SOBRAN LOS MOTIVOS PARA VENIR A
VIVIR UN RINCÓN ÚNICO DE GALICIA
Respeto por las tradiciones, por la cultura marinera, por salvaguardar el entorno natural y mantener su esencia en aspectos como la gastronomía y la sostenibilidad…
Solo por descubrir la magia de sus cinco municipios sería razón suficiente para iniciar un viaje apasionante por la Ría de Muros Noia. Sin embargo, merece la pena bucear más hondo para conocer, pero sobre todo comprender que hay otras razones mucho más profundas, emocionales e íntimas que hacen de este destino un básico para todo aquel viajero que busca atesorar momentos únicos que no olvide nunca.
Para venir a conocer la Ría de Muros Noia, como dijo Joaquín Sabina, ‘Nos sobran los motivos’. Sí, la Ría es un destino con sol y playa. Sí, hay un patrimonio cultural e histórico importantísimo. Sí, es una opción ideal para los amantes del deporte y las actividades al aire libre. Pero hay más, mucho más. Razones de peso por las que la más alta de las rías baixas es un rincón diferente, con muchas sorpresas aún por descubrir.
Hay algo que es común en todos los rincones de la Ría y es el respeto por la tradición, teniendo la cultura marinera como máximo exponente. La actividad pesquera de tipo artesanal, destacando el marisqueo, goza de una importancia excepcional en la Ría, consolidándose como un valioso legado tanto tangible como cultural. Hombres y mujeres, se sumergen diariamente en las aguas marítimas, convirtiendo esta labor en su dedicación y vocación. Esta práctica, sujeta a normativas y supervisión constante, contribuye a la preservación de la abundancia que caracteriza a estas condiciones naturales excepcionales, convirtiéndose así en un recurso productivo de incalculable valor.
Está presente en las calles, los puertos, los comercios y, desde luego, la arquitectura. El Gótico marinero, estilo predominante en los templos más significativos de la Ría, es una muestra clara de como los habitantes aportaron su esencia marinera al estilo que estaba dominando en el continente. Sus exponentes más conocidos son la Iglesia de Santa María a Nova, en Noia; o la ex Colegiata de Santa María do Campo, en Muros. En ambos casos, adentrarse a estos templos es como embarcarse en un navío, aunque es más fácil sentirlo en primera persona que explicarlo.
La belleza está presente en cada rincón, en cada instante. Como muestra, un emocionante atardecer en puntos tan singulares como el Monte Enxa, mirador de excepción para apreciar la Ría a nuestros pies; o tal vez desde el monte San Lois, donde sentarse en el icónico banco y dejar que pase el tiempo mientras te abstraes.
Aunque un lugar podría sobresalir de entre todos a la hora de presenciar una caída de sol mágica. La playa de As Furnas, en Porto do Son, con la peculiar forma de sus rocas, que dispone una formación similar a unas piscinas, regala una postal de esas que hay que esforzarse en buscar cuando la luz de la tarde empieza a extinguirse poco a poco.
Otras de las señas de identidad de Muros Noia es su apego por la naturaleza. En cada playa virgen, en sus rutas, sus senderos, por la orilla de los ríos. Incluso las edificaciones siempre han tenido muy presente la preponderancia del entorno natural por encima de la acción humana, como por ejemplo las fábricas de papel de Lousame. Importantes para la economía de la Ría en su día, hoy son parte del paisaje natural y de una belleza singular.
Es fácil dejarse llevar por los cientos de rincones naturales, donde la quietud está omnipresente. En los puentes de piedra, los molinos de harina, las lampreeiras. Todo rastro de acción del ser humano parece formar parte del ecosistema de tal forma que no desentona en absoluto.
Sostenible por naturaleza, en la Ría de Muros Noia el concepto sostenibilidad ya era latente siglos antes de que este término se repita hoy en día de forma constante como un mantra. En las excavaciones arqueológicas de recintos como el Castro de Baroña, ya se pudo vislumbrar que siglos atrás los habitantes respetaban las especies marinas, pues solamente se encontraron restos de bivalvos adultos, lo cual denota la importancia, el respeto y el sentido de responsabilidad en aquella época.
Adentrarse en esta Ría va más allá de conocer un enclave turístico de evidente valor. Va de aprender, de conocer, de enriquecerse cultural y emocionalmente a través de parajes, rincones, secretos y vivencias que no se pueden encontrar en otros lugares. ¿Hacen falta más motivos?.
UNA ‘ESTRELA’ QUE ACERCA AL VIAJERO
A UNA RÍA CON TODO PARA CAUTIVARLE
Nace ‘A Ría da Estrela’, una nueva marca para contar nuevas historias de la Ría de Muros Noia. Donde encontrar un lugar en el que cada día descubras que aún te queda mucho por disfrutar y sentir de este mágico rincón de Galicia.
Puede resultar paradójico, pero la ría es el ‘accidente’ geográfico más representativo de Galicia. Paradójico, porque llamar accidente a un fenómeno orográfico que conforma una de las zonas más bonitas de esta Comunidad Autónoma es algo osado. Es precisamente la forma de este enclave lo que le dota de esa identidad, auspiciada por la sencillez de unas gentes que entienden su ría, su hogar, como un destino que mostrarlo al viajero tal y como es, sin modificarlo ni adulterarlo.
Cinco concellos, cinco formas de entender e interpretar un entorno del que se podrían contar muchas historias. Historias de una ría que es empática, alegre, amable, optimista y colorista. Cinco adjetivos de describen a la perfección lo que representa ‘a Ría da Estrela’.
Cercana a Santiago de Compostela, de la cual Noia ha sido su puerto histórico durante siglos y puerta de entrada de peregrinos que acudían por mar, la Ría presume de conservar su genuina esencia, alejada de masificación y ajetreos. Fiel a su historia, en la que los habitantes se ven reflejados, no hay un rincón, cascada, orilla del río, iglesia, pazo, mirador o playa que no guarde un secreto o encierre una historia que no merezca la pena ser descubierta.
Outes, enigmática con sus petroglifos y otros elementos megalíticos de inestimable valor. Lousame, testigo de un pasado industrial que convirtió a la Ría en un punto de partida sólido y que hoy conserva ese legado como un tesoro. Porto do Son, asomado al mar mucho antes de que las historias se plasmaran en papel para contar todo su legado natural y verde. Muros, marinera y sobria, donde por sus calles medievales aún se respira ese olor a sal. Noia, Portus Apostoli, ciudad con un eminente carácter histórico y señorial. Cada uno de los concellos es una punta de una estrella que representa a todos los que aquí viven y hacen que sea aún más grande. Sin importar la estación, sin importar la meteorología, la paleta de colores que presenta la Ría dibuja la postal que cada viajero se va a encontrar en un viaje fascinante por una tierra de misterios, de leyendas y de magia...
LA VERDADERA ESTRELLA DE ESTA
RÍA SE ENCUENTRA BAJO SUS AGUAS
Si bien es impresionante en la superficie, bajo el agua, ‘Ría da Estrela’ es capaz de dejar imágenes de las que permanecen en el recuerdo de por vida…
A veces no se es consciente de lo fácil que es descubrir auténticos tesoros. Unas gafas de buceo y unas aletas, ya está, así de sencillo. Es todo lo que se necesita para encontrar especias marinas y plantas acuáticas que conforman ecosistemas tanto o más bonitos que cualquier paisaje que podamos otear en la superficie. En la Ría de Muros Noia, Ría da Estrela, exista la posibilidad de conocer, sin necesidad de equipo profesional de buceo, una nueva gama de colores, de sensaciones y de emociones, observando y casi tocando con las propias manos pequeños nudibranquios (babosas de mar), pulpos, rayas, tiburones y hasta los siempre deseados caballitos de mar.
Es un hecho probado por todos los visitantes de la ría que la cantidad de paisajes, rincones y de postales que atesorar resulta, por momentos hasta mareante, en el mejor de los sentidos. Hay, no obstante, una serie de tesoros ‘ocultos’ bajo sus aguas que permanecen casi ignotos por pura pereza o creencia de que es necesario lecciones de submarinismo o alquiler de caros equipos de inmersión. Nada más lejos de la realidad. Hay un paisaje submarino al alcance de cualquiera dispuesto a calzarse unas aletas y unas gafas de buceo.
La ría es el hogar de cientos de especies submarinas. Desde los más pequeños nudibranquios, o babosas de mar, para aquellos que no sean muy duchos en la materia, pasando por nécoras, pulpos o hasta rayas y tiburones. Dichas especies conviven con plantas acuáticas como la zostera, que conforma verdaderas praderas acuáticas por donde estos animales campan a sus anchas. Uno de ellos es, icónico y deseado, el caballito de mar. Estos simpáticos seres han sido vistos en alguna ocasión en las inmediaciones de la costa de Louro, al ser esta una ensenada tranquila, es ideal para que especies como esta vivan tranquilas.
Si la zostera no destaca precisamente por su colorido, no ocurre lo mismo con las gorgonias. Presentes en zonas rocosas de una cierta profundidad, aportan una escala de colores que comprenden tonos morados, rosas, blancos, etc. Ayudan a componer un espacio pictórico verdaderamente vibrante, llegando a recordar, salvando las distancias, a los arrecifes de coral.
Uno de los grandes atractivos que hacen que Ría da Estrela sea un auténtico cofre de tesoros subacuáticos es su diversidad de ecosistemas que coexisten de forma orgánica y armoniosa. En unos metros se puede pasar de la arena a la arcilla, de la piedra limpia a las rocas cubiertas de algas calcáreas de color púrpura.
Si sobre la superficie los paisajes de la ría son puro espectáculo… ¡Ponte el traje de baño, las aletas y las gafas y sumérgete para conocer el corazón de una tierra con mucho que explorar!
LAS FERVENZAS, UNA POSTAL ANSIADA
POR LOS VISITANTES DE LA RÍA DA ESTRELA
Argalo, Toxosoutos o Ribasieira son algunas de las cascadas más bonitas que se pueden encontrar en la ría. Auténticos parajes naturales mucho más bellos que cualquier imagen.
El castro de Baroña es uno de los emblemas de la Ría da Estrela. Un tesoro vivo que permite, en un paseo entre los restos de sus murallas y sus viviendas, dar un salto secular en el tiempo, a la Edad de Hierro entre los siglos I a.C y I d.C. Su buen estado de conservación y los hallazgos en las sucesivas excavaciones han arrojado un poco de luz sobre cómo era la vida en tan recóndito lugar.
Estuve este fin de semana recorriendo la Ria de Muros-Noia y la península de Barbanza, con un tiempo casi veraniego: sol y temperaturas de sobre 27ºC. Las cascadas estaban preciosas y todo el paisaje frondoso.
Sin demasiado turismo, al estar fuera de temporada.
Muy fotogénicos los días, con ese sol que aumenta los contrastes entre el gris del granito, el verde de la vegetación y los azules del cielo y del mar.
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