AQuí me tienes, desocupado lector, dispuesto a contarte mis andanzas por el mundo, después de un largo paréntesis - desde septiembre de 2019 - , creo que no necesito explicar la causa. A estas alturas del año, ya debería estar de vuelta de un par de viajes, pero lo ha impedido un bichito que a día de hoy, julio 2020, aún está haciéndonos la pascua.

En realidad esto no ha sido un viaje, sino una excursión de 1 día, apropiada para hacerse desde Valencia, unos 140 kms de distancia, u otro lugar cercano. Quería probar dos cuestiones: 1 ) comprobar cómo es estar dos o más horas con una mascarilla puesta, y 2 ) ver si puedo conducir unos 300 kms en un día sin fatigarme demasiado.
¿ Resultado de las pruebas ? Por fortuna, soy capaz de conducir dicha distancia en un día, eso sí la mayor parte por autovía; y por desgracia, viajar llevando mascarilla no es muy cómodo. A los trotamundos vocacionales nos compensa, eso sí.

Todo esto puede servirme de preparación para un viaje que tengo pensado, por España y en coche, en septiembre. Espero que para entonces haya mejorado la situación sanitaria, y remitido los brotes actuales.

Y sin más dilación, al lío.

SIERRA DE IRTA

A pesar del nombre, que puede sugerir un paraje montañoso e interior, el Parque Natural de la Sierra de Irta se encuentra en pleno litoral mediterráneo, en el corazón de la costa del azahar, al N de la provincia de Castellón. Son 12.000 Has, de las cuales 941 son marítimas. Sus paisajes son típicamente mediterráneos, pino carrasco, palmeras, tomillo, hinojo, rocas, arena, aguas cristalinas.


Se puede recorrer en coche la zona comprendida entre Alcossebre y Peñíscola, la pista discurre gran parte del recorrido al lado del mar, son unos 15 kms que llevan casi una hora completar, ya que raramente se puede circular a más de 20 km / h., con un todoterreno se podría ir algo más rápido. Aparte, obviamente, las paradas. La pista es de tierra, en unos pocos tramos hay asfalto, normalmente suficientemente ancha para dos coches, en algunos lugares no tanto; de todas formas, en todo el recorrido no me topé con mas de 5 o 6 coches. Eso sí, garantizado: al final del camino tendreis el coche, en especial la luna trasera, completamente rebozado en tierra.
El trayecto también se puede hacer, como es lógico, al revés, o sea desde Peñiscola hasta Alcossebre.

Al N de esta última población buscamos la cala Mundina, muy pequeña y con aguas transparentes, a su lado el faro, una construcción moderna de formas muy geométricas y estilizado


Regresando hacia el S está la cala Blanca, desde allí se ven las indicaciones Parque Natural Sierra de Irta, empieza el camino, la pista arenosa que nos llevará hasta Peñíscola. Las edificaciones se espacian, el silencio se generaliza y enseguida hay una desviación hacia el camping Ribamar.

Unos pocos kms más y encontramos la cala Arguilaga, que dispone de aparcamiento y una amplia playa, no muy concurrida ( a principios de julio )

Siguiendo la ruta llegamos a la cala Basseta, una larga playa que combina arena, rocas y cantos rodados, hay algún que otro sitio donde aparcar, aunque no muchos, por fortuna, no es una zona muy frecuentada.

La segunda mitad del recorrido se hace más ameno, porque a veces ya se distingue, a lo lejos, la silueta inconfundible del peñasco donde está enclavada Peñíscola, cada vez mas cercana.

Hay que subir por un tramo asfaltado, aunque estrecho, corto y sinuoso, hasta llegar a la torre Badum, situada a 100 m. de altura, desde ahí se buscaban piratas en el mar, siglo XVI.


Se puede dejar el coche y llegar a la base de la torre, desde allí se contempla casi todo el camino que ya hemos recorrido.




Y con esto llegamos casi al final del trayecto, una vez se sale del Parque Natural, aún quedan unos pocos kms hasta la ciudad del Papa Luna, se pasa por la cala del Moro, con buenas vistas.



PEÑISCOLA




Ciudad muy conocida por valencianos sobre todo, con un espectacular emplazamiento, sobre un promontorio rocoso unido a la península por una franja de tierra, y coronada en lo más alto por el castillo del Papa Luna.
No es difícil aparcar, hay que seguir las indicaciones , uno de los lugares habilitados está muy cerca del paseo marítimo, detrás de un alto hotel pintado en blanco y azul ( lamento no recordar el nombre ), hay que poner monedas en la máquina, según el tiempo que se desee estar.



La población, ni que decir tiene, es muy bonita: casas blancas con marcos azules, calles estrechas y empinadas, suelo empedrado, y al fondo, siempre presente, el bellísimo azul del Mediterráneo, para mí uno de los mejores paisajes que se pueden contemplar.



Y también, ni que decir tiene, llena de tiendas de artesanía y bares y restaurantes, nadie se quedará sin comer.

Al ir subiendo la cuesta se pueden ver las imponentes murallas que protegen la población,




enseguida se llega al CAstillo del Papa Luna, que esta vez no visité, a su lado, el faro, y un poco mas allá, la Casa de las Conchas.


Siguiendo hacia el S, en la calle del principe, hay unos miradores, y el Bufador, una cueva natural que baja hasta el mar, en los días de fuerte oleaje se oye el silbido que produce la cueva.

Llevaba un plano, pero en realidad no hace falta, no es posible perderse, recorriendo unos 200 m. topareis con el mar.
Tenía apuntados unos restaurantes, pero pasó lo de siempre: unos cerrados, otros muy caros, pero como digo antes no hay problema, hay una abundante oferta hostelera, los menús parten desde 9 €.