El Museo del Romanticismo - Madrid

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Fecha publicación: 27/02/2013 12:44 - Escrito por Charucag
Interesante museo que recrea una casa del siglo XIX y guarda interesantes obras pictóricas.
Este museo se encuentra situado en la calle San Mateo nº 13, línea 1 de metro, estación Tribunal, aunque también se puede acceder desde la estación de Alonso Martínez, bajando por la Plaza de Santa Bárbara.

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Se trata de un palacio neoclásico y fue construido como vivienda del Marqués de Matallana. Posteriormente tuvo diversos usos, desde oficinas ministeriales hasta local de la editorial Espasa Calpe, por lo que sufrió muchas modificaciones en su estructura original. De hecho, este palacio ha perdido todas las dependencias de la planta baja en donde estarían ubicadas las cocinas, despensas, lavanderías y todas las construcciones auxiliares propias de una vivienda de la nobleza.

Desde la calle se accede por una amplia puerta de madera de doble hoja que se podían abrir del todo para que pudieran pasar los carruajes, o bien abrir sólo las puertas para el acceso de las personas.

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No voy a hacer conjeturas sobre lo que habría una vez traspasada esa puerta, sino que me limitaré a contar lo que hoy en día puede verse.

Una vez traspasada la puerta de la calle tenemos al fondo la escalera de acceso a la planta noble y al lado un puerta-vidriera que da a un precioso patio con suelo empedrado al que no está permitido el acceso.

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A la izquierda hay una puerta que da acceso a la tienda, la cafetería y el jardín, del que hablaremos al final de nuestro recorrido.

La escalera no es muy amplia ni majestuosa, pero tiene una aspecto curioso que es un enorme hueco desde el que el visitante podía ver y oír a la orquesta los días en que se celebraba algún baile.

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Una vez que se accede a la planta noble nos encontramos primeramente con las dependencias de “recibir”. Estas dependencias tenían la función de filtrar las personas que accedían a la intimidad del hogar y, al mismo tiempo, hacer gala de la riqueza de la familia que en ella vivía.
En este caso nos encontramos primero con el vestíbulo, pequeña sala a la que accedían las visitas de menos compromiso, ricamente decorada con muebles de calidad y profusión de adornos.

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A las visitas habituales de la casa o de mayor relevancia social se les hacía esperar en la antecámara hasta comprobar si la familia los recibiría o no. En esta habitación la decoración era todavía más rica pues a ella accedían las gentes de posición más alta o aquellos con los que el jefe de familia tenía negocios importantes.

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Este afán de ostentación podía llegar incluso a decorar el techo con frescos.

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En la recreación que se ha hecho de esta casa se ha situado el salón de baile justo después de la antecámara, deslindando así, totalmente la parte social de la intimidad del hogar. En este caso se ha previsto una sala previa al salón de baile desde la que se puede ver el efecto de los diferentes salones en perspectiva

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Y aquí tenemos la pieza más impresionante de la casa: el salón de baile. Aquí el afán ostentatorio era total, suelos de gran calidad, muebles exquisitos, los mejores instrumentos de música, los mejores muebles, sedas y brocados para las tapicerías y las cortinas, alfombras exquisitas, porcelanas, relojes y los mejores cuadros, todo ello listo para ser admirado por la sociedad. Era el escaparate de familiar y en él se mostraba toda la riqueza y la elegancia de la familia.

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Normalmente solía haber otro salón anejo al de baile en el que se disponían bebidas y bandejas con exquisiteces para tomar durante el baile, así como para tener un lugar más tranquilo donde las personas mayores pudieran refugiarse. En esta sala solía ubicarse un mobiliario más liviano, de forma que pudiera moverse según las necesidades.

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El museo dispone de otras salas más pequeñas a las que se les ha dado diferentes nombres y que sirven para poder exponer cuadros y otros objetos. Está claro que estas salas existían pues ahí están, pero no se cual era su función.

Ahora accedemos al hogar de la familia. Entraremos en la Salita, la sala utilizada por la familia para sus reuniones, celebraciones o, simplemente, veladas familiares. Solían ser habitaciones donde lo que primaba era el “confort” pues eran habitaciones que se usaban con asiduidad y en ellas no podía faltar el piano. Las telas que decoran esta sala con originales de la época.

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Una vez recorrido el ala de salones accedemos a la parte familiar de la casa a través de un pasillo que se ha aprovechado para mostrar algunos de los elementos de higiene de la época. Hay que tener en cuenta que entonces no existían los cuartos de baño y el aseo personal se hacía a base de palanganas y jofainas y cualquier sitio valía para ello, no había una habitación especial para ese menester. De igual forma otras necesidades se satisfacían en los orinales, artilugio imprescindible en cualquier casa, desde el rico hasta el más miserable. Naturalmente siempre hay clases y aquí podéis ver el retrete que perteneció a Fernando VII y que estaba ubicado en el Museo del Prado, para que todos pudieran gozar del perfume que exhalaba tan regia persona.

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No os vayáis a pensar que tienen ningún misterio, el sillón dispone de una tapa y en su interior había un regio orinal.

Y ahora accedemos al verdadero corazón familiar, el comedor. En esa época el hombre era el rey de la familia tenía una vida propia que había que respetar por encima de todo, el caballero podía comer o no en la casa familiar, cosa que hacía con la esposa y los hijos adultos, pero la noche se dedicaba a enseñar a los niños el comportamiento adecuado en sociedad y su lugar en esa misma sociedad. Por eso el comedor es una sala lujosa en la que los niños pueden comprobar cuál es la posición social que ocupan y se utilizan a diario vajillas y cubertería de calidad.

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No podía faltar en una casa que se preciase el consabido oratorio pues la religión estaba muy presente en la vida de esa época. Parece ser que esta habitación es la única que se conserva tal y como era en la época del Marqués de Matallana. En esta sala se expone un cuadro de Goya.

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Siguiendo nuestro recorrido llegamos a la habitación infantil o sala de los niños, como queráis llamarla.
Como ya hemos dicho antes el señor de la casa no debía ser molestado bajo ningún concepto y así, los niños, quedaban postergados a sus habitaciones y al cuidado de sus madres, ayas o institutrices. En estas habitaciones hacían la vida, dormían, jugaban y estudiaban. El museo tiene una bellísima colección de juguetes de la época, muñecas, casas de muñecas, una diligencia, soldaditos, etc. Entre ellas me llamó la atención una colección de miniaturas para casitas de muñecas realizadas en marfil?

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Lógicamente las siguientes habitaciones que encontramos son las habitaciones femeninas. En esta época marido y mujer dormían en habitaciones separadas y las damas de la alta sociedad solían tener una habitación para su uso exclusivo que se denominaba “boudoir”. Estas habitaciones solían tener una decoración recargada, llena de recuerdos y se utilizaban para realizar trabajos manuales, tocar el piano, escribir cartas o recibir a las amigas más íntimas. Hay que tener en cuenta que en esa época no estaba bien visto que la mujer tuviera inquietudes intelectuales pero si era de buen tono realizar trabajos femeninos como bordar, pintar o cualquier otro tipo de manualidades.

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Y tras del boudoir accedemos al dormitorio femenino, repleto de pequeñas posesiones femeninos, el lugar para guardar sus pequeños secretos, su rincón más íntimo. Muebles hermosos, muy decorados con tocador, paje, y todo tipo de muebles para el aseo y el tocado femenino.

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Y ahora os adentraremos en el mundo masculino, más austero que el femenino pero mucho más rico en cuanto a número de habitaciones y a la importancia de las mismas (no hay que olvidar que el hombre es el rey de la casa).

Primero nos encontramos con el gabinete que es algo así como el boudoir femenino, una sala para reunirse con los amigos más íntimos en un ambiente relajado. Este gabinete dispone de un precioso sofá que conserva la tapicería original y que perteneció a Mariano José de Larra así como muchos de los objetos de este salón. El museo dispone también de otro gabinete.

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Después pasamos a la Sala de Teatro y Literatura, lugar donde se llevaban a cabo las tertulias a las que tanta afición había en la época. Normalmente sólo había caballeros en dichas reuniones aunque se admitía la presencia de damas, aunque no era normal su asistencia pues no estaba bien visto que las damas fueran “intelectuales”.

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Otra de las habitaciones que no podía faltar en toda casa de postín era la Sala de Fumar, actividad reservada exclusivamente a los caballeros y que se alternaba con el rapé. Este tipo de habitaciones solía tener una decoración morisca.

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En el reino de los caballeros no podía faltar la sala de billar, actividad que les permitía “hacer ejercicio”.

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El dormitorio masculino tenía una decoración mucho más sobria que el femenino con muebles de calidad pero funcionales. No puede faltar un mueble tocador en cuyo interior se guarda la palangana y la jofaina, así como otros muebles para guardar el orinal que no podía faltar en esta habitación.


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Y por último la habitación más importante de la zona masculina, el despacho, pues en ella el hombre llevaba a cabo su trabajo, se ocupaba de los negocios familiares, las fincas, la economía etc.. era el lugar donde imponía disciplina a los hijos y recibía a las visitas por motivo de trabajo.

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Dentro del reino femenino tenemos dos elementos dedicados al mundo vegetal, la serré y el jardín. La serré era una especie de galería cerrada acristalada dónde se exponían las plantas tropicales traídas desde América. Era muy costoso traer estas plantas y que llegaran vivas y poseerlas daba empaque y prestigio a la familia, así como permitía a la mujer demostrar sus dotes para el cuidado de las mismas.
No podía faltar el jardín en cualquier casa de postín. El jardín romántico es un lugar lleno de plantas verdes, exuberante, con bancos para descansar y una fuente que arrullara el silencio

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Por último comentar que la colección de muebles es impresionante, así como lámparas, abanicos, juguetes, carnets de baile, etc. Hay que verla con detenimiento, solo que no pongo fotos porque sería demasiado.

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