Gasolines
Willy Fog
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El Louvre de Abu Dabi, un capricho del difunto emir Zayed bin Sultan al Nahyan, cumple su primer año de vida con más de un millón de visitantes. Una cifra considerable para una península tan agraciada con el maná de los petrodólares como huérfana hasta ahora de arte. Su aniversario marca también la rotación de una porción de su colección llegada de la capital gala.
Las estadísticas de visitantes que han desfilado por la sucursal emiratí -emplazada en la isla de Saadiyat, a orillas del mar y a unos cinco minutos en coche del centro de Abu Dabi- había sido un tabú durante estos primeros 12 meses. El 60 por ciento son extranjeros que visitan el país y el 40 por ciento residentes en Emiratos Árabes Unidos, tanto emiratíes como expatriados.
La clasificación de quienes llegan del extranjero para asomarse a las salas del Louvre del desierto está liderada por indios, seguidos por franceses, alemanes, chinos, británicos y estadounidenses. Desde que abriera sus puertas el pasado noviembre, la institución ha recibido un millar de excursiones escolares y 5.000 visitas guiadas y ha programado 115 citas culturales, entre proyecciones de películas, conciertos o simposios con la participación de 400 artistas procedentes de 22 países.
El primer aniversario ha servido también para hacer balance de la geografía de un museo diseñado por el arquitecto galo Jean Nouvel, con una cúpula plateada de 180 metros de largo, que tamiza la luz a través de un lienzo de 8.000 estrellas de metal y cobija un laberinto de 23 galerías permanentes, salas de exhibición temporales, un museo infantil, un auditorio, restaurantes y un centro de investigación imitando la intrincada fisonomía de una medina árabe.
Las estadísticas sitúan a un recién llegado entre los 70 museos más visitados del mundo y en el primero de la región, por delante de las 400.000 almas que hollaron en 2017 las estancias del Museo de Arte Islámico de Qatar. Sus datos, no obstante, están lejos de los de su matriz. El Louvre de París, el mayor museo de arte del planeta, logró el pasado año 8,1 millones de visitantes, un incremento del 14 por ciento en comparación con sus registros previos.
Entre sus obras más importantes se incluyen una Princesa de Bactria de finales del tercer milenio antes de Cristo, una pulsera de oro con cabeza de león de hace 3.000 años, la pintura de René MagritteEl lector subyugado, un collage de 1928 de Picasso titulado Retrato de una dama, nueve lienzos del artista contemporáneo Cy Twombly y la representación fotográfica más antigua conocida de una mujer con velo.
La filial árabe del Louvre reporta una apetitosa cantidad de dinero a las arcas galas. A cambio de 400 millones de euros, Emiratos Árabes Unidos usará el nombre de la institución parisina durante 30 años y seis meses. El país desembolsa también 1.000 millones de euros en concepto de asesoramiento y gestión al Louvre y otros museos de la capital de la Luz.
Fruto del controvertido acuerdo, los emiratíes tienen acceso a la cesión temporal de la colección de pintura, arqueología o escultura de 13 museos galos. En total, unas 250 obras procedentes del viejo continente conviven actualmente en sus estancias con los fondos propios del emirato, compuestos por unas 600 obras adquiridas a golpe de petrodólares desde hace década. La familia real aspira a convertir los alrededores del Louvre en un oasis de cultura importada directamente de Occidente con el establecimiento de una franquicia del Guggenheim esculpida por Frank Gehry y un tercer museo, el Museo Zayed, urdido por el británico Norman Foster, ambos aún en construcción.
Con el primer aniversario precisamente expira parte del a la cesión temporal e inaugura el sistema de rotación pactado. Algunas de las obras que se exhibían actualmente en sus salas -como el autorretrato de Vincent van Gogh y las obras de Cezanne y Matisse- regresarán a casa mientras es despachado hacia la península arábiga un nuevo paquete de 40 piezas, entre ellas Madame Louis Joachim Gaudibert de Claude Monet y El salón de baile en Arles de Vincent van Gogh, expuesto hasta ahora en el Museo de Orsay.
La dirección del museo ha acelerado las adquisiciones propias, encaminadas a dotar al centro con una colección basada en la influencia transcultural y en piezas que ilustran hitos de la historia del arte. Recientemente anunció 11 nuevas compras aunque mantiene el suspense en torno a Salvator Mundi, una obra pictórica atribuida con ciertos recelos a Leonardo da Vinci que fue vendida el pasado año a un príncipe saudí por la cifra récord de 450 millones de dólares y que el Louvre de Abu Dabi debía exhibir en sus galerías. El pasado septiembre canceló su presentación en sociedad y no ha proporcionado fecha de estreno.
Más allá de las polémicas, el museo acogerá a partir del próximo 14 de febrero la exposición temporal Rembrandt y la edad de oro holandesa, que reunirá obras del siglo XVII prestadas por París y la colección privada de Leiden, un tesoro ubicado en Nueva York de 250 pinturas holandesas que a principios de este año viajaron a Rusia. En primavera pondrá en escena una exhibición fotográfica en colaboración con el Museo del muelle Branly - Jacques Chirac, una institución etnológica radicada en en el VII Distrito de París.
Desde principios de noviembre, el laberinto del Louvre árabe acoge la exposición Caminos a Arabia, tesoros arqueológicos de Arabia Saudí, una muestra de diplomacia cultural del reino vecino que ha girado por ciudades europeas, americanas y asiáticas desde 2010 y que desembarca en Abu Dabi cuando la monarquía saudí litiga con el descrédito internacional que ha provocado el asesinato del periodista saudí Yamal Khashoggi en el consulado saudí en Estambul.
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ANGEMI
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@Gasolines
Publico tú mensaje que había quedado interceptado.
Muchas gracias por aportar excelente información 
Saludos 
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