La exclusividad es para unos pocos, lo inolvidable para todos.
El Hotel Palacio Las Manillas es un lugar exclusivo y te ofrece momentos inolvidables al alcance prácticamente de todos los bolsillos.
Emplazado en la localidad de Sabiote ofrece a cada visitante la posibilidad de saborear una estancia entrañable gracias a la atención de su dueño Manolo de gran hospitalidad y dedicación haciéndote sentir como si estuvieras en casa.
Lugar poco conocido, perfecto para una estancia especial o simplemente para descansar tras un día largo como turista en las localidades colindantes.
Me alojé en este precioso palacio tras valorar varios aspectos que espero os pueda ayudar si dudáis para elegirlo como alojamiento.
Entre ellos me ilusionaba tener la ocasión de pernoctar en esta edificación del siglo XVI perteneciente a familias Fdez. De Figueroa Roa y Quintana dentro de esta villa medieval, que han conservado y habilitado como alojamiento manteniendo una decoración palaciega elegida con mimo y todos los detalles.
Las opiniones sobre este alojamiento me ayudaron también a elegirlo, a pesar de no estar ubicado en las localidades de mayor turismo te ofrece un descanso y confort tras un día de turismo por la zona, aunque lo que realmente hizo que me decantase por este bello palacio, y que lo hace exclusivo, fue el trato que recibes por parte del dueño Manolo y su personal, siempre dispuesto a hacer de tu estancia algo especial y perfecta, algo admirable en estos tiempos de competitividad turística.
El dueño no solo está pendiente de tu estancia, te ofrece información para poder visitar la zona y dispone de unos descuentos para bonos que incluyen visitas guiadas a Baeza y Úbeda muy recomendables a un precio asequible ya que incluye entrada a monumentos.
Su ubicación es inmejorable, cerca del castillo, del punto de información turística y al lado de un parking gratuito donde aparcar fácilmente a cualquier hora.
Durante nuestra estancia en el palacio se estaba rodando un cortometraje pero no tuvimos ningún problema ni con el personal ni afectó a nuestro descanso y relajación.
Un encanto especial el patio de flores interior provisto de mesitas donde desconectar.
Como no podía ser de otra forma, este palacio pone a tu disposición un servicio de restauración en un coqueto comedor, con una carta que ofrece la gastronomía típica de la zona y platos fuera de carta que te recomienda Manolo ya que es la persona que atiende a los comensales.
El trato es tan cercano que no es de extrañar que el dueño se siente con vosotros en la mesa para explicarte los platos, las recomendaciones y se ofrece a resolverte cualquier duda que te surja, dedicándote el tiempo que sea necesario.
La comida habla por sí sola, cuando existe buena materia prima y unas manos que tratan la cocina con tanto mimo y dedicación el resultado de los platos es simplemente perfecta. Nos recomendó tomar andrajos como primer plato y de segundo plato carrillada y secreto a la brasa, a pesar de tener un paladar un poco selecto he de confesar que el estallido de sabores y el punto justo de la carne en su jugo hicieron la combinación perfecta para un menú sabroso y apetecible que quisiera repetir.
Si visitáis la zona os recomiendo alojaros en este palacio y disfrutar de una comida o cena que os aseguro hará de vuestra estancia un momento inolvidable.
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