Reseña histórica de los Balnearios de Budapest

Balneario Balneario
Fecha publicación: 20/05/2015 11:05 - Escrito por Kate2015
Tradición balnearia en Budapest
Una de las principales razones para visitar Budapest es su abundante suministro de aguas termales. Causa asombro la cantidad de fuentes termales y aguas curativas que hay en esta parte de Europa. La capital está atravesada por una falla geológica oblicua, a lo largo de la cual el agua brota a la superficie a una temperatura que oscila entre 21-78 grados, según la profundidad. Esta característica es única en el mundo y su rendimiento total es de más de 70 millones de litros diarios. Solo en Budapest existen 118 fuentes naturales o pozos perforados, pero tengan la absoluta certeza de que, en cualquier lugar de Hungría donde estén, siempre encontrarán aguas termales o minerales a menos de 50 Kms.

El descubrimiento de estas beneficiosas aguas se remonta a la época de los Celtas, pero fueron los romanos los primeros en explotarlas. Los balnearios, tanto públicos como privados, eran indispensables en sus ciudades. Los romanos se asentaron al oeste del Danubio, que constituía la frontera natural de su Imperio, y fue allí donde fundaron su centro, Aquincum; una elección basada en gran medida en la gran cantidad de manantiales que existían en ese lugar. Incluso hoy día, se pueden visitar en el tercer distrito de la capital los balnearios públicos y las piscinas de la segunda legión romana. En conjunto, se conservan en Budapest 20 balnearios de la época romana. El más grande, hoy convertido en museo, estaba ubicado en la Plaza Florián y servía a los militares del campamento adyacente. Los baños termales eran esenciales en cualquier ciudad romana, no sólo por sus propósitos higiénicos y curativos, sino también como importantes centros culturales y sociales.

Tras la caída del Imperio Romano, la práctica de bañarse empezó a declinar en toda Europa. La conversión de Hungría al Cristianismo contribuyó a esta decadencia, debido a que la Iglesia desaprobaba enérgicamente la desnudez en público.

El siguiente período importante en la historia de los balnearios de Buda tuvo lugar durante el régimen otomano. Al igual que los romanos, los turcos también tuvieron sus tradiciones especiales para bañarse y estaban encantados con la abundancia de fuentes termales en Buda.
Las rigurosas normas de su religión prohibían el establecimiento de balnearios junto a aguas estancadas. Solo las aguas de los ríos o de las fuentes naturales eran consideradas aptas para bañarse.

Cuando en 1686 un ejército cristiano reconquistó Buda y expulsó a los turcos, muchos de los balnearios cayeron en desuso o fueron utilizados sólo para bañar animales. La cultura del baño, que había florecido dos veces (con los romanos y los turcos) en Hungría, tuvo que esperar a renacer hasta el siglo XIX.

Hoy en día existen varios balnearios en Budapest que son muy interesantes incluso por su valor arquitectónico. Revisemos algunos de ellos a continuación:

Gellért – el más antiguo de los balnearios que NO fue fundado por los romanos. Cuenta la leyenda que, a fines del siglo XI, Santa Isabel bañaba y curaba a los leprosos en este lugar. Fue un balneario público durante siglos y sus poderes curativos dieron origen a numerosos mitos. Los turcos lo llamaban ”Purgatorio”, porque el agua brotaba aquí mucho más caliente que en otros lugares de Buda. En el siglo XVII lo llamaban el balneario de lodo, por el fino barro que era empujado hacia la superficie junto con el agua de manantial, y que se sedimentaba en el fondo de las piscinas.
El hotel fue construído en estilo modernista en 1918 y hoy es considerado monumento histórico protegido. Probablemente contribuyó en gran medida a que Budapest obtuviera el título de Ciudad Balnearia Internacional en 1934. Su construcción formó parte del gran proyecto de regeneración de la ciudad que se llevó a cabo entre 1912 y 1918.

Széchényi – fue el primer balneario de la parte oriental de la ciudad (Pest) y se convirtió en uno de los mayores grandes complejos de Europa Central. En el exterior de la entrada principal se encuentra la estatua de Vilmos Zsigmondy, un ingeniero de minas que tuvo la iniciativa de practicar excavaciones en ese lugar. El agua brota a la superficie desde unos mil metros de profundidad a una temperatura de 75 grados, la máxima temperatura de todas las fuentes termales de la ciudad.

Király – Gran parte de este edificio fue construída durante el régimen otomano en 1565. Es el único balneario que no posee una fuente propia, sino que el agua llega desde el balneario Lukács mediante una tubería. El motivo de su construcción en este lugar radica en que el balneario estaba situado dentro de las enormes murallas de Buda, por lo cual los turcos podía tomar sus baños incluso durante los asedios. Posteriormente, la familia König anadió otra ala al edificio, ya en estilo neoclásico. Puesto que el apellido de la familia significa „rey” en alemán, más tarde se tradujo literalmente al húngaro: Király. Es un monumento histórico protegido, aunque se halle en uso. Está disponible para hombres y mujeres en días alternos.

Lukács – Los Caballeros de San Juan, que se ocupaban de los enfermos, se establecieron en ésta área en el siglo XII, y fueron sucedidos poco después por las órdenes de los Caballeros de Rodas y de Malta. Todos ellos construyeron balnearios junto a sus monasterios. Bajo el régimen otomano, los balnearios continuaron en uso, pero se usaron sobre todo para la producción de pólvora, así como molino hidráulico. En 1894 se construyó un hotel-balneario con una moderna unidad hidroterapéutica y se reconstruyó la piscina. De este modo, empezó a venir gente de todo el mundo en busca de remedio a sus dolencias. Las placas de mármol que se encuentran en la pared del patio se colocaron allí en agradecimiento por curaciones exitosas. Este balneario es famoso por su tratamiento de lodo.