...no es igual, pero quieras uno mi experiencia previa me determinó. Esta es la crónica día a día:
Día 1: Llegada a Taipei a las 18:30 con Turkish Airlines vía Estambul. Muy buena compañía; puntual, aviones nuevos, mucho y variado entretenimiento a bordo...nada que envidiar (al contrario, me pareció mejor) que algunas compañías del Golfo Pérsico con más reputación. Mi hotel se llamaba Jian Shan, y estaba en Datong. Altamente recomendable; estaba decorado como una casa china antigua, muy cerca de la histórica calle Dihua y a cinco minutos del mercado nocturno de Ninxia, donde fui a comer esa misma noche.
Día 2: Visita a Taipei…estuve callejeando por Datong, además de ir por Ximen (lástima que la Casa roja estaba en obras), el Parque 2-28 de la Paz y el monumento a Chiang Kai-Shek. A descansar al hotel y por la noche al Templo de Longsham y a cenar al mercado nocturno de Huaxi, que está al lado.
Día 3: Quise salir de la ciudad, y fui al Parque nacional de Yangmingshan. Tuve mala suerte, hacía mucha niebla y no se veían las vistas; una lástima. Por la tarde fui a Tamsui, que no mata, y luego a Beitou: quería relajarme en un baño termal, y fui al Milenium, el baño público. Fue una bonita experiencia, yo era el único extranjero y al principio no sabía qué hacer. Para cenar, a Ninxia, al lado del hotel.
Día 4: Para mi último día a Taipei me había dejado algunos “must”, para tener alicientes. Por la mañana fui a Bo’an, que no estaba lejos del hotel, después a un lugar que se sale de las rutas turísticas (Los jardines de la familia Lin, que conocí en el blog de un catalán que está viviendo en Taipei y cuenta cosas muy interesantes: www.holataipei.com, muy recomendable) y después a Elephant mountain, a ver cómo se ponía el sol sobre la ciudad, y en primer plano el Taipei 101. A las 20:30 pillaba el tren a Xingchen, cerca de Hualien. Efectivamente, no quería alojarme en una ciudad, así que me quedé en el pueblo a las puertas del parque de Taroko. El lugar se llama Sialin Coffee Farm y es un B&& en el campo, donde cultivan café para consumo propio y que llevan una pareja de ancianos encantadora. Es difícil ir sin transporte privado, pero me vinieron a recoger a la estación de trenes.
Día 5: Tras un genial desayuno, visita al Parque Nacional de Taroko que, a decir verdad, me decepcionó un poco. Sí, es bonito, pero, a excepción de algunas vistas (por ejemplo, la de la Baiyang waterfall), no hay nada con lo que te quedes realmente con la boca abierta. Repito y me remito a lo del principio: fue mi sensación personal. El parque está bien pero tampoco es la octava maravilla, y más cuando el servicio de shuttles es tan malo. El trail de los 9 túneles estaba cerrado, el Sakadang, y aquí discrepo con un forero de arriba, no es ni mucho menos imprescindible (no deja de ser un sendero bordeando un río, como hay tantos en el Pirineo). Quizás sí que en algunos momentos hay estampas bonitas, sobre todo por las formas que hace el agua en el mármol, pero vamos, bajo mi punto de vista, no es nada con lo que te quedes maravillado. Por la noche, la mujer de la casa me llevó a ver la zona del pueblo donde había casas aborígenes (su marido lo era) y me explicó su historia y cómo se conocieron. Fue muy bonito, porque incluso el hombre tocó en piano mientras la mujer cantaba la canción que él le compuso a ella para conquistarla. Fue emotivo.
Día 6: Antes de desayunar, pillé una bici y me fui a ver el Océano Pacífico. Sólo había un pescador y la... Leer más ...