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IRLANDA, TIERRA DE GIGANTES

IRLANDA, TIERRA DE GIGANTES ✏️ Blogs of Ireland Ireland

Un recorrido de 10 días por la República de Irlanda
Author: Ctello  Input Date:  Points: 4 (1 Votes)
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DÍA 1. BARCELONA- DUBLÍN

DÍA 1. BARCELONA- DUBLÍN


Location: Ireland Ireland Input Date: 07/10/2018 16:17 Points: 0 (0 Votes)
Escogimos Ryanair para viajar a Irlanda porque la empresa es de allí y pensamos que sería lo mejor para evitar imprevistos. No obstante salimos del aeropuerto de Barcelona con una hora de retraso. Llegamos a Dublín a las 13.10 horas (una hora menos que en España) con lluvia después de un vuelo bastante tranquilo (excepto algún movimiento en los últimos minutos).

Recogemos las maletas y nos vamos a la salida, a la marcada como zona 1, para coger el autobús de Aircoach para llegar al centro. Hay varias compañías que te llevan a la ciudad pero nos decantamos por ésta porque permite dejar las maletas en un compartimento inferior (como en los autobuses de los viajes organizados) y podíamos comprar los billetes por Internet. Cuesta 7 euros si lo compras allí y 6 si lo haces por Internet. Se puede comprar también la ida y vuelta pero nosotros no lo hicimos porque teníamos pensado regresar en taxi.

IRLANDA, TIERRA DE GIGANTES - Blogs of Ireland - DÍA 1. BARCELONA- DUBLÍN (1)

Una opción más barata es coger los autobuses urbanos, más lentos e incómodos. Es necesario darle al conductor el importe exacto y en el precio varía según la zona. Una de las desventajas (o ventajas, según se mire) es que tiene muchas más paradas.

Otra opción es subir al Airlink con un precio similar al Aircoach (en este caso las maletas se ponen en la planta inferior del autobús de dos pisos).

Llegamos a la parada de O’Connell en unos 25 minutos, justo delante del Hotel Gresham, punto de encuentro para las excursiones que teníamos previstas en el viaje. Se trata de un edificio histórico que fue construido en 1817 (aunque quizás por su fachada no lo parezca) y uno de los pocos que se conservan en la calle.

Subimos un poco la calle en dirección contraria al río Liffey y nos dirigimos al Hotel 7, el primero del viaje y caro como todos (el alojamiento en Dublín es prohibitivo). Llegar nos lleva apenas unos 10 minutos. El hotel está situado en una zona de casas georgianas (su fachada también lo es), típicas de finales del siglo XVIII, aunque ha sido remodelado. Nos dan una habitación triple muy amplia.
Después de dejar las maletas y de ponernos una chaqueta porque el tiempo en Irlanda es más fresco que en Barcelona, paraguas en mano salimos a visitar una parte de la ciudad. La lluvia ese día resulta intermitente y sin grandes tormentas.

Recorremos primero la calle O’Connell como no podía ser de otra manera. Esa calle data de finales del siglo XVIII aunque quedan en ella pocos edificios originales. Entre ellos podemos destacar Correos (1818), el ya mencionado hotel Gresham o el de los almacenes Clery (1822- cerrados). La calle recibió ese nombre en 1922 ya que antes se conocía como Sackville Street. Está repleta de tiendas, centros comerciales, restaurantes y gente, mucha gente. Pero para entender las estatuas que vemos en las calles o algunos de los edificios es necesario hablar de la historia del país.

Los primeros pobladores de Irlanda se supone que fueron tribus de cazadores nómadas que llegaron hacia el 8.000 a.C. Mucho más relevante es la época de los pueblos sedentarios agrícolas o ganaderos que se asientan sobre el 3.000 a.C. A ellos se les atribuyen construcciones encontradas por todo el país, principalmente algunas de tipo funerario como Newgrange ( que no pudimos visitar por falta de tiempo pero que vale la pena ver). Es muy importante también la edad del Bronce y de esa época se han encontrado algunos vestigios significativos como veríamos hacia el final del viaje.

Resulta vital en la historia de Irlanda la llegada de los celtas, pueblo indoeuropeo. Una de sus tribus, los gael (de ahí lo de gaélico) se asienta en la isla sobre el siglo VI y principios del V a.C. de manera pacífica. Eran bravucones y muy valerosos aunque bastante temerarios y ésa es la base del carácter irlandés. Con ellos el territorio se divide en 150 pequeños reinos llamados tuatha que dependen de otros cinco reinos mayores (Ulster, Meath, Leinster, Munster y Connaught), al frente de los cuáles había un rey. Los celtas no vivían en ciudades propiamente dichas sino en pequeñas granjas fortificadas o en crannoghs, islas artificiales construidas sobre los lagos. Era muy importante su clase sacerdotal, los druidas (como en Astérix). Aunque la monarquía no era hereditaria, había familias que acababan monopolizando el poder.

Los romanos no conquistaron Irlanda, a la que llamaron Hibernia. Vieron que era una isla con mal tiempo, tierras poco cultivables, no hay metales y estaba llena de pictos belicosos. Sí llegó san Patricio, patrón de Irlanda. No queda claro dónde nació aunque muchos estudios sugieren que sería en Carlisle, en Inglaterra, o quizás escocés. Era hijo de un alto cargo civil de aquellas tierras. A los 16 años fue hecho prisionero en una incursión de piratas escotos (así llamaron los romanos a unos celtas de Irlanda que arrasaron el norte de la Britania romana). Le llevaron como esclavo a Irlanda, seguramente al condado de Mayo, donde aprendió la lengua. Al cabo de seis años un sueño le anunció que su libertad estaba próxima por lo que escapó y consiguió subirse a un barco. Se hizo monje y acabó regresando a Irlanda a predicar. Para ello tuvo que convencer a los druidas aunque como conocía su lengua y sus costumbres le fue sencillo. Las autoridades religiosas no gozaban de un buen momento en Irlanda y la asimilación que hizo san Patricio con el rito pagano les convenció. Los celtas tenían como dios al sol. San Patricio les habla del dios cristiano que murió en la cruz por todos nosotros por lo que no hacían falta sacrificios humanos (motivo por el que el pueblo estaba resentido con los druidas). La cruz que se le atribuye acoge los dos elementos, la cruz rodeada con un sol. Por otra parte usa un elemento de la naturaleza, en la que ellos creían, para hablarles de cuestiones como la Santísima trinidad (un trébol sería el Padre, el Hijo y el Espíritu santo en una sola entidad). Y así un lugar donde la cristianización tarda tanto en llegar cuando lo hace cobra mucha fuerza.

A san Patricio se le atribuyen muchas cosas, entre ellas expulsar a las serpientes de Irlanda o traer el alambique para hacer el whiskey. No todo lo que se cuenta, desde luego, es real pero como nos dijeron allí los irlandeses son dados a contar muchas historias, verdaderas o no, porque según afirman “que la verdad no te arruine una buena historia”.

A la isla no llegaron las invasiones germánicas por lo que se convirtió en un baluarte del cristianismo. Tanto que se la conocía como la isla de los sabios y santos. No sólo recaló allí san Patricio sino que también hubo otros. Para destacar a algunos diremos a los otros santos patrones del país, santa Brígida de Kildare y san Columba.

Como dije el cristianismo prendió con mucha fuerza en Irlanda y pronto empiezan a construirse monasterio, grandes centros de saber. Es ese tiempo cuando se hacen los libros como el de Kells de los que hablaré en la última etapa.

En el año 795 llegan a las costas irlandesas por primera vez los vikingos. Eso de vikingos es un apelativo dado a personas que serían extranjeras y en este caso eran un grupo de daneses, hábiles navegantes que remontaron los ríos en busca de botines pero también de comercio. Fundaron algunas bases permanentes que serían la base de ciudades actuales (Dublín, Limerick o Waterford entre otras).
El fin de los vikingos llegó con una figura clave, Brian Boru. Era hijo de un rey de Thomond. Cuando éste murió le sucedió el hermano mayor de Brian y cuando a éste le mataron los vikingos él se convirtió en rey. Más tarde alcanzó el trono de Munster y no se quedó ahí porque pronto quiso extender sus dominios a Leinster y Connacht y más tarde a Meath y Ulster. En el año 1001 fue reconocido como Gran rey de Irlanda.

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En 1014 se enfrentó con los vikingos en la batalla de Clontarf. Les venció pero perdió la vida ( se cuenta que le mató un vikingo que se hacía el muerto cuando el rey revisaba la zona después de la batalla). Sus hijos también habían muerto en esa batalla dejando el trono sin sucesor claro. Hoy en día los historiadores ponen en duda sus hazañas, principalmente teniendo en cuenta que los vikingos nunca conquistaron la isla sino que construyeron algunos campamentos. Con el paso del tiempo acabaron adoptando las costumbres y la religión y se casaron con “irlandesas”. Lo que realmente pasó en esa batalla es que Brian Boru se enfrentó con el rey de Leinster, Máel Mórda mac Murchada, que no le aceptaba como Gran rey de Irlanda. Éste último estaba apoyado por Sigtrygg Silkbeard, líder de los vikingos de Dublín, casado con la hija de Brian (él a su vez estaba casado con la madre de Sigtrygg) y antiguo aliado de Boru), y por Brodir, líder de la isla de Man (una de las leyendas dice que fue él quien mató a Brian Boru mientras rezaba en su tienda después de la lucha). La leyenda dice también que Boru alentaba a sus tropas tocando el arpa y este instrumento es ahora un símbolo del país (de Ryanair también) y de Leinster cuya capital es Dublín. La muerte de Brian provocó la lucha de los clanes.
Otra de las fechas importantes en la historia de Irlanda es el año 1170. El rey de Leinster, Mac Murchadha (o McMurrough), había sido expulsado de su reino por Rory O’Connor, rey de Connacht y no tuvo nada mejor que hacer que pedir ayuda al rey de Inglaterra, Enrique II (el esposo de Leonor de Aquitania y padre de Ricardo Corazón de León y de Juan Sin Tierra). Como el rey estaba inmerso en una guerra con Francia mandó a uno de sus caballeros, Richard de Clare, conde de Pembroke, conocido como Strongbow (Arco fuerte).

McMurrough prometió a Strongbow la mano de su hija Aoife y la sucesión en el trono de Leinster. La victoria fue clara e incluso se ganan los otros reinos pero Enrique II, temiendo que los barones, principalmente Strongbow, se hicieran con las tierras conquistadas en Irlanda, ordenó que regresaran. De Clare reclamó el trono de Leinster ya que su suegro había muerto pero la amenaza de O’Connor le lleva a pedirle ayuda a Enrique, con la promesa de darle todas sus tierras y castillos. Enrique II llega a Irlanda en 1172, permanece allí 6 meses y coloca a sus hombres de confianza en casi todos los lugares importantes. Richard de Clare se queda con el título de señor de Leinster y Hugh de Lacy con el de Meath, siendo el mismo Enrique reconocido como señor de Irlanda por el Papa.

Los anglonormandos se hacen, pues, con el poder en la isla pero pronto acaban asumiendo las costumbres y casándose con nativas. En un intento de preservar la pureza racial se dictan por parte de la corona inglesa los Estatutos de Kilkenny que prohibían los matrimonios con nativos, el uso del irlandés, de la ropa celta o de la práctica del hurling (el juego típico de la isla). No obstante fue tan poco productiva que a finales del siglo XV la corona inglesa sólo controlaba una zona alrededor de Dublín llamada The Pale (la empalizada). Los normandos dejaron su huella en Irlanda con la introducción del feudalismo, las delimitaciones del territorio agrícola, el surgimiento de grandes abadías que sustituyen a los pequeños monasterios celtas o la construcción de castillos.

Una nueva sacudida para la historia de Irlanda, y ésta de grandes dimensiones, llega con Enrique VIII. De todos es sabido que el rey rompió con Roma y fundó su propia iglesia, la anglicana, cuando no se le permitió el divorcio de Catalina de Aragón para casarse con Ana Bolena. En cuanto a Irlanda, intentó reforzar el poder de su representante en Dublín frente a los señores normandos que pugnaban por su independencia. Estos no aceptaron someterse, incluso hubo una gran revuelta de la familia Fitzgerald de Kildare, que fue sofocada. El Parlamento irlandés acabó reconociendo a Enrique VIII como primer rey de Irlanda. Eso suponía también la implantación de la religión, algo a lo que los nativos no estaban de acuerdo en aceptar al ser profundamente católicos. De poco les sirvió porque acabaron sufriendo grandes represalias, muchas de ellas con la confiscación de tierras.

Con María Tudor los católicos irlandeses ven abiertas las puertas del cielo. Profundamente católica, se dedicó a matar a la cúpula anglicana. Pero poco duró su suerte. La reina murió y la sucedió en el trono su hermana Isabel, la reina Virgen, protestante hasta la médula. Siguió con la política de confiscación de tierras que empezó su padre, dejándola en manos de familias anglonormandas leales a su persona. Tuvo que hacer frente a varias rebeliones, la más importante de todas la llamada Rebelión de los condes (1594-1603).

Los irlandeses encontraron un buen aliado en el antiguo esposo de María Tudor, el español Felipe II, católico de pro y enemigo acérrimo de Isabel. Se prestaron a ayudarle cuando mandó la Armada invencible (la Grande y Felicísima armada) aunque ya sabemos que fue un desastre. El plan era transportar al ejército del duque de Parma, destacado en los Países Bajos, de Calais a Inglaterra. Sin embargo el experto almirante Marqués de Santa Cruz murió antes de salir y los barcos tuvieron que zarpar desde Lisboa al mando del duque de Medina Sidonia que sabía de barcos menos que yo. Los ingleses estaban avisados del peligro y reunieron una flota de 197 barcos, ligeros y manejables. Cuando la expedición llegó a Calais se encontró con que el ejército del duque de Parma no estaba preparado para la travesía. Podían haberse retirado pero las tropas inglesas bloqueaban el Canal de la Mancha. El almirante español ordenó ir hacia el norte y rodear Escocia e Irlanda. Pero se encontraron con unos vientos huracanados que hicieron naufragar a 24 barcos.

Los irlandeses no salieron indemnes a su apoyo a Felipe II. Isabel I les mató a impuestos y taló el 90% de la superficie arborícola de la isla (presuntamente para hacer barcos). Gracias a la existencia de la turba (de la que hablaré más tarde) no murieron de frío. A finales del siglo XVI y principios del XVII varios condes se levantan en armas contra la reina, principalmente en el Ulster. Para ello se pide ayuda a España. Felipe III tendría que mandar una armada que tomaría las ciudades del sur y dejaría campo abierto para que los clanes del norte pudieran avanzar. Visto sobre el papel era un plan perfecto. Sin embargo a Juan del Águila, que dirigía la expedición española, le sorprende una tormenta antes de poder alcanzar Cork. La mayoría de los hombres pudo desembarcar y volver a España en busca de refuerzos mientras del Águila se quedaba en Kinsale aislado con 3.000 hombres. Las tropas aliadas estaban lejos de la ciudad y al no poder conseguir ayuda inmediata decidió atrincherarse. A pesar de que esos refuerzos llegaron y se produjo la batalla, la falta de ayuda de todos los clanes hizo que fueran derrotados por los ingleses. 1.200 irlandeses murieron y ello provoca que los jefes se vieran forzados a partir al exilio en la llamada “huida de los condes”. Muchos se refugiaron en territorio español.

Los nobles que se quedan pierden poder y los que se han ido han tenido que abandonar sus tierras. Eso hace que se decreten las llamadas Plantaciones (Jacobo I, 1609), es decir, colonizar esas tierras con escoceses presbiterianos o gremios ingleses.

La presencia de protestantes en la isla lleva a una gran rebelión de los católicos en 1641, descontentos con la política del representante de la corona inglesa. Cerca de 12.000 protestantes, incluso niños, fueron asesinados. Esa matanza se produjo en tiempos de Carlos I. Ya sabemos, sin embargo, que el pobre rey acabó siendo apresado y ejecutado. La recién proclamada república con Oliver Cromwell al frente no fue buena para Irlanda. Matanzas y saqueos vengaron la muerte de los protestantes en la revuelta.

Con la restauración de la corona en la persona de Carlos II los irlandeses recobran la ilusión aunque en vano. También pusieron sus esperanzas en Jacobo II aunque cuando se convirtió al catolicismo los ingleses le ofrecieron el trono a su yerno, el holandés William de Nassau, príncipe de Orange. Éste lo acepta y Jacobo se refugia en Irlanda, desde donde manda las tropas a someter al Ulster (fuertemente protestante). Fracasa en su intento de conquistar Derry (Londonderry para los protestantes). William desembarca en la isla con su ejército y derrotó a su suegro en la batalla de Boye (12 de julio de 1690). Las tropas de Jacobo se refugian en Limerick (dicen que el rey huyó a Dublín, por lo que se ganó el apelativo de Jacobo el mierda) pero fueron vencidos. Ambas partes firmaron el tratado de Limerick en 1691 por el que se garantizaba la retirada honrosa a Francia de los soldados jacobitas y la tolerancia religiosa en la isla. Pero no se respetó. Se impusieron represalias duras contra los irlandeses, a los que no se les dejaba tener un caballo que costara más de 5 libras (lo que les llevaba casi a decantarse por un burro) y en 1695 se decretaron las Leyes penales, que marginaban de una manera brutal a los católicos. No podían ser electores ni ser elegidos, no se podían dedicar a profesiones liberales, no podían adquirir tierras ni heredarlas…Muchas ceremonias religiosas se siguieron celebrando clandestinamente. A mediados del siglo XVIII los católicos sólo tenían el 14% de las tierras (y encima las de mala calidad).

El siglo XVIII trajo cierta prosperidad a la isla aunque no para los católicos. Los protestantes dominaban Irlanda a pesar de ser una minoría y el Parlamento de Dublín fue adquiriendo mayor autogobierno. Parecía un reino separado que compartía rey con Gran Bretaña. El abogado protestante Henry Grattan a pesar de su confesión religiosa peleó activamente para que se derogaran las Leyes penales, consiguiéndolo casi en su totalidad. Los católicos pudieron empezar a comprar tierras, provocando la alarma en los protestantes del Ulster que formaron una banda de salteadores nocturnos (Peep O’Day Boys) para atacar y quemar casas católicas. Estos crearon bandas de autodefensa. Ambas organizaciones de enfrentaban violentamente. Para colmo en 1795 se fundó la Orden de Orange, pseudomasónica y anticatólica.

Las revoluciones francesas y americana provocaron que algunos protestantes ilustrados de Dublín, liderados por Theobald Wolfe Tone (que había fundado la United Irishmen, sociedad secreta abierta a todas las confesiones para romper el dominio inglés e instaurar la república) se levantaran en armas con ayuda de los campesinos. Fueron derrotados y Tone encarcelado. Se suicidó en la cárcel.
Cuando todo terminó el gobierno británico forzó la aceptación del Acta de Unión (1800) mediante a la que el Parlamento de Dublín quedaba disuelto y los representantes irlandeses tenían que ir a Westminster.

En 1803 tuvo lugar la revuelta de Robert Emmet, también protestante. Fracasó y fue sentenciado a muerte.

Durante el siglo XIX el nacionalismo inglés quiso conseguir tres metas: emancipación completa de los católicos, parlamento propio para Irlanda y la propiedad de la tierra para quien la trabaja.
El abogado Daniel O’Connell (sí, el de la calle), hijo de unos comerciantes católicos acomodados gracias a las reformas de Grattan, fundó la Asociación católica en 1823 para reclamar el respeto a los derechos políticos de los católicos. En 1829 fue elegido para el Parlamento de Westminster. Lo normal era jurar fidelidad al rey al asumir el cargo, algo que O’Connell no deseaba hacer. Los británicos abolieron el trámite (en una de esas raras concesiones) y O’Connell accedió a su puesto de parlamentario, consiguiendo avances en sus reivindicaciones a favor de los católicos. Recibió por ello el nombre de “El Libertador”. No obstante era favorable a marchas pacíficas que eran anuladas por los británicos. El pueblo empezó a abandonarle y al final, desencantado, vio como era encarcelado por sedición. Algunos de los detractores de esas actitudes pacíficas eran los Young Ireland, liderados por el periodista de Cork Thomas Davies. Hicieron algunos intentos de rebelión pero su contribución a la historia fue la creación de la bandera irlandesa: verde de los católicos, naranja de los protestantes y el blanco por la paz entre ellos.

A mediados del siglo XVIII se produjo uno de los hechos que más han marcado la vida de los irlandeses. Las tierras irlandesas producían mucho cereal pero estaba destinado a exportarlo para los ingleses. Lo mismo pasaba con el ganado. La población de la isla se alimentaba con patatas. En 1845-1851 una plaga destruyó la cosecha y mucha gente acabó muriendo de hambre. Más de un millón de personas murieron y entre uno y dos millones emigraron a EEUU. En 1841 había en Irlanda más de 8 millones de habitantes. En 1851 eran 6 millones. La actitud de la reina Victoria tampoco fue la más adecuada. Según ella era mejor alimentar a un cerdo (que luego se comería un británico) que a un irlandés. Al final el gobierno inglés accede a ayudar pero obliga a los irlandeses a trabajar en obras públicas en condiciones durísimas a cambio de un plato de sopa.
Los emigrantes en EEUU no olvidaron a su tierra y cuando pudieron mandaron dinero para ayudar a los nacionalistas. En 1855 se fundó la Hermandad Feniana, de la que acabaría evolucionando el IRA (Ejército republicano irlandés). Se trataba de una organización secreta anticlerical que luchaba por expulsar a los británicos de Irlanda. En 1867 una gran oleada de atentados sacudió el país.
En 1879 Michael Davitt, un exfenian, fundó la Land League (Liga por la tierra) para conseguir el objetivo de que la tierra fuera de quien la trabajaba. Uno de sus líderes principales fue Charles Stewart Parnell, pequeño terrateniente protestante que se unió a la causa republicana. Su método favorito era el del boicot (negar relaciones comerciales a los que se oponían a los intereses de la asociación). Por eso fue encarcelado pero logró una reforma agraria que expropió tierras a los terratenientes para dárselas a los braceros. Luego luchó para conseguir una cierta independencia para Irlanda (un parlamento propio) pero Londres lo rechazó. Su vida política terminó cuando se enamoró de una mujer casada. El escándalo provocó la caída de su popularidad y su muerte repentina.

A finales del siglo XIX surgieron dos organizaciones, la Gaelic Athletic Association para promocionar los juegos celtas (sobre todo el hurling) y la Liga Gaélica para promover el uso del irlandés. Los fenians se infiltraron en ellas y les dieron un aire nacionalista reaccionario.

Los seguidores de Charles Stewart Parnell, agrupados en el Partido irlandés y liderados por John Redmon, siguieron intentando desde el Parlamento en Londres conseguir un parlamento propio para Irlanda. En 1905 se fundó el Sinn Féin, una fuerza política republicana que propugnaba la retirada de los diputados irlandeses de Londres y la creación de un parlamento irlandés independiente aunque sin separarse de la corona británica.

El gobierno británico, frente a las peticiones de Redmon, empezó a dar algunas concesiones. Frente a eso los protestantes conservadores del Ulster fundaron una agrupación paramilitar llamada Ulster Volunteer Force, dispuesta incluso a luchar para no separarse de Reino Unido. En vista de eso los nacionalistas fundaron su propia asociación, los Irish Volunteers (Voluntarios irlandeses). Casi conjuntamente, y frente al uso indiscriminado de la fuerza por parte de la policía británica, el sindicalista James Connolly fundó el Ejército cívico, una asociación de autodefensa.

Aprovechando el estallido de la Primera Guerra mundial algunos seguidores de Connolly y un pequeño grupo de Irish Volunteers, liderados por el poeta Patrick Pearse, decidieron separarse de los británicos de manera unilateral. Para ello decidieron pedir armamento a los alemanes. Pero esas armas fueron interceptadas y el plan parecía irse al garete. Incluso uno de los cabecillas, según nos contaron, se atrevió a publicar en un periódico que se abortaba la misión (vaya chapuza). Nada más lejos. En Pascua de 1916 un grupo de 1500 personas asaltaban los principales edificios de la ciudad de Dublín: un grupo liderado por Pearse, Connolly, Clarke, MacDermott, Plunkett y un capitán llamado Michael Collins tomó la Oficina central de Correos. El segundo grupo dirigido por Ned Daly asaltó Four Courts, el tercero, liderado por el comandante Éamon de Valera, una panificadora en el este de la ciudad, el cuarto, dirigido por Thomas MacDonagh, una fábrica de galletas en el sur y el último el centro de inserción. A su vez el Ejército Ciudadano irlandés entró en St. Stephen’s Green y en el Ayuntamiento. La situación era tensa puesto que se llegaban a contradecir entre ellos.

Connolly fue gravemente herido en una pierna pero siguió liderando la rebelión desde una cama. Tenían que enfrentarse a un ejército con 4500 soldados británicos y unos 1000 policías.

En un determinado momento Pearse leyó la proclamación de la república en las puertas de la Oficina central de Correos. Y pese a lo que podría parecer la gente que le escuchó le ignoró completamente.
La rebelión fue finalmente sofocada y los cabecillas fueron encarcelados y ejecutados. Sólo se salvaron Éamon de Valera, la condesa Markievicz y Michael Collins. De Valera se salvó seguramente por tener la ciudadanía estadounidense. En cuanto a la mujer, irlandesa aunque casada con un conde polaco, fue condenada a muerte como Connolly, junto al que luchó, pero su pena fue conmutada por cadena perpetua porque la pena de muerte no podía aplicarse a las mujeres. En cuanto a Collins, fue enviado a un campo de prisioneros en Gales. Connolly fue conducido primero al hospital de la Cruz Roja que se había instalado en el castillo pero finalmente fue llevado a la Cárcel de Kilmainham y fusilado sentado en una silla porque no podía mantenerse en pie.

Joseph Plunkett se casó con su prometida, Grace Gifford, en la capilla de la cárcel horas antes de ser ejecutado.

La opinión pública, que estaba en su contra, cambió después de los fusilamientos. Empezó a cobrar importancia el Sinn Féin (logró 69 diputados en las elecciones de 1918). Esos diputados se negaron a ir al Parlamento de Londres y en 1919 constituyeron el Dáil Éireann, un parlamento irlandés extralegal para reinvindicar la independencia irlandesa y el no reconocimiento de la Cámara de los comunes. Su presidente sería Éamon de Valera. Como era de esperar ningún país reconoció la república.
El Ejército republicano irlandés (el IRA) empezó una guerra de guerrillas contra las fuerzas británicas. Estos contraatacaron contratando a unos mercenarios, los Black and Tan, veteranos de la Primera Guerra mundial cuyas tácticas no hicieron más que aumentar la popularidad del IRA.

El 6 de diciembre de 1921 se acabó firmando el Tratado anglo-irlandés. Se decidió que el ejército británico se retiraría de la mayor parte de Irlanda, ésta se convertiría en un estado libre asociado a la Commonwealth, el rey de Inglaterra sería el jefe del Estado libre irlandés, su representación la ejercería un gobernador general, seis condados de Irlanda del Norte, con Parlamento propio, quedaban integrados en Reino Unido si así lo decidían. Entre los firmantes del Tratado estaban por la parte irlandesa Arthur Griffith y Michael Collins y entre los británicos el primer ministro, David Lloyd George, o Winston Churchill, Secretario de estado para las colonias. Los seis condados del Ulster (no todos los que formaban parte del Ulster histórico) decidieron permanecer en Reino Unido.

Una minoría liderada por Éamon de Valera se opuso al tratado porque no creaba una verdadera república independiente. Se seguía exigiendo un juramento de obediencia y fidelidad a la corona por parte de los parlamentarios e Irlanda quedaba dividida en dos. Dejó el Parlamento y una parte del IRA contraria al tratado ocupó algunos edificios públicos para denunciar la firma. El nuevo Ejército de Irlanda, formado por miembros del IRA pro-tratado, atacó a los republicanos que se habían atrincherado en el edificio de Four Courts el 22 de junio de 1922, lo que conllevó el inicio de la Guerra civil irlandesa.

Los contrarios al tratado, con el nombre de IRA, continuaron luchando en guerra de guerrillas nueve meses más. Michael Collins, que había sido presidente del Gobierno provisional y luego Comandante en jefe del Ejército nacional, fue asesinado, presuntamente por un miembro del IRA-antitratado, en una emboscada en 1922. Tenía 31 años. En 1923 el jefe de estado del IRA, Frank Aiken, pidió el alto el fuego. Muchos republicanos fueron arrestados por el Estado libre. Éamon de Valera fue encarcelado hasta 1924. Fue arrestado nuevamente ese mismo año por entrar sin permiso en Irlanda del Norte, dimitió del Sinn Féin y fundó el nuevo partido Fianna Fáil. En 1932 llegó al poder y empezó a romper lazos con los británicos.

En 1937 se adoptó por referéndum la Constitución de Irlanda, en la que estableció un estado independiente basado en un sistema de democracia representativa bajo el nombre de Éire.
En la Segunda Guerra mundial Irlanda se mantuvo aparentemente neutral. En 1948 De Valera pasa a la oposición, liderando una dura campaña sobre la cuestión de Irlanda del Norte. En 1949 se declara la República de Irlanda y ésta deja de pertenecer a la Commonwealth. En 1959 De Valera fue elegido presidente de Irlanda, cargo en el que se mantuvo hasta 1973, con 91 años.

Ese mismo año 1973 la República de Irlanda ingresó en la Comunidad económica europea. Los años 90 representaron un fuerte desarrollo económico para el país y aunque tuvieron una crisis fuerte hoy en día se han recuperado y tienen una de las calidades de vida más altas de Europa.

Recorremos en nuestro primer día la calle O’Connell, llena de estatuas como dije. En una de las esquinas, la más cercana al puente que también lleva su nombre, vemos a Daniel O ‘Connell rodeado de cuatro figuras aladas que representan sus supuestas virtudes (patriotismo, valor, fidelidad y elocuencia). Muy cerca está Jim Larkin, líder sindicalista. En el extremo norte vemos el monumento dedicado a Charles Stewart Parnell y hacia el centro el padre Theobald Mathew, el llamado apóstol de la moderación, fundador del movimiento Pionero por la abstinencia.

Destaca el Spire, la gran aguja que se alza en el centro de la calle. Mide 120 metros y es el monumento más alto del mundo. Debía conmemorar el segundo milenio pero su construcción de retrasó y se terminó en 2003, por lo que es ahora un monumento a la luz. En el centro de noche brilla una tenue lucecilla. Está hecho en acero inoxidable. En la base mide algo más de 3 metros de diámetro y se va estrechando hasta llegar a los 15 centímetros de la punta. Está situada en el lugar donde antes estaba el monumento a Nelson. Esa estatua fue fuertemente dañada por una bomba del IRA en 1966 (desde entonces se le llamaba “el muñón de Nelson).

En la esquina de la calle peatonal North Earl St, casi delante de la tienda SOMA, encontramos una estatua dedicada a uno de los escritores irlandeses más importantes, James Joyce. Tan famoso es que incluso en Dublín se le dedica un día, Bloomsday, a su novela Ulises a pesar de que en su momento se consideró casi pornográfica. El señor está representado con sombrero, bastón y sus gafas.

En la misma calle, como ya comenté, está el edificio de la Oficina central de Correos, construido en 1818 y donde tuvo lugar la proclamación de la República de Irlanda en el alzamiento de 1916. Un pequeño museo lo recuerda (aunque la oficina sigue teniendo su función original). De noche, no sé si cada día, unos voluntarios reparten comida a los necesitados en sus puertas. Del edificio original sólo queda la fachada. Encima de un pórtico de estilo jónico (Dublín tiene obsesión por los edificios de inspiración griega) encontramos las estatuas de la Fidalidad, de Hibernia y de Mercurio. Dicen que en las columnas todavía se pueden ver los impactos de las balas de los enfrentamientos de 1916.

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El puente de O’Connell es el final de la calle del mismo nombre. Permite cruzar el río Liffey y se construyó por James Gandon en 1790 para dar paso a peatones y coches. Es la separación entre el barrio norte (el barrio más pobre) y el sur (barrio rico por excelencia).

Otro edificio de inspiración griega es el neoclásico Bank of Ireland. Lo encontramos enfrente de la emblemática Trinity College, en el College Green, y es nuevamente un pórtico con columnas, en este caso corintias. Tiene estatuas alegóricas de Irlanda, la fidelidad y el comercio. Fue construido entre 1729 y 1734 por Edward Lovat Pearce para ser la sede del Parlamento irlandés. Y a eso se dedicó hasta el Acta de Unión de 1800 y en 1802 se vendió al Banco de Irlanda (un banco comercial, no estatal). Enfrente encontramos una estatua de Henry Grattan. Su importancia radica en ser el primer edificio del mundo que fue construido expresamente para ser parlamento. La Cámara de los comunes fue eliminada por orden del gobierno británico. La Cámara de los lores, más pequeña, con paneles de roble irlandés y una araña de cristal, permanece y hasta hace poco era visitable. Ahora no puedo asegurarlo.
Nos contaron una curiosa anécdota sobre el carácter de los irlandeses que tiene que ver con ese edificio. No hay ni una sola ventana abierta. Todas están tapiadas y no es por casualidad. Los ingleses habían implantado (y no era algo novedoso) un impuesto por las ventanas (sí, así como suena). ¿De qué manera evitaban pagarlo?. Tapiándolas. Así pues tenemos un edificio imponente con ventanas ciegas.

Enfrente como dije encontramos la magnífica Trinity College. Esta universidad fue fundada en 1592 por la reina Isabel I de Inglaterra en el solar de un antiguo convento agustino que había sido confiscado (cosa muy común cuando se decidió implantar la religión anglicana). Hasta aquel momento todo el que quería estudiar no tenía más remedio que irse a alguna prestigiosa universidad europea con el peligro de recibir influencias católicas, algo que la soberana no podía permitir. Como es de suponer allí sólo podían estudiar los protestantes y no fue hasta finales del siglo XVIII que se admitirían católicos. Un rector de la Universidad llamado George Salmon no era tampoco partidario del acceso a las mujeres. Dijo que estudiarían por encima de su cadáver. Y por encima de su tumba dicen que pasan las alumnas que se matriculan desde 1904. Entre los estudiantes famosos encontramos a Samuel Beckett, Óscar Wilde, Bram Stocker o Jonathan Swift.

La fachada exterior es neoclásica con un curioso reloj de color azul. Es posible el acceso gratis al patio, muy grande, donde nada más llegar encontramos un campanile del siglo XVIII diseñado por Charles Lanyon. A su lado vemos la estatua de George Salmon. Entorno al patio se alzan los distintos edificios como la capilla, el Dining Hall, el Graduates Memorial Building y el Rubrics Building (de color rojo y de 1690). No son los únicos edificios en una inmensa universidad que alberga hoy los 15.000 alumnos.
Unos chicos se ofrecen en la entrada para hacer una visita guiada. También puede comprarse por Internet. Lo más famoso, sin embargo, es su biblioteca (se puede comprar online, 11 euros). Se construyó entre 1712 y 1732 y alberga unos 3 millones de libros y unos 2.000 manuscritos. Según una ley de 1801 tiene el privilegio de recibir un ejemplar de cualquier texto publicado en Gran Bretaña e Irlanda.

Hablaré de ella más adelante porque la visitamos el último día.

Nos dirigimos luego hacia el Ayuntamiento con la lluvia amenazándonos de nuevo. Se sitúa ya en el barrio medieval (aunque no lo parezca) porque fue por esa zona por la que se instalaron los vikingos en lo que sería el origen de Dublín.

El edificio del City Hall es de estilo neoclásico así que de nuevo vemos una de esas copias de templos antiguos. Se construyó en 1779 y en sus orígenes albergó la Casa de la Moneda (o la Real Lonja) ya que el encargo para su construcción provino del Gremio de Mercaderes. Se compró con el dinero que se había recaudado con las loterías públicas (se ve que entonces la gente también era muy dada al juego). La Corporación Municipal lo compró en 1852 y desde entonces es su sede.

El acceso es gratis. Encontramos un vestíbulo muy espacioso, circular, sostenido por doce columnas y circundado por una girola. Allí era por donde los mercaderes iban paseando y discutiendo de negocios. Cuando pasó a ser ayuntamiento se hicieron algunos cambios estructurales, entre otros la escalera que lleva a los pisos superiores. Hoy hace funciones de museo aunque también sigue acogiendo reuniones del Consejo Municipal (con las oficinas trasladadas al Wood Quay, junto al río).

La cúpula es inmensa y está adornada por dentro con una especie de florecillas doradas. Entre las columnas podemos ver distintos episodios de la historia de la ciudad empezando por los vikingos así como un reloj. Esculturas de importantes figura políticas nos acompañan, entre ellos el ya mencionado 0’Connell. Y en el suelo vemos el imponente escudo de armas de la ciudad, tres castillos con la Justicia a un lado (llevando en una mano una rama de olivo y en la otra una espada) y la Ley al otro (con una rama de olivo y la balanza). Debajo reza la leyenda “Obedientia civium urbis felicitas” que quiere decir más o menos “Feliz la ciudad donde los ciudadanos obedecen”. Ahí lo dejo…

Por un lado de la fachada se accede a un interesante museo de historia de la ciudad, también gratis, una cafetería y unos wc.

Por detrás del Ayuntamiento encontramos el castillo de Dublín. Hablaré de él en la última etapa porque en este primer día la visita del Papa nos lo hizo imposible.

Continuamos nuestro camino pasando por delante de la Christ Church y Dublinia. Entraremos más tarde. Primero vamos a la Catedral de saint Patrick. La entrada cuesta 7 euros (6 para jubilados). Se sitúa en el noroeste de la ciudad (es accesible a pie desde O’Connell aunque hay un buen trozo). Es la catedral nacional de la Iglesia de Irlanda. Curiosamente las dos grandes catedrales de Dublín son protestantes pero conociendo ya la historia del país entendemos fácilmente por qué.
La construyeron los normandos (anglonormandos para ser exactos) en el lugar donde había un antiguo templo del siglo V a orillas del río Liffey. Se dice que los habitantes de la zona fueron convertidos por el santo al cristianismo y que les bautizó en el pozo que había donde ahora está la fuente del parque. Se sabe que eso es completamente falso pero ya sabemos que los irlandeses son muy dados a contar historias aunque sean mentira.

En el siglo XIII sufrió una fuerte restauración que le dio ese estilo gótico que vemos ahora. Desde 1320 hasta el siglo XVI albergó la primera universidad de Irlanda (luego ya sabemos que llegó el anglicanismo, Isabel I y el Trinity College). Poco podemos ver ahora de ese edificio primitivo porque se destruyó en un incendio en el siglo XIV.

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A la entrada unas personas muy amables te facilitan un folleto en español e incluso te dicen algunas palabras en nuestro idioma. Eso dice mucho del carácter de los irlandeses. Como el folleto ya da una orientación sólo comentaré algunas cosas que creo que vale la pena destacar. Se conservan algunas losas de los primeros cristianos pero se ven mal. Sí que es muy curiosa una puerta que vemos expuesta como si de una estatua se tratara. En 1492 tuvo lugar una disputa entre el duque de Ormonde y los condes Fitzgerald de Kildare. Ambas familias buscaron refugio en la catedral (como si no hubiera más sitios acabaron los dos en el mismo). Kildare, decidido al final, a llegar a un acuerdo, propuso unas condiciones para la paz pero Ormonde no se fiaba un pelo. Kildare, harto, hizo un agujero en la puerta, metió su brazo (no veas cómo lo arriesgó) y finalmente ambos se dieron la mano. Ahora se puede imitar ese gesto.

Destacable es también la capilla de la Virgen, al fondo. Data de 1270 y fue utilizada por los hugonotes desde 1666 hasta 1816. Se restauró en 2003. Las vidrieras son interesantes.

Quizás a muchos les llamen la atención las banderas que se ven colgadas por el templo. Son las de los antiguos batallones nacionales y se ven sobre todo en la zona del coro.
Dos monumentos funerarios destacan sobre los otros. El primero lo encontramos cerca de la salida y recibe el nombre de Monumento a Boyle. Fue erigido en 1632 por Richard Boyle, conde de Cork, en memoria de su segunda esposa, lady Katherine. Todas las figuritas que vemos son los hijos.
El otro enterramiento importante, el más importante de todos, es el de un deán de la catedral y famoso escritor, Jonathan Swift, autor de Los viajes de Gulliver. De él tenemos también su púlpito (sencillo, en madera) así como una máscara funeraria y algunos recuerdos en una vitrina. Está enterrado junto a su amiga Esther Johnson (Stella), a la que él dedicó el epitafio que vemos en la pared. Aún se debate si ambos estaban o no casados en secreto.

Desde allí nos vamos a Dublinia, donde compramos la visita conjunta con la Christ Church (15 euros). Ambos edificios están unidos por el Puente de san Miguel.

Este agradable museo se sitúa en las oficinas de la Dirección de la Iglesia de Irlanda. Data de 1870 (aunque se ha intentado imitar al máximo el estilo de la catedral para no desentonar) y tuvo esa función hasta 1983. El edificio recibe el nombre de Synod Hall. Destaca la torre de san Miguel de 60 metros de altura, excelente mirador sobre la ciudad y a la que ya no pudimos subir por falta de tiempo (todo cierra prontísimo, sobre las 5 ó 5.30 de la tarde).

Dublinia es un museo estructurado en tres zonas distribuidas en tres plantas: vikingos, edad media y cazadores de la historia. En las dos primeras podemos ver la historia representada con muñecos, lo que resulta muy instructivo. Se pueden escuchar unos audios (también en castellano) o seguir un papel explicativo. Se puede hacer fotos e interactuar.

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Vemos como los vikingos, lejos de la imagen que tenemos de ellos, no eran sólo saqueadores sino también granjeros y comerciantes. Aprendemos que llegaron a lo que ahora es Dublín y que hicieron un establecimiento permanente (con un recinto fortificado) en el 841. Vemos que poco a poco ese pequeño asentamiento cobraba importancia y como fue un importante mercado, incluso de esclavos. Podemos ver lo que comían, cómo viajaban en sus barcos, cómo escribían o cómo se vestían. Incluso podemos observar cómo hacían sus necesidades (con pedos incluidos). Pero como ya conté los vikingos se marchan de Dublín (y de Irlanda) después de la batalla de Clontarf (1014) aunque de modo efectivo siguen por ahí hasta la llegada de los anglonormandos en 1169.

Con Strongbow empezamos la segunda planta, la edad media. Encontramos una magnífica maqueta central con el presunto aspecto de la ciudad en el siglo XV y varias salas a los lados. La primera es la casa de un comerciante muy rico. De ello dan buena cuenta los manjares de la cocina. Pero no era tan rica la ciudad por lo que se puede ver cuando “paseas” por las calles.

Caminando llegamos al muelle del siglo XIII sobre el río. Vemos las cargas de los barcos: ropa, lana, sal o vino, siempre a expensas de los piratas.

Enfrente tenemos la feria, esa gran feria que se celebraba una vez al año fuera de las murallas de Dublín y a la que llegaban comerciantes de todos los lugares. Un lugar agradable pero también donde se producían disputas (por eso había unos tribunales especiales para resolverlas). Vemos los castigos y también podemos ser nosotros castigados (del mismo modo en que podemos ser esclavos en el mundo vikingo).

Pero en la Edad media habían cosas malas. Guerras pero también enfermedades. Se da buena cuenta de la peste negra del siglo XIV con sus muertos.

Subiendo la escalera encontramos la rebelión irlandesa que llevaron, entre otros motivos, a Enrique VIII a intervenir. Ya sabemos qué vino después…

En la tercera planta no está permitido hacer fotos. Se nos habla de la arqueología, en teoría y en la práctica, con los hallazgos en Wood quay que fueron objeto de una gran movilización ciudadana y que acabaron ocultando buena parte de ellos. Algunos fueron recuperados.

Christ Church es la catedral de la diócesis de Dublín. Su construcción es anterior a la de saint Patrick, 1169, pero es más pequeña que ésta (y encima nos encontramos que la estaban preparando para un concierto). Su construcción se debe al famoso Strongbow así como al arzobispo de Dublín, san Lawrence O’Toole, sobre el emplazamiento de un templo anterior, de madera, que había sido ordenado por el rey Sitric, de origen danés. Hasta la Reforma hubo allí monjes agustinos, como en el templo anterior al Trinity College.

Se trata de un edificio mezcla de románico y gótico aunque muy restaurado. Sí que se ven algunos vestigios antiguos como alguna puerta o la cripta, del siglo XII. Es allí en la cripta donde podemos ver el tesoro de la catedral, algunos antiguos sepulcros, un gato y un ratón que se quedaron momificados (los dos se quedaron atrapados en los tubos de un órgano cuando uno perseguía al otro) y unos trajes originales de la serie Los Tudor (en esa catedral se rodó la coronación de Enrique VIII como rey de Irlanda). De hecho toda la catedral puede alquilarse para eventos de todo tipo.

Dentro de la nave central podemos ver el presunto sepulcro de Strongbow (aunque no es la original porque ésta se destruyó en un derrumbamiento en 1562). La que vemos ahora, pues, no es suya aunque lo que no sé es si de algún modo se han conservado sus huesos. Tampoco se conserva el corazón de san Lawrence O’Toole (que no Peter O’Toole, que era actor) porque hace unos años lo robaron.

Al parecer desde hace mucho tiempo la Santa sede está reclamando a la Iglesia de Irlanda que se la devuelva porque no tienen propiamente una catedral (Santa María, que vemos el último día, es procatedral) pero no les hacen ni caso.

Seguimos avanzando y nos vamos ya casi a las afueras de Dublín. Y lo hacemos para ver uno de los lugares más visitados de la ciudad (aunque nosotros renunciamos a entrar; es muy caro, no nos gusta la cerveza y ya vimos algo parecido en la Heineken de Ámsterdam). Se trata de Guinness Storehouse, el museo de la marca de cerveza más famosa de Irlanda. El complejo ocupa unas 26 ha. Y no es para menos si tenemos en cuenta que se exporta cerveza a más de 120 países.

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Arthur Guinnness ya había fundado una fábrica de cerveza en el condado de Kildare en 1755, cuando tenía 30 años. Cuatro años más tarde dejó a su hermano al cargo de esa empresa y se hizo cargo de una fábrica abandonada en las afueras de Dublín, donde estableció también su casa. Se conserva el arrendamiento de los terrenos por 9.000 años. Pronto empezó a fabricar cerveza estilo porter que al parecer (no entiendo nada del tema) es de mucha más graduación y de color muy oscuro. Tiene un fuerte sabor a cebada tostada sin fermentar (de hecho cuando te acercas a la fábrica huele mucho a ese tostado). Dicen que la gente lo pasa bien en el museo, quizás porque les invitan a cerveza. Encima de todo del edificio hay un bar, llamado Gravity bar, desde el que se obtienen unas vistas excepcionales. También tiene una tienda pero no se puede entrar a una cosa ni a otra si no visitas el museo. Por cierto, ese molino que vemos es el más alto de Europa y data del siglo XVIII.

Muy cerca está la iglesia de St. Audoen aunque en realidad debería decir que hay dos edificios con el mismo nombre. El primero al que entramos se levantó en el siglo XIX y tiene poco destacable. Sí es importante el que tiene al lado y que apenas vimos, a causa de las obras y de la hora del cierre. Hoy se dedica al culto protestante (el del siglo XIX es católico) y se construyó en época normanda (siglo XII) sobre una iglesia celta.

Vamos caminando hasta la parada del tranvía de Heuston y lo cogemos hasta la parada de Abbey St. esquina con O’Connnell. El billete cuesta 2,10 euros y es válido para 1 hora y media.
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DÍA 2. DUBLÍN- BELFAST- DERRY

DÍA 2. DUBLÍN- BELFAST- DERRY


Location: Ireland Ireland Input Date: 07/10/2018 16:18 Points: 0 (0 Votes)
Escogimos la empresa Irlanda en español, de la que nos habían dado referencias, para hacer algunos recorridos por el país. Un viaje organizado con alguna otra empresa sale mucho más caro por 7 u 8 días de lo que nosotros nos salió por 10. Aunque algunas cosas se podrían mejorar en general esta empresa es una buena opción.
Quedamos a las 8 de la mañana delante del hotel Gresham para esperar al guía. Al cabo de unos segundos ya nos habíamos dado cuenta de que ése era el lugar (o uno de ellos) desde el que salen los tours por Irlanda. Debemos estar, pues, atentos para que no se vayan sin nosotros.
Cinco minutos antes de la hora prevista apareció el guía que íbamos a llevar en esos dos días y empezamos a subir a la furgoneta de 16 plazas que iría llena a la mitad (éramos 9 personas; en estas fechas ya empieza a reducirse en turismo que habla español).
A medida que íbamos avanzando Saúl, nuestro guía, nos iba contando cosas. Pasamos nuevamente por la Oficina de correos, donde resaltó los hechos que ocurrieron en el Alzamiento de 1916 para pasar luego a comentarnos cosas sobre The Spire. Al parecer después de que el IRA quisiera volar por lo alto la columna a Nelson y ésta quedara un poco tocadilla se llamó a los artificieros para que la derruyeran. Un desastre… (ya iremos viendo que a los irlandeses no siempre los planes les salen bien). Se cargaron media calle O’Connell y la columna siguió en pie. Luego ya sabemos que quisieron tener el monumento hecho para celebrar el segundo milenio para terminarlo tres años más tarde. Y cuando le colocaron la luz al monumento a la ídem… se le fundió la bombilla en tres meses. Tuvieron que traer unas grúas del continente para poder cambiarla. Vamos, un desastre. Y ya digo que ahora brillar lo que se dice brillar no brilla mucho.
Pasamos por delante de la Custom House, proyectada por James Gandon a finales del siglo XVIII para servir de aduana. Mide 114 metros de longitud y está coronado por una cúpula de cobre (de ahí el color verde) sobre la que hay una escultura alusiva al comercio. Fue aduana muy poco tiempo (por eso de que los de Londres querían controlarlo todo) y ahora creo que es un Ministerio (o eso nos dijeron). Los sinnfeiners lo quemaron después de su victoria en las elecciones y se tuvo que reconstruir en 1926.
Enfrente se abre ya el centro financiero (en aumento) donde se ubican empresas como Facebook o Google. Muy cerca, en la orilla de la Custom House, encontramos una sobrecogedora escultura sobre la gran hambruna y más allá el Jeanie Johnston, réplica exacta de un barco ataúd. Se llamaba así a los barcos que en el siglo XIX llevaban a los irlandeses muertos de hambre a América. Éste en concreto era una pequeña goleta que hizo 16 travesías de 47 días hasta Quebec. Llevó en total a 2.500 personas y curiosamente no murió nadie.
Vemos también un puente diseñado por Calatrava (que sigue en pie) dedicado a Samuel Beckett y que en teoría tiene forma de arpa. Es el segundo puente que diseñó para la ciudad (tiene otro dedicado a James Joyce). El Palacio de Convenciones es un edificio nuevo con forma de dublinés bebiendo una pinta (tienes que estar un poco borracho para ver eso). También vemos el estadio Aviva, que sirve a la vez para jugar al fútbol y al rugby. Caben 51.700 espectadores.
Aunque mucha gente quizás no lo sabe (las gaviotas que sobrevuelan la ciudad se encargan de recordarlo a todo momento) Dublín tiene mar y puerto aunque creció de espaldas a él. Importante es el túnel del puerto, en realidad dos túneles gemelos que conectan el puerto con la autopista muy cerca del aeropuerto. Tienen 4,5 kilómetros de largo y se inauguró en 2006. Su altura es la suficiente para que pasen vehículos de dos plantas (allí todos o casi todos los buses las tienen, como en Londres). Sin embargo dos empresas de transportes tuvieron que cambiar su flota de camiones al completo porque no cabían. Curiosamente ambas eran inglesas…
Dejamos la ciudad y nos adentramos en el estuario de Malahide. Aunque no podemos verlo allí está el bonito castillo de Malahide, propiedad de la familia Talbot desde 1185 hasta 1976 (con una interrupción de 1649 a 1660 por culpa de Oliver Cromwell). Richard Talbot era un caballero inglés que acompañó a Enrique II a Irlanda. Catorce de los miembros de la familia murieron asesinados como represalias por haber apoyado a Jacobo II. Sobrevivieron también a las leyes penales. En los años 70 la última propietaria se lo vendió al estado irlandés para poder financiar los impuestos de su herencia. Se puede visitar.
A medida que vamos recorriendo la isla Saúl nos va explicando la historia del país y nos recalca que nos dirigimos a Irlanda del Norte, por lo tanto a territorio de Reino Unido.
El Ulster era una de las provincias históricas de Irlanda, uno de aquellos antiguos reinos. Estaba formado por nueve condados. Seis de ellos, con una población cerca a los dos millones de habitantes, conforman la actual Irlanda del Norte que, como digo, forma parte de Reino Unido (ya expliqué un poco de ello cuando hablé de la historia). Su ciudad más poblada y capital es Belfast, con unos 336.000 habitantes.
A diferencia de las otras provincias de la isla, Ulster tiene un alto porcentaje de protestantes (el 43% frente al 51% de católicos) debido a las Plantaciones. Ya dije que a principios del siglo XVII el rey Jacobo I colonizó la zona con protestantes de habla inglesa, ya fueran de Londres o Escocia. Si queremos ser puristas deberíamos hablar de Ulster como el grupo de nueve condados, incluso los que pertenecen a la República de Irlanda, y de Irlanda del Norte para referirnos a ese conjunto de seis que se integran en Reino Unido. Toda la isla es Irlanda pero si hablamos de países existe una República de Irlanda y por otro lado Irlanda del Norte que forma parte de Reino Unido. Si sólo tenemos en cuenta Irlanda del Norte, el protestantismo tiene mayor peso que el catolicismo.
A la entrada en Belfast nos recibe el monumento llamado Esfera que simboliza la salida de la oscuridad después de años de conflicto.
Podemos encontrar un origen remoto del denominado conflicto en las plantaciones de 1609. Las discrepancias entre católicos y protestantes desembocaron en importantes conflictos ya a finales del siglo XVII, que acabaron mal para los primeros (la promulgación de las Leyes penales y la represión de Oliver Cromwell).
Parecía que la supresión de esas leyes terminara con las hostilidades pero nada más lejos de la realidad. El hecho de que los católicos pudieran comprar tierras y abrir negocios, algo que antes estaba sólo en manos de los protestantes, enfadó tanto a estos que pronto empezaron los ataques. Los católicos contraatacaron. Los protestantes más radicales fundaron la Orden de Orange en 1795 para conmemorar los privilegios civiles y religiosos concedidos por Guillermo de Orange después de la Batalla del Boyne. Aunque se disolvió varias veces a lo largo del siglo XIX por los duros enfrentamientos que se producían con los católicos sigue en activo.
A principios del siglo XX, y ante algunos logros de John Redmon para los católicos, los unionistas protestantes del Ulster, temerosos de verse marginados en un país con mayoría católica, acabaron creando la organización paramilitar Fuerza Voluntaria del Ulster (Ulster Volunteer Force). Como contrapartida los nacionalistas fundaron los Voluntarios irlandeses (Irish Volunteeers).
Ya sabemos que en 1921 se firmó el tratado anglo irlandés que creaba el Estado irlandés libre (alcanzó la soberanía completa en 1949) pero a la vez dejaba seis condados sometidos a Reino Unido, algo que no gustó a los nacionalistas. Hubo algunos pequeños conflictos en los años 20 que se reprodujeron en los años 40 y 50 sin gran apoyo de la población. Los protestantes crearon una fuerza militar con el mismo nombre que aquella antigua, Ulster Volunteer Force, cuyas banderas aún hondean en Belfast.
La ciudad cambia radicalmente de una calle a otra cuando nos adentramos en Malone Road y vemos sus bonitas casas victorianas y un colegio metodista.
Muy cerca nos detenemos en la Queen’s University. Fue una idea de la reina Victoria para prevenir la hambruna y se inauguró en 1849 (a los irlandeses que trabajaron allí de sol a sol les daban un bol de sopa al día). Se trata de un bonito edificio de estilo Tudor, construido en ladrillo rojo. Alrededor del año 2000 tenía unos 1.600 profesores y unos 25.000 estudiantes. Es una de las esperanzas de formar parejas mixtas de católicos y protestantes, lejos ya del conflicto. Además de la educación, ocupa un lugar destacado en cuanto a la investigación. Lo diseñó Charles Lanyon y allí estudió, entre otros, Liam Neeson (que es de Belfast). Neeson, por cierto, protagonizó una película sobre Michael Collins.

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Con el bus pasamos por delante del pub The Crown (al que luego iremos), abierto por una pareja mixta. Ella, que era protestante, escogió el nombre (la corona). Él, católico, decidió el lugar donde colocarla, en el suelo de la entrada… A pesar de ser un bar (yo parece que les tengo alergia) tengo que reconocer que es muy bonito, tanto por fuera como por dentro. Tiene paneles de madera hechos en Italia, lámparas que fueron de gas, vidrieras, etc. Dicen que es uno de los pubs más bonitos del mundo (aunque encontrar tanta gente dentro no te permite apreciarlo bien, la verdad). Son muy curiosos los llamados “snug”, unos apartados privados para beber sin que les vean con un botón para llamar al camarero. Cerca está el Hotel Europa, que nos dicen es uno de los más bombardeados del mundo. Sufrió 28 ataques de bomba durante el conflicto irlandés. Ha recibido a ministros y grandes celebridades como Bill Clinton.
Seguimos viendo los edificios de la Asamblea presbiteriana, preciosos, construidos en 1905 en estilo señorial escocés con aires góticos. Tiene una torre del reloj de 40 metros, un campanario con 12 campanas y ventanas con vidrieras. Como su nombre indica es la sede de la Asamblea General de la iglesia presbiteriana y lo construyó (otra vez) Charles Lanyon. ¿Por qué este señor tiene tantas obras en Belfast?. Pues porque era arquitecto municipal… y alcalde. Vamos, que se asignaba las mejores obras. Eso ahora sería impensable.
Pasamos por la John Bell House y nos dirigimos al barrio católico, en el West Belfast. Esta zona, obrera, empezó con los conflictos cuando en el siglo XIX se dividió en dos barrios, el católico y el protestante. A finales de los años 60 se había llegado a tal nivel de violencia entre ellos que muchas personas decidían abandonar sus casas por miedo a las agresiones (se llegaba a quemar la casa con sus habitantes dentro).
Vamos primero a Falls Road, el barrio católico. A lo largo de la calle se van encontrando murales (hay unos 500 en la ciudad). Paramos en el llamado mural de la pared internacional en Divis St., en la parte inferior de la Falls Road. Los dibujos van cambiando pero siempre tienen un carácter eminentemente político. Cuando nosotros lo visitamos encontramos las representaciones siguientes: liberación de presos políticos, basta de la opresión en Palestina, otro apoyo a Palestina, recordatorio de la huelga de hambre de los republicanos presos en 1981 para que se les reconociera el status de preso político, cinco chicos que murieron al estallar su coche a los dos segundos de pasar con el coche a Irlanda del Norte, Connolly, Pearce leyendo la proclamación de independencia, un recuerdo a Long Kesh (cárcel de Irlanda del norte donde se recluía a los implicados en el conflicto que habían sido detenidos) así como un apoyo a la independencia de Catalunya (ellos no ven las diferencias evidentes entre nuestra situación y las que ellos vivieron).

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Después de hacer unas fotos pasamos a ver la llamada Puerta de la paz (se llamaba así para mantenerla puesto que se cerraba por las noches y el domingo todo el día para impedir que se pasara de un lado a otro y empezaran las peleas) para terminar viendo el Muro de la paz. Se instaló ese muro (del que se conserva un buen tramo con alambrada encima) para marcar una separación completa entre barrios. Se levantó en 1970 pero se ha ido ampliando y modificando desde entonces.
Entrar en Shankill Road y alrededores significa adentrarnos en el barrio protestante. Y ya desde el primer momento vemos que es más violento que el católico. Encontramos emblemas en sedes de grupos paramilitares que se esconden actualmente detrás de apoyo a equipos deportivos pero se que dedican a prostitución o drogas. Y vemos muchos símbolos hechos con amapolas para recordar dónde el IRA cometió atentados mortales, algunos con víctimas menores de edad. Significativo es el mural que recuerda el ataque al Bar Bayardo. El 13 de agosto de 1975 una unidad del IRA lanzó una serie de bombas y disparos contra un pub en la calle Aberdeen, en la zona de Shankill, porque, según afirmaron, lo frecuentaban los miembros de la Fuerza Voluntaria del Ulster. Murió uno de sus integrantes, sí, pero el resto de las víctimas fueron civiles (50 resultaron heridos).
Nuestra siguiente parada fue en una zona a simple vista algo degradada. Llama la atención un mural con la cara de un sujeto vestido con un aire militar. Nos cuentan que se trata de Stevie McKeag, alias Top Gun, y el mural con su cara está en Hopewell Crecent, frente a Shakill Road, en la casa de su madre. Este sujeto, que murió con 30 años, fue primero miembro de los skinheads del barrio y luego se alistó en el ala juvenil de los Joung Militants de la Asociación de defensa del Ulster, pasando muy pronto a dirigir una sección de asaltos. Parece ser que no tardaron en darle un premio a mejor asesino del año (sí, eso hacen, sí) y otorgarle el sobrenombre de Top Gun. Según nos dicen mataba a todo el que se le pusiera por delante. Muy majo, el chico. Fue encontrado muerto en su casa y no se sabe si fue una combinación de analgésicos y cocaína o un asesinato por un asunto amoroso (su novia también mantenía relaciones con otro miembro de la organización). Sea como sea resulta paradójico que una casa luzca un mural gigante en honor a un asesino. A su lado unos francotiradores con la cara tapada nos apuntan vayamos adonde vayamos. Encantador.
Al otro lado encontramos un mural algo más bonito aunque muy significativo. Un retrato a caballo de Guillermo de Orange que conmemora su victoria en la batalla del Boyne.
Pasamos por los antiguos juzgados, hoy abandonados, con un túnel que los conectaba con la cárcel para prevenir disturbios y más allá el hospital con un ala para presos y especializado en prótesis (no eran raros en el conflicto los disparos en la rodilla).
Seguimos por la sede central de la Orden de Orange y por el Orange hall con la estatua a caballo de Guillermo.
La catedral anglicana de Santa Ana es de estilo neorrománico. Las obras empezaron en 1899 y terminaron en 1981. Dentro está enterrado Edward Carson, un protestante convencido y partidario de la unión con Gran Bretaña. En el interior (no pudimos verlo) destacan los mosaicos, textiles y tallas. Tiene la cruz céltica (de san Patricio) más grande de Irlanda en su fachada.
Pasamos por zonas de compras, en el centro de la ciudad y por delante del ayuntamiento, que luego visitaremos.
El Prince Albert Memorial Clock Tower es una torre construida en 1865 en honor del marido de la reina Victoria. Como el terreno sobre el que está construido es muy inestable está inclinada.
A lo largo de toda esa zona encontramos muchos edificios de Charles Lanyon. Uno de ellos es la Custom House, edificio de la aduana, y muy cerca el llamado Big fish, la estatua de un pez azul que recuerda la tradición pesquera de la ciudad.
Nos adentramos en el antiguo barrio de los astilleros, hoy llamado Titanic Quarter. Allí encontramos los astilleros Harland and Wolff, donde se construyeron los famosos barcos de la clase Olimpic como el Titanic. La empresa se fundó en 1861 por Edward James Harland y Gustav Wilhem Wolff. En 1858 Harland compró un pequeño astillero en Queen’s Island y empezó a construir nuevas instalaciones.
Acabaron haciendo tratos con la naviera White Star Line para construir todos los buques de esa compañía a cambio de no hacerlo para las rivales. Serían los famosos transatlánticos de la clase Olympic. De los tres el Titanic ya sabemos que terminó chocando contra un iceberg y hundiéndose en 1912 en su viaje inaugural; el Britannic nunca pudo funcionar para llevar a pasajeros porque se incautó en la Primera Guerra Mundial para transportar tropas y servir de buque hospital (se hundió en su sexto viaje en 1916) y sólo el Olympic sirvió de 1911 a 1935.
Hoy la empresa se dedica a diseño o a ingeniería estructural pero aún pueden verse las dos enormes grúas Sansón y Goliat (de 1974 y 1969 respectivamente).
Toda esta zona se revitalizó en 2012, cuando se conmemoraban los 100 años del hundimiento del Titanic. Y tanto se ha hecho que hoy una casa allí cuesta carísima.
Mucha gente visita ese barrio para ver el nuevo museo del Titanic. Cuesta para adultos 18,50 libras e incluye la entrada al SS Nomadic del que luego hablaré. El exterior del museo es muy llamativo, como 4 proas del barco hechas en papel de plata. En el interior encontramos 9 salas con efectos visuales y de sonido. Se habla de la ciudad en el siglo XIX (su época de esplendor), del astillero, se reproducen las salas del Titanic (esto ya lo hemos visto en Barcelona en una exposición itinerante…).
Enfrente encontramos los Titanic Studios donde se ruedan escenas de Juego de tronos. De lejos podía verse una muralla. También se ve el SS Nomadic, el único barco superviviente de la White Star Line. Dice el guía que lo usaban para llevar la comida y bebida para los pasajeros de primera y segunda clase a los barcos de más calado cuando no podían ir a puerto. Sí sé que se hizo con la idea de servir de transbordador de pasajeros desde el puerto de Cherburgo. Era tan lujoso que sólo lo usaban pasajeros de primera y segunda clase.
Seguimos la visita pasando por el Odyssey Complex arena- creado a partir de los Acuerdos de Viernes santo que pusieron fin al conflicto y que consta de cines, pista de hielo y un complejo deportivo.
El Victoria Square es el centro comercial más grande de Irlanda. Destaca su cúpula de cristal. No sorprende por sus tiendas pero sí por ese techo y por el ambiente animado que se vive en él.
Pasamos también por el Queen’s bridge, de estilo victoriano, con una escultura al final de acción de gracias (una esfera de la que parten diversas líneas).
En nuestras dos horas libres empezamos visitando el ayuntamiento (gratis). Para mi gusto es seguramente el edificio más bonito de la ciudad. La construcción del edificio se inició en 1898 y se terminó en 1906. Destaca sobre todo su enorme cúpula verde de 53 metros de altura flanqueada por otras más pequeñas. En 1921 acogió la primera reunión del Parlamento de Irlanda del Norte. Merece la pena visitarlo por dentro aunque sólo veamos el hall y una exposición de la historia de la ciudad (con mención al Titanic). Creo Su construcción parece ser que se basa en la Catedral de san Pablo de Londres (y sí que lo recuerda un poco). Tiene unos bonitos jardines y algunas estatuas, entre otras las de la mismísima reina Victoria.

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Se pueden destacar también las vidrieras de motivos variados. Quizás la que más llame la atención a los españoles es la que se inauguró en 2015 en memoria a los ciudadanos de Belfast que contribuyeron a las fuerzas antifascistas en la Guerra civil española. Se sabe que unos 320 voluntarios irlandeses lucharon contra las fuerzas de Franco en las Brigadas Internacionales. De ellos, 48 eran de Belfast.
Seguimos luego hacia el centro comercial y después nos vamos a ver el pub no sin antes pasar ante la Grand Opera House, uno de los principales teatros de la ciudad. Fue restaurado porque le afectaron los bombardeos al cercano Hotel Europa. Es curioso que en la fachada se anuncie como “Cirque and Opera House”. Entre el 21 y el 25 de agosto se programó Flashdance (sí, el de la peli) y ahora iba a empezar Rigoletto. No puede ser una programación más diferente.
Bullicioso. Así se puede describir St. George’s Market. Está lleno de puestecillos donde venden comida de todo tipo. Y, claro, la gente lo aprovecha. Allí podemos comprar pescado fresco, crèpes, hamburguesas, salsas de todo tipo, paella con chorizo (un raro invento local)… Nos pilló un buen chaparrón yendo hacia allí.
Nosotros no comimos en el mercado sino en la cafetería del ayuntamiento. No hay grandes manjares pero puedes encontrar algún sandwiche, quiche con ensalada por 6,95 libras, sopa con ensalada por 6,95 libras o un irish stew pr 5,95. El agua del grifo es gratis. Por cierto, no me he equivocado. Como estamos en Reino Unido se paga en libras. Para sólo dos días no cambiamos divisa y lo que compramos lo pagamos con tarjeta.
Hacia las tres de la tarde llegamos a Derry. Se trata de la segunda ciudad en importancia en Irlanda del Norte y los ingleses le añadieron el London para llamarla Londonderry. La verdad es que la ciudad fue una auténtica sorpresa puesto que esperaba un sitio gris y apagado, sabiendo lo que sabemos de historia, pero me encontré un sitio lleno de vida.
En el siglo XVI los ingleses ocuparon la villa para dominar a los caballeros irlandeses de la zona, bastante exaltados contra su dominio. Eso ya sabemos, lo he repetido hasta la saciedad, fue el germen de las llamadas Plantaciones y el origen de todo lo que vino después. Cuando buena parte de los gremios londinenses trasladados allí se reparten el territorio se le añade lo del London al nombre. El siglo XVIII fue más turbulento si cabe. Ya sabemos lo que pasó con Jacobo II. Muchos de sus partidarios acabaron emigrando a América después de su derrota.
En el siglo XIX se vivió un tiempo de prosperidad. Al igual que la entonces industrializada Belfast, Derry vivió un bien momento con las empresas de lino y la creación de camisas (hoy en día sólo queda una de ellas).
Con el siglo XX, sin embargo, llegó el conflicto. Y todo debido a la gran rivalidad que hay entre los católicos y los protestantes, tanto por temas religiosos como políticos. Aunque los barrios de unos y otros quedan separados por el río, no ha evitado que choquen entre sí violentamente.
Hasta los años 60 el consejo local tenía mayoría del Partido Unionista del Ulster, representante de los protestantes, porque se usaba el sistema de un voto por casa. Los protestantes solían ser personas acomodadas, a menudo con varias casas o negocios. Los católicos, en cambio, eran familias hacinadas en una sola vivienda y los que no tenían casa en propiedad no tenían derecho a voto. Sus hogares eran mucho más pobres y estaban en peor estado que los de los protestantes.
El Comité de Acción de la vivienda (DHAC) se creó en marzo de 1968 por el Partido laborista de Irlanda del Norte y el Club republicano James Connolly. Su objetivo era conseguir mejores condiciones de vida para los católicos y para ello hacían acciones de protesta como cortar carreteras o impedir reuniones en el ayuntamiento. Cuando quisieron ir más allá se pusieron en contacto con la Asociación por los derechos civiles de Irlanda del Norte para hacer una marcha en Derry. La fecha prevista era el 5 de octubre de 1968 y se pretendía hacer dentro de las murallas, lugar donde nunca se les había permitido manifestarse. El ministro del Interior la prohibió porque el mismo día los Aprendices de Derry, una organización protestante, iba a hacer también su marcha. Cuando los manifestantes decidieron seguir adelante la policía les golpeó con dureza.
El año siguiente se convoca una nueva marcha de Belfast a Derry en apoyo a los derechos civiles con la oposición de los protestantes. Fueron atacados con palos y piedras sin la que la policía hiciera mucho por evitarlo. Un enfrentamiento en la plaza del Ayuntamiento terminó con 163 heridos, 10 de ellos policías. 1500 residentes del barrio católico del Bogside (el más famoso y que visitamos) construyeron barricadas para no permitir el paso de los policías. De ese modo nace el Free Derry. Un activista local, John “Caker” Casey, realizó la pintada “Está usted entrando en Derry libre” en una pared de una casa en la esquina de Lecky Rd. con Fahan Street. Esa fachada se ha conservado y es uno de los puntos más fotografiados de la ciudad. Los enfrentamientos se sucedieron durante todo 1969.
El desfile de los Aprendices es una celebración anual de los unionistas protestantes que recuerda al sitio de Derry en 1689. Al parecer trece jóvenes aprendices (no sabemos de qué) de la ciudad le cerraron las puertas a los hombres de Jacobo II un segundo sábado de agosto y desde entonces esa asociación se pasea por la ciudad, “provocando” a los católicos. Ese año 1969 la cosa estaba que ardía pero los aprendices no toleraron a suspender su marcha. Y hubo enfrentamientos como era de esperar. Aunque no pasaron como otras veces por el barrio del Bogside lo hicieron tan cerca que los católicos empezaron a lanzarles piedras. Y los protestantes no se quedaron atrás. Cuando la policía llegó obligó a los nacionalistas a encerrarse en el barrio. Estos se defendieron con más piedras y cócteles Molotov. Los enfrentamientos siguieron hasta el 14 de agosto cuando una compañía del ejército llegó a la ciudad para ponerles fin.
En cuanto al IRA, había estado prácticamente inactivo en los últimos años. De hecho apenas si actuó en los disturbios de 1969. Pero esos hechos provocaron que se produjera una escisión en su seno en 1970 entre el IRA oficial y el IRA provisional (éste con miembros mucho más radicales que serían los que organizarían una campaña armada que duraría años).
El aparente buen rollo que había con el ejército después de la llamada Batalla del Bogside (los hechos de 1969) se rompió pronto. Los soldados no tardaron en entrar en el barrio armados de porras para practicar detenciones. El IRA oficial junto con el Partido laborista sólo veían en esos jóvenes exaltados que lanzaban piedras a gamberros; los miembros del IRA provisional creían que eran la consecuencia inevitable de la ocupación británica de Irlanda. Muchos jóvenes se acabaron sumando al IRA provisional, y más después de las primeras víctimas mortales por ataques del ejército en 1971.
Los ataques con armas de fuego contra la población así como las bombas del IRA provisional fueron en aumento.
El 30 de enero de 1972 se había convocado una marcha por la Asociación por los derechos civiles. Iban a ir desde Creggan (una pequeña iglesia que se ve a lo alto), pasando por el Bogside, hasta el ayuntamiento. Eso era un desafío porque no podían salir del Free Derry. La marcha iba a ser pacífica y el IRA no debía actuar bajo ningún concepto.
El recorrido de la marcha se cambió finalmente, renunciando en llegar al centro y acabando en Free Derry corner (la fachada pintada de la que hablé y que cambia de color cada tanto; cuando fuimos era rosa por la marcha del orgullo gay). No obstante, un pequeño grupo de manifestantes decidió apartarse del grupo principal y empezar a lanzar piedras. Los británicos habían enviado a los paracaidistas y estos acabaron abriendo fuego (la excusa es que dijeron haber visto a hombres armados). Murieron 14 personas (una de ellas en el hospital). Como nos recuerda una placa en un Jardín del recuerdo cinco de ellos tenían 17 años. Testigos afirmaron haber visto a los soldados disparar contra personas desarmadas o incluso por la espalda mientras huían o buscaban dónde refugiarse. Una de las víctimas ni siquiera era un manifestante sino que pasaba por allí. El Domingo sangriento y sus consecuencias (destaco la película del mismo nombre así como una famosa canción de los irlandeses U2) desataron un aumento de los afiliados por el IRA. En 2010 el Primer ministro británico, David Cameron, publicó el resultado de una segunda investigación que se abrió en 1998. Las conclusiones eran que los fallecidos iban desarmados y que fueron los soldados británicos los que dispararon indiscriminadamente. No hubo depuración de responsabilidades.
Como digo después de esa masacre el IRA aumentó su número de miembros y también sus ataques. Los residentes católicos les ayudaban, dándoles refugio en su casa. Pero cuando el ranger William Brest, un joven de 19 años que se había alistado en el ejército británico, fue secuestrado y asesinado por el IRA oficial un grupo de 500 mujeres se manifestó con tal contundencia que tuvieron que declarar el alto al fuego. El IRA provisional prometió hacer lo mismo pero en poco tiempo hubo 42 muertos. Cuando un ataque en Belfast con 22 bombas provocó 9 muertos (7 civiles) y 130 heridos el ejército puso en marcha la operación Motorman. Miles de soldados británicos equipados con tanques echaron abajo las barricadas y ocuparon la zona. Un chico de 15 años y un miembro del IRA murieron.
Un Viernes santo de 1998 se llegó a un acuerdo entre los gobiernos británico e irlandés para poner fin al conflicto en Irlanda del Norte. Fue aprobado por referéndum en Irlanda del norte y la República de Irlanda. Uno de los principales protagonistas fue John Hume, líder católico del Social Democratic and Labour party, que fue mediador y que impulsó la participación de los Estados Unidos para llegar a un acuerdo. Junto con David Trimble, líder del Partido Unionista del Ulster, recibió el premio Nobel de la Paz.

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Además de la famosa “You are now entering free Derry” vimos otros murales de la mano de una guía local que vivió el conflicto de primera mano. Uno de los más significativos es el del Domingo sangriento. Vemos otros de la operación Motorman, uno con John Hume y otros reclamando los derechos civiles (trabajo y un hombre, un voto), un chico que intenta detener un tanque con una piedra, la huelga de hambre de 1981… Incluso hay uno del Che Guevara, cuya abuela era irlandesa.
Los murales van cambiando y se van modificando. Uno de los que se ha retocado ha sido el que recuerda a Annette McGavigan, una niña de 14 años que murió de un disparo en el fuego cruzado entre soldados británicos y el IRA en 1971. Nos contaron que la chica había ido a coger piedras aunque en Internet dice que cogía balas de goma. Sea como sea fue asesinada de un tiro en la cabeza (nadie ha sido culpado de su muerte) mientras vestía el uniforme del colegio. Así ha sido representada. El mural, que se llama “La muerte de la inocencia” tenía una mariposa inacabada y un rifle. Hoy se ha repintado, dándole color a la mariposa y pintando el rifle roto.
Pero no todo en Derry son murales sobre el conflicto como pudimos ver. La ciudad conserva uno de los recintos amurallados mejor conservados de toda Europa que, además, se puede recorrer por completo. La muralla se levantó en el siglo XVII y es Patrimonio de la Humanidad. Consta de cuatro puertas: Bishop Gate, Ferryquay Gate, Shipquay Gate y Butcher’s Gate. Las vías que parten de esas puertas confluían en el centro donde estaba el ayuntamiento. El grosor de los muros es espectacular, nada más y nada menos que 9 metros. Encima son altísimas pues miden unos 8 metros.
Los seguidores de Jacobo II llegaron a la ciudad en diciembre de 1688 (acompañados de unos gigantones escoceses). Iniciaron un asedio que duró 100 días, los católicos fuera intentando entrar y los orangistas dentro impidiéndoselo al grito de “No surrender” (No hay rendición). Se cuenta que fueron trece aprendices de la ciudad los que se dieron cuenta de la llegada de los jacobitas y cerraron la ciudad a cal y canto. Dieron nombre a una organización protestante de la que ya hablé y ahora se han plantado treces simocoros para recordarles. Muy cerca encontramos el Apprentice Boy’s Memory Hall, la sede de ese club unionista. Para muchos en la ciudad es un honor ser elegido miembro.
Nos detenemos en nuestro recorrido en el Double Bastion (al que volvemos luego por nuestra cuenta cuando recorremos a pie las murallas). Desde allí se puede ver claramente la ciudad y sobre todo el barrio católico del Bogside. Desde 2006 podemos encontrar, entre otros, el cañón Roaring Meg, uno de los 24 que se conservan del asedio y el que hacía el ruido más fuerte cuando se disparaba. Cerca también está el Palacio del Obispo en el mismo emplazamiento donde estaba la residencia del coronel Henry Baker, comandante de la plaza durante el asedio jacobita. Enfrente están los juzgados. Al lado encontramos la Bishop’s Gate, como dije una de las cuatro entradas originales de la ciudad. La que podemos ver hoy en día se edificó en 1789 en el lugar donde estaba la anterior puerta en conmemoración del sitio de 1689. Las tallas que vemos representan a los ríos Boyne y Foyle.
Empezamos a bajar por lo que en el siglo XIX fue un paseo público y donde vemos los sicomoros que comentaba. El motivo de plantar ese árbol es porque su fruto tiene una forma parecida a una llave que recuerda al cierre de las puertas de la ciudad por los trece chicos. Uno de los cañones que vemos data de 1620. Desde allí puede verse el Free Derry Corner.
Seguimos el descenso para encontrarnos con la Iglesia de san Agustín, encantadora, construida en el lugar donde había una iglesia medieval llamada Iglesia negra. Dicen que allí fue donde san Columbano fundó una abadía. Enfrente está el Royal Bastion donde se contempla el memorial al Gobernador Walker, erigido en conmemoración del cierre de puertas por los aprendices de Derry y con la imagen del gobernador de la ciudad en 1689.
Algo más abajo está el edificio del Memorial Hall of the Apprentice Boys of Derry y al lado la primera Iglesia presbiteriana de la ciudad, edificio de 1780 donde había una iglesia de 1690.
Desde un poco más abajo puede verse la catedral católica de St. Eugene, construida en la segunda mitad del siglo XIX.
Derry esconde un rinconcito encantador en el barrio de los artesanos, muy bien escondido. Fue el capricho de un hombre del Bogside que quería adecentar un poco la zona. Lástima que las tiendecitas estaban ya cerradas.
Descendiendo un poco más encontramos el Tower Museum, en lo que parece una torre medieval. No lo visitamos. En cambio nos fuimos directos al bonito edificio del Guildhall, el ayuntamiento de Derry.

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Podría decir que es el edificio más bonito de la cidad. Tiene aspecto neogótico (1912) aunque sus orígenes se encuentran en el siglo XVII. Se dañó gravemente con el estallido de una bomba en 1972. Se restauró a conciencia y ahora se puede visitar por dentro. Su alta torre del reloj dicen que es una copia del Big Ben. En el interior podemos ver un museo de la historia de la ciudad y de las Plantaciones en la planta baja y arriba una gran sala con un enorme órgano y preciosas vidrieras. Por cierto, puedes vestirte con la ropa de gala del alcalde y sentarte en una silla enorme. Me gustó esa toga roja (mucho mejor que la que me pongo para ir al juzgado, dónde vas a parar). Es gratis.
Por detrás encontramos el blanco y largo puente de la paz que se construyó por iniciativa de la Unión Europea para unir a católicos y protestantes. Fui incapaz de atravesarlo. De sus 235 metros apenas pude atravesar uno y me fui hacia atrás. Lo que hace el vértigo.
Al otro lado encontramos Ebrington Square, una plaza inaugurada el 14 de febrero de 2012 cuando se rehabilitó la zona. Está construida en un antiguo fuerte de época victoriana donde aún se ve parte de la muralla. El día de nuestra visita se celebraba allí un concierto al que iba un montón de gente. Aquella ciudad en la que sólo pensamos por el conflicto es ahora un lugar de fiesta, de música, con sus pubs animados y sus centros comerciales.
Volvimos hacia atrás y regresamos a la muralla con la intención de recorrerla íntegramente.
Entramos por la zona del Water Bastion y ascendemos hacia el New Gate Bastion, donde hay cañones que son réplicas de los del siglo XVII. Continuamos hacia el Ferryquay Gate, localizado en el lugar donde estaba una de las cuatro puertas originales. Ésta era la puerta que cerraron los aprendices de Derry aunque la que vemos hoy en día se construyó caso dos siglos más tarde.
Siguen el Artillery Bastion y la New Gate (la actual es de 1866 aunque remplazó a una de 1787).
Alcanzamos pronto la catedral de san Columbano, el edificio más antiguo de Derry. Está consagrada al culto protestante y se construyó en 1634. Dos siglos después se añadió el coro y la aguja que asoma por detrás de san Agustín. En el pórtico de la entrada se conserva una bomba que lanzaron los jacobitas durante el asedio. Enfrente está el Church Bastion.
Después de la visita a la ciudad volvemos a subir a la furgoneta para ir al hotel. Nos han adjudicado el Waterfoot, de 3 estrellas. Está en la orilla izquierda del río Foyle, a cinco minutos en coche del centro de la ciudad. Las habitaciones están muy bien y, aunque hay una boda, la música no nos molestó para dormir.
La cena estaba incluida en el restaurante del hotel. Estábamos en el piso superior del restaurante, amenizado con música en vivo. La cena fue un cachondeo porque tenía puesta la calefacción a todo volumen por lo que el ambiente era casi el de una sauna. Para arreglarlo nos empezaron a poner ventiladores. En fin… Sin comentarios.
La cena era un menú compuesto de varios platos de primero, segundo y postre y aunque tardaron en terminar de servirnos dos horas estaba todo muy bueno. De primero unos cogieron crema de verduras y yo pan con queso y ajo (delicioso). De segundo unos lasagna de carne (espectacular) y yo pollo a la plancha con verduras gratinado. De postre compartimos un sticky toffee pudding con helado (postre típico inglés que consiste en un bizcocho húmedo hecho con dátiles picados cubierto con salsa de caramelo y servido helado de vainilla) y un cheescake.
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DÍA 3. DERRY- CASTILLO DE DUNLUCE- PUENTE CARRICK-A-REDE-CASTILLO DE DUNSEVERICK

DÍA 3. DERRY- CASTILLO DE DUNLUCE- PUENTE CARRICK-A-REDE-CASTILLO DE DUNSEVERICK


Location: Ireland Ireland Input Date: 07/10/2018 16:19 Points: 0 (0 Votes)
Después del desayuno buffet subimos de nuevo a la furgoneta para recorrer la costa de Antrim, una de las más bonitas de la isla.
La primera parada del día la hicimos en las ruinas del antiguo castillo de Dunluce, construido al borde de un precipicio de basalto. En 1639 una tormenta destruyó una parte del castillo (nos dijeron que las cocinas), que cayó al mar y los propietarios, viendo que no era muy seguro, decidieron abandonarlo. Data del siglo XIV (aunque en algunos sitios he visto que lo mandó construir en el siglo XII Richard de Burgh, segundo conde de Ulster y que en el siglo XVI lo remodelaron los McQuillian) y en el siglo XVI era propiedad de Sorley Boy del clan de los MacDonnell (escoceses ellos), que gobernaron el territorio nordeste del Ulster. Dicen que se ven algunas partes constructivas con aires escoceses. En 1928 los propietarios lo cedieron al gobierno de Irlanda del Norte. Es importante destacar también el paisaje que lo rodea. Se ha usado (como mucho en Irlanda) para ser el castillo de los Greyjoy en Juego de tronos. Se cuenta que el hecho de que se cayera la cocina era porque los cimientos estaban ya muy dañados al hundirse un barco de la armada española en las rocas durante una tormenta.
Justo por debajo de las ruinas del castillo se encuentra una cueva abierta en las rocas del acantilado. Se llama la Cueva de la sirena y es motivo de una leyenda de ésas a las que son tan aficionados los irlandeses. Parece que había una vez una joven muy guapa que se llamaba Maeve McQuillian. Se enamoró de Reginald, el hijo del clan enemigo, muy a lo Romeo y Julieta. Cuando se enteró de esos amores el padre de Maeve la encerró en la torre norte del castillo. Y allí pasaba días y noches hasta que en una de tormenta Reginald la rescató y ambos huyeron en un bote a través de la cueva (que estaba conectada con la torre por un pasadizo). Pero esa barca era muy pequeña y hacía muy mal tiempo así que se acabó estrellando entre las rocas y ambos murieron (si se parecía a Romeo y Julieta no iba a acabar bien). El mar devolvió el cuerpo del joven pero el de ella nunca se encontró. Dicen, no obstante, que en el castillo hay un fantasma de una dama vestida de blanco. ¿Será Maeve?.
Ese barco naufragado era la galeaza Girona, perteneciente a la Armada Invencible, que encalló allí el 28 de octubre de 1588. Murieron 400 personas y sólo sobrevivieron unos 12 a los que parece que ayudó Sorley McDonell a volver a España antes de que les atrapara Isabel I.


No desmerece tampoco el que encontramos cuando nos dirigimos al puente Carrick-a-rede.
El guía nos da las entradas y bajo una persistente lluvia recorremos un kilómetro y pico de camino hasta llegar a esta famosa atracción.
El día era terriblemente ventoso además de lluvioso y había dudas de que estuviera abierto. Lo estaba pero las señoras de la puerta pedían extremar las medidas de seguridad y cogerse bien a los dos lados de las barandas. Yo, por lo que pudiera pasar y teniendo en cuenta que tengo mucho vértigo, no lo pasé. No era la única.
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El puente está hecho con cuerdas (con una base de tablitas de madera), mide 20 metros y se alza a una altura de 25 metros sobre el mar y las piedras. Se instaló aquí para que los que pescaban salmones pudieran acceder a la islita que tiene enfrente.
El verde allí es muy verde, los acantilados escarpados y el agua luce de un color turquesa bajo un cielo gris.
Subiendo un poco hacia el otro lado se puede hacer una buena foto del puente, la isla y el mar (aunque el viento te deje unos pelos horribles).
Ya de regreso avanzamos un poco más en nuestro camino para parar al cabo de un momento para hacer unas fotos de las playas. En los cercanos pastos verdes (tocando a la arena) pastan vacas y toros tranquilamente.
Una nueva parada nos permite ver el castillo de Dunseverick. Ahora sólo es una ruina pero en su tiempo formaba parte de una de las cinco rutas sagradas de Tara. Sobhairce, rey celta, fundó hace 2.500 años un fuerte al que dio su nombre (DunSobharice o fortaleza de Sobharice), lo que evolucionó a Dunseverick. También se dice que san Patricio bautizó aquí a Oclan, un lugareño que llegó a ser obispo (¿verdad?¿mentira?). Fue reformado y destruido una y otra vez, la última en 1642 cuando los escoceses acabaron con ella. La última torre se desplomó en el mar en 1978.
Y al fin llegamos a la Calzada de la gigante, famosa en todas partes y punto culminante del día. Y vaya día. El agua sigue insistiendo en acompañarnos.
Para ir a la calzada desde el aparcamiento podemos recorrer un kilómetro y pico o bien coger un autobús que por 1 libra (1,20 euros) puede llevarnos.
Hace muchos años vivía en estas tierras un gigante llamado Finn Mccool. En una isla escocesa vivía otro gigante que se llamaba Benardonner. Sin conocerse, ambos se tenían mucha manía, seguramente por eso de ser los dos gigantes. No tenían nada mejor qué hacer que irse tirando piedras el uno al otro un día sí y al otro también. Y piedra a piedra se fue formando un camino.
Cuando el gigante escocés vio la calzada pensó “ésta es la mía” y decidió cruzarla para arreglar cuentas con Finn cara a cara. Pero cuando éste le vio venir y se dio cuenta de que era mucho más grande que él se dijo “acabará conmigo” y salió corriendo hacia su casa.
Allí encontró a Oonagh, su mujer. “Qué puedo hacer”, le preguntó Finn. Y ella, que era muy lista, decidió vestirle de bebé y le pidió que se escondiera en un cesto cercano a la lumbre.
Benardonner llegó a la casa de su enemigo y encontró a la mujer de éste haciendo la comida tranquilamente.
-¿Dónde está Finn Mccool?- gritó.
Ella se llevó un dedo a los labios y le pidió que no gritara, que su marido no estaba en casa y su bebé estaba dormido. El escocés se asomó para ver al “niño” y se encontró a un gigante con todos sus dientes.
Extrañado le preguntó a Oonagh:
_ ¿Esto es un bebé?.
- Sí- dijo ella-. Y es pequeño. Cuando su padre nació era tres veces más grande y tenía muchos más dientes.
Espantado al ver el tamaño del niño y pensando cómo debía de ser el padre, Benardonner salió huyendo, destruyendo la calzada a su paso, no sea que el irlandés fuera a buscarle…
A lo mejor hay alguien a quien esa explicación no le convence. Quizás le guste más ésta otra. Hace 61 millones de años hubo unas erupciones volcánicas masivas. La lava cayó entre las fisuras del terreno, llenando valles y quemando vegetales que encontraba a su paso. Esa capa de lava basáltica que iba formándose se enfrió, se expandió y fue rompiéndose formando unos bloques poligonales y columnas.
Unas nuevas explosiones volcánicas provocaron nuevos ríos de lava. Al final de las glaciaciones (hace unos 15.000 años) los mares de hielo se fueron deslizando por los acantilados de basalto erosionando la parte de la playa.
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La Calzada del gigante no es el único sitio donde ha pasado este fenómeno. De hecho toda la costa de Antrim está llena aunque aquí es donde se ha desarrollado de manera más espectacular. Así que lo que vemos son columnas hexagonales de basalto, algunas más altas que otras, con una antigüedad de unos 60 millones de años. O el fruto de la pelea de dos gigantes.
Creo que es un error quedarse únicamente en la Calzada propiamente dicha. Es bueno adentrarse por los caminitos de la costa y acercarse al Órgano, una impresionante estructura de tubos de basalto que se ve en la pared de enfrente. Si seguimos ese camino y damos la vuelta podemos encontrarnos con la vista de unos magníficos acantilados (aunque mucho ojo… puede haber desprendimientos).
Hay en realidad tres calzadas, la pequeña, la mediana y la grande. Un promontorio rocoso que vemos junto a ellas mide 120 metros y se llama Hocico de Aird. Una roca con forma de foca se alza entre las piedras. Se llama la Bota del gigante. Al fondo, en el mar, se yergue lo que se ha dado en llamar la Abuela del gigante.
En días lluviosos como éste el agua y el barro se acumulan por todos lados. Se debe caminar con mucho cuidado.
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Después de terminar como pollos remojados y de hacer muchas fotos decidimos coger el bus y bajar al aparcamiento. No visitamos el centro de visitantes (de pago) pero sí que fuimos al wc (gratis).
Nos acercamos un momento a la playa de Portballintrae y atrevesamos luego Bushmills. En esta pequeña población, a 3 kilómetros de la Calzada del gigante, se encuentra una famosa destilería de whiskey irlandés, la más antigua de la isla (1608). Puede visitarse.
El guía, dado el día que hace, decide no dejarnos solos para comer y, previo acuerdo con nosotros, nos lleva a un restaurante self service donde van todos los grupos, cerca de Bushmills. Hay varios platos para escoger: irish stew, hojaldre relleno de pollo con whiskey, etc. De postre tenemos, entre otros, pastel de chocolate o merengue con fresa.
Después de la comida nos dirigimos a el último punto del día. Se trata de Dark Hedges, una avenida de hayas que se ha hecho muy famosa porque también sale en Juego de tronos. Hacia el año 1775 James Stuart construyó una casa para su esposa, Grace Lynd, llamada Mansión Gracehill. Para embellecer el lugar decidió plantar más de 150 hayas a lo largo de la carretera de entrada a la propiedad para dar una sensación de importancia. Se le han retorcido las ramas para que se unan unas con otras. La pena es que un reciente temporal ha destrozado algunas de ellas.

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Dice la leyenda que hay un fantasma que visita los árboles todas las noches. No se sabe si es una hija de James Stuart, una de sus criadas que murió de forma misteriosa o el espíritu de una muerta que haya sido enterrada por ahí.
Me sorprendió la belleza del sitio pero quizás mucho más que los coches puedan aparcar allí al lado sabiendo que los árboles están mal de salud y que incluso podrían perderse.
Y después de esta visita sin prisa pero sin pausa regresamos a Dublín. Fuimos viendo la película El viento que mece la cebada sobre los acontecimientos de los años 20 (igual que el día antes vimos Bloody Sunday).
Ya de regreso en Dublín nos dejaron en el hotel Gresham y nosotros fuimos caminando hasta Temple Bar. En época medieval esta zona era un suburbio que estaba fuera de las murallas. Cayó en desuso en el siglo XIV pero en el siglo XVII se rehabilitó para hacer jardines para familias adineradas. En ese momento el río Liffey entraba más en tierra que ahora. Esa tierra pantanosa fue amurallada y recuperada y poco a poco se fueron construyendo casas en lo que había sido la costa.
El nombre del barrio no proviene como mucha gente cree de un famoso pub sino de un señor llamado William Temple. Este caballero, que fue rector del Trinity College, construyó una casa y unos jardines en esta zona allá por el siglo XVII. Otros (aunque la versión que te cuentan allí es la primera) dicen que viene del barrio de Temple Bar de Londres.
Para todos los que visitan Dublín, Temple Bar es el barrio de pubs por excelencia. Y ciertamente los hay. Muchos, con música en vivo en todos. Pero para los guías es el barrio cultural de la capital. De hecho hay varias instituciones culturales como el Irish Photography Center, el Irish Film Institute, teatros, un museo del rock (que Irlanda ha dado muchos y muy buenos músicos…). También tienen lugar varios mercados distintos días de la semana…
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Allí podemos encontrar algunos alojamientos como el hotel Blooms, con una fachada decorada con los dibujos de la primera edición de Ulises de Joyce, o el nuestro, el Oliver St. John Gogarty, con una interesante fachada y un pub abajo. He visto críticas para todos los gustos. Nosotros tuvimos una habitación privada con cuatro camas en literas y baño propio pero sé que hay incluso habitaciones para 10 ó 20 personas. De lo más barato que pudimos encontrar pero nada de lujos (y a precios de hoteles de tres estrellas o más en otros sitios; el alojamiento en Dublín es carísimo).
Muy cerca está el Merchan’t arch, arco de piedra que conduce al río y que da acceso al Ha’Penny Bridge (Puente del medio penique). El nombre original del puente es de Wellington en honor a Arthur Wellesley, primer duque de Wellington. El duque había nacido en Irlanda y ya sabemos que fue una de las grandes figuras británicas en las guerras napoleónicas, entre otras hazañas. Sin embargo fue su comentario, decir que provenía de un establo (en referencia a su Irlanda natal) lo que provocó que a los dublineses no les gustara mucho que el puente llevara su nombre. Su nombre actual se debe al medio penique que se cobraba de peaje hasta 1919. Antes de su construcción para pasar al otro lado tenía que hacerse en ferry. Y durante 100 años el propietario de ese barco, el concejal William Walsh, y su familia estuvo cobrando el peaje cuando se construyó el puente. Esa concesión y 3.000 libras fueron el pago por no poderse usar ya el ferry.
Ni que decir tiene que fue el primer puente que se hizo en la ciudad. Es mono, blanquito, con unos curiosos arcos. Está construido en hierro fundido y mide 42 metros de largo.
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Pais Topic: Viajar a Irlanda: Dublín, Galway, Cork, ...
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Liriank
Liriank
Indiana Jones
Indiana Jones
02-08-2009
Messages: 1384

Date: Tue Jan 16, 2024 12:00 pm    Subject: Re: Viajar a Irlanda: Dublín, Galway, Cork, ...

Hola. Yo te aconsejo que organices el itinerario pensando en días completos y no en noches, porque si no entre traslados, te pasarás la mitad del día en coche. Amistad
xansolo
Xansolo
Dr. Livingstone
Dr. Livingstone
25-09-2014
Messages: 7663

Date: Tue Jan 16, 2024 12:36 pm    Subject: Re: Viajar a Irlanda: Dublín, Galway, Cork, ...

Coincido, es mejor que hagas un itinerarío día por día, y dado que son pocos días, especifiques la hora de llegada y hora de regreso, para ver si esos días son aprovechables o no. (bueno el de regreso ya dices que no XD) Por lo que dices, interpreto que: Llegas el 14 ,algo aprovechas para Dublín, y duermes en Dublín El 15 vas de Dublín a Belfast y día en Belfast, no? El 16 ves la costa norte y duermes en Donegal El 17 ves cosas por el camino y llegas a dormir a Galway El 18 Moher y lo que te de tiempo y duermes en Killarney 19 algo de los alrededores de Killarney (quizás alguno de...  read more...
isabel_ap
Isabel_ap
New Traveller
New Traveller
23-04-2022
Messages: 7

Date: Tue Jan 16, 2024 12:42 pm    Subject: Re: Viajar a Irlanda: Dublín, Galway, Cork, ...

Hola, vivo en Irlanda y te aconsejo lo mismo. Planifica por días y de ahí ves cuantas noches por sitio. Si vas a hacerlo todo en coche, cuando vuelvas de Galway a Dublin puedes hacer una parada en Athlone (no hay mucho que ver por ahi) Mis favoritos del pais: Acantilados de Moher pero si no tienes tiempo, Slieve League si vas cerca de Sligo y Sligo son preciosos y mucha menos gente. La peninsula de Dingle y Ring of Kerry. Igualmente todo son paisajes y quizas no te merece la pena hacerte el pais de punta a punta para ver todo. Una de mis zonas favoritas es el triangulo que hace...  read more...
dieglop
Dieglop
Travel Addict
Travel Addict
13-07-2016
Messages: 88

Date: Tue Jan 16, 2024 01:09 pm    Subject: Re: Viajar a Irlanda: Dublín, Galway, Cork, ...

Hola Helen2020, Para 7 noches diria que es complicado casi completar la vuelta a la isla como planteas. De Belfast a Donegal la ruta deberia seguir toda la costa norte si quieres visitar las zonas de interes como la calzada de los gigantes y es muy dificil que un solo día puedas abarcarlo. Lo mismo pasa de Donegal a Galway. Si decidieses omitir el norte puedes enfocarte en la Costa Oeste con mas calma. Connemara, Islas Aran, Cliffs of Moher y Galway city desde Galway. Anillo de Kerry, peninsula de Dingle, Killarney National Park y peninsula de Beara desde Killarney, por...  read more...
helen2020
Helen2020
Travel Addict
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06-04-2011
Messages: 93

Date: Tue Jan 16, 2024 01:23 pm    Subject: Re: Viajar a Irlanda: Dublín, Galway, Cork, ...

Muchas gracias.
Le doy una vuelta, y me pienso lo de eliminar la mitad.
El tema es que queria ver Belfast y la calzada de los gigantes, parece que se me va mucho tiempo para hacer esa subida.

Seguire cocinandolo.

Voy en Mayo que es cuando mi hijo termina el Erasmus y ya damos una vuelta por la isla para conocerla.

Y creo que debe haber menos gente.
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