ACEITE DE ARGAN. EL CONOCIDO COMO ORO VERDE MARROQUÍ

El ARGÁN (argania spinosa) es un árbol que espontáneamente en Marruecos alcanzando una altura de entre 8 y 10 metros y una longevidad que llega hasta los 200 años. Está calificado por la UNESCO como reserva de la biosfera.

Es muy resistente a las condiciones extremas, soportando temperaturas de entre 3º y 50º. Su tronco es retorcido y leñoso y sus ramas espinosas. Las raíces largas y profundas le permiten encontrar la humedad necesaria a mucha profundidad. En periodos de gran sequía, el árbol se desprende de sus hojas para evitar la excesiva transpiración y deshidratación. Cuando las lluvias regresan, las hojas vuelven a brotar y el crecimiento natural continúa.

De sus frutos se extrae el famoso aceite de argán tan caro y apreciado.

El proceso de elaboración del aceite de argán es arduo, duro y laborioso. Se recolecta entre los meses de mayo y junio con la misma técnica que las aceitunas: por vareo.

El siguiente paso es dejar secar el fruto al sol en lugar seco y limpio hasta que adquiere un color marrón, para posteriormente guardarlos en sacos.

Para obtener el aceite hay que seguir un proceso que consiste en descascarillar la primera y segunda cáscara y, de esta forma, sacar la almendra del interior.

Esta labor se hace con dos piedras: una grande que sirve de base y otra mas pequeña con la que se golpea el fruto. La almendra así obtenida no debe sufrir ningún daño, muesca o ruptura, ya que quedaría inutilizable para la fabricación del aceite.
La cáscara del fruto del argán es dieciséis veces más dura que la de una nuez.


Si el aceite se va a utilizar en cocina, las almendras se tuestan, adquiriendo un perfume y sabor a sésamo y avellana, y un color dorado intenso.
Si van a ser destinadas a uso cosmético se quedan sin tostar.

El aceite de argán es rico en ácidos grasos esenciales como el linoleico, alfalinoleico, oleico, araquidónico, gammalinolenico, así como vitamina E y phytosteroles. Contiene gran cantidad de antioxidantes.