Vacaciones en Indonesia ✏️ Blogs de IndonesiaRecorriendo Indonesia, de forma independiente y económica a mi aire.Autor: Rokoton Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (6 Votos) Índice del Diario: Vacaciones en Indonesia
04: Yogyakarta Borobudur
05: Yogyakarta-Bali
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Indonesia es un país con 17.500 islas. Por ello, es un viaje distinto y nos complicará un poco la organización, aunque como veremos, nada es insalvable.
SEGURIDAD: Durante nuestra estancia en Indonesia, en ningún momento tuvimos sensación de inseguridad. Hay multitud de chicas solas viajando por el país y sin ninguna complicación. En cualquier caso, no hay que hacer ostentación del dinero que llevas en la cartera, no caminar por calles oscuras, y en general, todas las precauciones que tomarías en tu ciudad. MONEDA: La moneda oficial es la Rupia Indonésica (IRP). Durante nuestra estancia ha oscilado entre 16.200 y 16.400 rupias por euro. Sin embargo, los cambios que se obtienen en efectivo pueden llegar a un 2% por ciento por encima. Es decir, puedes obtener hasta 16.700 rupias por euro. Es de suponer que esto sucede porque los cambios están mal hechos, ya que si retiras dinero en efectivo con tu tarjeta de crédito, obtendrás el cambio oficial y te cobrarán a parte la comisión. Normalmente un 4%. Por ello, es recomendable llevar siempre euros y hacer los cambios en las oficinas destinadas a ellos. COMIDA: La comida indonésica está basado en carne, pescado, verdura y frutas. Todo ello aderezado con especias. Personalmente no me gusta la comida autóctona de allí, pero no es problema, ya que en todas las ciudades tienes menús occidentales con pasta, hamburguesas, pescado y con todos los platos escritos en inglés. El clásico fish and chips, está casi siempre compuesto por atún, que suelen pasar demasiado por la plancha. Es frecuente el tomate, bastante basto, similar a la variedad canaria que se cultiva en Almería. El pepino también es bastante insípido, y la fruta es espectacular, con unos plátanos más dulces que los de aquí, una piña exquisitaLa sandía y melón son bastante mediocres. Los precios de un plato combinado oscila entre los 30 y 50.000 IRP. La cerveza es más cara, entre 30 y 45.000 IRP por botella de 620 cc. La más vendida es la Bintang, que es casi un patrimonio de Indonesia, aunque también se encuentra Heineken y en menor medida San Miguel, que en España sólo se toma en Castilla León, pero que está en todo el mundo. COMUNICACIÓN: Llamar por teléfono desde Indonesia es caro, en torno a 3 euros por minuto. Si embargo, en todos los hoteles y restaurantes hay wifi libre, por lo que podrás mantener contacto a través de whatssap y redes sociales, sin coste alguno. ALOJAMIENTO: Hay de todo, pero una habitación media, con aire acondicionado puede estar entre 200 y 300.000 IRP. En nuestro caso, íbamos tres personas que compartíamos habitación y el precio no pasó nunca de 300.000 IRP por noche. Si tienes el capricho tampoco tendrás problemas para gastarte 10 veces más de esta cantidad. TRANSPORTES INTERNOS: Quizá esta sea la parte más complicada en la organización del viaje. La mayor parte de aerolíneas y el tren de Indonesia, no aceptan las tarjetas de crédito europeas. Para ello, deberemos acudir a agencias online de allí. Estas son las dos que yo he usado. www.ticketindonesia.info www.tiket.com Los billetes para los barcos que van a Gili, es conveniente que los compréis allí, ya que aquí los precios son desorbitados. Los vuelos en Indonesia no incluyen las tasas, por lo que deberéis añadir el coste de este servicio, que irá de 11 a 150.000 IRP, este último, sólo en el aeropuerto de Jakarta, el día que abandonas el país. 11.000 sólo en Pangkalan Bun, en Borneo. En el resto una media de 25.000 IRP. Etapas 1 a 3, total 5
Compramos los billetes de Madrid a Jakarta, ida y vuelta unos cuarenta días antes de la salida al precio de 540 euros.
En Barajas cambié 20 euros en rupias. El cambio era malo, pero ante el riesgo de ir apurado y tener que tomar un taxi en Jakarta, decidí tener 250.000 rupias en efectivo. A las 15.30 horas despegamos. Aproximadamente una media hora de retraso, debido principalmente a un problema logístico en la colocación del equipaje. Pude verlo in situ, ya que mi ventana daba justo a la puerta de la bodega. El viaje era con Qatar Airways. Probablemente una de las mejores compañías del mundo y que seguramente no tenga como abanderamiento el máximo beneficio. Puedes ir a casi cualquier lugar, con la única condición que llegues o partas de Doha. Esa fue nuestra escala. La llegada a Doha también se produjo con retraso. El GPS que figura en la pantalla de mi asiento nos indica que da una vuelta antes de llegar al destino, supongo que por no tener aún el permiso de aterrizaje. Seis horas y cuarto después hemos llevado a nuestra escala. En torno a la media noche, hora local, aterrizamos en Doha. El autobús que nos recoge a pie de pista, es el que te va llevando a las diferentes terminales. El aeropuerto tiene un terreno inmenso, supongo que con la idea de ampliarlo cuando sea preciso. Tan sólo dos personas se bajan en llegadas, y el resto lo hacemos en tránsito. Está muy concurrido. Después de pasar un primer control policial, permanecemos en la estancia del aeropuerto. Busco en mi móvil y encuentro una red con wifi libre. DIA. Pensé en la red de supermercados, pero ellos no regalaban ni las bolsas en los momentos de bonanza económica. El caso es que intento conectarme y bingo¡¡¡¡. DIA son las siglas de Doha International Airport. Está muy masificado y me cuesta encontrar un sitio donde sentarme. Al final lo consigo. El tiempo pasa rápido, y de nuevo atravesamos otro control policial que nos lleva a la sala de embarque. El avión que tomamos en esta ocasión es algo más viejo e incómodo. En mi caso, tengo justo debajo del asiento de delante una caja metálica que me impide estirar los pies. Serán ocho horas y media de viaje. Ahora el cansancio hace mella. La tripulación de cabina pasa con una pequeña cena. Empiezo a hartarme del arroz. Los menús son pollo y pescado, y siempre con arroz como guarnición. Pongo una película en la pantalla y no llego a terminarla. Me quedo totalmente dormido. Comemos varias veces en el avión. Alguna cerveza también cae. En esta compañía hay barra libre. Puedes beber lo que quieras, aunque nosotros no pasamos de una cerveza, a parte de la bebida del menú. Poco antes de llegar nos entregan el formulario del visado. Empezamos a sentir Indonesia en la piel, aún sin haber llegado. A las 15.30 aterrizamos en el aeropuerto de Jakarta. Nuestra siguiente parada era Yogyakarta. Nos llevaría un tren que partía a las 9 de la noche. Habíamos leído los problemas que se originaban a la hora de obtener el visado, por lo que nos daba un cierto temor viajar en avión, ya que el último era a las 19.30 horas. Por eso, pensamos que el tren era la mejor opción. Obtener el billete de tren fue trabajoso. Tuve que buscar horas por internet ya que la página oficial era imposible obtenerlos. Al final, después de mucho trabajar encontré la web www.tiket.com y fue nuestra salvación. El tren salía a las 9 de la noche, pero al imprimir la reserva había una cláusula que no conocíamos. Deberíamos validad los billetes, al menos una hora antes de salir. Esto significaba que deberíamos estar en Gambir, estación central de Jakarta, a las 8 pm. Nada más bajar del avión fuimos a solucionar los visados. Hay que hacer dos paradas. Una para pagar los 25 dólares y otra, en la que una vez has realizado el pago, te lo tramitan y ponen el sello. Fue todo muy rápido. No eran aún las cuatro de la tarde. Todavía tuvimos que esperar un rato a que saliesen las maletas. Afortunadamente, llegaron todas sin novedad. Al salir del aeropuerto, una avalancha de transportistas, taxis oficiales y no oficiales se nos echaron encima. Los precios eran de locos, comenzando por 400.000 IRP. Pensaba en aquellos pequeños asiáticos, si me veían cara de pardillo o si tal vez, pensaban hacer su agosto conmigo. Ahora era yo quien tenía la sartén por el mango. Me sobraba tiempo, mucho tiempo, o al menos el suficiente para no tener que aceptar precios de usura. Pregunté a un policía de dónde salía el autobús hacia Gambir. Estaba como a trescientos metros. Íbamos caminando tranquilamente, y a medida que lo hacíamos, como por arte de magia, los precios iban bajando. El autobús costaba 30.000 IRP por persona. Éramos tres, así que 90.000 IRP. Además disponía de wifi, por lo que el largo trayecto se hizo más ameno. A las 7.30 pm llegamos a Gambir. Los relatos que afirmaban la tardanza en llegar al centro de la ciudad eran ciertos. Más de dos horas. El autobús sólo toma un peaje, mientras que los taxis toman dos, y por eso son algo más rápidos. Nos dio tiempo a cenar algo, a cambiarme de ropa, ya que aunque ya sólo iba con una camiseta, el pantalón vaquero y el zapato cerrado, me daban muchísimo calor. El tren salió con veinte minutos de retraso. Son viejos, pero llevan un aire acondicionado fuerte y los asientos se reclinan casi 180º. Te entregan además una manta y una almohada, por lo que el viaje fue de lo más agradable. El precio, en clase executive, la más alta, fueron 350.000 IRP por persona. A las 5 de la mañana, justo cuando el día empezaba a clarear, llegamos a Yogyakarta. Nuestro hotel estaba junto a la estación. Cogimos el Istanak Batik Rana. La zona donde nos moveremos está muy acotada, entre Tugu, la estación y la calle Malioboro. Etapas 1 a 3, total 5
Son las cinco de la mañana. La ciudad despierta y nosotros estamos cansados y con ganas de darnos una ducha. Acudimos al hotel que teníamos reservado. Istana Batik Ratna es el elegido.
Si un psicólogo me enseñase una fotografía de Yogia y me pidiera que le pusiese un único adjetivo, este sería el de sucia. Antes de llegar al hotel, que se encontraba apenas a 300 metros de la salida más alejada de la estación, pudimos contemplar el intenso tráfico, la infinidad de tuk tuk aparcados y las fachadas ennegrecidas por la contaminación. Justo en el cruce con Malioboro, pudimos ver dos prostitutas que vestían y se ofrecían entre los coches, al más puro estilo occidental. Desafortunadamente es muy pronto y el hotel está completo. Se ofrecen a guardarnos las maletas y nos prestan el cuarto de baño para que nos aseemos. No es lo que hubiéramos querido, pero formaba parte de lo posible. Nos comentan que hay una excursión de japoneses y a las 9 se van. En ese momento nos entregarán la habitación. Al final me preguntan si tenemos reserva. Si, es más, lo hice directamente. Rebuscando en un cajón aparece el booking, pero soy consciente que si llegamos tarde, no creo que la hubieran conservado. Algo que me llamó la atención, en general, durante toda mi estancia en Indonesia, es que los hoteles se sitúan en calles principales, con unas entradas muy pobres, y dentro te encuentras un auténtico paraíso de vegetación y colorido. Una vez aseados, en los baños públicos, que amablemente nos han prestado, preguntamos a la recepcionista la posibilidad de hacer una de las excursiones a los templos. Nos ofrece precios en un coche privado. 250.000 Prambanan, 300.000 Burubudur y 450.000 ambas. Salimos a desayunar mientras lo decidimos. Al lado sale una pequeña calle estrecha. “Gang”, donde hay muchos restaurantes. Necesitamos cafeína intravenosa. Un restaurante, que aún se encuentra cerrado se ofrece a abrir para nosotros. Unos cafés, tortillas francesas, y coca colas nos devuelven a la realidad. Justo en frente hay un restaurante español. Sale el dueño a saludarnos. Nos dice que su mujer es española. El no me da buena espina y no llegamos a entrar en nuestra corta estancia en Yogia. Parece que el día se ve de otro color y el sol intenta asomar entre la contaminación. La decisión es Prambanan. Está más cerca y es menos intenso. Aún es muy temprano, así que es de suponer que a la hora de comer estaremos de nuevo en el hotel. No me preocupaba el alojamiento en Yogia porque había multitud de hoteles en el centro. La sorpresa, es que según pasábamos, estaban casi todos llenos. Era sábado, y es una ciudad que atrae mucho turismo local. Prambanan es un complejo compuesto de varios templos, de los cuales, tres son principales. Es muy agradable llegar a ellos pues el pasaje hasta la entrada es ajardinado y arbolado. En Bali estuvimos en alguno que tan sólo ofrecía una agradable paseo y el propio templo se diluía en si mismo. *** Imagen borrada de Tinypic *** Apenas hay gente, pero sólo pagamos los extranjeros. La entrada son 90.000 IRP. En el precio está incluido el Sarong, obligatorio en prácticamente todos los templos. Es un templo hindú del siglo IX. No so voy a aburrir sobre su historia, ya que podéis encontrar toda la información que necesitéis en internet. Reconozco que me defraudó un poco el tamaño. Le habíamos dicho a nuestro chofer que nos reuniríamos con él en unas dos horas y media, y en una lo teníamos totalmente pateado. Nos sucedió una anécdota en Prambanan, nada que ver con lo que pasaría al día siguiente en Borobudur. Unas turistas de Malasia me enseñaron una cámara de fotos. Fui a cogerla porque pensé que querían que las fotografiase, pero no, querían que me hiciera unas fotos con ellas. Salimos del complejo principal y un pequeño trenecito turístico, nos llevó a otro templo menor. Sin duda, el terremoto del 2006 había hecho estragos en él. Estaba acordonado y nos dejaron hacer fotografías durante diez minutos, y de nuevo, nos dejaron en la entrada. *** Imagen borrada de Tinypic *** Al salir pasamos por un mercadillo y por una plaza repleta de pequeños bares. Había tan poca gente en el templo que estoy seguro que la mayor parte de los chiringuitos no tienen ni un cliente al día, al menos en temporada baja. Decidimos tomar una cerveza, no sin antes preguntar el precio, ya que no aparecía en la carta. Nos dijo que 20.000 IRP por lata de 33 cl. La sorpresa fue al pagar ya que las había cobrado al doble. La explicación, diáfana derivaba en que lo había dicho para que nos sentásemos y la segunda, que se había quedado sin cervezas y había tenido que comprárselas al del bar de al lado. Como veis, respuestas sin fundamento. Yo lo hubiera dejado, no me apetecía discutir, pero mi compañera se enfadó muchísimo con la camarera y pensé que en una de estas, le iba a soltar un sopapo que la mandaría a la torre más alta del templo. Al final, la mesonera llamó a alguien, creo que debía ser una especie de responsable del centro y le dijo que no se podía hacer eso. Hablaban indonesio pero veía los gestos del señor mayor y a ella con cara de póker, aceptando que no llevaba razón. Al final nos cobraron lo correcto, y nos despedimos con el gesto típico español, tocándonos los mofletes de “tienes mucha cara, señorita” Entre unas cosas y otras si pasaron las dos horas y media. El chófer nos llevó al hotel. Nos pareció una persona fiable y le preguntamos el precio para el día siguiente a Borobudur, haciéndolo directamente, si la comisión del hotel. Al final, el precio 250.000 rupias. A las 8 de la mañana nos estaría esperando. Intentamos comer en el mismo sitio donde desayunamos, ya que queríamos probar la spanish omelette que aparecía en el menú. Se componía de aceitunas negras, huevos y aceite de oliva. Supongo que sustituirían la patatas por aceitunas. El caso es que no pudo ser, ya que nos dijeron que estaba cerrado Comimos en otro próximo. Tomé una sopa de verduras y una hamburguesa. Después a descansar unas horas. Anocheciendo estuvimos paseando por la bulliciosa Malioboro Street. Una calle llena de tiendas con poco gusto para el mundo occidental y muchos restaurantes. Decidimos cenar en una terraza en la primera planta, justo delante del Ibis Malioboro. Estuvimos a punto de marcharnos, ya que aún había migas de la cena anterior, que no habían limpiado. Supongo que pensaban que eran mesas muy grandes, y había sitio al otro lado. Eso hicimos.La cena bastante regular. Un fish and chips. El único sitio en Indonesia donde el fish no era atún. Tampoco puedo determinar la especie. Era tarde y estaban cerrando. Un empleado regaba las plantas. Al terminar, no daba crédito. Una rata empezó a campar por sus anchas en el recinto. Había un atajo para llegar al hotel a través de la “Gang”, pero era tarde y no era cuestión de correr riesgos innecesarios. Al día siguiente deberíamos madrugar para visitar Borobudur. Etapas 1 a 3, total 5
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