Atenas y crucero por las islas griegas y Turquía (abril 2017) ✏️ Blogs of Greece

¡Hola a todos! Este es el primer diario de viaje que escribo para el foro y la intención es contarles mis experiencias y aportar información que pueda resultar útil a futuros viajeros.

El viaje duró 9 días, del 22 al 30 de abril de 2017. Lo contratamos con mi novio a través de una agencia en Buenos Aires, Argentina, porque teníamos pocos días, veníamos de un viaje anterior y nos pareció que era la forma más práctica de conocer determinados lugares en poco tiempo.

El itinerario elegido consistía en 3 noches en Atenas y 4 noches de crucero a bordo del Celestyal Olympia (circuito ICONIC AEGEAN), que incluía las islas griegas de Mykonos, Patmos, Rodas, Creta, Santorini y la ciudad de Kusadasi, en Turquía. Agregamos una noche adicional en Atenas, porque nuestro vuelo salía muy temprano al día siguiente. Si bien fue un viaje que hicimos mediante un tour organizado, nos manejamos prácticamente por nuestra cuenta en Atenas y en algunas de sus islas.

Sacamos los pasajes aéreos con seis meses de anticipación. Como veníamos de Egipto, hicimos el trayecto El Cairo-Atenas (directo) por Egyptair y el tramo Atenas-Buenos Aires por Turkish Airlines (con dos escalas, una en Estambul y otra en San Pablo, Brasil). En ambos casos los vuelos estuvieron bien, con buen servicio abordo y sin demoras.

El clima en abril fue agradable; algo fresco en las mañanas y en las noches, pero cálido durante la tarde, en las islas había viento y se sentía un poco más el frío, pero fue soportable. Lo recomendable es vestirse tipo cebolla (por capas), y abrigarse o desabrigarse según el clima.

En cuanto al dinero, llevamos euros desde Argentina y tarjetas de crédito y débito. En general usamos efectivo.

La asistencia al viajero ya estaba incluida en el paquete que contratamos.

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Sábado 22 de abril de 2017

El avión llegó al aeropuerto de Atenas a las 11.45 am, hora local (hay 6 horas más que en Argentina). Después de hacer los trámites de rigor, nos encontramos con el representante de Grand Star Hellenic, nuestro receptivo en Grecia, quien nos entregó el itinerario y folletos y mapas de la ciudad y nos condujo hacia el estacionamiento donde nos esperaba una van para llevarnos al hotel President. Al chofer de la van le dimos una propina, que no estaba incluida en el paquete.

El Hotel President está alejado del centro, pero a pocas cuadras hay una estación de Metro (Ambelokipi, línea azul) y la zona es agradable como para hacer ese trayecto caminando, ya sea de día o de noche. Hay servicio de wi-fi pago en las habitaciones y gratuito en la recepción y el comedor (donde íbamos a desayunar; el desayuno era buffet y había mucha variedad de platos, algunos cambiaban día a día). Del personal de la recepción, solo uno hablaba español y el resto se manejaba con el inglés. Las habitaciones son sencillas, amplias y cómodas (salvo las almohadas). De las cuatro noches de estadía, las dos primeras estuvimos en una habitación con dos camas individuales y las últimas dos, en una con cama matrimonial (ambas con vistas al Monte Licabeto); la empleada de recepción nos había sugerido la habitación con dos camas individuales porque decía que era más grande, pero no fue tan así, las dos tenían prácticamente el mismo tamaño.



Este día nos quedaba libre porque la única excursión que teníamos incluida con la agencia empezaba al día siguiente, así que después de acomodarnos y dejar las valijas salimos a recorrer. Caminamos unas pocas cuadras hasta la estación de metro Ambelokipi y fuimos hasta Evangelismos (también parte de la línea azul), porque la intención era subir a la colina del monte Licabeto.

Un párrafo aparte merece el transporte en Atenas, específicamente el metro, que fue lo que usamos. Hay distintas opciones:
- Boleto individual: 1,40€ (válido por 90 minutos)
- Abono diario: 4,50€ (válido por 24 horas, tiempo reloj)
- Abono de 5 días: 9,00€ (válido durante todo el día)
Los boletos son válidos para todos los medios de transporte (metro, tren, autobús y tranvía, salvo algunas excepciones) y se pueden hacer múltiples viajes, siempre y cuando no excedan el plazo de vigencia del boleto.
El boleto de metro se puede comprar por ventanilla o en unas terminales que tienen la opción del idioma inglés. Es importante validar los boletos al inicio del primer viaje en unas pequeñas máquinas amarillas que suelen estar en los costados, antes de atravesar las puertas de entrada (que, a diferencia de Argentina, no tienen molinetes) y bajar a las vías, porque, de lo contrario, se corre el riesgo de pagar una multa si los guardias piden el boleto y este no está validado. De los viajes que hicimos, nos pidieron los boletos una sola vez.

Retomando el paseo, salimos del metro y subimos a pie por unas calles bastante empinadas hasta llegar a la base del monte Licabeto (también se podía acceder en funicular); después el camino seguía en zigzag en subida, pero la pendiente ya no era tan pronunciada. En la cima, además de contemplar las hermosas vistas de la ciudad de Atenas, entramos a la capilla de San Jorge, que tiene su propio campanario. También había un restaurante. El día estaba nublado y arriba corría viento y hacía frío, no obstante, el paisaje no tenía desperdicio.



Bajamos nuevamente a pie y emprendimos el regreso al hotel, pero unas cuadras antes de llegar a destino hicimos una parada para comer, porque no habíamos almorzado. Elegimos al azar uno de los tantos locales que había en una misma cuadra: Big Bad Wolf, un local de comida rápida y take-away cuyas especialidades eran los souvlaky y las hamburguesas. Para ir entrando en contacto con la gastronomía griega, compramos dos souvlaky para llevar; costaban 2,30€ cada uno y estaban riquísimos.

Ya en el hotel, descansamos un rato y fuimos a conocer la terraza que, según habíamos visto en fotos, tenía una piscina y un restaurante, pero fue solo un instante porque los precios del restaurante eran caros y además no se podía pasar afuera, a la zona de la piscina…

Llegó la hora de cenar y como no teníamos muchas ganas de deambular por los alrededores bajamos a la recepción a usar wi-fi y buscar lugares para comer cercanos. Fue así que llegamos a Erythros Grill, ubicado a una cuadra de nuestro hotel, prácticamente en diagonal, cruzando la avenida. Se podría decir que es un fast-food de comida griega, con precios accesibles y rica comida. Probamos un gyros cada uno, un kebab a la parrilla y una porción de papas fritas con queso, todo por 10,80€ (con bebida).


Después de comer volvimos al hotel y fuimos a dormir, mañana empezaría un día muy movido…

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Domingo 23 de abril de 2017

Nos levantamos temprano y fuimos a desayunar, porque a las 07.30 am nos pasaban a buscar por el hotel para hacer la excursión que venía incluida en el programa: city tour y visita a la Acrópolis.
El micro de la agencia fue recogiendo gente en distintos hoteles y se detuvo unos minutos frente al Arco de Adriano, punto de partida de la excursión. Al rato llegó otro micro, esta vez de la empresa Artytours, y acto seguido tuvimos que pasarnos a este último (al igual que muchas otras personas) porque cada uno hacía distintos recorridos.

Hicimos una sola parada breve en el Estadio Panatenaico para sacar fotos, pasamos por distintos lugares emblemáticos de la ciudad y cerca del mediodía llegamos a la Acrópolis, donde tuvimos la visita guiada y nos dieron explicaciones sobre el Odeón de Herodes Ático, los Propileos, el Templo de Atenea Niké, el Erection y, por supuesto, el Partenón. Finalizada la visita, aquellos interesados en volver a sus hoteles en micro tenían una hora de tiempo libre, mientras que el resto quedaba “liberado” por el resto del día y debían volver por propia cuenta.




Obviamente nos declaramos “liberados” y seguimos recorriendo el recinto. Desde el Partenón hay unas vistas muy lindas de la ciudad; es una lástima que semejante templo solo se pueda ver por fuera y esté lleno de andamios debido a sus infinitas obras de restauración y mantenimiento.


Llegamos hasta el Teatro de Dionisio, al que se podía entrar, así que aprovechamos y nos sentamos unos minutos en las gradas.


Abandonamos la Acrópolis y caminamos por la calle Adrianou hasta llegar al Ágora Romana. Compramos la entrada en una taquilla que hay a un costado (3€) y nos entregaron un folleto. El lugar no es muy grande y el principal atractivo es la Torre de los Vientos.


De este punto nos dirigimos hacia el Ágora Antigua, donde también nos dieron un folleto cuando compramos la entrada (3€) en la taquilla que está adentro del recinto. En la taquilla también venden una entrada combinada que da acceso a distintos sitios. Las edificaciones que más nos llamaron la atención fueron el Templo de Hefesto, la Estoa de Átalo (que tiene un pequeño museo muy interesante) y una iglesia bizantina muy pintoresca. El lugar es inmenso y creo que, al igual que muchos otros sitios en Atenas, es conveniente informarse antes de ir o bien ir con guía, para que la visita sea mucho más enriquecedora.




A continuación, visitamos el Museo de la Acrópolis (5€). Después de comprar la entrada, dejamos las mochilas en unos lockers porque no se permitía el ingreso con ellas (lo mismo en el caso de bolsos grandes). Según nos dijeron, solo se podía sacar fotos en la terraza (aunque en una de las plantas, precisamente en el sector de las Cariátides, había personal del museo supervisando a aquellos que sacaban fotos a las estatuas). El museo es amplio, interesante y está bien organizado, es ideal conocerlo para complementar la visita a la Acrópolis.



A la salida del museo almorzamos gyros en uno de los puestitos de la zona (ya nos estábamos volviendo adictos a esta comida :mrgreen:). Pese a ser un lugar turístico, el precio (2,40€) no nos pareció descabellado.

Desde ahí (estación de metro Akropoli, línea roja) fuimos a la estación Sintagma para ver el cambio de guardia que se hace frente al Parlamento cada hora en punto y que dura unos diez minutos. Cuando llegamos, hicimos tiempo en la plaza hasta que llegara la hora. Según nos había comentado la guía, los domingos a las 11:00 am hay un acto especial, pero no pudimos verlo porque casualmente estábamos haciendo el city tour.


Aprovechamos que el boleto de metro de 90 minutos seguía vigente y fuimos hasta la estación Panepistimio (de la misma línea), para sacar algunas fotos y contemplar los detalles arquitectónicos de la Academia, la Universidad y la Biblioteca.

Volvimos al metro, esta vez hasta la estación Akropoli, para llegar al Arco de Adriano, que ya habíamos visto a la mañana cuando salimos de excursión. Justo atrás del Arco de Adriano está el Templo de Zeus; si bien se ve perfectamente desde las rejas, dimos la vuelta y a media cuadra estaba la taquilla para entrar al recinto (6€) que, ya con la caída del sol, estaba próximo a cerrar. Para tener en cuenta: en este lugar hay baños.



Caminamos por las calles de Plaka, llenas de tiendas de suvenirs y restaurantes, e hicimos algunas compras. Paramos a cenar en un lugar llamado Zorbas, que resaltaba por el color de su fachada. Pedimos un plato para compartir con varias entradas típicas, una porción de papas (con muzzarella, verdeo y panceta) y bebidas; gastamos menos de 35€. La comida estuvo bien y la atención fue buena.


Antes de volver al hotel en metro, hicimos una parada para tomar un café en uno de los locales Everest (cadena de comidas rápidas) ubicado frente al museo de la Acrópolis.

Ya en el President, dejamos listas las valijas porque al día siguiente embarcábamos en el crucero.

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