
Una vista de este restaurante como museo
En esta etapa voy a hablaros de Botín el restaurante que, según el Guinnes, ostenta el record de ser el restaurante más antiguo del mundo. Se encuentra en la calle de Cuchilleros 17, detrás de la Plaza Mayor, en la zona de los mesones.No voy a hablaros sobre el restaurante como establecimiento hotelero sino como museo.
En el siglo XVI Madrid era una villa amurallada y había que pagar cuando se entraba en la ciudad con mercancías. Como el madrileño de antes no era muy distinto del de ahora, buscaron el modo de no tener que pagar el portazgo, que así se llamaba el impuesto por traspasar las puertas. Así que en el exterior de la muralla y cerca de las puertas florecieron los mercados y, con ellos, las posadas y mesones para dar alojamiento y comida a los que allí se dirigían.
En aquellos tiempos los distintos oficios se agrupaban en lo que se denominó "gremios" y estos defendían con uñas y dientes los derechos de sus asociados, de tal modo que si eras posadero no podías ser mesonero, es decir podían ofrecer alojamiento, pero no comida.
Pues bien, de este época data el edificio que aloja el actual restaurante. Está documentada la existencia de una vivienda en este solar desde 1590, dedicada a hospedaje. Se cree que la cueva utilizada actualmente como comedor data de esos años.
Bajando a la bodega al fondo hay una pequeña apertura por la que se accede a esta pequeña bodega de vinos.
Ya en el año 1725 la casa fue reformada y sus dueños, con mucha picardía, construyeron el horno de asados. Ellos no transgredían las leyes sobre los gremios pues no vendían comida, sólo asaban la que traían los propios huéspedes, así sorteaban la ley sin incumplirla.
Aunque pueda parecer mentira el horno se conserva como era originalmente. Como podéis observar hay azulejos distintos que son los que han sustituido a los que se estropeaban, pero el horno y la decoración del mismo continúan tal cual desde 1725.
A mediados del siglo XIX se remodeló el edificio y las habitaciones para los huéspedes se reconvirtieron en viviendas y la planta baja se quedó como pastelería, manteniendo el horno en uso pues sus asados se habían hecho famosos y siguió funcionando como horno de asados. La decoración de la zona de la entrada corresponde a esta etapa en la que fue pastelería.
Posteriormente se han vuelto a realizar obras para transformar las viviendas, de nuevo, en restaurante

En la actualidad el restaurante abarca la cueva, la planta baja y las superiores, todo ello convertido en un laberinto de escaleras y pasillos en donde se ha mantenido el ambiente original de madera y azulejos
Estuve hablando con el director del establecimiento y me contó que ellos son muy conscientes de la doble función de este establecimiento como restaurante y museo y que están encantados de que la gente les visite aunque no vayan a comer, siempre y cuando las visitas se hagan fuera de las horas punta de comida para no molestar a los comensales. Así que, ya sabéis, podéis visitarlo sin necesidad de quedaros a comer.
Por último un breve apunte sobre el establecimiento como restaurante.
3 cervezas, 1 mosto, 1 botella de vino de la casa (Rioja crianza), 1 botella de agua, 1 ensalada de pimientos con bacalao, 1 cordero asado, 1 cochinillo, 1 solomillo con champiñón, 1 cazuela de pescados, 2 tartas, 1 helado, 2 cafés y 1 manzanilla 185 €. Eso si, la comida riquísima, el personal muy amable y el servicio rápido.