Ruta por el este ✏️ Blogs de Europa Este

Empezaré redactando las primeras líneas de esta entrada en mi viaje de Bratislava a Budapest, en autobús por cierto y no en tren como habíamos planeado, pero eso será más adelante cuando lo explique. Mi compañero y yo viajamos desde el aeropuerto de Bilbao al de Praga el día 3 de agosto, primer lunes del mes, con la compañía Airline Brussels haciendo escala en Bruselas. Decidimos ir con un par de mochilas, así nos olvidábamos de facturar aunque al final facturamos una de ellas porque sobrepasaba las medidas permitidas para introducirla como equipaje de mano. Tras aterrizar en Praga, hicimos nuestro primer cambio de moneda de euros (€) a coronas (CZK) aunque luego nos dimos cuenta que se podían utilizar también euros, aunque es cierto que en muchos sitios se aprovechan y cobran más en euros que en coronas. Un euro equivale a 25 coronas ¡que no te engañen! Ojo con cambiar la moneda porque la equivalencia se puede disparar. Mi recomendación es sacar dinero en coronas de cualquier cajero en grandes cantidades ya que te cobran comisión. Continuando, preguntamos en un punto de información qué autobús debíamos coger para ir al centro(el alojamiento lo teníamos próximo al mismo). Cogimos de la misma el AirportBUS express por 74 coronas los dos, estábamos en el centro en menos de una hora cuando habíamos previsto más. Una vez nos bajamos en la estación correspondiente, (main station) Hadraznì ya nos habíamos percatado de que el inglés en Praga era...diferente. Prolongamos más adelante. Aquí no nos orientamos pero dentro de la estación había otro punto de información, un miembro del personal,muy amable, rompiendo los estereotipos praguenses, nos indicó cómo llegar a nuestro hostal. Pan comido! A 10 minutos de la estación y unos 20 del centro. El hostal, como todos los que reservamos en las tres capitales tenía baño compartido. Es importante no olvidarse de las chanclas...y por supuesto una toalla de mano y otra de cuerpo entero, jabón y shampoo. La habitación de Praga tenía unas preciosas vistas igual que la zona común. Las camas venían separadas pero no es difícil juntarlas para que resulte más acogedor si acudes en pareja. Como se nos hizo tarde (20.30-21.00) inspeccionamos los alrededores del barrio, Zizkov. Observamos que cualquier vehículo circulaba sobre las propias vías del tranvía, algo que nos llamó la atención. Las vías que conectaban con la estación principal Hlavní nádrazí separaban Zizkov del centro, dicho de otra manera, Praga 3 de Praga1; Praga está distribuida en 22 distritos, numeradas geográficamente siendo los mejores para alojarte el 1,2,3,4,5,7,y 8. Es importante saber tu destino a la hora de comprar el billete de tranvía (los postes de tickets se encuentran junto a las estaciones o paradas de tranvía) ya que tendrás que seleccionar la zona de destino. No obstante, bien es cierto que puedes utilizar este medio de transporte sin ticket en caso de que se te olvide, tengas prisa o no tengas monedas en ese momento, porque es raro que te lo pidan. Nosotros lo hicimos en una ocasión.

DÍA II

Nos levantamos con energía y entusiasmo por conocer Praga mágica. Pero nuestra primera cuestión fue ¿en dónde desayunamos? Preguntamos en recepción (por cierto el tipo sabía español), el ticket para desayunar en el mismo Hostal era de 3€ por persona, bajamos a ojear el comedor, nos sorprendió, una checa cocinera con carácter y desparpajo comenzaba su jornada en una pequeña cocina, reponiendo agua hervida, embutidos varios y panes. Nos pareció caro y a simple vista nos nos llamó demasiado la atención, así que decidimos coger el tranvía e ir al centro a pegarnos un buen desayuno, pero la jugada no salió bien. Pagamos 18€ por un desayuno raquítico en pleno centro,el restaurante era austriaco y pedimos desayuno continental... Nos trajeron un bollito de pan similar al que le dan a un niño cuando acompaña a su madre a comprar pan, mantequilla, miel, mermelada y un trozo de pastel, nos pareció el típico de Milred, a parte, dos expressos que no entraban en el desayuno. Salimos afectados, decididos a enfrentarnos al ágil engaño del praguense comerciante, pero sólo fue la primera de tantas. Nos advirtieron. Comenzamos entonces a callejear por la vieja Praga, allá a donde mirarás te deleitabas con cualquier pequeño y gran detalle. Deliciosa ciudad. Para mí, llegó a tener hasta olor propio, muchísima personalidad. Atravesamos una de las avenidas más céntricas e importantes de Praga: Národní Nové Mesto (Praga I).


Nos acercamos al río Moldava cuyos puentes están bastante cercanos unos de otros lo que facilita unos paseos cómodos. El puente más famoso es el de Carlos IV, el cual, además de estar custodiado por estatuas significativas a ambos lados continuando una historia, está impregnado de magia, (también de mucho turista). Es asombrosamente pacífico, muchos músicos se expresan aquí ofreciendo un ambiente inmejorable. Al asomarnos para disfrutar de la amplia vista hacia el Moldava, observamos una manada de cisnes (nunca había visto tantos juntos) que visitamos de cerca días más tarde. Al final del puente, comienza la zona 'Mála Strana', donde por cierto, todo sube de precio. Aquí abundan los cajeros (a diferencia de las otras zonas). Como llevábamos sufriendo por el calor así como hora y media, sin mucha reflexión, nos sentamos en la primera terraza que nos encontramos con música en vivo ¡qué a gustito!....pero ¡vaya palo! Aquí se desmentía la leyenda de las cervezas baratas en Praga, cerveza de medio litro nos costó 4 €, más adelante comprobamos que era un disparate, pues las cervezas aquí no son más de euro y medio. Continuamos nuestra marcha, decidimos, y por qué no, subir hasta el castillo, íbamos con el ánimo praguense del primer día del turista (palizón de día). Llegados al punto más alto de Praga, las vistas eran preciosas, rodeamos la Catedral de San Vito, la cual participa en el conjunto monumental del Castillo de Praga (se ve desde el río Moldava) conformado tamién por el convento y la basílica de San Jorge y el Palacio Real. Con tanta cuesta nos entró la hambruna, vimos un puesto de perritos calientes (abundan en Praga) y nos atrajo el escaparate, salchichas de 30 cm tan baratas? (solamente figuraba un precio por hot dog; pedimos dos cuando la mujer del puesto saca dos salchichas de una bolsa (raquíticas, delgaditas y pequeñas) nos la sirve (mal servida) chorretón de mostaza y keptchup y a correr. De nuevo nos la colaron... y era muy difícil quejarse, rara vez te entendían y no te dejaban en evidencia. Bajamos poco a poco atravesando el puente Manesuv Most, menos turístico, al llegar a la zona vieja de Praga nos refrescamos en una de las fuentes de una plaza con la que nos topamos. Continuamos hasta encontrarnos con la plaza histórica de la Ciudad Vieja (donde está situado el reloj astronómico). Sería la hora de comer por lo que nos aproximamos a los puestos de comida, nos fijamos en los precios y nos resultó bastante asequible. Pedimos un par de cervezas y un revuelto de patatas con beicon pero...error!! Los precios del mejunje iban en función de los gramos, he ahí la trampa, por lo que en vez ser un euro y medio terminó siendo 5 veces más...Menuda cara se nos quedó...Tras el disgusto pusimos ver cómo los apóstoles salían de uno en uno saludando a través de las ventanitas sobre el reloj astronómico a las en punto. Encontramos un café Bistro Hybersnka, cercano a la plaza tras llevarnos un tiempo buscar algo económico. De ahí, continuamos nuestra caminata de exploración hasta dar con un lugar muy agradable, otra plaza rodeada de bares y restaurantes, curiosa la diferencia de precio de una a otra (menos de la mitad las cervezas en el U zlateho Hada, aunque resulta que sólo era una promoción, ya que otro día que volvimos nos costó 3 veces más la cerveza
Regresamos caminando al hostal (eran unos 20 minutos) cuando nos dimos cuenta que los semáforos en verde duraban unos 3 segundos ¡fuera bromas! Si consigues atravesar el paso de peatones sin que se te ponga rojo, eres sobrehumano. Para cenar, poca cosa, cenamos en un parque cercano al hostal, las sobras de las malditas patatas con beicon, que nos pusieron ración para seis.

DÍA III
Amanecimos prontito...¡hoy desayunamos en la cocina del hostal! y repetimos al día siguiente. Empezamos el callejeo pero esta vez con rumbo fijo, íbamos a alquilar un pedalo para presentarnos al Moldava, por cierto, un poco sucio. Barato, nos costó unas 200 coronas, 8 € ¡ojo! más barato los que se alquilan desde la isla Strelecky Ostrov (cercana al puente Most Legii (mirando hacia la Ciudad pequeña de Praga, a la izquierda del puente Carlos IV. Por regla general todo lo que se sitúe próximo a este puente es más caro que en el retso de Praga (a tener en cuenta). Bonito paseo, recomendable. Nos asustó una sirena que comenzó a las 12.00, luego indagando nos percatamos de que cada primer miércoles de mes se realiza el control de alarmas de Praga. Tras el paseo, atravesamos el puente Most Legii y callejeamos por la zona desconocida para nosotros aún. ésta se encotraba en frente y al otro lado del puente, de Nové Mesto. Decidimos pues, visitar la biblioteca de Praga situada en el monasterio de Strahov. Impresionantes, preciosas dos de las salas que pudimos ver. El precio de entrada es de 4€/persona y cierran a las 17.00. A la vuelta y aún en esta desconocida y curiosa zona, nos encontramos con una terraza exterior con encanto y decidimos comer-cenar ahí mismo. Pedimos goulash para por fin descubrir el misterio de su receta. En esa misma terraza resultó estar el Museo Alquimista de Praga. El Goulash curioso, al final es un guiso con pan de molde. Regresamos por la zona que se encuentra bajo el puete Carlos, una de mis favoritas, aquí encontrarás un pequeño mercado con al aire libre con productos praguenses. Finalizamos el día, en un rincón a las orillas del Moldava con una cerveza (la compramos en una tienda de alimentación china), precioso, encantador, mágico.

DÍA IV
Llegó el último día en Praga, bueno, en realidad no, ya que después de nuestra última ciudad, Budapest, íbamos a regresar para darle un último repaso. Decidimos tomarnos con tranquilidad el último día, al fin y al cabo, ya nos habíamos pateado todo Praga. Pasamos la mañana en la cama (jejeje) y el atardecer con los cisnes al otro lado del Moldava, donde usualmente se reunían, tomamos una cerveza en un garito próximo al rinconcito. Paz. Anocheciendo encontramos una terraza con música en vivo, espectacular.

DÍA V
Nos vamos en bus hacia Bratislava, con energía para conocer esta otra ciudad. Quiero mencionar que tuvimos un par de percances con el tema del transporte ¡cuidadín con la típica página web www.czech-transport.com! Tuvimos que reclamar la devolución del dinero en dos ocasiones. Reservabamos los viajes y minutos después recibíamos un correo diciendo que no había sitio y que nos cobraban un suplemento por esa razón (en ese caso sí teníamos sitio) ¡Lamentable! Cogimos el transporte por nuestra cuenta in situ (en la estación de bus o de tren). Llegamos al medio día a la ciudad y comimos en una taberna situada en la misma calle que el hostal.

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