Al igual que muchos otros edificios, el Palacio de Mafra fue construido en honor de una promesa, en este caso, la realizada por el rey D. João V a sU mujer, la archiduquesa María Ana de Austria si le concedía un descendiente. El nacimiento de la princesa Bárbara de Braganza en 1711 marcó el inicio de las obras que no comenzarían hasta 1717, siendo concluidas en 1730.


Aunque en un principio la idea era construir un pequeño monasterio para 13 frailes, la riqueza procedente de Brasil, llevó al rey a la construcción de un convento palacio semejante al Escorial que daría trabajo a más de 50000 obreros de todo el país bajo el mando del arquitecto Johann Friedrich Ludwig, formado en Italia. El centro de la fachada, de 232 metros de longitud, está ocupado por la basílica barroca de estilo italiano y sus dos torres de 68 metros.


A ambos lados se localizan las dependencias del rey y la reina, las cuales no restaron espacio al convento que se amplió para acoger a casi 300 frailes. A pesar de la suntuosidad del edificio, ningún rey estableció su residencia aquí, sino que fue utilizado como refugio de caza, dada su cercanía al bosque que hoy es la protegida Tapada Nacional de Mafra. Ni siquiera D. João VI, que lo restauró y amplió lo llegó a pisar. Además, con la marcha al exilio de la familia real en 1807, gran parte de su mobiliario y obras de arte se marcharon también. En 1907 el palacio fue declarado Monumento Nacional.

La visita a este gigantesco edificio comprende las salas del rey y la reina, algunas de las dependencias monacales, la excelsa biblioteca rococó y la basílica (la entrada a esta última es gratuita). La basílica sorprende por su gran tamaño y la profusión de esculturas de mármol de gran tamaño realizadas por los más importantes escultores italianos de la época y que conforman la mayor colección de escultura italiana fuera de Italia del mundo.


Su interior acoge además un juego de seis órganos tubulares además de dos carillones considerados de los mejores del mundo que suman más de 90 campanas. De hecho existen partituras que solo pueden ser interpretadas aquí.


De las dependencias reales quizás la más interesante sea la Sala del Trono, cubierta por entero de frescos que incluyen puertas falsas.


Sin embargo, la joya de la corona es la gran biblioteca rococó que acoge cerca de 40000 libros que datan de los siglos XV al XVIII, todos ellos en perfecto estado de conservación. Resulta curioso que parte de esta conservación la realicen unos cuantos murciélagos que permanecen en unas jaulas por detrás de los estantes durante el día y que son liberados por la noche para devorar todo insecto que pudiera encontrarse en la biblioteca (desconozco como vuelven a encerrarlos…).


Otro aspecto curioso de este palacio es la cantidad de leyendas que circulan sobre él, como la que habla de la existencia de un túnel secreto que une el palacio con la localidad de Ericeira, y que en teoría habría sido utilizado por el último rey de Portugal, D. Manuel II, para huir hacia el exilio, o la que habla de gigantescas ratas que habitan las cloacas y que de noche merodean por las salas devorando a todo bicho viviente que se cruce en su camino (personas incluidas)…

Mafra se encuentra a unos 30 km al norte de Lisboa y existen autobuses diarios desde la capital que salen de Entre Campos, excepto los domingos que salen de Campo Grande a 7 euros ida y vuelta, y que nos dejan justo delante del palacio. También salen trenes de Santa Apolónia. La entrada al palacio son 6 euros y los domingos hasta las 14.00 es gratuita.

Podéis ubicar este palacio en el siguiente diario: www.losviajeros.com/ ...php?b=9035