En solitario por Berlín, Polonia, Lituania, Letonia y Estonia ✏️ Blogs de Europa

Espero que en un par de días aproximadamente pueda subir las fotos editadas

la ruta prevista, por supuesto con salida desde el aeropuerto de Loiu (Bilbao)



MIÉRCOLES 27/6/2012
El primer día en Berlín tenía programado encontrar el hostel (algo sencillo para un humano medio, por lo que para mi sentido de la orientación suele ser una empresa de dificultad media-alta). Una vez dejada la mochila dirigirme al Reichstag, que para algo había reservado hora dos semanas antes.
Pues empieza bien, porque Vueling sale con retraso y casi llego a Berlín a la hora programada para la visita.
El aeropuerto de Tegel no es grande, para ser uno de los de la capital de Alemania. Está conectado con la ciudad (casi siempre con algunas estaciones de metro U -Bahno de tren S-Bahn del norte de la ciudad; pero el billete es válido para dos horas desde que lo picas). En mi caso el albergue está al norte, por lo que no debiera tardar más de media hora, transbordo incluido (sólo una parada más).
Ya había mirado el sistema de tarjetas turísticas por lo que en el propio aeropuerto decido pedir dos, la welcome card (para todo tipo de viajes, incluido Potsdam, con validez de cinco días consecutivos: 35’90€) y la museum pass (19€ para tres días consecutivos con entrada gratuita para casi todos los museos de la ciudad; por ejemplo el de la RDA, la prisión de la stasi, el de cera, Kennedy y alguno más no están incluidos).
El tipo de la taquilla me da dos tickets ¡iguales! y me cobra 71’80€. Total que como no miro lo que firmo he pagado dos welcome card. Me comenta que la de los museos él no la tiene y al final resulta que no se puede devolver el dinero de la welcome card. Bueno se la daré a alguien del albergue.
Cojo el autobús TXL me deja a una parada de S-Bahn del albergue y tarda 8 minutos exactos. Los autobuses salen a cinco sitios diferentes y de manera constante, si lo hubiera perdido tenía otro al de 15’.
La welcome card hay que picarla (y lo hago, claro) la primera vez que la usas y ya está. El transbordo lo hago a la primera y desde la salida del tren se ve la fachada del albergue: Main Station Hotel. Allá que me dirijo. Ésta vez no me puedo confundir, si tiene hasta focos de neón de más de diez metros en la fachada. Evidentemente he subestimado a Iñaki porque me hago un recorrido super entretenido por los alrededores del albergue hasta que lo encuentro (no tengo solución).
Es una pasada… si tiene hasta ascensor!!! Bueno, en serio, está inaugurado en 2010 y se nota. Para ser de titularidad privada es impresionante. Me toca dormir con unos italianos en un cuarto de ocho camas, muy grande con baño privado para nuestro dormitorio, por 13€ la noche. El desayuno no está incluido, pero es que cuenta con cocina…sorpresa… equipada!!! (tiene más sartenes que yo en mi casa). Cuenta además con restaurante propio, zona de ocio, televisión en la habitación, taquillas individuales… y con una parada de metro y de S-Bahn a tres minutos. Total, muy aconsejable.




Como no es posible subir a la cúpula del parlamento, aprovecho para dar una vuelta por la ciudad. Me acerco a una oficina de turismo (cerrada media hora antes, gracias Vueling), al punto de partida de la excursión de mañana de viva Berlín por el Este, al teatro donde mañana voy a ver el musical Tanz der Vampire (sí, es en alemán; ya lo contaré). En esta misma zona (zoo-garten) se encuentra un emblema de la ciudad, como es la Iglesia en ruinas de la 2ª Guerra Mundial que los berlineses llaman muela podrida por su aspecto. Pues será que la veré en fotos, porque están restaurándola y no acabarán hasta finales de año (aviso para el que venga)
.
No está ni reconocible:


Como se hace de noche tarde (más allá de las nueve) me acerco al parlamento que ya está iluminado y termino en la puerta de Brandenburgo viendo clasificarse para la final de la eurocopa a la selección española ante la portuguesa por penaltis. Total que llego al albergue a eso de la medianoche.
Por lo que he visto de momento, es una ciudad con bastantes obras por todas partes, con un transporte público muy serio y eficiente (no barato), donde las distancias pueden ser bastante largas a pesar de lo que parezca en el plano y sin sensación alguna de inseguridad.

JUEVES 28/6/2012
Hoy me he levantado a las ocho de la mañana (los italianos se han quedado en el cuarto), seguramente iré madrugando menos a medida que avancen las vacaciones, pero quería llegar a tiempo a los compromisos tempranos del día. Para las nueve ya estoy en la zona occidental (zoo) acercándome a la oficina de turismo (no hablan español) donde, con más cuidado de firmar nada sin fijarme, solicito un musseum pass y una entrada para el musical de Jim Steinman (83€, 62€ con el descuento de la welcome card). Pago religiosamente y a hacer tiempo porque a las diez salen de aquí el tour de Viva Berlín.

Al lado de la oficina de turismo se encuentra una escultura en la que se mezclan el símbolo de la ciudad (oso) con el que está ganando protagonismo (puerta brandeburgo)


Existe la posibilidad de tour gratuito, pero pienso que estará masificado, además hay que dar 5 o 10 euros de donativo por el trabajo bien hecho (me imagino que si va una familia entera o un grupo de amigos igual sale más rentable). En el que me he apuntado (Vive Tour en castellano) estamos 34 personas, por lo que nos dividen en dos grupos de 17 aproximadamente. El precio del tour es de 12€ (9€ con welcome card). En primer lugar nos desplazamos en S-Bahn al lado este de la ciudad, donde tendrá lugar el recorrido a pie. Me toca como guía a una granadino muy simpático (Daniel), que para empezar con buen pie nos sube al S-Bahn en dirección contraria. Yo le entiendo perfectamente, claro. La gente se lo ha tomado como un mal augurio, pero la realidad les ha hecho rectificar.

El recorrido comienza por la hackeschermarkt (parada del tren), donde nos reunimos con la gente que media hora más tarde empieza el tour en el Oeste (sin tener que trasladarse entonces).

El recorrido nos hace pasar relativamente rápido, no he sacado fotos para no perder información de los detalles que desgranaba Dani, tanto históricos como artísticos. El primer destino es la isla de los museos, a los que dedicaré el día de mañana. Cerca está la catedral de Berlín, sobresaliendo a lo lejos la torre de la TV. Desde aquí se ve el antiguo ayuntamiento de la ciudad destacando por su color rojo.


Pasamos por la Piedad, que también visitaré y fotografiaré mañana (a mí me ha parecido en el sentido literal de la palabra impresionante).
El recorrido también ha pasado por la universidad Humboldt, por el punto concreto de la quema de libros durante la dictadura nacionalsocialista.

Escultura dedicada a Humboldt


Punto de la quema de libros agitada por Goebels


Aunque en la foto no se aprecia bien, la "ventana" permite ver una montón de estanterías vacías al faltar los libros que han quemado.

También hay colocada una placa con una cita de Heinrich Heine escrita un siglo antes, en la que se viene a decir que si comienzas a quemar libros, terminarás quemando personas. El contexto de la cita era la inquisición española.


De allí nos hemos acercado a la plaza de las Iglesias protestantes gemelas (francesa-calvinista y alemana-luterana). Según Dani la plaza más bonita de la ciudad. Pues si alguien va antes del 15 de Julio se va a encontrar que está tomada por estructuras de mecanotubo para la celebración de unos conciertos durante la primera quincena de julio (algún festival al aire libre de música clásica). Aunque evidentemente no he podido disfrutarla, me ha parecido bastante normalita. Al lado está la tienda oficial de los aploampelmann man (los hombrecitos del semáforo).

El siguiente destino ha sido el check-point Charlie. Puesto de guardia peliculero donde se encontraba el tercero de los catorce puestos, éste en terreno ocupado por EE.UU. Cerca hay una exposición sobre el muro, que no nos ha recomendado, ya que es cara de narices y no aporta nada interesante (una “turistada”).

Nos hemos acercado a la topografía del horror: una exposición inicialmente temporal de finales del siglo XX que sigue siendo un punto fuerte de la ciudad para narrar la época histórica de los nazis. Le dedicaré más tiempo el fin de semana.

Acabando el viaje nos ha llevado hacia la puerta de Brandeburgo, pasando previamente por el memorial del holocausto. Sorprendentemente, no me ha impactado nada, absolutamente nada.


La puerta de Brandenburgo es impontente, así como la plaza de Paris donde está ubicada, pero con la eurocopa, estaba tomada por las roulotes de las televisiones.


En la propia Paris Platz se encuentran el lujoso hotel adlon, que estuvo cerrado ya que se encontraba en tierra de nadie con el muro. La verdad es que me ha hecho ilusión verlo tan cerca, incluso me he llegado a sentir Berni Gunther, el protagonista de los libros de Phillip Kerr, al franquear las puertas.


También está en la plaza un edificio que por fuera no rompe la estética homogénea de la plaza, el DZBank.


Es obra de Frank Ghery, que tuvo que adecuarse a lo que le exigían sus clientes (y el ayuntamiento) respecto al exterior; sin embargo, no pudo aguantar y tuvo que hacer una “ballena” en el hall de entrada.


Esta es otra imagen sacada desde la cúpula del reichstag, donde se aprecia mejor las formas propias del autor.


Una vez terminada la excursión guiada (4 horas largas), y con la idea de aprovechar el tiempo, me acerco a una exposición temporal sobre la Stasi y sus métodos totalitarios-represivos: delaciones en los centros educativos de los alumnos socialmente desviados, escuchas y seguimientos de familias enteras, organización de sus períodos vacacionales, filmaciones,… espeluznante. La exposición es temporal y gratuita; tiene explicaciones en alemán y en inglés fácilmente comprensibles, si bien algunos documentos y explicaciones concretas están sólo en alemán. Está situada en la calle que une el check point charlie y la topografía del terror.

Antes de acercarme al museo judío, decido desviarme a la Postdamer Platz, con sus edificios enormes, sus rascacielos que tan diferentes son con el resto de Berlín que he visto hasta entonces.



Me acerco al sony center, donde además de tienda sony hay un montón de restaurantes y cafeterías. Pero sobre todo hay sombra, bendita sombra. A pesar de que el día se ha levantado un poco nublado, para las doce ha empezado a despejar y hace mucho calor (30ºC), lo que unido a la humedad hace sudar mucho. No quiero ni saber cómo tendré la cocorota, hoy que se me ha olvidado la gorra.



Bueno pues del sony center, tras el descansillo pertinente, me dirijo al museo judío de Berlín. Abre hasta las 20:00 y tiene su entrada en un edificio de fachada clásica, pero es conocido por su ampliación realizada por el arquitecto estadounidense, de origen alemán, Daniel Libeskind. A diferencia del memorial, éste impone desde un principio. El precio de la entrada creo que es de 5€ (gratis con la museum pass). Es muy aconsejable gastarse los tres euros en la audioguía en español. Tiene guardarropa, también para mochilas, gratuito.



Repasa la historia del pueblo judío en Alemania, desde la edad media hasta la actualidad. Tiene explicaciones en alemán y en inglés, pero la audioguía proporciona mucha más información útil.
La introducción hasta llegar a la exposición permanente es sobrecogedora por la capacidad del autor para llegar al visitante: la torre del holocausto y sobre todo el jardín del exilio.

Una vez comienzas la exposición permanente, ésta se centra en múltiples aspectos históricos y cotidianos de los judíos; es sumamente interesante. Si algo hay que criticar, es la poca proporción del recorrido (puedes tardar unas 3 horas) dedicada al antisemitismos y las décadas del nacionalsocialismo. No pasa por alto, pero tal vez las expectativas del visitante no estén cubiertas. En resumen, muy recomendable.
Quería acercarme al albergue para cambiarme de camiseta, pero como he tardado más tiempo del que esperaba en el museo y he tardado en encontrar la parada de metro cercana al mismo, pues he ido directo al teatro para ver el musical en alemán.


Como youtube no me deja subir el video, por lo menos pongo a modo de prueba una de las canciones del musical.



Se trata de un musical de Jim Steinman, compositor y letrista de las mejores canciones de Meat Loaf, de Bonnie Tyler, Air Supply, Pandora’s Box y otros grupos. De hecho, Tanz der Vampire, basado en la película de Romans Polanski La danza de los vampiros de finales de los 60’ (tiene hasta los mismos sketches), se trata de un mix de canciones de Steinman, muy bien orquestadas.
Si bien el teatro no es mucho más grande que el Arriaga en Bilbao o el Hagez Dasz de Madrid, la puesta en escena ha sido de una espectacularidad rayante con lo sobresaliente. Los actores han cantado de maravilla, la orquesta tenía una fuerza, una intensidad aplastante… además estaba en la fila 7!!! No creo que lo olvide nunca. Aunque cogí la entrada el mismo día de la función tuve suerte (a parte del ahorro de 22€ de la welcome) que jugaba Alemania la semifinal de la Eurocopa, por lo que había asientos para elegir sin problemas.
A la mitad de la función (dura 3 horas) hay un descanso de quince minutos. La señora que está a mi lado (a la izquierda, porque tanto a la derecha, como en la fila de adelante no había nadie, por lo que la visibilidad era perfecta, un chollo), la señora se pone a hablar conmigo pues se ha fijado que sigo la performance como si me la supiera de antemano (flipa cuando le digo que no entiendo una palabara de alemán). Resulta que es australiana y está dos meses de vacaciones por el mundo. Yo le digo que soy de Basque Country, Spain, y no sé que me entiende que me empieza a hablar de… TAZMANIA, una isla al sur de Australia. Total que me dice que tengo un acento peculiar en mi inglés, hasta que me hago entender que no es el acento, que no tengo ni pajodera idea de inglés, que hablo spanish. Bueno, pues entre mi superinglés y su voluntad de entender hemos estado de charleta los quince minutillos del descanso, contándome ella su viaje y yo el que acabo de comenzar. Una experiencia un poco surrealista.
Una vez termina el musical, me entero de que Alemania ha perdido y me dirijo al albergue, comiendome en el camino mi primera salchicha (1’2€).
Ahora a descansar que mañana me toca un día libre por los museos de Berlín


VIERNES 29/6/2012 MUSEOS
He vuelto a madrugar (8:00) para llegar a tiempo a la apertura de la visita a la torre de televisión (9:00). Está en AlexanderPlatz, así que hasta para mí es fácil encontrar.


Como está todo en obras, también aquí, pues no he encontrado la fuente de Neptuno, que debiera estar al lado (creo que era lo que estaba tapado por vayas de obra).g El precio para subir al mirador (203 metros de altura) es de 12€ (9€ con welcome card). El ascensor hace el recorrido en menos de medio minuto, ni te enteras que subes, si no es porque notas que los oídos se comienzan a taponar.
Una vez subir merece la pena darte el lujo de desayunar en el restaurante giratorio del piso superior (204 metros de altura). Da la vuelta completa en media hora y la panorámica es completa, ya que Berlín no tiene montañas que tapen nada en kilómetros. Yo he tenido suerte con el día, si no hubiera sido preferible esperar a otro momento para subir. El desayuno (café con leche aparte 4€) es como mínimo continental y cuesta 10’5€. Pero teniendo en cuenta que puedes estar sin prisas, pues no hay problema. Yo he estado más de una hora.

A las 10:00 abren los museos de la isla (sí, sí, había hecho un plan), claro que como me he entretenido en la torre, pues he tardado un poco más.
He visitado a lo largo del día los museos de Pergamo, Neus museum, Altes museum y Alte nationalgalerie; el Bode no me interesaba y estaba saturado.
El mejor de todos es sin duda el PergamoMusseum. En él se encuentra el altar de Zeus de Pérgamo descubierto a finales del s.XIX, con un friso incompleto pero espectacular aún así.




También se encuentra la puerta del mercado romano de Mileto, cuya reconstrucción debió de ser faraónica. Cuando la ves te sorprende su grandeza, tratándose de una puerta de acceso al mercado;


Sin embargo, una vez la traspasas, el museo ha dispuesto otro espectacular conjunto arquitectónico de la puerta de Ishtar de Babilonia.




La entrada al Pergamomusseum no es barata, pero está incluida en el musseum pass, como todos los museos de la isla. Asimismo, como todos los museos de la isla, cuenta con audioguía gratuita, en el caso de este museo y en neus musseum, con posibilidad de castellano.

El siguiente museo en visitar ha sido el neus musseum, que cuenta con arte hitita y egipcio entre otros. Sin embargo, lo que todos los turistas buscan es el famoso busto de una Nefertiti ya mayor. Lo tienen en una sala especial, dentro de una urna de cristal que no obstaculiza en absoluto su visión y no permiten hacer fotos de ningún tipo (en el resto de museos se pueden hacer fotos sin flash sin problemas).
Los museos requieren su tiempo para verse en profundidad, olvídate de verlo en su totalidad. Como hoy andaba con calma y fuera hacía mucho calor he ido tranquilo.

El siguiente museo en visitar ha sido la altes nationalgalerie. Es fundamentalmente una pinacoteca que recoge obras de autores alemanes, si bien también cuenta con una pequeña colección de arte impresionista francés del s.XIX, que es lo que más me ha gustado. Había obras de Manet, Renoir, Cezanne y algunas esculturas de Rodin.



El último museo de la isla que he visitado ha sido el Altes museum dedicado al arte griego y romano fundamentalmente. Tiene una exposición un tanto pobre si la comparas con las que puedes encontrar en Roma, Vaticano o París, por ejemplo.


Bustos de Pericles y de Caracalla:



El día lo he complentando con la revisita a algunos sitios a los que fui con el tour: la plaza con las dos iglesias gemelas (gendanmermarkt)


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No me preguntes cuál es la luterana y cuál la calvinista. En todo caso, hoy ambas iglesias están dedicadas a aspectos no religiosos.

En frente de las plaza está la tienda oficial del amplemann


Es curioso cómo ciertos símbolos de la alemania democrática-socialista están empezando a ser aceptados como símbolos de la reunificada. Además de productos típicos de entonces que están volviendo a aparecer para un target de mercado concreto, también hay alquiler de los coches de la RDA (parecen de juguete). Pero el símbolo más aceptado es este monigote-trabajador que nos dice cuándo pasar y cuándo esperar.



También he vuelto a visitar la piedad. Me ratifico en que es la obra de arte que más hondo me ha llegado de todo lo visitado hasta el día de hoy.




Al final del día me he acercado al albergue a intentar poner en orden el diario, para que no se me acumule trabajo (y a descansar, porque mañana tengo el viaje a Potsdam).

SÁBADO 30/6/2012 (POTSDAM)


Ya estamos en el ecuador de la estancia en Berlín y como siempre madrugo. El plan de
hoy es acercarme a potsdam en el S7. Desde donde estoy se tarda aproximadamente media hora en llegar, haciendo sólo un transbordo. El billete a Potsdam implica comprar uno con una zona más que la normal (AB+C), pero está incluido en mi welcome card.

La primera parada del S7 destino Potsdam es Grunewald. Aunque la he realizado hoy, esperaré a comentarlo mañana, junto al viaje al campo de concentración nazi de Sachsenhausen y la Topografía del terror.

Retomo el siguiente tren en Grunewald y llego a la estación central de Potsdam en unos veinte minutos. Advertiros que la estación central no está ubicada al lado de los principales centros turísticos de la ciudad, por lo que conviene hacer un transbordo a alguno de los autobuses urbanos que pasan por el punto de interés concreto. Eso sí, no hagías como yo, que me he montado en el que he visto que subía más gente (se marchaba ya), sin fijarme que era un autobús interurbano, cuya primera parada la hace al de unos 6 kilómetros de la salida, en un centro comercial. Por cierto, pequeñito y cutre, o esa impresión me ha dado en la hora completa de espera que he soportado para que volviera el que hacía el recorrido inverso.
Bueno, anécdotas propias de torpes aparte, se puede coger el autobús urbano 91, 94 o 98 dependiendo a qué zona de la ciudad te dirijas. En potsdam hay una zona muy turística, compuesto por un conjunto de palacios más o menos cercanos en el parque de San Soucci; otra zona turística, menos frecuentada sería el nuevo Jardín. Yo he empezado por ésta última.
Antes de nada alguna apreciación práctica y subjetiva:
- Potsdam es una ciudad muy bonita y una visita turística obligatoria de día completo si te gusta entrar en palacios o si no tienes un andar ágil.
- El transporte se puede usar con la misma Welcome Card, tanto tranvía como autobús.
- Hay que pagar por todo, pero todito todo. Total que se quieres ver museos y palacios ya estás dejando unos 30 euros por cabeza, como mínimo.
- El acceso desde Berlín es muy cómodo en S-Bahn (yo no iría en transporte privado)
- No sé si habrá sido casualidad, pero había muy pocos turistas en todas partes.

En primer lugar me he dirigido al extremo norte de la ciudad, al llamado “neu Garten”. Es una extensión bastante grande de senderos entre árboles y vegetación abundante. Esta va a ser una constante en toda la ciudad, así como el montón de personas que se mueven en bicicleta por estos senderos.



Dentro de este “parque” hay residencias, con la de las fotos de arriba, que podrías confundiarlas con atractivos turísticos en un momento inicial.

El primero que he visto ha sido el Palacio de Mármol.


Se puede visitar por el módico precio de 5€, eso sí, en visita guiada cada media hora. Es muy pequeñito y no tiene descuento ni por museum pass ni por welcome card.

Paseando por el vasto jardín, todo está muy bien señalizado, y buscando la sombra, aunque la humedad sigue atacando, se llega al palacio Cecilienof.



Así dicho, pues como que no suena a nada, pero si les pones la foto de Churchill, Roosevelt en silla de ruedas y Stalin y su bigote, pues te empieza a sonar hasta el nombre de la ciudad: Conferencia de Potsdam de 1945. La entrada también hay que abonarla de manera íntegra. Llamativa la estrella hecha con flores rojas, que también estuvo presente en 1945.

También en la zona norte, a poco más de un kilómetro está el Belvedere, que tiene un nombre apropiado.



No se trata de un castillo, ya que no tiene habitaciones; más bien es un punto de observación y de esa manera está ofertado para el turista(4€, 3€ con welcome card). Como está en un alto y además hay que subir hasta una torreta por una escalera de caracol muy pronunciada y no apta para quienes se marean, tiene unas vistas de todo Potsdam, pudiendo verse incluso el pirulí de Berlín.



Decido ir acercándome hacia la zona de los palacios y lo hago por más senderos muy bien cuidados y con un respeto total a la naturaleza. Al ir bajando se pasa por una zona en la que habitan rusos, que cuentan con inglesia propia, reconocida recientemente por la UNESCO, con restaurante propio y con un mini-museo propio (4€). Las casas también tienen estructura de madera con tejado a dos aguas muy pronunciado.

Iglesia reconocida por la UNESCO



típicas casas de la zona, la primera convertida en restaurante y la segunda abierta como museo.



La cosa va de culturas diferentes, porque bajando hacia el núcleo urbano nos encontramos una puerta de acceso a la ciudad (muy bonita pero muy poco práctica, porque sólo permite el acceso alternado, ahora tú, ahora yo) y el famoso barrio holandés, con sus casas iguales, de un color rojo muy intenso (parecido al del ayuntamiento de Berlín).



Los bajos de las casas se han avilitado como comercios de artesanía en muchos casos, lo que le da un toque particular a las pocas calles en que se concentró originalmente esta población.

Ya estando en el núcleo urbano me acerco a la imponente iglesia de San Nicolás.


Decido coger un autobús urbano, ya había perdido la cuenta de la kilometrada que llevaba por tanto sendero y calles, que me acercara al parque San Ssouci. Allí el recorrido ha sido circular, contrario a las agujas del reloj: Palacio Charlottenhot, Baños romanos, Casa chinesca, palacio Sanssouci, Molino histórico, Orangerie, Jardín del paraíso con jardín botánico, para acabar en el nuevo palacio. Toma ya. Como para no estar cansado ahora mismo.

Respecto al primero he de decir que el palacio de Charlottenhot, será de Charlottenhot, vale, pero no es un palacio. Es más bien cutrillo y poco cuidado.

La cosa no mejora en los baños romanos que están cerrados (“hasta nuevo aviso”). Si se trata de que van a reformarlo, está justificado el cierre. Tiene baños públicos gratuitos cerca.

La cosa ha mejorado mucho con la casa china. Como era muy bonita por fuera y había que pagar por entrar, pues yo no he visto comprar ticket a nadie en el tiempo que he estado por allí. Tiene como tres fachadas con composiciones a partir de figuras chinas muy similares, que te hace recordar que esa entrada ya la has visto unos pasos más atrás. A diferencia del resto, está cuidada y reluciente.


Por los jardines (lo mejor del parque) he ido subiendo hasta llegar a las jardineras y palacio de Sanssouci.
Aquí una foto desde abajo de los jardines y otra desde delante del palacio



Tanto aquéllas como éste sigue siendo un quiero y no puedo. De nuevo necesita una limpieza de fachada importante, aunque al menos parece un palacio, pequeñito.

Al lado se encuentra el molino de madera histórico que alberga un mirador en su parte alta por el que tienes que volver a pagar, creo recordar, 3€. Yo no he subido, he tenido suficiente con el belvedere.

Justo al lado se encuentra la orangerie, en consonancia con el resto del parque, se nota que la ciudad pertenecía a la república democrática.


En dirección al nuevo palacio paso por unas huertas con nombres en cada flor plantada al que dan el nombre de “paradiesgarten”, será que no sé traducirlo.

El nuevo palacio es otra cosa. Esto sí que es un palacio en toda regla (y con entrada de unos 10€, por aprovechar). Está mejor cuidado que el resto de edificios y se agradece. También los senderos ajardinados que llevan a él están cuidados.



Dejo los horarios por si a algún forero le vienen bien


Los pies ya se empezaban a quejar así que un grupo de turistas hemos esperado al autobús 96 para acercarnos a la estación central de Potsdam. La idea inicial era acercarme al otro extremo de Berlín (fuera del mapa; 23 paradas y hora y media de trayecto) para intentar colarme en el concierto de Bonnie Tyler y otras leyendas de los 80’ (el calvito de los communards, por ejemplo). Pero entre el despiste del centro comercial y que he estado entretenido mirando todo en Potsdam, pues como que no me daba tiempo a todo. Además tenía cogida la hora por segunda vez para la visita al Reichstag a las 20:30.

Total, que me bajo en el Tiergarten: un bosque de 22Ha!!!! Dentro de la ciudad. No sé si tendrá parangón, pero yo no sé con qué compararlo. Por dentro del parque la temperatura era más agradecida, se estaba más fresquito, así que he estado haciendo tiempo hasta que he visto a lo lejos la estatua de la victoria en medio de la avenida 17 de Junio. Es imponente. No sabía que se podía acceder (3€, no hay descuentos) hasta la propia figura: eso sí, son más de 300 escalones en la típica escalera de caracol superestrecha. Hay descansillos, necesarios, al final cada 40 escalones.


Las vistas desde allí son el no va más. Se aprecia el Tiergarten en su máxima expresión y es que estás justo en medio del parque. Mires hacia donde mires sólo hay vegetación frondosa y árboles enormes y tupidos.




Ya se estaba haciendo la hora de la visita a la cúpula así que cojo el autobús 100, es como un panorámico de 10€ (dos pisos y pasa por los principales puntos turísticos de la ciudad) pero que está incluido como cualquier autobús urbano en la welcome card. Me bajo en el Reichstag y para dentro.
Mientras que la reserva anterior la hice con dos semanas, ésta la he hecho con tres días de antelación y el día anterior me han confirmado la hora. Ningún problema. Es gratuita y superrecomendable para quienes no tengan mucho tiempo. Además de la belleza de la obra de Norman Foster, incluye una audioguía gratuita que te va contando lo que vas viendo en cada momento, de manera rigurosa e interesante (incluidas anécdotas que se oyen en el tour de la ciudad). Además tienes unas vistas de la ciudad magníficas. Quien no quiera gastar dinero, puede sustituir la visita al pirulí de la TV (12€) por la visita de la cúpula (aunque la altura no es la misma, las vistas son muy buenas).


Bueno al albergue que ya es hora de cenar y de escribir esto que estoy escribiendo en el borrador.

DOMINGO 1/7/2012 (SACHSENHAUSEN)



Hoy tenía planeado para visitar el campo de concentración de Sachsenhausen, a unos 40 kilómetros al norte de Berlín. Para acceder al campo se puede ir tanto en tren como en S1. El primero es más rápido porque es sólo una parada desde Gesundbrunen o tres desde Postdamer Platz, por ejemplo. Es más cómodo, confortable, nuevo y rápido que la opción del S-Bahn, que tiene muchas más paradas intermedias. Se tarda en llegar aproximadamente unos 35 minutos.
La idea inicial de visitar el campo de concentración era hacerlo por mi cuenta, pero las valoraciones de los foreros me han hecho declinarme por el tour en español gratuito (se paga lo que se quiera, en función de la percepción del trabajo del guía) de la coperativa viva tours.
El punto de encuentro es el café Balzac de Postdamer Platz, un sitio muy céntrico de la ciudad, a las 10:00. He tenido la suerte de que me tocara la guía chilena-venezolana Vania, de la que se ha hablado muy bien (me reafirmo) en el foro. El grupo se ha formado con diez personas (9 de América y, el europeo solitario, yo). Hemos cogido el tren a las 10:14, con puntualidad alemana.
Advierto que me he negado a sacar ni una sola fotografía. La verdad es que tenía tomada la decisión de antes, pero es que a medida que Vania daba las explicaciones, me ratificaba en la decisión.
Si quieres ir por tu cuenta, se puede pedir una audioguía en castellano por 3 euros, si bien la información está en ingles, además de alemán.
El estado de conservación del campo es bastante bueno, por supuesto no están más que unos pocos barracones; sin embargo, hay un pequeño museo en el que se explica de manera muy pedagógica el sistema de campos de concentración nazi.
A los que les gusten las anécdotas macabras pero reales, los números que difícilmente pueden ser asimilados por una mente normal,… les gustará el museo, pero me niego a redactarlo en mi diario. Para que os hagáis una idea, al enseñarnos el barracón, muy realista, me he quedado sólo y emocionado hasta el extremo de salir llorando de allí. Así que me voy a limitar a dar algunos datos objetivos para quienes tengan intención de acercarse.
El campo de concentración se sitúa en la ciudad de oranienburg. Hitler llega al poder en enero de 1933 y ya construye un primer campo (no el actual) en una fábrica de este pueblo en marzo de ese mismo año. Se trata del primer campo del régimen nazi, controlado por las S.A.
No obstante con la caída de Rohm y las S.A. en general, son las SS las que se hacen. Como hemos ido de mal a peor, estos son los que inauguran el actual campo, pensado inicialmente para 3000 prisioneros políticos y “asociales”. El nuevo campo, construido por los propios prisioneros de los campos de Emsland, no está en medio de la ciudad, sino que lo alejaron unos dos kilómetros.
El campo de Sachsenhausen gozaba de una posición especial dentro del sistema de campos de concentración nazis por su cercanía a la capital del Reich y porque servía como campo de entrenamiento para el personal de las SS. Esta posición se acentuó en 1938 cuando la Inspección de Campos de Concentración de los situados en territorio alemán pasaron de Berlín a Oranienburgo.
En los nueve años en que estuvo abierto hubo más de 200.000 personas recluidas. Decenas de miles (se dice pronto) murieron a causa de enfermedades, trabajos forzados, tortura física, hambre o víctimas de los operativos de exterminio sistemático de las SS. Los pocos que llegaron vivos a la primavera de 1945 fueron asesinados en las conocidas como Marchas de la muerte. Cuando llegaron los soviéticos y polacos en abril, como en otros campos, sólo pudieron liberar a los de la enfermería.
Los soviéticos aprovecharon el campo un lustro.
Como es domingo, no hemos podido hacer el viaje en el bus urbano que para en el campo, lo que significa recorrer los 2’5 kilómetros andando (el mismo tramo que hacían los prisioneros). A las 15:10 nos hemos cogido el S.Bahn para volver a Berlín, porque dejaba más alternativas a cada uno de nosotros para bajarnos donde quisiéramos.
En mi caso me he desplazado hasta BayernPlatz, donde están colgadas en las farolas algunas repercusiones de las leyes de Nurenberg y posteriores para la comunidad judía de Alemania.




Para continuar con la temática, aunque fue ayer cuando hice el viaje, recojo algunas fotos del anden 17 de Grunewald, desde el que salían los trenes llenos de judíos hacia Auschwitz, entre otros sitios a partir de 1942.






Para terminar el día dedicado al mal absoluto he aprovechado para acercarme a la exposición llamada la topografía del terror.


Es una visita indispensable de Berlín. Está en alemán e inglés, con múltiples documentos gráficos e historias personales, realmente sobrecogedoras, que por supuesto me han emocionado. Aunque se inauguró en 1987 como una exposición temporal, en mayo de 2010 se terminó un nuevo centro de documentación anexo.

Antes de que se me olvide, en cualquier calle de Berlín puedes encontrarte placas en el suelo hechas de latón que brilla más a medida que se pisa, en el que se recoge el nombre y destino trágico de la persona que vivía en la casa ubicada en ese sitio.


Como es mi última noche en Berlín, me doy una vueltita por HacescherMarkt, zona muy concurrida por los berlineses, con terrazas repletas de gente y una zona de ocho patios interconectados muy bonita. También aprovecho para acercarme al East End donde se ha dejado algo más de un kilómetro de muro cn murales.

Los hay de todo tipo, algunos que han llegado a ser muy célebres:



Otros que me han gustado particularmente:




Pero también hay bastantes en los que se deja que la gente de rienda suelta a sus sensaciones:


Esto se acaba, intentaré ver la final de la eurocopa en el albergue y preparar la mochila para el viaje de mañana a Polonia.

LUNES 2/7/2012 AGUR BERLIN, KAIXO GDANSK

Esta mañana he vuelto a madrugar (como se nota que estamos aún en la primera semana del viaje) para dejar preparada la mochila. En el albergue tienen una sala de consignas enormes en la que te dejan depositar lo que necesites a cambio de una fianza que es devuelta.
El plan de hoy era visitar el Berlín subterráneo y la prisión de la Stasi.

Hay sólo una compañía que hace los tour por el Berlín subterráneo, la Berliner Unterwelten E.V. Ofrece cuatro tour diferentes (información en su página www.berliner-unterwelten.de). En mi caso he cogido el tour más convencional, el número1 en castellano que salía a las 10:30. Se encuentran en plena Gesundbrunnen, una estación de metro U, de S-Bahn y de un montón de ferrocarriles. No tiene pérdida, ni para mí. En efecto he llegado con tiempo suficiente para desayunar un cafecito con croissant incluido. En esta zona los precios son inferiores al resto de Berlín que he visitado.
El tour 1, Mundos en tinieblas sale con puntualidad alemana y es guiado por Christian y otra compañera detrás del grupo, por si alguien siente claustrofobia o no se encuentra bien o intenta hacer de indiana jones por los túneles. El tour se centra en un refugio antiaéreo de la segunda guerra mundial. Está muy bien conservado y las explicaciones han sido resueltas con nota de sobresaliente por parte de Christian. Me ha parecido un recorrido original, instructivo, entretenido (los 90 minutos ni los he sentido) y aptísimamente recomendable para todos. En el interior no está permitido sacar fotografías.
Para las 12:00 he salido a la misma plaza de Gesundbrunnen y tocaba lidiar con el gran problema: ¿sabría llegar a la prisión de la Stasi? A las 13:00 comenzaba la visita guiada y no aparece en los planos de la oficina de turismo ni de la lonely planet. Tenía una referencia de San Google para acertar, pero contaba con el factor estratégico de mi falta de orientación patológica. Bueno, pues preguntando se llega a Roma. Hay un tranvía (M5) que sale desde Alexander Platz (yo lo he cogido desde Landsberger Alle, último punto del mapa visible y a unos tres kilómetros de la prisión) que te deja relativamente cerca. Hay que bajarse en la parada de Freiwalder strasse (8 estaciones de tranvía desde donde yo he montado), allí buscas esa calle, porque en verdad te deja en una que la cruza y la sigues hasta que termine (unos 8 minutos). Te encuentras con la cárcel en frente tuyo.

Aunque la lonely decía que había visita guiada a las 13:00 (yo he llegado hacia las 12:52) y que los lunes era gratuita… pues va a ser que no. Cuesta 5 euros (2’5 con welcome card), hasta ahí no hay problema; pero es que la de las 13:00 es únicamente en alemán (hay otra en inglés al de dos horas, pero es que tengo que volver al albergue y coger el avión a Gdansk). Pregunto para hacerla por mi cuenta, pero me han dicho que no es posible. Total, todo ufano que estaba yo por mi éxito en la localización de la prisión ha tornado pesar por quedarme sin poder ver el centro de internamiento y tortura de la Stasi.




En resumen, que me he vuelto sobre mis pasos (hay un lidl en medio del camino, donde he comprado la comida) hasta el tranvía M5, de ahí a Landsberger Alle donde enlazo con el anillo y me estoy en el albergue escribiendo esto mismo unos 40 minutos después.
Así que sólo me resta por decir Auf Wiedersehen! Berlin
Para llegar a Tegel recurriré al mismo medio que me trajo al albergue: una parada del anillo hasta Beusselstrasse y allí coger el bus TXL.

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Como quiero recorrer todo Polonia sin repetir itinerario he decidido acercarme a Gdansk en primer lugar en avión desde Berlín, para después trazar una G que me permita recorrer el país en sus puntos más importantes.
El vuelo a Gdansk lo reservé con Air Berlín, compañía con la que nunca había volado. Inicialmente estaba previsto para las 17:30, pero casualidad en todo el panel sólo hay un vuelo retrasado… total que ha salido a las 19:00. Tarda en llegar al aeropuerto de Gdansk unos 70 minutillos, en un avión parecido a los regionales antiguos de air nostrum (con hélices). El viaje me ha costado 48€. Por cierto, yo no lo sabía, pero Air Berlín no cobra por maleta facturada, ni por pagar con tarjeta de débito, y te da bebida (cocacola) y chocolatinas (twix a mitad de viaje y otra al finalizar el viaje); ya podían aprender otras. Vamos, que suponiendo el retraso mala suerte, estoy pensando en considerar a esta compañía para cuando tenga que regresar de donde termine el viaje.

El aeropuerto de Gdansk es pequeñito, pero muy pequeñito a pesar de tener dos terminales.
Respecto a las divisas: en el aeropuerto ofrecían 3’87 zlotys por euro; idéntico precio ponía el cajero (bancomat). Sin embargo, he pagado con tarjeta un billete sencillo de autobús y el cambio (lo acabo de comprobar por Internet) ha sido 4’17, descontada la comisión del 2% por cambio de divisa que aplican los bancos en general (sin comisión eran 4,29 o así). He sacado dinero de un cajero de Gdansk pero aún no puedo ver el cambio aplicado, cuando lo sepa lo añado para quienes estén interesados en Polonia. (al final el cambio ha sido también cerca de 4'2, así que si podéis no saquéis del cajero del aeropuerto)
Bueno, pues como el aeropuerto no está cerca de la ciudad y no quería gastarme una pasta en taxi, he cogido el autobús que me llevaba a la estación central de trenes, en el centro de Gdansk (el billete cuesta 3 zlotys). Supuestamente iba a el numero 210B, pero en el que yo he montado ponía 888 (igual es que no funcionaba el marcador electrónico). Hay uno cada media hora y tarda el mismo tiempo en llegar a la estación.


Una vez en la estación y teniendo en cuenta lo tarde que era, he optado por un taxi que me ha cobrado algo menos de tres euros en traer al albergue, mochila incluida (ya podían aprender en otras ciudades!!). El albergue en el que me alojo, aunque en el mapa no lo parezca, está relativamente cerca del centro: esto no es Berlín, gracias a Dios. Se llama La guitarra hostel.


Le he echado un primer vistazo y he decidido ampliar la reserva un día más, para andar más tranquilo en la ciudad y hacer alguna escapada; así que en total serán tres noches. El precio de la noche es de 15 € aproximadamente (60 zloty), incluyendo desayuno. Tiene una cocina bastante bien equipada, sólo le falta horno, pero cuenta con lavavajillas!! Por supuesto tiene wifi y, además, en Gdansk ya me he dado cuenta que no hace el bochornazo que he pasado en Berlín.



MARTES 3/07/2012 GDANSK & SOPOT

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