La Gran Mezquita de Djenné, el gigante de barro

Monumento Monumento
Fecha publicación: 04/12/2014 22:19 - Escrito por Spainsun
En el corazón del Sahel, en el África más profunda existe un edificio de barro, en una ciudad de barro, que aún hoy evoca aventura: es la Gran Mezquita de Djene, uno de los edificios más significativos del continente africano.
Cuando uno se sienta y lo observa desde la Plaza del Mercado, no puede dejar de rememorar, con nostalgia, esos castillos de arena que hacíamos con arena de playa. En el fondo es eso: un enorme castillo de arena, construido por adultos con ilusión infantil.
La Gran Mezquita de Djenné es el mayor edificio religioso hecho de barro del mundo, y también el mayor hecho de este material de una sola pieza con una superficie de 75×75m (5.625m²) y está considerada la obra cumbre de la arquitectura sudanesa-saheliana. Es uno de los monumentos más famosos de África y desde 1988 está incluido en la lista de bienes considerados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, junto con el casco antiguo de la ciudad.

La mezquita es el principal edifico de la hoy pequeña ciudad de Djenné, Malí, situada entre el río Níger y su afluente, el Bani. Se abre hacia una gran plaza en la que aún se celebra el mercado semanal.

La Gran Mezquita de Djenné, el gigante de barro, Monumento-Mali (1)

Historia
Se cree que la primera mezquita de Djenné fue construida entre 1180 y 1330. El Imán de la mezquita Es-Sa'di, escribió en 1620 que en el año 1180 el sultán Koi Konboro se convirtió al islam y mandó construir la primera mezquita de Djenné, en el emplazamiento que ocupaba su palacio. Posteriormente se construyeron la torre y un muro adicional. La mezquita, surgida de un palacio, era un edificio lujoso y bello que despertaba admiración en toda la región.

Djene era en esa época una importante ciudad comercial, muy influyente en aspectos religiosos e intelectuales, con un gran tráfico de bienes y esclavos, aunque inició su decadencia con la interrupción de la ruta de las caravanas transaharianas y el desvío del comercio hacia la costa, dominada por los europeos.

Sékou Amadou, el fundador del Imperio de Massina y un fundamentalista islámico, conquistó la ciudad en 1818, al frente de un ejército fulani y dejó que la antigua mezquita, de 600 años de antigüedad, se derruyese porque la consideraba demasiado exuberante y lujosa.

En poco tiempo, debido a una lluvia la mezquita se deterioró y sobre 1934 estaba totalmente derruida. La única parte que permaneció del edificio original es recinto que contiene las tumbas de los líderes locales.

En abril de 1893 los franceses tomaron la ciudad y la incorporaron a su colonia de Africa del Oeste. A partir de aquí, habrá varias décadas de paz que permitirán la reconstrucción.

La segunda mezquita se construyó nuevamente hacia 1896 en base a los planos antiguos, esta vez de apariencia más humilde, sin embargo, pronto fue demolida para construir la mezquita actual, la cual se hizo parecida en aspecto y tamaño a la primera.

La construcción de la Gran Mezquita actual empezó en 1906 y se finalizó tres años después. Ismaila Traoré, el jefe del gremio de los albañiles locales, dirigió y supervisó su construcción, con el apoyo de la administración francesa y los ciudadanos de la ciudad.

En 1996, la revista Vogue hizo un reportaje fotográfico en su interior con modelos occidentales, que causó duras críticas y para calmarlas se prohibió el acceso al edificio a los no musulmanes, prohibición que permanece en vigor hasta hoy en día.

En 2009, la sección superior de la gran torre sur del muro de la quibla se derrumbó tras unas lluvias que habían descargado 75 l por m² en 24 horas. El Fondo Cultural Aga Khan financió la reconstrucción de la torre.

Aunque la “Gran Mezquita de Djenné” ha sido equipada con un sistema de megafonía, los ciudadanos de Djenné se han resistido a otras modernizaciones del edificio.


La Gran Mezquita de Djenné, el gigante de barro, Monumento-Mali (2)
Casas de barro en Djene

Arquitectura
Las paredes de la Gran Mezquita están hechas de ladrillos de barro cocidos al sol (llamada Ferey), con arena y tierra comnpactada haciendo de mortero y recubierta con un yeso, que le da al edificio un aspecto suave, como esculpido en barro.
Las paredes del edificio están decoradas con troncos de palmera en forma de palos, llamados toron, que sobresalen unos 60 cm de la superficie. El toron también sirven como andamiaje para las reparaciones anuales. Tejas de cerámica se extienden a partir del primer techo y el agua de lluvia circula por ellas directamente hacia las paredes.
La mezquita está construida sobre una plataforma que mide alrededor de 75 m x 75m y se alza sobre una plataforma a unos 3 metros sobre el nivel de la plaza del mercado. La plataforma evita daños en la mezquita cuando se producen inundaciones por el desbordamiento del río Bani.

Se accede a ella por seis tramos de escaleras, cada una decorada con pináculos. La entrada principal está en el lado norte del edificio.

Las paredes exteriores de la Gran Mezquita no son precisamente ortogonales entre sí, sino que el edifico tiene una forma trapezoidal.

Los ciudadanos de Djenné tiene un papel activo en el mantenimiento de la mezquita a través de una fiesta anual en la que se reparan los desperfectos sufridos durante el año (en su mayoría de la erosión causada por las lluvias anuales y grietas causadas por los cambios de temperatura y humedad)..
No es solo una fiesta de trabajo, también hay música y comida. En los días previos al festival, el yeso se prepara en cajas y se deja curar varios días. Los jóvenes son los encargados de mover la masa de forma periódica e impedir que se pegue y lo hacen como si fuese un juego.
El comienzo de la fiesta se celebra con una carrera por ser el primero en entregar el yeso a los albañiles de la mezquita. Los hombres adultos trepan por andamios incorporados a la mezquita y asegurados a los toron de palmera y mediante o mediante escaleras de madera y repellan de yeso las fachadas de la mezquita.

Las mujeres y las niñas llevan el agua a los cajones y a los obreros de la mezquita durante el trabajo.

Los miembros del gremio de albañiles de Djenné dirigen el trabajo, mientras que los abuelos de la comunidad, que ya han participado muchas veces en la fiesta, se sientan en un lugar de honor en la plaza del mercado para ver las actuaciones y, de paso, supervisar el trabajo, como los jubilados de cualquiera de nuestros pueblo.

Y así surge el milagro de este edificio con vida propia, que como un cuerpo animado se erosiona y se renueva de forma constante... y parece querer recordarnos que barro eres y en barro te convertirás.