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Sibyl77 · 05-06-2018

Sibyl77 · 05-06-2018

Hola a todos!

Me llamo Pablo,
Nuestra empresa especializa a organizar los viajes en Rusia y en San Petersburgo para el mercado de los hispanihablantes.
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bienvenidospb.com/

Chamiceru · 05-02-2009

sibyl77 Escribió:

bienvenidospb.com/diccionario.html

Hola
Paso tu mensaje al hilo que ya tienes en Ofertas Comerciales Guiño

Saludos
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"Lo mejor de los viajes es lo de antes y lo de después". Maurice Maeterlinck

Javierdelag · 23-09-2015

Hola a tod@s, comentaros la enorme cantidad de problemas encontrados en el viaje que realizamos mi esposa y yo entre los días 19 a 26 de julio del presente año 2018 a Moscú y San Petersburgo con Viajes el Corte Inglés, Catai y con operador Amparus en Rusia.

En la llegada a Moscú no fuimos acompañados por ningún guía en el traslado al hotel. Eso supuso que cómo el conductor no conocía ni el idioma español ni el inglés nos dejara de madrugada en el hotel equivocado. Hay al menos 2 Holiday Inn en Moscú y tras bajar del autocar, sin ayuda para bajar las maletas, se marchó sin comprobar que ese era el hotel correcto. De hecho no pronunció ni una sola palabra. En recepción nos dijeron que ese NO era nuestro hotel. Desde allí mismo llamaron al otro hotel Holiday Inn para confirmar la reserva, yo mismo tuve que buscar el teléfono de 24h de Amparus y pedir que les informaran. Asimismo solicité una clave wifi para poder llamar a emergencias de Catai. A la hora de espera apareció una furgoneta en la puerta del hotel y yo quise salir a preguntar si era la que tenía que recogernos ya que nadie aparecía. Al verme, el recepcionista me indicó que esperase que él mismo iba a comprobarlo y descubrimos que había un taxi esperando un poco alejado de la puerta cuyo conductor ni se había molestado en entrar a preguntar por nosotros. El resultado fue que llegamos al hotel sobre las 4 de la madrugada teniendo que levantarnos a las 7 para iniciar el tour.

Al día siguiente acompañados de la guía iniciamos el tour por la Plaza Roja, en el tiempo libre, comenzó a llover con mucha intensidad. El lugar de la cita estaba al aire libre y aunque no hacíamos más que mojarnos -incluso terminamos con la ropa interior empapada-, ella insistía en que esperásemos allí porque le faltaban 2 del grupo, que estaban protegiéndose del aguacero en un centro comercial existente en la misma Plaza Roja. Al final yo me enfrenté a la guía y le dije que nos íbamos al autobús, sí o sí, y en ese momento aceptó y pudimos dirigirnos al vehículo.

El tercer día visitamos el Kremlin; yo llevaba en mi mochila una pequeña navaja suiza para pelar fruta por si podíamos comprarla en algún puesto. Al entrar en el Kremlin hay un puesto en el que se entregan las entradas y a unos 25 metros se encuentra un control con un arco de seguridad. La guía pasó la primera el control y se alejó sin esperar al resto del grupo. Yo iba el último con otro de los compañeros y me detuvieron en el control. Sin hablar inglés y por señas me indicaron que bajara al guardarropa, (que no sabía dónde estaba ni si iba a poder volver a entrar) a dejar la herramienta. Se lo comenté al compañero y me dirigí al lugar, tuve que explicar por señas al puesto de la entrada lo que ocurría. Mientras tanto mi esposa intentaba decirle a la guía lo que sucedía para que saliese y me buscase, la solución de la guía fue que mi esposa me llamara por teléfono, sabiendo que no hay servicio en Rusia para operadoras españolas. Al final conseguí regresar y la guía ni siquiera preguntó que había ocurrido. Comprobó que estábamos todos y continuó como si nada. Creemos que un buen guía, al menos uno profesional, debe esperar en el control y comprobar que ninguno de su grupo es detenido en el mismo.

Esa misma tarde, le comentamos a la guía el problema que habíamos tenido en el hotel, y ella nos dijo que acababa de recibir una llamada de Amparus para compensarnos con una visita extra: Moscú de noche, en un bus con los cristales tintados. En esa visita al llegar al final a la Plaza Roja, la misma guía nos dijo que si queríamos verla sin bajarnos del autobús porque ya era muy tarde. Y por supuesto todos le dijimos que no, que nos bajábamos a ver la plaza.

Las comidas consistieron en un business menú: una ensalada con 4 trozos de tomate y un par de hojas de lechuga, una taza de caldo y un pedazo de carne normalmente con un poco de puré de patata y un pequeño postre. Incluso uno de los días, en San Petersburgo, se nos llevó a una escuela de hostelería en la que vimos como el maitre regañaba a los aprendices mientras nos servían.

El viaje en tren de Moscú a San Petersburgo transcurrió correctamente excepto a la llegada. Nosotros estábamos en el coche 6 y el resto del grupo en el coche 4. Cuando descendimos del tren encontramos a 3 guías delante del coche 4 y a nadie delante del nuestro. Estamos convencidos que si nos hubiéramos despistado todavía estaríamos dando vueltas por la estación.

Nos dieron un aparato con el que la guía hablaba con el grupo. Lo sorprendente fue que nos amenazó con cobrarnos 100 euros si alguno perdía el susodicho aparato. ¿Somos de un colegio o turistas en un viaje de placer?

Las visitas estaban masificadas. En algunos casos entendemos que no es culpa de las guías pero en otros en los que los espacios eran pequeños el grupo se estiraba y los de atrás escuchaban la explicación desde una sala anterior. Si los guías saben que los espacios son pequeños deberían haber hecho grupos más pequeños.

El transfer de vuelta fue desastroso. El conductor apareció en el hall del hotel sin ninguna indicación, ni de Amparus ni de Catai. Tan sólo llevaba unos papeles, que no mostraba, debajo del brazo y se quedó parado en mitad del hall. Al verle allí un rato supuse que podría ser nuestro conductor así que me acerqué y por señas, no dijo una sola palabra en todo el rato que nos acompañó, le cogí el papel, comprobé que estaban nuestros nombres, le indiqué que éramos nosotros y yo mismo entré a buscar a otros siete viajeros ya que él no hizo ademán de intentar localizarlos. Llegamos al párking del aeropuerto y sin ayudarnos a bajar las maletas por señas dijo derecha, izquierda, arriba, 2. Nada más.

Lo que debían haber sido unas fantásticas vacaciones se convirtieron en una pesadilla. Avisados estáis, compañeros viajeros. Hemos puesto reclamación en Catai, Amparus y El Corte Inglés nada más llegar. Hasta el momento nada más que buenas palabras. Les estamos dando unos días antes de ir a la Dirección General de Turismo.