ISLANDIA: EL PAÍS DE LOS NOMBRES IMPOSIBLES ✏️ Blogs de IslandiaRecorrido de 12 días completos, en 4x4 por toda la isla, en agosto de 2017, por la Ring Road en sentido antihorario. Distancias, tiempos de viaje y un montón de imágenes.Autor: Margi Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (14 Votos) Índice del Diario: ISLANDIA: EL PAÍS DE LOS NOMBRES IMPOSIBLES
01: ¡¡¡Nos vamos a Islandia!!!
02: Preparación del viaje e itinerario
03: Llegamos a Islandia
04: El Círculo Dorado (Sur de Islandia I)
05: Landmannalaugar (Sur de Islandia II)
06: Las cascadas del sur (Sur de Islandia III)
07: Los grandes glaciares del Sur (Sur de Islandia IV)
08: Los fiordos del este (Este de Islandia)
09: Parque nacional Jökulsárgljúfur (Norte de Islandia I)
10: Lago Mýtvan y alrededores (Norte de Islandia II)
11: La costa norte (Norte de Islandia III)
12: Ísafjarðardjúp: fiordos, focas e iglesias (Fiordos del Oeste I)
13: Breiðafjörður y llegada a Snæfellsnes (Fiordos del Oeste II)
14: Península de Snæfellsnes (Este de Islandia)
15: Reikiavik y la península de Reykjanes
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Etapas 7 a 9, total 15
Los grandes glaciares del Sur (Sur de Islandia IV)Hoy termina nuestro recorrido por el Sur de Islandia, dejando el atrás el Katla Geopark y visitando el Parque Nacional Vatnajökull, donde está el mayor glaciar de Islandia. Como no, caminamos por su superficie, pero también visitamos la impresionante Svartifoss, la preciosa iglesia de Hof, las lagunas de Fjallsárlón y Jokülsárlón (la primera en total soledad) y Diamond Beach.
Día 5, 7 de agosto
¡Esta noche ha caído el diluvio universal! Yo pensaba que la casita de madera en la que estábamos durmiendo iba a salir flotando como el arca de Noé y también pensaba: “otra vez nos quedamos sin pisar un glaciar ", porque hoy teníamos programada la excursión sobre el glaciar y con ese pedazo de tormenta parecía que iba a ser imposible.
En fin, el caso es que nos levantamos y cuando fuimos a desayunar, el día anterior nos dieron la sorpresa de que nuestra cabaña tenía desayuno incluido, estaba el cielo completamente negro. Desde luego, pintaba fatal . Salimos temprano, sin casi mencionar el tema del inmenso nubarrón que se cernía sobre nuestras cabezas, ya que a las 9:45 teníamos que estar listos para salir al glaciar y teníamos unos cincuenta minutos de coche y algún sitio en el que parar. Todavía estábamos dentro del Katla Geopark y nos quedaba por ver otra famosa cascada Foss a Siðu. Está en una granja y sus dueños, como en otras ocasiones, han decidido cerrar la verja para que la gente no les moleste, pero aún así se ve perfectamente desde fuera. Quizá lo más bonito de esta cascada no es la vista clásica, sino la que se tiene desde arriba, ya que cae desde el lago Þórutjörn, pero es imposible de ver a no ser que seas un pájaro o tengas un dron. Por cierto, cada vez más gente viaja con dron para hacer vídeos y fotos impresionantes, pero tened en cuenta que en Islandia está prohibido en muchos sitios y hay carteles que lo indican claramente.
Seguimos circulando por la N 1 y todo rato vamos viendo delante nuestro una impresionante montaña que parece un gigantesco barco varado en mitad de la nada. A unos 20 minutos de Foss a Siðu se encuentra Núpsstaður, un conjunto de casas con tejado de turba, que vuelven a estar dentro de una finca privada y que han conocido mejores tiempos. Seguimos un poco más por la N 1 y al final conseguimos llegar a lo que sería la quilla del enorme barco que hemos estado viendo todo el tiempo: Lómagnúpur. Me encantó esta montaña, aunque el día estaba cada vez peor y nosotros al borde del llanto pensando que esta vez tampoco iba a ser...
Justo en esta zona finaliza el Katla Geopark y comienza el Parque Nacional Vatnajökull, que es el parque más grande de Europa, con 14.100 km2, que equivale al 14% de la superficie de Islandia. Aunque es un conjunto de zonas protegidas, sin duda la estrella del parque es el espectacular glaciar Vatnajökull, que cubre el 8% del país y es con 8100 km2 el más grande de Europa, por una de cuyas lenguas caminamos este día.
Las otras dos grandes zonas protegidas que forman el parque son los otros dos parques nacionales de Jökulsárgljúfur y el de Skaftafell. Pero antes de llegar allí paramos en un sitio muy peculiar que representa perfectamente todo esto de lo que he hablado ya varias veces y son las inundaciones provocadas por las erupciones de los volcanes que están bajo los glaciares. Es muy habitual en Islandia circular por puentes no muy altos pero bastante largos que pasan por encima de las inmensas zonas por las que discurre el agua procedente del deshielo de los glaciares. Pues bien, en 1996 una erupción bajo el glaciar Vatnajökull provocó una riada tal que se llevó por delante el puente de Skeiðará, del que solo han quedado este par de vigas retorcidas. Impresionante, ¿no? También desde este mirador se puede ver muy bien (un día como este no, que estaba muy nublado) el Hvannadalshnúkur, el lugar más alto de toda Islandia. Está a la derecha de la foto, detrás de las nubes.
Ahora sí, ya cogimos el coche definitivamente para llegar al centro de visitantes del Skaftafell, que es donde se encuentra la caseta de Icelandic Mountain Guides, que es la compañía con la que hicimos la caminata sobre el glaciar. Sí, sí, la hicimos . A medida que nos fuimos acercando las nube negra-negrísima se fue volviendo gris, e incluso en algún momento al final salió el sol. Efectivamente en Islandia el tiempo es muy cambiante y no siempre para mal...
Hicimos la Blue Ice Experience, que dura entre 2,5 y 3 horas, porque, sin renunciar al paseo sobre el glaciar tampoco queríamos estar mucho tiempo y dejar de hacer otras cosas. Lo bueno que tiene es que se monta en una furgoneta y en 15 minutos te dejan al lado de la lengua Svinafellsjokull y en otros cinco más a pie estás pisando el hielo. Ellos te dan crampones y botas si no llevas. Así de espectacular es el glaciar. Nos tocó un guía sueco que hablaba un poco de español (esto es solo anecdótico, todo es en inglés). Nos contó cosas sobre los glaciares en general y sobre este en particular, sobre grietas, cuevas y deshielo. Muy interesante.
Esta es solo una lengua de las muchas que descienden, pero aquí se ve el montón de hielo que baja de la parte más alta.
A lo largo de la mañana el día fue mejorando, y aunque seguía muy nublado, a ratos salía el sol y no volvió a llover.
Pero lo que me resultó muy curioso es que la ceniza que cubría el glaciar no era actual ni mucho menos, sino que era procedente de la erupción del Laki de 1873 que aparecía porque la nieve que se había ido acumulando en el glaciar desde entonces se había derretido. El día anterior también vimos las diferentes líneas de cenizas correspondientes a las distintas erupciones volcánicas. Una vez que terminamos en el glaciar volvimos al centro de visitantes. El día se había arreglado del todo, así que nos quitamos algo de ropa y nos fuimos a la cascada de Svartifoss. Aquí hay un mapa con los senderos, aunque realmente es muy fácil seguir el camino, porque los carteles lo indican todo el rato. En total ida y vuelta son unos 4 km, con un poco de subida a la ida. El recorrido que hicimos es la ida por el camino S2 y la vuelta por el S3. De camino se deja a la derecha la cascada Hundafoss, que aun siendo muy parecida a Svartifoss no tiene nada que ver con ella.
Ya desde el camino se ve a lo lejos el agujero que ha formado la cascada.
Y finalmente, una de las cascadas más bonitas de Islandia, y mejor aún con este sol.
Por supuesto, se repitió el baño de pies. Bajando de la cascada, como el tiempo mejoró bastante, sí pudimos ver el Hvannadalshnúkur.
Un poco cansados, porque al final entre el glaciar y la subidita, con el sol, que sale poco, pero cuando sale pega bien, volvimos al centro de visitantes. Hay una zona de acampada con mesas y en una comimos.
Con las fuerzas repuestas nos acercamos a Hof a ver su iglesia, que es la última que se construyó en 1884 con el que llaman “estilo antiguo” o sea, con el tejado de tierra. Es una de las seis que siguen en pie en toda Islandia y la verdad es que es preciosa. Esta manera de construir no solo casas e iglesias, sino también establos y almacenes, tiene como finalidad el aislar térmicamente el interior, prácticamente enterrando el edificio. No solo se construyeron en Islandia, sino en toda Europa del norte, donde la climatología así lo requería.
Junto a la iglesia hay un cementerio precioso, donde los enterramientos se hacen en túmulos. La verdad es que estuvimos allí un buen rato disfrutando de la tranquilidad y de la tarde tan estupenda que se había quedado. Era la primera vez que teníamos sol desde que habíamos llegado a Islandia. Continuamos por la N 1 mientras dejábamos a nuestra izquierda las inmensas cantidades de hielo, que ahora con el cielo completamente azul, se veían espectaculares. Nuestro destino eran las dos lagunas glaciares que se encuentran en esta zona, especialmente la segunda, la más grande, pero, un poco antes de llegar a donde está el mirador de la primera de las lagunas, salía un camino que tenía justo en línea recta la lengua Fjallsjökull y pensamos, vamos a meternos por ahí a ver qué pasa.
Y lo que pasa es que es un camino lleno de piedras en el que un coche que no sea un 4x4 sufrirá un poco, pero no es una carretera F, así que se puede pasar, y te lleva hasta aquí, que no solo es precioso, sino que no hay nadie. Luego solo tienes que bajar un par de metros y te encuentras en plena laguna Fjallsárlón.
El mirador “oficial” está a la derecha en la foto, lleno de gente y nosotros dos aquí solos. Se puede disfrutar del hielo desde muy cerca. Lo cogimos, lo probamos, hicimos decenas de fotos, en fin... lo pasamos genial.
Cuando veníamos por el camino que nos trajo a la laguna vimos que salía otro a la derecha y pensamos que igual llevaba a la otra laguna, así que nos metimos por él, pero no, moría en una zona donde había gente acampada, así que volvimos de nuevo a la N 1 para parar, esta vez sí, en el mirador de la laguna Jokülsárlón.
Estaba llena de pájaros, pero lo que me sorprendió es que hubiera focas, no lo había leído en ningún sitio. Y además unos patos buceadores que se metían en el agua y estaban bastante tiempo sin respirar.
Por supuesto, Rafa volvió a meter los pies en el agua . Yo no daba crédito, una cosa es el mar, o el agua de una cascada, pero el agua de un glaciar. En fin…
A la laguna se puede uno acercar desde antes de cruzar el puente y desde después. Nosotros la hicimos antes, que hay mucha menos gente. Aunque merece la pena echar un vistazo desde ambos sitios ya que tras cruzar el puente hay una pequeña loma desde que se tiene una visión desde un poco más alto. Ya solo nos quedaba ir a Diamond Beach, la playa donde desemboca la gran laguna. Se pueden ver los icebergs que llegan al mar, pero hoy no había muchos, ya que la marea estaba subiendo y los arrastraba de vuelta. De hecho los amontonaba todos en un rincón y había muchísimos.
El cielo se nublaba, tanto que apenas había luz, y hacía bastante frío cerca del agua del mar (tanto que no hubo bañito), así que tras un paseo decidimos subir de nuevo al coche, que nos quedaban un par de horas hasta nuestro hotel cerca de Djúpivogur. Pero, además de las vistas que aún nos quedaban por disfrutar a la izquierda de la carretera del Vatnajökull, todavía nos esperaban dos sorpresas. La primera de ellas este espectacular arco iris.
Y un lago repleto de cisnes…
Llegamos a nuestro hotel Bragðavellir Cottages, un grupo de cabañas de madera dentro de una granja a unos 10 minutos de Djúpivogur. Esta es una foto de este alojamiento, muy parecido a todos los que son de este tipo, cabaña en fincas particulares, que han convertido a granjeros en hoteleros. Son los nuevos B&B (business is business).
Tras un paso por la casita nos fuimos a cenar justo enfrente del puerto de Djúpivogur, en Við Voginn, pero antes dimos un pequeño paseo por el pueblo, habíamos hecho mucho coche y necesitábamos estirar un poco las piernas.
ALOJAMIENTO DJÚPIVOGUR: • Bragðavellir Cottages. Una cabaña con cocina, salón dormitorio y baño en una granja. Muy bien equipada, cómoda y agradable. INFORMACIÓN: • south.is • Parque Nacional Vatnajökull Imagenes relacionadas Etapas 7 a 9, total 15
Los fiordos del este (Este de Islandia)Nuestro primer día en el Este, alternando fiordos como Berufjörður, Fáskrúðsfjörður, Mjóifjörður o Seyðisfjörður; pueblos pesqueros con casas de colores como Djúpivogur, Breiðdalsvík o Seyðisfjörður; barcos varados, huevos gigantes, un lago con monstruo incluido y, como no, las cascadas Litlanesfoss y Hengifoss.
Día 6, 8 de agosto
De nuevo madrugamos y hemos preparado el desayuno en la casita, con unas vistas preciosas de los prados de la granja. A las ocho de la mañana, ya estábamos en el coche. Eso sí, como cada mañana, está nublado. Esta es la tónica general del viaje, siempre amanece nublado, luego puede salir el sol, o no, o puede llover, o no. Pero hoy hace bastante frío y humedad.
Aunque el día anterior ya habíamos ido a cenar a Djúpivogur y lo habíamos hecho mirando al puerto, hoy queríamos visitarlo de día. Hay que tener en cuenta que cuando en Islandia se habla de una ciudad, con la excepción de Reikiavik, hay que cambiar el orden de magnitud, ya que Djúpivogur por ejemplo, no llega a 400 habitantes. De hecho, en las guías de viaje se citan pueblos que tiene menos de 100 habitantes, pero es que es lo que hay. Realmente Islandia es una isla desierta. Su densidad de población es de 3 habitantes por cada kilómetro cuadrado, España tiene 93. De hecho, precisamente cuando uno llega a los fiordos del este se da cuenta de que, al desaparecer el turismo, desaparecen las personas. Es difícil coincidir con un coche en la carreteras o incluso con alguien en la calle. Eso sí, a al hora de cenar, los bares y restaurantes están repletos de islandeses. Les encanta. Bueno, pues si bien, en general, las ciudades de Islandia no tienen mayor interés que el lugar donde está ubicadas y su arquitectura de madera pintada de brillantes colores, Djúpivogur es el puerto más antiguo de los fiordos orientales, data del siglo XVI. Conserva alguna de las casas del siglo XVIII. En concreto, esta roja que es el antiguo almacén de troncos Langabúð que hoy es un museo. Aunque también tiene alguna no tan famosa como este curioso hotel.
Otra de las cosas que tiene Djúpivogur curiosas es esta escultura formada por 34 huevos en el puerto que representan a las especies de aves presentes en el fiordo. Se llama Eggin i Gledivík.
Y también tiene un precioso y pequeño faro naranja.
Una vez terminada la visita al pueblo hemos pasado por la gasolinera para llenar al depósito. Es la primera vez que lo hacemos en una gasolinera que no sea de la cadena Olis y nos retienen 25.000 coronas, que tardarán en liberarnos de la cuenta varios días. Pasa siempre con las gasolineras de la cadena N1, que sino marcas un importe exacto, sino llenar el depósito, te retienen 25.000, con independencia de lo que eches. Al lado hay un super, así que hemos comprado pan y skyr y listos para comenzar viaje.
Recorremos todo el fiordo Berufjörður pero está tan nublado que no tenemos vistas buenas, es más, ni siquiera vemos el monte Búlandstindur, un monte piramidal que es la vista más característica de este fiordo. Así que continuamos y empieza a aparecer el sol cuando llegamos al faro de Streitisviti, justo antes de empezar a recorrer el fiordo que nos llevará a Breiðdalsvík. Si bien esta zona no es un fiordo propiamente dicho, no hay entrantes profundos, sí que ofrece unas bonitas vista de los acantilados de lava.
El día iba clareando y la temperatura mejoraba algo. Tal vez consiguiéramos que Islandia nos regalase un día completo de sol...
Pasamos por Breiðdalsvík, otro pueblo pesquero con no demasiado encanto. Decir que en esta zona se puede optar por ir por el famoso Öxi Pass, la parte más alta de la carretera 939 que termina en la 95, o bien hacer lo que nosotros, seguir costeando por la N 1. La verdad es que poder disfrutar de las vistas del mar merece muchísimo la pena, una vez que el sol ilumina el agua. Además, los días que hemos pasado en la zona sur, excepto en un par de ocasiones que nos hemos acercado a la playa, el mar queda bastante lejos, así que resulta una agradable novedad. Viajamos con Fáskrúðsfjörður a la derecha, para, ya por el interior descender hasta el final del fiordo Mjóifjörður. Su traducción literal es "fiordo estrecho" y de hecho lo es, solo tiene 18 km de ancho, y por eso resulta tan bonito. Comenzamos a bajar por una carretera endemoniada, con un montón de curvas, de grava, llena de baches y una pendiente considerable. Pero si el fiordo merece la pena no menos la vista desde la carretera, toda llena de cascadas, llamadas Klifbrekkufossar.
El pueblo, que se encuentra más adelante y al que nosotros no fuimos, ahora es el menos poblado de Islandia, fue a principios del siglo una estación ballenera noruega. Supongo que este barco varado algo tenía que ver con ella, pero no he encontrado ninguna información al respecto: si lleva mucho allí, si fue un naufragio o un abandono. El caso es que en algunos sitios aparece equivocadamente como un barco de la Segunda Guerra Mundial. En cualquier caso, es muy fotogénico.
Desde casi cualquier ángulo.
Muy cerca del barco hay una granja, se ve en la foto de arriba. Esto da una idea de lo aislados que viven algunos islandeses. Imaginaos esto en pleno invierno
Dimos la vuelta para volver por la 93 de nuevo hasta la N 1 para llegar a Egilsstaðir, sin ningún interés y en la que solo paramos en el super para comprar alguna cosilla, ya que allí hay un Bonus.
Seguimos camino, ya que nuestro siguiente objetivos son dos cascadas que se encuentran al final de un lago llamado Lagarfjlót, del que se dice que también tiene un monstruo, como el del Ness. Obviamente nosotros no lo vimos. Lo que sí es una peculiaridad de esta zona es que han realizado una repoblación de árboles en una de sus orillas y la verdad, es que resulta tremendamente extraño, ya que en Islandia no hay árboles de ese porte. Realmente es un arboretum, en el que se plantaron diferentes especies con el fin de demostrar que los árboles sí podían crecer en Islandia y posiblemente explotarlos, aunque esa faceta parece que se ha abandonado. Paramos a comer en un mirador justo antes de llegar al camino por el que se sube a las cascadas y coincidimos con un grupo de valencianos que venían en un minibus del norte, haciendo un recorrido circular en sentido contrario al nuestro. Nos dijeron que les había hecho horrible, sobretodo por el viento, así que, teniendo en cuenta que malo malo no nos había hecho pero que sólo habíamos tenido pequeños ratos de sol, nos quedamos un poco plof. Pero bueno, estuvo bien cambiar impresiones sobre lo que a cada uno les quedaba por ver. Aprovechando esto, en muchas de las carreteras islandesas hay pequeñas áreas de descanso con unas mesas y bancos donde se puede parar a comer, normalmente con unas vistas estupendas. Es en estos banquitos donde nos encontramos con algunos viajeros. Bueno, pues tras la comida comenzamos el paseo, que será de un total de casi 5 km. Hay que atravesar una puerta y el primer tramo son unas escaleras. Después se sigue subiendo por un camino, dejando todo el rato el río a la derecha. Cuando se lleva aproximadamente un km aparece Litlanesfoss, otra de las cascadas islandesas con columnas de basalto:
No todas son verticales, también las hay en otras direcciones como consecuencia de los movimientos tectónicos.
Allí arriba también se ve Hengifoss, a la que se llega tras otra subidita de algo más de 1 km. Esta es para mi, la segunda cascada más bonita de Islandia.
Aquí se ven mejor los estratos de arcilla entre el basalto, que es lo que le el color a las franjas rojas.
Me encantaron el paseo y las dos cascadas, a pesar de que en algún momento, como cada día, nos cayeron algunas gotillas... No obstante, no llegamos a la base de la cascada como en otras ocasiones porque el río tenía mucha agua y había que cruzarlo, pero por supuesto, hubo baño de pies.
De nuevo al coche para, esta vez por la orilla norte y muy atentos por si veíamos al monstruo , volvemos a rodear el lago para dirigirnos a Seyðisfjörður. Lo primero que hicimos fue ir al hotel, ya que dormíamos en el mismo pueblo. Concretamente en los antiguos alojamientos para los trabajadores de una empresa pesquera que había. Cuando llegamos y vimos que eran casi los tinglados de un puerto nos quedamos un poco sorprendidos, pero luego la habitación estaba genial y tenía su encanto. De Seyðisfjörður dicen que es uno de los pueblos más bonitos de Islandia. Es un pueblo, bastante idílico, al final del fiordo con su mismo nombre y que tiene este aspecto general. Pero también tiene un puerto bastante grande donde llegan los ferris procedentes de las islas Feroe y de Dinamarca. No pudimos evitar pensar que un pueblo como este podría ser el escenario de la serie Atrapados (ya expliqué algo de esta serie en las primeras etapas, pero vuelvo a recomendarla aquí).
Pero sin duda, el encanto del pueblo reside en sus preciosas casas de "lata" pintadas de colores. Aunque esta es sin duda la imagen más famosa del pueblito:
Después de dar un largo paseo por el pueblo fuimos a cenar a Skaftfell Bistro, donde compartimos mesa con otra pareja, porque estaba bastante lleno, pero tenía un ambiente muy agradable. Sin embargo, hoy hemos disfrutado de estar solos en muchos de los sitios a los que hemos ido. Se nota mucha diferencia en cuanto a número de turistas de esto con el sur y más lo notaríamos los días venideros, pues cuanto más al norte menos gente.
Tras la cena, como sigue siendo muy de día otro paseito y a nuestro hotel en las afuera. Hoy el día no ha sido tan intenso como otros, así que estamos menos cansados. ALOJAMIENTO SEYðISFJORðUR: • Nord Marina Guesthouse. No tiene web, pero se puede reservar en cualquier centra de reservas. Es un edificio antiguo reformado donde se alojaban los trabajadores de una fábrica de pescado. Tiene una gran cocina común. INFORMACIÓN: • east.is • Hengifoss Imagenes relacionadas Etapas 7 a 9, total 15
Parque nacional Jökulsárgljúfur (Norte de Islandia I)Empezamos nuestro camino por el norte del país, recorriendo prácticamente íntegro el parque nacional de Jökulsárgljúfur, comenzando por las cascadas de Dettiffoss y Gulfoss, Vesturdalur, donde se encuentran Hljóðaklettar (las rocas del eco) y Rauðhólar (montañas rojas) en el valle del río Jökulsá á Fjöllum y finalmente Ásbyrgi, donde pisó el caballo de Odín.
Día 7, 9 de agosto
Nos levantamos tempranito, porque teníamos dos horas y media de viaje hasta nuestra primera parada del día. Hoy también amanece nublado y con algo de lluvia, pero es que cada día hace más frío, se nota que vamos hacia el norte.
Entre nubes y algunos ratos de lluvia llegamos al Parque Nacional Jökulsárgljúfur, uno de los tres parques nacionales que finalmente constituyeron el de Vatnajökull National Park. Es un área alargada y nosotros comenzamos su visita por las cascadas, que son la atracción situada más al sur del parque, formadas por el río Jökulsá á Fjöllum. Esta es Detiffos, una de las cascadas más caudalosas de Europa.
Hasta aquí se puede llegar desde dos sitios diferentes. Ambos parten de la N1: desde la carretera 864 o desde la 862. La primera es mucho mejor, pero si se quiere continuar visitando el parque hacia el norte no queda más remedio que usar la 862.
Esto también genera cierto debate sobre qué vista es la mejor para las cascadas. Mi opinión es que probablemente desde cualquiera de las dos la vista es impresionante, con diferentes perspectivas, pero buenas las dos. Quizá desde el otro lado se llega más cerca. Se ve la gente muy chiquitita enfrente, pegada a la cascada, pero desde tan cerca también se pierde perspectiva. Lo cierto es que la cantidad de agua es tal que la columna de gotitas de agua se ve desde lejísimos y te pones perdido sin acercarte demasiado.
Desde el mismo aparcamiento sale un camino común que se desvía, a la izquierda hacia Dettiffoss y a la derecha a Gulfoss. La verdad es que entre que llovía un poco y además caían tantas gotas de las cascadas, disfrutamos poco del más de medio kilómetro que las separa. De nuevo de vuelta al coche y esta vez a conducir una de las carreteras más incómodas de todas las que usamos en Islandia, pesar de que no es la peor. La 862 por la que veníamos se convierte en F-862. Llovía, pero eso no era lo peor, la carretera es muy estrecha, sólo cabe un coche y tiene apartaderos cada tanto. Íbamos nerviosos por si nos cruzábamos con alguien y no había apartadero, porque era imposible que cupiesen dos coches. Tampoco podías sacar un poco la rueda de la carretera porque estaba encajada en la tierra, en fin, un estrés... Tanto es así que ni siquiera vimos el desvío a Hafragilsfoss, una cascada más modestita, pero que hubiéramos querido visitar..
Por fin, tras unos 25 km de carretera infernal, con el coche tan lleno de barro que no sabíamos por dónde coger la puerta para cerrarla llegamos a Vesturdarlur. Esta zona zona del parque tiene dos principales zonas de interés. Hljóðaklettar, que se trata de un afloramiento de basalto en columnas verticales, horizontales y otras diversas formas, que junto con plegamientos y roturas dan lugar a unas formaciones muy curiosas. Este nuevo nombre imposible significa "rocas del eco" y parece ser que es así porque precisamente en estos recovecos suena el eco del caudaloso río Jökulsá á Fjöllum, que está justo al lado.
El camino discurre por una zona de arbustos y durante todo el recorrido se ven esculturas naturales, que no dejan de sorprender. Algunas tienen nombre, entre los que no pueden faltar, por supuesto, troles y ogros. El recorrido para visitar esta zona se hace por el camino V2, pero nosotros queríamos visitar también Rauðhólar, o montañas rojas, para lo que hay que coger la ruta V4. Es un poco más larga y hay que subir un pelín, pero no deja de ser un paseo de 5 km.
Esta es la primera montaña roja que vemos: Alcanzada esa primera cima se ven el resto de cráteres que recorreremos después. Tiene un color rojo intenso, una pena que no tengamos ni un solo día soleado donde todo resaltaría más...
Desde arriba al mirar hacia atrás vemos esta perspectiva de Hljóðaklettar:
La bajada es bastante inclinada y el camino queda muy expuesto a la parte del río, pero incluso para los que tenemos un poco de vértigo, merece la pena el paseo.
Tras terminar la ruta V4 hacemos el camino de vuelta del tramo circular por la V2, para llegar a la Iglesia, una de las formaciones basálticas más famosas de esta zona. Volvimos al aparcamiento y allí mismo comimos. Hacía un aire terrible y tuvimos que cambiar el coche de sitio para que nos tapase un poco. Habíamos pasado bastante frío en el camino así que estábamos deseando meternos en el coche para ir a nuestro siguiente destino: Ásbyrgi.
Se trata de una depresión en forma de herradura. De hecho cuenta la leyenda que es debida a que Sleipnir, el caballo volador de ocho patas de Odín tocó aquí la tierra , que digo yo, si era volador, más adecuado sería que tuviera 8 alas... Paramos en el centro de visitantes, ya que teníamos previsto hacer alguna excursión a pie, pero hacía tanto frío y caía agua a ratos, que desistimos y decidimos irnos a Húsavík.
Como llegamos pronto nos pasamos por el sitio donde habíamos contratado la excursión para ver ballenas al día siguiente. Coincidió que justo llegaba una lancha. Nos contaron que hacía mucho frío pero que habían visto varias ballenas. De hecho, el guía era un chico español, que nos dijo que nos pusiéramos todo lo que tuviésemos de abrigo, que la previsión era de mucho viento y lluvia y que al día siguiente nos acompañaría otra guía que había que también era española. Contentos por un lado pero descontentos por la previsión de mal tiempo, pagamos la excursión (esto es lo bueno de esta empresa, que reservas pero no pagas por adelantado) y, tras preguntar por un sitio para la cena, nos fuimos al hotel, que fue toda una odisea. Para hacer el check-in había que ir a otro sitio. Cuando nos dan la habitación era un gua diminuto en el que no nos cabían las maletas y no nos podíamos cambiar de ropa a la vez. Un verdadero engaño. Con el cabreo en todo lo alto nos fuimos a cenar a Salka, un restaurante estupendo donde cenamos muy bien. Después dimos un paseo por el pueblo y por el puerto. No hacía tanto aire, pero había una humedad tremenda, así que nos fuimos a "disfrutar" de la habitación de los pitufos. ALOJAMIENTO HÚSAVÍK: • Guesthouse Sigtún. La casa en general no está mal, pero tuvimos la desgracia de que nos tocó una habitación diminuta, donde prácticamente no nos podíamos mover. Además, el check in hay que ir a hacerlo a otro sitio INFORMACIÓN: • north.is • Jökulsárgljúfur Imagenes relacionadas Etapas 7 a 9, total 15
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