LA GARGANTA DEL TARN ✏️ Route-France

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El río Tarn es un afluente del Garona que recorre en dirección oeste varios departamentos del sur de Francia: son los de Lozère, Aveyron, Tarn y Tarn et Garonne. Nace a unos 1.550 metros de altura en la montaña del mismo nombre y en la cordillera de los Cevennes. Su longitud es de 381 km y atraviesa importantes poblaciones como Albi, Montauban o Millau, donde el que fue el puente más alto del mundo, el famoso viaducto de Millau, sobrevuela su valle. En su primer tramo ha excavado una profunda garganta sobre terreno calizo creando un espectacular paisaje en el que se asientan además atractivos núcleos de población como Sainte Enimie.


Mende, la capital de Lozère, es una atractiva población que se merece una visita, principalmente por su casco histórico en el que destaca la catedral, destruida por los hugonotes y restaurada en 1600. De asimétrica fachada, pues sus dos torres son diferentes, muestra un estilo gótico, aunque presenta un aspecto bastante pesado al no poseer grandes vanos.


A pocos km de Mende comienza la garganta del Tarn, con el río serpenteando en numerosas curvas y rodeado de una frondosa vegetación de árboles caducifolios y unas paredes rocosas, que poco a poco van haciéndose más consistentes. Aquí es poco más que un arroyo y la carretera circula a su lado durante todo el recorrido, ofreciendo bellas panorámicas, sobre todo cuando se forman espacios más amplios. En las cada vez más abruptas laderas, son las coníferas, pinos fundamentalmente, los que dan una nota de intenso y oscuro color verde a todo el conjunto.


De vez en cuando aparecen algunas viviendas aisladas y pequeños núcleos de población. Sin duda, uno de los más llamativos es la aldea de Castelbouc, cuyas contadas casas aparecen prácticamente colgadas sobre el río, en una curva, fundidas en la pared granítica y bajo los restos de un castillo en una dificilísima situación. Pintoresca imagen que se contempla perfectamente desde la misma carretera, que se eleva en este punto y proporciona una más completa panorámica con otro atractivo paisaje hacia la derecha, que incluye el pueblo de Prades. De nuevo aquí el lugar es fotogénico al conjugar armoniosamente los diferentes elementos: río haciendo curvas, vegetación, casas, montaña…



A pocos km aparece el más bonito núcleo de población de la garganta. Se trata de Sainte Enimie, un pequeño pueblo encaramado a la ladera norte del río con un trazado, unas pocas calles y una arquitectura tradicional con encanto, que ha sido bien conservado a lo largo de siglos. Hay opciones de restauración, alojamiento y otras ofertas turísticas.



A partir de aquí, el Tarn se va encajonando más, las montañas ganan altura y sus paredes son más verticales. Los árboles se agarran donde pueden y cubren parte de ellas, a pesar de la mayoritaria superficie rocosa.



En Sainte Chély, una aldea en la margen izquierda, vale la pena detenerse en el puente y contemplar el río con algunas casas colgando sobre él, las rocas y una pequeña cascada vertiendo sus aguas al cauce del Tarn, que presenta especialmente en este punto, un soberbio e intenso color verde. Aunque el núcleo es de muy reducidas dimensiones, es recomendable un paseo entre sus rústicas casas de piedra.


En La Malène, un núcleo de población algo mayor que los anteriores y con una atractiva arquitectura popular bajo una mole granítica con la que casi se confunde, se puede encontrar oferta de actividades deportivas como paseos en kayak siguiendo el cauce del río o excursiones de senderismo por los alrededores.


Aquí sin duda vale la pena coger la carretera que cruza el puente y comenzar a subir por la empinada ladera sur siguiendo el trazado de varias vertiginosas curvas desde donde se contempla una interesante vista del pueblo de La Malène, y parte del cañón, hasta llegar en lo alto a una zona llana en la que, a escasos km, hay, junto a un bar, un excelente mirador sobre la garganta del río, que se divisa mucho más abajo, haciendo un meandro en esta zona.


Siguiendo hacia el oeste, hay otro punto con una magnífica panorámica del Tarn, aquí no se ven núcleos urbanos, solamente la carretera, bastante oculta por la frondosa vegetación, es el único vestigio artificial, ya que el río discurre entre dos grandes taludes repletos de árboles y rematados por una inmensa cornisa granítica. Se alcanza este lugar bajando por la carretera a Les Vignes en la primera de las curvas cerradas de 180 grados. Es sin duda uno de los más llamativos miradores sobre la garganta.



Continuando el curso del río se llega a la población de le Rozier, en cuyos alrededores pueden visitarse las cuevas de estalactitas y estalagmitas de Argilan (junto a la garganta del río Jonte) y Armand y el Chaos de Montpellier le Vieux, un espacio natural con curiosas formaciones rocosas, sobre otra garganta, la del Dourbie.
Y todavía el paisaje es llamativo e interesante hasta la ciudad de Millau donde el Tarn forma un valle amplio sobre el que vuela el que fue durante unos años el puente más alto del mundo construido entre 2001-2004 por el famoso ingeniero Norman Foster. Este espectacular viaducto alcanza una altura de 343 metros, superior a la de la torre Eiffel.