Me sumo a los comentarios elogiosos sobre este Parador. Nos ha parecido un alojamiento maravilloso en un enclave único. Me parece muy acertada la rehabilitación que han hecho para encajar un hotel moderno en un monasterio con siglos de antigüedad. Es un lujo disfrutar de sus claustros, sus espacios interiores, incluso su propio bosque. El paisaje que lo rodea aumenta la sensación de viajar a otra época.
Como hotel nos ha gustado mucho y apenas podríamos poner un par de pegas menores.
También fuimos con desayuno (nos pareció muy bueno el buffet) y cena, un acierto en esta época en la que los días son cortos. Estuvimos dos noches así que la carta nos pareció suficiente para dos cenas.
Hicimos la visita teatralizada y nos pareció interesante.
El hotel estaba casi al completo de ocupación, pero los desayunos y cenas estaban organizados por turnos así que no vimos aglomeración de gente en ningún momento.
El monasterio de San Esteban es el más grande de toda la zona, y, en su momento fue uno de los que alcanzó mayor poder. Se sitúa en el municipio de Nogueira de Ramuín, en la orilla meridional del Sil, dentro la parroquia de San Esteban.
La tradición dice que fue fundado por San Martín de Dumio (ca. 520-579), al que también se le atribuye la fundación del monasterio de Dumio (Fraga, Portugal) y de San Pedro de Rocas (Esgos, Orense).
En un primer momento el cenobio se rigió por la orden de San Fructuoso, pero desde el siglo X acogió a la orden benedictina y a finales del XV pasó a depender de la congregación de San Benito de Valladolid.
Entre los siglos X y XII alcanzó una gran popularidad gracias a la llegada de los nueve obispos en los siglos X y XI huyendo de la invasión musulmana hizo de Santo Estevo lugar de peregrinación. Hasta aquí acudían los fieles en busca de un milagro y se lo pedían a los obispos yacentes ante el cofre de plata que contenía sus nueve anillos. En su honor fue construido en el siglo XIII el “Claustro dos Bispos”, el más antiguo del cenobio.
Esta historia ya se menciona en un texto del siglo XI, aunque son fuentes muy posteriores, del siglo XVI, las que identifican a estos prelados y sus diócesis: Ansurio y Vimarasio, de Orense; Gonzalo Osorio y Froalengo, de Coimbra; Servando, Viliulfo y Pelayo, de Iria; Alfonso, de Astorga y Orense; y Pedro, del que no se conoce su diócesis. El mismo documento indica que fueron enterrados en el conocido como Claustro de los Obispos, el más antiguo del monasterio, hasta que a mediados del siglo XV fueron trasladados a la zona del altar mayor de la iglesia. Los anillos de estos prelados se guardaron en una arqueta de plata y fueron venerados como reliquias.
A partir del XIII comenzó una etapa de decadencia y pobreza, que terminará cuando se produjo la reforma de la orden de San Benito en los primeros años del siglo XVI, cuando todo el edificio fue objeto de sucesivas remodelaciones y ampliaciones, que continuaron en los siglos XVII y XVIII y que casi acabaron con su pasado medieval.
En 1875, tras el proceso de Desamortización, el edificio pasó a ser propiedad del Estado, y durante todo el siglo XX se mantuvo prácticamente abandonado y en ruinas.
A raíz de la aprobación de la Ley de Patrimonio Histórico en 1985 fue declarado Bien de Interés Cultural, y a partir de aquí se realizaron algunos proyectos para restaurarlo, ninguno de estos proyectos llegó a materializarse.
En 1999 se comenzó a trabajar sobre la idea de convertir el monasterio en un hotel , establecimiento inaugurado en 2004, integrado en la red de Paradores de Turismo.
Santo Estevo de Ribas de Sil conserva uno de los pocos claustros románicos (llamado "de los Obispos") de toda Galicia, aunque con alteraciones del siglo XVI.
El piso bajo es el románico aunque con pesados contrafuertes rematado en pináculos tardogóticos para compensar el peso del piso superior. Por encima se construyo, a partir del siglo XVI, otra galería gótico-renacentista con arcos carpaneles y cresterías.
La iglesia monástica es de un estilo románico muy tardío. Tiene tres amplias naves con arcos apuntados que finaliza en cabecera de tres ábsides, siendo los laterales más altos que el central.
Destaca el retablo pétreo románico de forma pentagonal con Cristo en el centro y los doce Apóstoles que lo flanquean bajo arquerías. Es muy posible que originalmente, esta pieza fuese parte del tímpano de una portada.
Pero vaya! hay más! _________________ To look is one thing,
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Magnífico resumen.
Solamente un apunte: la tradición cuenta que los nueve obispos pasaron sus últimos años retirados en el monasterio de Santo Estevo tras finalizar su ministerio, para llevar una vida de oración. Siete de ellos habían sido obispos en diócesis de Galicia, y los otros dos en Coimbra (Portugal) y Astorga. _________________ Podeis leer mis diarios de viajes en WWW.
Patagonia: www.losviajeros.com/Blogs.php?b=3324 //Gales - senderismo: www.losviajeros.com/Blogs.php?b=3374 // Islandia: www.losviajeros.com/Blogs.php?b=3459 // Auvernia: www.losviajeros.com/Blogs.php?b=7610 // Irlanda: https://www.losviajeros.com/Blogs.php?b=11585
Magnífico resumen.
Solamente un apunte: la tradición cuenta que los nueve obispos pasaron sus últimos años retirados en el monasterio de Santo Estevo tras finalizar su ministerio, para llevar una vida de oración. Siete de ellos habían sido obispos en diócesis de Galicia, y los otros dos en Coimbra (Portugal) y Astorga.
Más referencias “El bosque de los cuatro vientos”, de María Oruña
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un reloj por vidriera en el centro de la fachada —del que presumían los vecinos al ser un regalo del mítico productor de cine vigués Cesáreo González, con raíces familiares en el vecino Espartedo—
suevia films
www.elespanol.com/ ...ra-de-vigo _________________ To look is one thing,
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