Entendiendo las Rías Baixas ✏️ Blogs de España

Tengo algún amigo que es más pesado que una vaca en brazos, pero al final, es amigo, y a los amigos se les quiere como son.
Llevábamos tiempo queriendo conocer un poco más Galicia, y hacerlo de un modo distinto. Un día, tomando una caña en un bar, vimos una noticia sobre una iniciativa que pretendía dar a conocer las rías llevando a los turistas “a mariscar”. Mi amigo montó en cólera y no entendí nada. Él es de un pueblo marinero y todos esos temas le tocan la fibra. Argumentó su arrebato de ira aduciendo que no se puede enseñar a los turistas a esquilmar la ría, ya que miles de especies conviven bajo el agua, y hay que usar los recursos marinos de manera ordenada para no romper ese equilibrio precioso.
Yo traté de justificar la iniciativa aventurando que probablemente se cogiesen pocos moluscos y que la idea es que la gente sea consciente del trabajo que conlleva el marisqueo… pero mi amigo prometió enseñarme una manera de entender las rías sin perjudicarlas y, de paso, hacer esa excursión de la que tanto tiempo llevábamos hablando.
Lo dejé en sus manos.

Nos juntamos un buen grupo, y vinieron a recogernos en una furgoneta tan temprano que a mí me pareció madrugada. De camino hacia Vigo nos fueron contando que íbamos a hacer una ruta de interpretación ambiental para llegar a comprender realmente los sitios que íbamos a visitar.

Óscar, monitor de (*Editado por moderacion*) nos dio un primer dato muy gráfico: Si se pudiera despegar todo el dibujo de la costa de Galicia nos daríamos cuenta de que todos esos kilómetros de recovecos que forman la rías suman un total de 1.700km de costa. Es decir, lo equivalente a recorrer de punta a punta la Península Ibérica.

El mar gallego no se puede entender si el viento, siempre presente y cargado de humedad, zarandeando los barcos y modificando el paisaje. Este viento es uno de los responsables de que las Rías Baixas sean uno de los ecosistemas más productivos de Europa.

Como no hay fenómeno natural que se precie sin leyenda a sus espaldas, Oscar nos contó que, según los viejos, el peculiar relieve costero de estas rías lleva la forma de la mano de Dios, que las creó apoyándose sin querer en la costa atlántica. Así, dejó su huella, y un rastro caprichoso para que animales y plantas encontrasen amparo.

En el puerto de Vigo embarcamos en el Hidria II, un barco de vapor totalmente restaurado con el que pusimos rumbo a las míticas Islas Cíes.
Las Islas Atlánticas, declaradas Parque Nacional, protegen por el sur las Rías Baixas. Tienen dos caras, una abrupta y escarpada con la que miran a la gran masa de agua del océano Atlántico y la otra, más suave y refinada, con la que dicen que “sonríen” al continente gallego.
Las Islas Cíes, que son tres, encabezan este bloque protector unidas por un cinturón de arena que forma una playa de impactante belleza.
Entre estos arenales paradisíacos se encuentra Rodas, que fue señalada en 2007 por el diario británico “The Guardian” como la mejor playa del mundo. Ni las de Bora-Bora, ni las de Malibú. En Galicia, y a golpe de Ferry desde Vigo o Moaña, se encuentran sus aguas turquesas y su finísima arena blanca. Agua limpia y cristalina… pero con la “refrescante” temperatura de las playas gallegas.

Las Cíes son un auténtico tesoro, alma del Parque Nacional de las Islas Atlánticas, que dan cobijo a decenas de especies animales y vegetales. Estas tres atalayas naturales sirvieron de parapeto a la costa frente a tormentas, invasiones…
Desde el hidria vemos la silueta de tres islas que parecen dos. La del Norte se une a la del Medio por una “línea” de arena que conforma la playa de Rodas. La Isla del Sur abre un hueco con las anteriores que los navegantes llaman “puerta del mar”.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Una de las razones por las que las Cíes son tan importantes es que ayudan a que la vida que nace en las rías se quede allí y no se diluya en el inmenso océano. Así, sus fondos son como un jardín marino donde crecen gran cantidad de especies de algas y plantas terrestres adaptadas a mares poco profundos.
Es por esto que en sus playas y acantilados podemos ver especies de plantas difíciles de encontrar en otras latitudes.

Reconozco mi ignorancia respecto a las aves, pero con ayuda de los monitores de (*Editado por moderacion*) pudimos reconocer la gaviota patiamarilla, la sombría, el cormorán moñudo… En las Cíes anida la colonia de gaviotas patiamarillas más numerosa de Galicia, con más de 22.000 parejas que en primavera buscan su refugio para reproducirse.

A pesar de ser pleno invierno, brillaba el sol magníficamente, y, de no ser por el frío, nos hubiésemos dado un baño en sus aguas transparentes. Como no había valor ni bañador, fuimos caminando hacia el Faro disfrutando de las vistas y del agradable calor que nos proporcionaba el astro rey. Pasamos por el Centro de Interpretación de la naturaleza, construido sobre las ruinas de un antiguo monasterio benedictino.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Regresamos al barco, y pusimos rumbo a Sálvora, una horita de navegación que aprovecharon para servirnos la comida en la parte de abajo del barco.

Ons, Sálvora y Cortegada forman junto a las Cíes el Parque Nacional de las Islas Atlánticas, conformado por mas de 1000 hectáreas terrestres y 7000 hectáreas marinas. Casi nada.

Cortegada y Salvora, son las pequeñas gemelas. Cortegada está marcada por la cercanía con el pueblo de Carril. En su interior existe un relicto de bosque de laureles intercalado con una gran variedad de especies de pino.
Su condición de islas las protegió de la interacción del hombre, de ahí que no se haya alterado su riqueza natural.

La Isla de Sálvora está abierta al público desde hace sólo unos años. A finales del s.IX Alfonso II la donó al Cabildo Catedralicio de Santiago de Compostela, y fue escenario de un intento de invasión sarracena. Como el cabildo compostelano no le prestaba mucha atención, algunos vecinos se instalaron en ella.
En el s.XVIII se creó ahí la primera fábrica de secado y salazón de pescado de Galicia. Al poco tiempo comenzaron las disputas por la isla, ya que se le concedió a un caballero de la orden de Malta una Real Cédula para instalar una pesquería de atunes, con una concesión de cuatro leguas en torno a la isla.
Esto suponía que los marineros de la zona se quedaban prácticamente sin poder faenar en esas aguas, y es fácil imaginar lo que podía implicar eso para las economías de subsistencia de ese momento.
A principios del S.XIX unas 60 personas de Carreira se fueron a vivir a Sálvora para trabajar como caseros de explotaciones agrícola-ganaderas. Se formó así una pequeña aldea de 8 casas que pudimos ver en el paseo que dimos por la ahora deshabitada isla.
El Ministerio de Medio Ambiente recuperó la propiedad de Sálvora en 2008, por lo que ahora se puede visitar la Isla, además de solicitando permiso como hizo Itineris con nosotros, en una ruta turística que sale del Grove, la Isla de Arousa y la Puebla del Caramiñal.
Dimos un paseo por Sálvora, que está sólo ocupada por los guardas, caballos salvajes y otros animales… así que la sensación es un poco extraña. En parte me sentí como un explorador llegando a tierras desconocidas… pero la aldea deshabitada me transmitió una desolación curiosa, como si pasease por los restos de alguna catástrofe.
El sol, un extraño regalo del cielo en el inverno gallego, se retiró sin avisar tras unas nubes que ensombrecieron un poco nuestro retorno al Grove. Aún así desembarcamos eufóricos del Hidria, conscientes del privilegio que supone haber podido recorrer lugares mágicos a los que es necesario proteger de la masificación turística para que puedan conservar sus especiales características.
Tomamos algo en uno de los bares del puerto y ya teníamos de nuevo la furgoneta de (*Editado por moderacion*) esperándonos para ir hacia Arousa. A nuestro particular paseo por las costas gallegas aún le quedaba una parada fundamental: Punta Carreirón.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

“La Illa” es uno de esos pueblos íntimamente ligados al mar, fuente de vida y de sustento.
Punta Carreirón es un espacio natural privilegiado que, por fortuna, no es muy conocido fuera de Galicia. A medias entre dos mundos, está gobernado por las mareas y flanqueado por bosques y matorrales. Está integrado en el complejo intermareal Umia- O Grove y considerado como Zona de Especial Protección para las Aves donde se pueden ver garzas, patos… Usan Carreirón como una especie de “parada de postas” o estación de servicio en sus viajes migratorios.
Pero lo que más me llamó la atención fue comprobar cómo el ritmo de las mareas condiciona la fauna y flora de la zona. El sube y baja del mar los obliga a vivir la mitad del tiempo bajo el agua.
La Ría de Arousa tiene uno de los universos marinos más productivos de nuestras costas gracias a la particular mezcla de aguas que se origina ahí. El misterio de la vida o “de cómo el pez grande se come al chico”.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Por sus especiales características se dan las condiciones necesarias para que se desarrolle el plancton vegetal, el primer elemento de la cadena alimenticia marina.
La cosa es más o menos así: A la boca de las rías, que es la más externa y en contacto con el Océano, llegan las aguas del Atlántico (muy frías y cargadas de nutrientes y sales minerales).
El viento es el principal causante de que en la boca de las rías se produzca un movimiento de aguas profundas hacia la superficie.
Al juntarse con el agua de origen fluvial se forma una capa de agua especialmente propicia para la formación de plancton vegetal. La mezcla de estos nutrientes y sales minerales con la luz del sol es lo que favorece la reproducción del plancton. La abundancia de plancton vegetal hace que prolifere el plancton animal, que es de lo que se alimentan los peces pequeños… y al pez pequeño ya sabemos quién se lo come.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Es por esto que la costa de la Ría de Arousa está plagada de bateas, esos viveros flotantes tan característicos del paisaje costero del sur de Galicia donde se crían bivalvos como el mejillón, la ostra o la vieira. Es por eso que la Ría de Arousa es la mayor productora de mejillón de Europa… y es por eso que están tan buenos.
Rematamos el día comiéndonos algunos de esos mejillones en un bar de la Illa de Arousa. Esta hermosa isla marinera está comunicada con Vilanova por un puente de 2 km. Dicen que su forma es la de 7 por los 7 km2 de superficie que tiene.

*** Imagen borrada de Tinypic ***
He de darle la razón a mi amigo. He de reconocer que tenía ciertos prejuicios sobre estos “viajes organizados” que tienen ciertas reminiscencias escolares… pero ha merecido la pena.
A menos que uno disponga de barco propio, y algún amigo que sea intérprete ambiental, no se me ocurre la forma de hacer este recorrido por cuenta propia.
Hay cantidad de formas de conocer la comunidad en la que uno vive, y hay cantidad de cosas que, por parecer obvias, nos estamos perdiendo. Yo estoy deseando que nos volvamos a juntar para descubrir otro rinconcito.

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