Ficha técnica

Sendero: Sete Vales Suspensos
Código: LGA PR1
Tipología: Linear, ida y vuelta
Distancia: 11,4Km, ida y vuelta
Dificultad: Medio
Punto de partida: Praia de Vale Centeanes (N37º05'25'' W08º24'46'')
Punto de llegada: Praia da Marinha (N37º05'29'' W08º27'15'')


El sendero de los Sete Vales Suspensos debe su nombre a los siete valles suspendidos que se recorren durante el camino. Son valles resultados de la erosión del mar, y es que todo el sendero es un espectáculo de formaciones costeras modeladas por la fuerza del agua. Arcos, islotes y cuevas son parte del paisaje que encontramos durante el sendero.

Aparcamos el coche junto a la playa de Vale de Centeanes para comenzar el sendero, subiendo unas escaleras hasta llegar a lo alto de los acantilados, permitiendo ya una buena vista de la línea costera.


Al principio se camina por unas pasarelas de madera, pero por poco tiempo, ya que la mayor parte del sendero tiene piso de tierra. Todo el paisaje junto al mar es bonito, pero el siguiente punto destacado es el Faro de Alfanzina, en lo alto del acantilado.


Más adelante pasamos por el Leixão do Ladrão, un islote con un cueva por la que pasan los barcos. En este punto hay un merendero en el que merece la pena pararse, ya sea por descansar, o por contemplar el paisaje.


Una de las vistas emblemáticas del sendero es el Cabo Carvoeiro.


Poco después llegamos a la Praia do Carvalho, que tiene la particularidad de que tiene el acceso mediante un túnel excavado en la roca. Es una playa pequeña pero muy bonita, merece la pena pararse un rato. Dicen que debe su nombre a un capitán que excavó el túnel y lo cerró para apropiarse de esta pequeña playa. Yo no sé si será verdad, pero además del túnel, en las rocas de la playa hay excavadas habitaciones, un fogón y algunas otras cavidades.



Seguimos el sendero hasta la Playa de Benagil. De aquí salen pequeños barcos que bordean la costa y entran en algunas de las cuevas naturales de los acantilados. Es el único sitio del sendero donde hay restaurantes para comer.

Pasado el pueblo hay unas vistas de la costa espectaculares. Además, hay una cueva muy bonita a la que se accede por barco, pero que también es posible ver desde arriba.


Poco antes de llegar a la praia da Marinha, donde finaliza el sendero, se encuentra una de las formaciones más características, una roca con doble arco.


Llegados al final del sendero, toca descansar y comer algo en la playa antes de emprender el camino de regreso.


En primavera es posible encontrar en el sendero muchas orquídeas silvestres. Nosotros vimos Ophrys lútea, Ophrys especulum, Orchis italica, y Ophrys bombyliflora. Además de lirios y muchas otras flores. A veces merecía la pena desviar la mirada del mar.


Más información:

www.walkingportugal.com/ ...ensos.html