Dresde, la capital del estado de Sajonia y situada a unos 200 kilómetros de Berlín, posee un casco histórico repleto de estilo edificios renacentistas y barrocos junto al río Elba.

Dresde fue residencia de los gobernantes de Sajonia, quienes impulsaron un desarrollo arquitectónico a orillas del río Elba que le hizo ganarse a la ciudad el nombre de "Florencia del Elba". El río divide la ciudad en dos: en el margen izquierdo se ubica el Centro Histórico (Altstadt) y en el derecho la Ciudad Nueva (Neustadt).

El centro histórico (Altstadt) sufrió graves daños durante los bombardeos aliados de la Segunda Guerra Mundial, pero muchos de esos edificios dañados o destruidos han sido reconstruidos. Así, hoy la ciudad ofrece una gran cantidad de edificios renacentistas, barrocos y clasicistas, como el Palacio (Residenzschloss), el Zwinger, la Catedral Católica, o la "Procesión de los Príncipes", un mural de azulejos de más de 100 metros.

Un símbolo de reconciliación es la Frauenkirche, Iglesia de Nuestra Señora, destruida por los bombardeos, reconstruida a finales del siglo XX y vuelta a consagrar el el siglo XXI (2005).

Cruzando el río, llegaremos a la Ciudad Nueva (Neustadt), con predominio de arquitectura barroca, y donde se pueden realizar unas compras en los preciosos pasajes de artesanos o en el Mercado de la Ciudad Nueva, o bien subir a la torre de la Dreikönigskirche.

Y un poco más allá, cruzando la plaza Albertplatz, se llega a la Ciudad Nueva Exterior, donde se encuentran "la lechería más bonita del mundo", un pequeño cementerio judío o el Pasaje Künsthof.

Dresde tiene opciones para todos:
Si se pretende visitar museos, la ciudad cuenta con una amplia variedad, como la Galería de los Viejos Maestros y la Armería, ambos en el Zwinger, las Bóvedas Verdes (Antigua y Nueva) y el Salón Matemático-Físico, en el Palacio, o el Museo de la Higiene.
Si se busca algo de música, la Semperoper será una buena opción, o escuchar al Kreuzchor (el coro de más de siete siglos de antigüedad).
Si se viaja con niños, se puede elegir entre el zoo, el Museo de Historia Natural o el del Transporte.
Una panorámica distinta de la ciudad se obtiene desde los ferrocarriles de montaña de Loschwitz o desde un paseo en barco de vapor por el río, desde donde además se ven los castillos del Elba.
Y un toque estético más moderno podemos verlo en el UFA-Palast, en la Yenidze o en la ciudad jardín de Hellerau, sin olvidarse nunca del puente "Blaues Wunder" (Maravilla Azul)