¡Hola! Somos una pareja de treinta y pico años que visitó la isla de São Miguel del 9 al 16 de junio de 2024. Tras conocer Ilha Terceira una década atrás, tenía pendiente este viaje.
Comparto con vosotros varios detalles de nuestro viaje así como nuestro itinerario. Personalmente, me habría levantado todos los días más temprano, hubiese hecho más rutas de senderismo, me hubiese metido en más sitios para explorar... Y mi novia... Pues se habría parado más veces a tomar cervezas. También entiendo que en eso consiste viajar (o vivir) en pareja, en buscar el equilibrio entre las prioridades de los dos; y ella también asocia las vacaciones al descanso y al relax, algo que yo no buscaba en Azores
Vuelos
Volamos con SATA en vuelos directos mediante la recién estrenada conexión Faro-Ponta Delgada. Nosotros somos de Huelva, así que tenemos el aeropuerto de Faro a una hora de casa. Mejor que mejor.
Nuestra experiencia con SATA fue buena. Puntuales, asientos cómodos, personal amable y una pequeña merienda en el vuelo gratuita.
Los precios de los vuelos fueron de unos 90 euros por persona ida y vuelta, con maleta facturada incluida.
El aeropuerto João Paulo II es pequeño y está masificado. Una vez pasado el control de seguridad, no conseguimos encontrar un solo asiento libre en la zona de puertas de embarque.
Como punto a favor, la cercanía del aeropuerto a la ciudad de Ponta Delgada. Nuestro hotel estaba a menos de 5 minutos en coche. El precio del taxi a la ciudad es cerrado: son 8 euros (10 si llevas maletas). Nosotros no encontramos bus público desde el aeropuerto.
Alojamiento
En nuestro caso, nos alojamos las 7 noches en el Hotel Ponta Delgada. 3 estrellas que podrían ser 4 perfectamente. Hotel cómodo, limpio, con buen desayuno buffet (más calidad que variedad) y piscina interior y jacuzzi con horario amplio (de 9:00 a 21:00).
Como mejora, lo único que eché de menos fue una nevera o minibar en la habitación para poder enfriar las bebidas que comprábamos. Quizás un pelín más de variedad en el desayuno (aunque, como os digo, todo lo que había estaba muy rico; incluyendo queso de la isla y bolos levedos
). En la habitación sí que contábamos con hervidor de agua que nos vino bien para hacer alguna cena sencilla a base de noodles en la habitación.
El hotel está situado en una calle en la que hay zona azul. El precio es de un céntimo de euro el minuto (0,60 por hora) y la hora de regulación es, si no recuerdo mal, de 8:00 a 19:00 de lunes a viernes. Sábados por la tarde, domingos y festivos libre. Pese a que me pareció barato, lo cierto es que no tuvimos que pagar ninguno de los días, puesto que encontramos aparcamiento en las calles de al lado del hotel, que eran libres de pago, con facilidad. Curiosamente, era más fácil aparcar gratis en las cercanías del hotel, que en la calle del hotel pagando.
Alquiler de coche
Nosotros llegamos un domingo a las 15:00, por lo que decidimos dedicar esa tarde a Ponta Delgada y coger el coche desde el día siguiente. En total, alquilamos 6 días con la compañia Autoramalhense. Recogimos el coche en su oficina en el centro de Ponta Delgada.
Reservamos un C1 con bastante antelación (más de 6 meses) por un precio de 30 euros al día más 15 de SCDW. En total 45 euros al día y 270 en total.
Lo mejor fue que pagué por Paypal en la web y no tuve que mostrar tarjeta de crédito ni dejar un depósito ni nada por el estilo. La recogida y entrega del coche fueron agiles y nos trasladaron al aeropuerto de forma gratuita una vez devuelto el coche.
El C1... Pues nos llevó a todos lados y no se portó mal. Eso sí, se notaba que era un coche bajito y justito de motor en las cuestas.
En total, hicimos unos 850 km y el gasto de combustible fue de unos 70 euros.
En general, acabé satisfecho con mi experiencia con esta compañía.
Por cierto... El precio del combustible está regulado por el Gobierno Autónomo de las Azores, lo que quiere decir que es exactamente el mismo en todas las gasolineras. En la fecha de nuestra visita, el precio era de 1,40 el litro de diesel; y 1,57 el de gasolina. Bastante más barato que Portugal continental.
Ponta Delgada
Esta ciudad fue en la que nos alojamos durante nuestra estancia en la isla. Al tener la mayor oferta de alojamiento y estar bien conectada por carretera, es también por la que optan la mayoría de los visitantes de la isla. El centro es agradable, el Museu Carlos Machado me gustó y las plantaciones de piñas me resultaron muy curiosas. Además, desde el muelle de Ponta Delgada (Portas do Mar) fue desde donde partió nuestra excursión de avistamiento de cetáceos.
Sin embargo, no me resultó una ciudad con mucho más que ofrecer. Me gustó mucho más, por ejemplo, la ciudad de Angra do Heroismo en Terceira, con su colorida Igreja da Misericórdia o su Monte Brasil.
En cuanto a la ubicación, está situada más bien hacia la zona occidental de la isla, lo que la aleja un poco de sitios de interés de la zona oriental como Faial da Terra (una hora y media en coche). Quizás no sería tan mala idea coger 4/3 noches de alojamiento repartidas entre Ponta Delgada y Furnas, por ejemplo.
Clima
En nuestro caso, tuvimos temperaturas más bajas que las que teníamos en nuestra ciudad en ese momento (mediados de junio). Todos los días tuvimos entre 18 y 23º. Los días nos salieron bastante nublados la mayoría.
Para mi pareja era la temperatura ideal, puesto que se estaba muy agusto haciendo los senderos. Yo hubiese preferido un pelín más de calor.
En contrapartida, no experimentamos lluvia, vientos ni niebla en la práctica totalidad de días que estuvimos, lo cual es un verdadero privilegio en Azores.
Nuestro itinerario
Día 1. Domingo 9/6/24: Aterrizamos sobre las 15:00 hora local, recogemos las maletas y cogemos un taxi hasta nuestro hotel. Hacemos el check-in, dejamos las maletas y salimos para aprovechar la tarde en Ponta Delgada. Damos un paseo hasta el
museo Carlos Machado. El museo, gratuito los domingos, se divide en tres edificios independientes que están muy cercanos entre ellos. Nosotros solo tuvimos tiempo de visitar la parte principal, situada en un monasterio, que alberga una curiosa colección de historia natural y la historia de las Azores. El edificio en el que se encuentra este museo me gustó tanto o más que su interior. Otra de las sedes acoge un museo de arte sacro; y la tercera está dedicada a artistas locales y exposiciones temporales. En las cercanías del museo, vimos también la Praça do Municipio, las Portas da Cidade y la Igreja Matriz de São Sebastião. Tras el museo, vamos dando un paseo hasta las
plantaciones de piña, que nos pareció una visita curiosa y gratuita, donde aprendemos el proceso de cultivo. Después, nos tomamos en el bar de las plantaciones una original merienda (cerveza, caiporoska, pastel y flambeado, todo de piña) por 20 euros. Todo bastante rico, pero el flambeado era otro nivel... Y eso que tampoco me apasiona la piña. Volvemos andando por el puerto, compramos en el Pingo Doce para hacernos una sencilla cena en la habitación, nos damos un bañito en el jacuzzi y en la piscina del hotel y nos vamos a descansar.
Día 2. Lunes 10/6/24: Desayunamos mucho y rico en el buffet de nuestro hotel. Sobre las 9:00, salimos andando hacía la oficina de Autoramalhense, que la tenemos a 5 minutos andando de nuestro hotel, firmamos el contrato y recogemos nuestro coche de forma ágil. Pensaréis... ¿Y por qué no cogimos el coche desde ayer? Pues la verdad es que, simple y llanamente, para ahorrarnos un día de alquiler y aprovechar ese día para conocer Ponta Delgada. A las 9:30 y a estamos con nuestro coche en marcha dirección a Sete Cidades, viendo vacas y parando en varios miradores como el de
Pico do Carvão para empezar a disfrutar de toda la explosión de verde que nos da São Miguel. Hace un buen día, está algo nublado pero no hay nada de niebla. Nuestra siguiente parada es el
parking de Mata do Canário , desde el que damos un corto paseo por el acueducto y el muro das 9 janelas. Después aparcamos junto a la Lagõa do Canário y subimos hasta el famoso
Miradouro Boca do Inferno, probablemente el más famoso de la isla; pese a que no estábamos solos, pudimos disfrutar del camino y las vistas. Había gente pero no estaba súper masificado. Recordándolo y viendo fotos, me arrepentí de no haber ido otro día o a otra hora para volver a disfrutar de esa imagen de postal. En el camino de vuelta (hay que hacer 1 km de ida y otro de vuelta para llegar al mirador desde donde aparcas), nos bajamos también a ver la
Lagõa do Canário. Después, en la dirección opuesta desde el mirador pero partiendo del mismo lugar en el que hemos aparcado, hacemos el sendero
PR05 Serra Devessa, donde vemos otras lagunas (Rasa, Eguas, Empadadas...) y subimos al Pico do Paul. El sendero nos llevó algo más de 2 horas con muuuchas paradas y tranquilidad. Nos gustó mucho. Nuestra siguiente parada fue el
Miradouro Vista do Rei, donde nos quedamos un buen rato disfrutando de las vistas y nos comemos los bocatas que llevábamos para la comida. Tenía apuntado subirme al Hotel Monte Palace pero me gustaron tanto las vistas desde el mirador que no vi necesario subir. Bajamos en coche hasta el pueblo de Sete Cidades pero antes paramos en otros miradores (
Cerrado das Freiras y Lagoa do Santiago). Llegamos al pueblo y vemos ambos lagos (verde y azul) desde las orillas. Nos ponemos en marcha rumbo al mirador das Cumeeiras, pero antes nos paramos en la curiosa
iglesia de São Nicolau de Sete Cidades. Para llegar al mirador, el GPS nos mete por un camino de tierra y nos encontramos a otro coche que no nos recomienda ir con nuestro coche bajito. Volvemos sobre nuestros pasos y desechamos ir al mirador. Decidimos aprovechar el resto de tarde en la costa noroeste (sin incluir Mosteiros, al que iremos mañana), así que nos dirigimos al
Moinho do Pico Vermelho, muy fotogénico. Para acabar la tarde, nos vamos a las
Piscinas Naturais de Santo António, donde nos bañamos mientras vemos como las olas golpean las rocas. Volviendo a Ponta, Delgada, paramos en el Pingo Doce de Capelas a comprar algo para cenar. Llegamos al hotel, disfrutamos un rato de la piscina interior y el jacuzzi, cenamos y a dormir.
Día 3. Martes 11/6/24. Ayer reservamos para comer cocido en Furnas, así que nuestra idea era estar a las 14:30 en el restaurante. Decidimos pasar la mañana conociendo la costa occidental y terminar de "quitarnos" toda la parte al oeste de Ponta Delgada. Desayunamos en el hotel y salimos en dirección a las
piscinas termales de Ponta da Ferraira parando en el
mirador de Vigía das Baleias das Feteiras. Bajamos en coche la empinada cuesta hasta el aparcamiento, vemos el arco de A Porta do Diabo y nos acercamos hasta las piscinas termales, cuando aún quedaban 2 horas para la bajamar (cuanto más baja, más caliente está). Serían las 9:30 y, pese a que no estábamos solos, se estaba bastante tranquilo. Después, a partir de las 10:00, empezó a llegar más gente y, cuando nos fuimos (serían sobre las 10:30), aquello ya estaba de bote en bote. La experiencia es muy muy chula. Notas el agua caliente en medio del océano mientras las olas traen agua fría. Pese a que el mar estaba tranquilo, la marea bajando y teníamos cuerdas para sujetarnos, se notaba la fuerza de las olas entrando, por lo que ha de ser un sitio peligroso en otras condiciones. Tras disfrutar mucho de este lugar, subimos la cuesta en coche (intimida un poco pero en primera no tuvimos ningún problema), vemos el
mirador de Ilha Sabrina (que está justo antes de la bajada en coche al aparcamiento) y nos metemos en un camino de tierra que nos lleva hasta el
mirador de Ponta do Escalvado. Nuestra siguiente parada son las
piscinas naturales de Mosteiros, donde aprovecho los últimos minutos de la bajamar para bañarme en las piscinas. El día estaba nublado, no hacía nada de calor y no había nadie bañándose pero... Por supuesto, me metí. Tras las piscinas, vamos a la
playa de Mosteiros, donde echamos un buen rato disfrutando de las chulísimas vistas de los mosteiros (peñones) de la playa. Aquí hubo baño de nuevo.Tras el ratito en la playa, nos ponemos en marcha dirección a Furnas. Como íbamos bien de tiempo, intentamos ir a las caldeiras pegadas a la lagoa, pero tienen montado un negocio con el parking de allí que cobran por persona en lugar de por vehículo; además, sabíamos que había otras caldeiras volcánicas en el pueblo. Nos vamos directamente al
restaurante Já se Sabe, donde hemos reservado una mesa para probar el famoso cocido. Pedimos un cocido para uno (que también había que reservarlo) y un bitoque a regional. A mí el cocido no me gustó (ya lo intuía), pero mi pareja dijo que estaba riquísimo. En cuanto al bitoque... Estaba rico, pero esperaba algo más de sabor de la archiconocida ternera de la isla. En total, pagamos 41 con las bebidas. A mí pareja el sitio le gustó mucho. A mí, ni fú ni fá. Tras reponer fuerzas, nos vamos en coche hasta la orilla de la lagoa das Furnas, para visitar la
Mata José do Canto (4 euros cada uno), donde vemos la bonita Capela de Nossa Senhora das Vitórias en piedra volcánica (se puede ver por fuera sin pagar) y damos un paseo hasta la cascada
Salto del Rosal. Conocemos allí a un periodista micaelense con el que compartimos un rato agradable y nos intercambiamos RRSS. Volvemos al pueblo de Furnas y vemos las caldeiras volcánicas que nos impresionan muchísimo. Sería nuestra última visita del día, pues tocaba descansar.
Día 4: Miércoles 12/6/24. Tras el desayuno, nos ponemos en marcha dirección a
Rabo do Peixe, donde damos un pequeño paseo (puerto, casas de colores...) y vemos el pintoresco ambiente además del videoclub "A merica" de la famosa serie de Netflix. Después, vamos a la cercana
playa de Santa Bárbara, en Ribeira Grande donde estamos solo un ratito viendo el ambiente surfer y los amplios servicios que tiene (duchas, vestuarios, dispensador de crema...). A continuación, cogemos la ruta de
Coroa da Mata, una pequeña y preciosa carretera verde que lleva al mirador del mismo nombre. Merece la pena coger esta carretera, pues es idílica. No llega a 4 km y va paralela a la carretera principal.
Aquí os dejo el recorrido, recomiendo hacerla entera y no ir solo al mirador. Nada más incorporarnos de nuevo a la carretera principal, llegamos al
Mirador de Santa Iria, uno de los más populares de la isla. Muy bonito, aunque bastante concurrido. Seguimos en marcha dirección a Porto Formoso. Primero aparcamos en Moinhos y hacemos una pequeña ruta para llegar a la
Cascata do Limbo. El paseo hasta la cascada son apenas 5 minutos desde el parking y es muy sencillo. Habrá cascadas más conocidas, pero fue un auténtico privilegio poder disfrutar allí de un baño en soledad. No había nadie. Nuestra siguiente parada fue el Porto das Pescas de Porto Formoso, donde podemos ver otras localizaciones de la serie "Rabo do Peixe" (iglesia, puerto y calles empinadas).A continuación, nos dirigimos a las fábricas de té de Porto Formoso y Chá Gorreana. Visitamos ambas fábricas, probamos varios tés y nos paramos a comer en la cafetería de Gorreana los bocatas que llevamos con una cerveza de piña y una sidra de banana (10 euros) que pedimos y nos tomamos con vistas a las plantaciones. Antes de continuar la marcha, también damos un paseo por las plantaciones que no dura demasiado porque hoy el sol pica bastante. Porto Formoso es una fábrica más pequeña y familiar; Chá Gorreana tiene más optimizada la visita. Nos gustaron ambas experiencias. Nos dirigimos hacia Nordeste y bajamos por una carretera estrecha y empinada hasta el acceso a la cascada
Salto da Farinha, que también podemos disfrutarla muy tranquilos. Nos damos un largo baño en un entorno espectacular. A la vuelta, podemos subir la cuesta con el coche sin problemas (tenemos suerte de que no nos cruzamos con nadie) y nos vamos al Padrão das Alminhas, en Achadinha, donde aparcamos para ir al
Poço Azul, al que llegamos después de una pequeña ruta. Aunque el entorno, la ruta y la poza es interesante, me gustó más la cascada de Salto do Farinha. Pese a que el día estaba siendo bastante intenso, aún nos acercamos al
Parque Natural Ribeira dos Caldeirões, donde podemos dar un paseo por la zona y ver varios molinos y cascadas antes de iniciar la vuelta. Muy chulo y cuidado también este parque. Iniciamos la vuelta a Ponta Delgada y se nos ocurre parar nuevamente en la playa de Santa Bárbara, con la idea de ver la puesta de sol, pero vemos que todavía quedan 2 horas para la misma (estamos a mediados de junio y oscurece bastante tarde), así que nos acercamos al Pingo Doce de Ribeira Grande, donde compramos para hacernos una cena rica en el hotel con queso azoriano, coxinhas, una especie de pasta de chorizo y de carne, bolos levedos, queijadas...
Día 5: Jueves 13/6/24. Nos levantamos un poquito antes de lo normal y entramos al desayuno también un poco antes porque a las 8:30 tenemos que estar en
Portas do Mar de Ponta Delgada (vamos andando, lo tenemos a 15 minutos del hotel) para nuestra reserva de la actividad del avistamiento de cetáceos (50 euros cada uno). La empresa que escogimos fue Moby Dick Tours, pequeña y familiar con un barco grande (otras empresas van en zodiacs y tienen prácticas más irresponsables con estos animales). Nos alejamos de la costa durante 2 horas y nos ponemos tristes porque hace mal día e incluso llueve un poco. Menos mal que nos pusimos en la parte de arriba del barco porque los de abajo se estaban empapando. Finalmente, pudimos ver un montón de delfines a nuestro lado y varias ballenas cerca. A la vuelta, el capitán José Francisco nos contó un montón de curiosidades sobre la fauna marina en el archipiélago. Según nos dijeron, no tuvimos mucha suerte porque no fue el mejor día para esta actividad. Aún así, disfrutamos de la experiencia aunque me pareció un tanto cara y en el que la inmensa mayoría del tiempo estás navegando mar adentro (o a la inversa a la vuelta). Algunos pasajeros se marearon y a mí no me faltó mucho.
Tras el paseo en barco, nos vamos directos a Furnas para entrar en el
Parque Terra Nostra (16 euros cada uno) a disfrutar del parque y de las aguas termales ferruminosas. Había bastante gente, pero no importa mucho porque la piscina principal es enorme. Este es uno de los famosos lugares a los que tienes que llevar un bañador viejo porque es cierto que coge color. Pese a que es un sitio imprescindible y el paseo por el parque también es muy interesante, me parece que el precio también es algo elevado. Debe ser una experiencia estar alojado allí y disfrutar de as aguas termales una vez que se haya marchado todo el mundo (para los no huéspedes, cierran a las 17:00). Nuestro siguiente destino es
Ribeira Quente. Antes de llegar al pueblo, paramos entre dos túneles para acercamos a una cascada que hay muy cerca de la carretera. Aquello es un peligro, pues tienes que caminar varios metros por un túnel no demasiado iluminado en una carretera hasta llegar al acceso a la cascada... Está chula también esta cascada, pero hay que tener en cuenta esto. Después, llegamos a la
Praia do Fogo pero no notamos las fumarolas submarinas que se supone que hay en esta playa, aunque podemos disfrutar de un baño en un entorno precioso. Iniciamos la marcha rumbo a Ponta Delgada, aunque paramos en el
Miradouro do Pico do Ferro en el que podemos, pese a la niebla, ver las caldeiras y la lagõa das Furnas muy bien. Después, también nos acercamos a la
Lagõa do Congro, con un entorno muy bonito aunque hay que tener en cuenta que hay que bajar (y después subir) para llegar a la laguna y mi pareja ya estaba un poco cansada. Además, el camino de acceso hasta el parking de la lagoa do congro estaba demasiado bacheado para nuesto C1 por lo que, pese a que hay un parking junto al acceso a la laguna, nosotros dejamos el coche unos metros antes. Ya en Ponta Delgada, cenamos en unos food trucks junto a la zona del puerto.
Día 6: Viernes 14/6/24. Hoy no tenemos ninguna prisa, así que no madrugamos y bajamos bastante tarde a desayunar. Nos ponemos en marcha hasta
Faial da Terra, que la tenemos a casi hora y media en coche, puesto que queremos hacer la ruta de
Salto do Prego, que es preciosa. Aunque no había muchísima gente, esperaba que estuviésemos prácticamente solos por esa zona pero nada más lejos de la realidad, había gente. No obstante, la cascada y la ruta merecen la pena. A la vuelta, pasamos por la aldea de Sanguinho. La ruta, aunque no presenta ninguna dificultad técnica, es cierto que es en ascenso constante hasta la cascada, lo que desgastó un poco las pilas de mi pareja. Tras la ruta, cogemos el coche hacía Povoaçāo, aunque antes paramos en el
Miradouro Pico dos Bodes y en el de la puesta de sol pero no nos entretenemos mucho porque hace calor y está el sol fuera. En Povoação entramos en un Pingo y compramos comida preparada. Aparcamos y comemos junto a las
piscinas dos Pelames y nos damos un chapuzón largo en la piscina infinity gratuita con vistas a la playa. Después, jugamos al minigolf gratuito. Impresiona la calidad, la gratuidad y lo cuidadas y tranquilas que están estas instalaciones municipales. Nos ponemos en marcha puesto que a las 18:00 tenemos reserva en Caldeira Velha. Antes, nos da tiempo a parar en la
Cascata Salto do Cabrito. Aunque en tiempos parece que se podía aparcar junto a la cascada, ahora parece que solo dejan aparcar arriba y hay que hacer la bajada a pie (no llega a 10 minutos, pero es una cuesta pronunciada). Mi pareja no quiso bajar, pero yo sí que lo hice. Merece la pena. Llegamos puntuales a
Caldeira Velha (10 euros cada uno) y entramos primero en la piscina intermedia, en la que podemos estar un buen rato prácticamente solos, porque la mayoría de la gente se fue a la más caliente (no hay demasiada diferencia). Después, empieza a llenarse de gente y nos vamos a la más fría con la cascada. Por último, probamos también la más caliente. La intermedia fue la que más nos gustó porque estamos en junio y no hace frío ninguno. Además, la de agua supuestamente fría (la de la cascada) estaba vacía y el agua no estaba, ni de lejos, tan fría como las de cualquier otra cascada de la isla. Lo mejor de Caldeira Velha (imprescindible también) es que estás disfrutando de aguas termales en un entorno selvático espectacular. Lo peor es que se nota que es una actividad demandada y tendrás que compartir la experiencia. Creo que permiten a 100 personas por cada turno de hora y media así que, aunque no está masificadísimo, se nota que se ocupan todas las plazas en todos los tramos horarios (imprescindible reservar con un par de días de antelación, al menos en estas fechas). Aprovechamos que el día estaba claro y que estábamos muy cerca para poder disfrutar de las vistas de la
Lagõa do Fogo, que todavía no habíamos visto, desde varios miradores. Mágicamente, mientras íbamos del segundo al tercer mirador al que podíamos parar, nos atrapó una densa niebla que no te permitía ver a muchos metros más allá. Impresiona lo rápido que llegó, puesto que unos minutos antes disfrutamos de la laguna con total claridad. Menos mal que no tardamos 5 minutos más porque no hubiésemos visto nada...
Día 7: Sábado 15/6/24. Tras desayunar, nos ponemos en marcha dirección a
Vila Franca do Campo, puesto que queremos visitar el islote y justo hoy, 15 de junio, empieza la temporada del ferry. Hemos tenido suerte porque hoy es nuestro último día completo en la isla. Llegamos a la taquilla del ferry sobre las 9:30 y ya había una importante cola... Conseguimos entrar en el segundo barco del día, a las 10:10. En cada turno entran unas 25-30 personas y se supone que solo permiten 400 visitantes diarios (200 simultáneos) creo recordar. Llegamos rápidamente al islote y nos instalamos en una zona de sombra. Nos damos un largo baño por las tranquilas aguas del islote con el snorkel. Es bastante chulo aunque es cierto que no hay nada más que hacer allí... Antiguamente, había un sendero para rodear el islote, pero ya no se puede hacer. Después de echar un par de horas, nos dirigimos al embarcadero para volver. Ya que estábamos en Vila Franca, aprovechamos para visitar la
Ermida de Nossa Senhora da Paz. Después, nos vamos a las
piscinas naturales de Caloura, donde podemos bañarnos solos. Comemos los bocatas en un merendero con buenas vistas y volvemos a Ponta Delgada. Antes de llegar al hotel, vemos la gruta do Carvão en la visita guiada en inglés. Después, nos vamos al hotel, nos relajamos un poco y damos un último paseo por Ponta Delgada antes de hacer las maletas, puesto que al día siguiente volabamos de vuelta temprano.
Lo que nos faltó por ver
Una semana en São Miguel no fue suficiente para ver todos los puntos de interés que tenía apuntados ni realizar todas las rutas de senderismo que hubiera querido.
No hicimos la bajada a Sete Cidades desde el Miradouro Visto do Rei, la ruta a pie hasta la lagõa do Fogo, la ruta del Agua para ver la Janela do Inferno ni las de Cuatro Fábricas de Luz. Hay muchas más rutas de senderismo en la isla; nosotros de las oficiales hicimos 2: Serra Devessa y la de Faial da Terra; y gran parte de una tercera (Salto da Farinha), además de varias mini rutas para llegar a puntos de interés.
En coche no llegamos a ir a la costa más oriental de la isla. Del tramo desde el Parque Natural de Ribeira dos Caldeirões hasta Faial da Terra no vimos nada. Es una pena porque nos perdimos sitios a los que me apetecía ir como el
Jardim Botánico Ribeira do Guilherme; la piscina natural Boca da Ribeira; el Faro de Arnel; el mirador Punta del Sosiego; la playa de Lombo Gordo; y Agua Retorta. Otro sitio que tenía apuntado y que me apetecía ir para explorar una cascada un tanto inaccesible era el
Vale das Lombadas.
Ya tenemos excusa para volver y... Pudimos encontrar ese equilibrio entre el relax de las vacaciones y las aventuras que te ofrece esta maravillosa isla.