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Caldera de los cuervos, más conocida popularmente como Volcán del cuervo, forma parte del Parque Natural de los volcanes, en la isla canaria de Lanzarote, que a su vez forma parte de la Red canaria de espacios naturales protegidos. El Parque está repartido entre los municipios de Yaiza, Tinajo y Tías, y ocupa unas 10.158,4 hectáreas.
Toda la información de este tip está tomada de los mismos carteles que hay repartidos por la ruta.
Fue el primero que se creó tras la erupción del Timanfaya en el S. XVIII y el ejemplo del típico volcán de las islas: un cráter simple que solo erupciona una vez y que deja una construcción de fragmentos de lava. Cerca hay otros puntos de interés, como La Geria, el volcán de Caldera Blanca o el Parque Nacional de Timanfaya.
El recorrido por la Caldera de los cuervos es de unos 3 km, circular y sin dificultad. Transcurre por terreno llano de gravilla, rodeado por campos de lava o "malpaís", con una hilera en el horizonte de conos volcánicos que fue dejando el Timanfaya tras su erupción. Solo encontramos unas ligeras pendientes en determinados puntos, por lo que es una ruta que puede hacerse también con niños. Nosotros la hicimos con varios “chinijos”, como se llama en Lanzarote a los niños pequeños, de 3 y 6 años.
El punto de partida es el aparcamiento que está en la LZ-56, a la izquierda si se viene desde la LZ-30 (al sur de la ruta), a 1,5 km tras tras el cruce entre la 30 y la 56, o a la derecha si se llega desde el norte (Mancha Blanca o Tinguatón, por ejemplo). Justo enfrente encontramos la Montaña Negra y un poco más adelante la Caldera Colorada, con su contraste de colores. El mapa está tomado de Google maps.
Desde aquí a los pies del volcán, es decir, hasta el inicio de la ruta que bordea la caldera son unos 5 o 10 minutos de paseo entre paisaje volcánico, rodeado de “malpaís” y con la vista en el horizonte de otros conos y cráteres.
“Malpaís” es la denominación isleña para referirse a los campos de lava, que en su lento avance se fueron entrecruzando dando lugar a un complejo puzzle morfológico.
Está totalmente prohibido salirse del camino señalado en sus bordes con piedras; precisamente debido a esto se estaba degradando la zona. Aquí el cartel explicativo de la ruta, no tiene pérdida, pero es interesante por la información:
Si seguimos el orden propuesto, caminaremos por la derecha de la caldera; podemos observar justo donde empezamos a bordear el volcán en la pared que se levanta ante nosotros, algunos de sus materiales, como son el “spatter” y lapilli.
El “spatter” son fragmentos de lava lanzados a partir de explosiones de baja intensidad, lo cual provoca que se acumulen en torno al cráter. En el Volcán del cuervo se observan, sobre todo, en su parte superior; parece que tuviera una corona de este material.
El lapilli también es material piroclástico, pequeñas piedrillas conocidas en las islas orientales como “picón” o “rofe”. Da la sensación de que va a haber un corrimiento de rofe hacia abajo en cualquier momento, pero no, está firmemente compactado.
Si avanzamos hasta llegar al punto 5, llegaremos a la entrada de la caldera.
Enfrente, Montaña Colorada, el último volcán que tuvo actividad en la década de los 30 del XVIII. A su izquierda está Montaña de las nueces.
Una ligera pendiente, entre grandes bloques de piedra, nos permitirá bajar al interior del cráter, donde hubo un lago de lavas temporal.
Cuando este se desbordó, rompió y arrastró parte de la pared que cerraba el cráter, lo que le da esa forma de corte tan característica. Podemos encontrar trozos de roca del cráter.
Ya en el interior de la caldera son visibles las diferentes marcas que el charco de lava dejó; las diferentes alturas señalan los niveles que llegó a alcanzar.
Las pequeñas fracturas en la pared atestiguan el asentamiento de los materiales que forman el volcán.
A la salida y siguiendo la ruta hasta el inicio vamos viendo otros conos volcánicos (la sucesión que forman indican la importancia de las erupciones que se dieron) de los que nos separa el “malpaís” que tenemos a nuestra derecha.