Flintf
Experto
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Intento de katanga....
Contratamos una excursión para Essauira, y la estuvimos viendo por nuestra cuenta...Quedamos con el chofer en la plaza y le indicamos que comeríamos en los chiringuitos, y nos dice que mejor no, que nos va a llevar el a un restaurante mejor, y por el mismo precio. Así que nos fiamos de él, y nos lleva a un restauarante con mirador enfrende del mar.
Para que me entendais en Essauira, en los puestos una ración de gambas a la plancha eran 30 dirhams, y donde nos llevo la ración costaba 210 dirhams. Así que nos miramos indignados, nos levantamos y fuimos a hablar con él ( estaba en otra mesa y ya le habían servido), y le dijimos que no era el mismo precio ni de lejos, y que no pensabamos quedarnos.
Entonces nos intentó hacer chantaje, diciendo que en los puestos la gente se ponía mala de la tripa porque la calidad era pésima.
El caso es que le dejamos plantado en el restaurante, y nos fuimos para allá, y comimos tan ricamente, y muy baratito (que no somos onassis, aunque ellos piensen que estamos todos forrados), y el supongo que se quedó sin comisión en el mega restaurante.
Por cierto, la comida no nos sentó mal, sino más bien todo lo contrario..ojala cogiera yo ahora esas gambitas
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JoaquimGirona
Travel Addict
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En mi caso, una "katanga" que se convirtió en una bonita experiencia.
Callejeando a las 6'30 de la mañana por la plaza Jamal El Fna, casi desierta, y una vez avituallado con mi zumo de naranja, un individuo me saluda como si me conociera. Cuando le pregunto, me responde que me ha visto en el riad donde me alojo ya que el trabaja allí (después me doy cuenta que nunca lo llama por su nombre). Y me pregunta si ya he visto el mercado berber, que ese día es el único de la semana que abre. Si, me indica, ese mercado que abre a las 5 de la mañana para que los comerciantes de Marrakech vayan a comprar sus artículos. Es mucho más barato, ya que tiene precios de mayorista. Me asegura (y resulta ser cierto) que no me va a cobrar nada, que él no es un guia y que lo hace como un servicio más a un cliente del riad. Y le sigo hasta cruzar la plaza de las especias y un poco más. Hasta que llego a un callejón muy grande con todas las tiendas cerradas menos una, mínima, donde un anciano que parece salido de una pelicula vende las baratijas de rigor (cruces del desierto, manos de Fátima, etc.,)
Ahí es donde ya me doy cuenta de la katanga (y aún no he soltado ni un solo dirham) pero la verdad es que comprar al amanecer en el zoco completamente vacío y silencioso y tomando el te que me ofrece, no me parece una mala experiencia. Tampoco tenía otra cosa que hacer. Además, el tipo es berber y no habla francés. Con el "guia" que me ha traído como intérprete, puedo preguntarle algunas palabras en su idioma y aprendo alguno de sus refranes para regatear (lo que es una información valiosísima cuando, en el fragor de la negociación, de repente le sueltas a un vendedor, en tamazigh: "si quieres la médula tienes que quebrar antes el hueso" y ves su desconcierto. Eso no tiene precio en el mundo)
Al final le compré un pañuelo de excelente calidad (que ya tenía la intención de comprar ese día) y pase un rato tan extraño como agradable. Y es que nunca estás a salvo de la picaresca, por más listo y experimentado que te creas...
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