kms. de distancia entre ellos. Los websites de los diferentes estados siempre ofrecen informacion acerca de como se esta produciendo el cambio de la hoja ese anyo y son buenas fuentes de informacion.

Un ultimo consejo. Encontramos todo en Canada bastante mas caro que en EEUU, incluyendo la gasolina, aun si se tiene en cuenta el cambio de la moneda. Por lo tanto, a los visitantes a EEUU que “se quieran dar una vuelta a Canada”, les sale negocio llenar el tanque antes de salir y rellenarlo al regresar. No hay ningun problema para cruzar la frontera de un pais a otro en un coche alquilado.

Cualquier persona interesada en el tema o el area que tenga alguna pregunta puede contactar conmigo. Saludos a todos y good luck.

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