Eslovenia: lago Bled, Bohinj, Liubliana, cueva de Postonja y Piran ✏️ Blogs de Eslovenia

Eslovenia es un pequeño país lleno de rincones maravillosos. Unos de los más conocidos es el Lago Bled. Desde Liubliana, capital de Eslovenia, son unos 40 minutos en coche, pero también es posible acercarse en bus.

Bled es de los lugares más conocidos y turísticos de Eslovenia y, no es para menos! El lugar es simplemente maravilloso. El lago se encuentra al lado de la pequeña localidad de Bled, donde hay algunos alojamientos y servicios turísticos como restaurantes o agencias de viajes.

El lago es pequeñito y se puede dar la vuelta a pie. Si tienes tiempo yo te recomiendo guardarte un día entero y pasear por sus orillas tranquilamente.

En medio del lago hay la única isla de Eslovenia con una iglesia. La imagen es muy bonita, tal cual de postal.

El agua cristalina, el entorno montañoso, el bosque, es un sitio precioso. Nosotras, además, fuimos en otoño, que me parece una época ideal, ya que todavía no hace mucho frío y los tonos naranjas, amarillos y rojos tiñen todos los arboles creando un paisaje simplemente impresionante.

En primavera y, especialmente en verano, el lago es bastante concurrido, puede que masificado.

Además de pasear dando la vuelta al lago se pueden alquilar barquitas de remos o coger un “barco” más grande que da una vuelta por el lago.

A orillas del lago Bled también hay que destacar el Castillo de Bled, curiosamente construido sobre una roca de forma singular (nada más ni nada menos que 130 metros de altura). Se puede visitar abonando una entrada de 11€.

En definitiva, si estas por Eslovenia no te puedes perder el Lago de Bled ya que es un sitio maravilloso.

A apenas 15 minutos en coche des del Lago Bled hay la Garganta de Vintgar, un increíble paraje natural. Se trata de un desfiladero excavado por el río Radovna que se puede recorrer a pie en un una hora y media (el recorrido completo son 6km ida y vuelta).

Sin embargo, yo te recomiendo que te guardes un poco más de tiempo para poder disfrutarlo sin prisas porque es un sitio que te atrapa.

Se puede aparcar gratuitamente en la entrada de la Garganta y hay que abonar una entrada de 5€ (4€ para estudiantes).

El camino se recorre a pie sobre unas pasarelas de madera situadas sobre el río y se van cruzando varios puentes. El paisaje con el río erosionando las altas paredes de roca es simplemente espectacular.

El río baja a mucha velocidad creando varios rápidos y algunas cascadas.

Además del conocido Lago de Bled, Eslovenia tiene otros rincones quizás no tan conocidos pero que nada le tienen que envidiar. Uno de ellos es el Lago Bohinj, a unos 40 minutos de Bled en coche (un poquito más de una hora desde Liubliana) por una carretera maravillosa con unas vistas a los Alpes y las montañas eslovenas que quitan el hipo.

Luego fuimos hasta el Lago Bohinj, uno de los sitios más bonitos de Eslovenia que no te puedes perder.
Se puede dar un agradable paseo a orillas del pequeño lago y embobarse con las maravillosas vistas.

Si no tienes mucho tiempo puedes recorrer la Garganta de Vintgar, el Lago Bled y el Lago Bohinj el mismo día (como hicimos nosotras), pero si puedes hacerlo en un par de días (especialmente si no es verano y oscurece más temprano) iras más tranquilo.

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Liubliana es la capital de Eslovenia y es una ciudad pequeñita con encanto. Su localización geográfica fue interesante por los romanos que establecieron una próspera colonia en su territorio.

Dos eventos marcaron la ciudad: un gran incendio en el siglo XVIII y un terremoto en 1985. La reconstrucción de la ciudad después de estos dos eventos configuraron en gran parte su aspecto actual. Hay un nombre destacado por encima de los demás, Jože Plečnik, arquitecto responsable de los principales edificios importantes fan del art deco y el estilo neoclásico y esto se nota en la fisonomía de la ciudad. Aunque Liubliana no era entonces una ciudad importante, Plečnik visualizo que algún día sería una capital europea y así la imaginó y diseñó.

Después de la I Guerra Mundial y la disolución del imperio Austrohúngaro, Eslovenia se une con Serbia y Bosnia en 1929 en el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos (muy original el nombre). Más adelante, durante la II Guerra Mundial los partisanos de Yugoslavia fueron unos de los más destacados luchadores antifascistas y consiguieron ser el primer territorio liberado de los nazis.

Tras el final de la II Guerra Mundial, la República Socialista de Eslovenia se establece dentro de la República Federativa Socialista de Yugoslavia, gobernada por Tito, querido por muchos y odiado por otros. Sin ser perfecta, Yugoslavia era un estado muy diferente a la amalgama de estados de los Balcanes actual. La economía socialista ofrecía educación y trabajo para todo el mundo, acceso a los servicios principales, sufragio femenino y naciones como la Serbia, Croata, Bosnia o la misma Eslovenia convivían sin conflictos armados.

Sin embargo, con la caída de la Unión Soviética el territorio yugoslavo empezó a desmembrarse y Eslovenia fue el primer país que, tras una corta guerra de 10 días, proclamó su independencia en 1991 y Liubliana se estableció como su capital.

Eslovenia se incorporó a la Unión Europea en 2004, y adoptó el euro. Liubliana ha sido además dos veces capital verde de la Unión Europea.

Una buena manera de conocer la ciudad es haciendo un free tour. Sale cada día a las 11 de la mañana desde la plaza Prešeren (al centro de la ciudad) aunque en temporada alta también hay a las 3 de la tarde.

La plaza Prešeren debe su nombre al poeta nacional que tiene una estatua en la misma plaza (autor del himno de Eslovenia). La mujer en topless a su espalda es su musa y su desnudez causó un gran revuelo en la época (por eso los árboles delante de la iglesia, para “tapar”).

Como curiosidad, si seguís la mirada de Prešeren os encontrareis al otro lado de la plaza un busto de una mujer, Julija Primič, el amor no correspondido del poeta.

En la misma plaza también podéis visitar la famosa iglesia rosa de la Anunciación, que se puede visitar por dentro también.

Al lado de la Iglesia hay un edificio verde que durante el terremoto de 1985 fingió haber sido destruido para recaudar dinero para su reconstrucción, pero en realidad solo pintó su fachada.

Saliendo de la plaza encontramos uno de los múltiples puentes que cruzan el río Ljubljanica, también conocido como el río de los siete nombres porque desaparece bajo tierra y vuelve a surgir con un nombre distinto. Es el puente triple, ya que se construyó pensando en una pasarela para vehículos y dos pasarelas anexas para peatones.

Este puente era la entrada a la ciudad medieval.

Sin embargo, a día de hoy está prohibida la entrada con vehículo dentro del centro de la ciudad, aunque circulan unos cochecitos eléctricos que puedes coger gratuitamente.

Siguiendo la orilla del río nos encontramos otro puente, el de los carniceros, ahora moderno, con un cristal que permite ver el río debajo de nuestros pies. Aunque el puente es moderno sigue con la concepción original de no ser meramente un lugar de paso sino también un sitio donde hay paraditas y la gente hace vida social. Es además el puente más romántico de la ciudad, lleno de candados.

La historia de los candados viene de una pareja Serbia que estaba muy enamorada. Sin embargo, el chico se fue a la guerra y luego se enamoró de otra mujer. La chica desesperada se tiró por un puente. Sus amigas y conocidas empezaron esta tradición de poner candados en los puentes con sus novios para evitar un destino parecido. La idea del candado no me puede parecer menos romántica…pero la verdad es que muchos puentes están llenos de estos candados “del amor”.

Si seguimos andando el siguiente puente que nos encontramos es el de los dragones, protectores de la ciudad. No se sabe con exactitud de donde viene esta leyenda, pero puede que tenga que ver con la historia de Jason y los Argonautas.

Si cruzamos este puente nos encontraremos en la plaza del mercado, un lugar con mucha vida donde se pueden comprar frutas y verduras de primera calidad.

Enfrente de la plaza del mercado está la Catedral, dedicada al patrón de los trabajadores del mar, San Nicolas, quienes fueron los principales encargados de su construcción. Aunque Eslovenia es principalmente católica, se sienten cercanos a los protestantes, en parte para distinguirse de los otros pueblos de los Balcanes.

Hay que destacar la puerta de la Catedral que explica un poco la historia de Eslovenia como país.

Detrás de la Catedral nos encontramos una de las calles más bonitas de la ciudad (a mí me recuerda bastante a Viena) llena de restaurantes donde se puede probar comida eslovena (varios platos de carne, Goulash, sopas y algunos dulces).

Si recorremos esta calle nos encontraremos en la plaza Mestni, donde está el Ayuntamiento de la ciudad.

También en esa plaza hay una fuente inspirada en el barroco italiano, la Fuente de Robba, emulando a la “Fuente de los cuatro ríos” de la plaza Navona en Roma. En este caso, la escultura está dedicada a los 3 ríos de la región.

Cerca de allí hay una callejuela muy mona, Križevniška ulica, que antiguamente era el barrio judío.

Pasada esta calle vemos uno de los rincones más bonitos de la ciudad: el puente de los zapateros (cobblers bridge). Este puente, como no diseñado también por Plečnik, era durante la época medieval zona “duty free” ya que se encontraba fuera de las murallas. También en esta parte del río se realizaban castigos públicos que consistían en sumergir a ladrones o estafadores en grandes jaulas en las frías aguas del Ljubljanic.

Pasada esta calle nos encontraremos en otro de los puntos emblemáticos de la ciudad: la plaza del congreso. Esta plaza es testigo de los grandes eventos de la ciudad como el Congreso de la Santa Alianza en 1821 cuando se remodeló la plaza para que estuviera preparada para desfiles militares.

También desde el congreso se pudo escuchar a Tito durante la época de Yugoslavia o empezaron las protestas que desencadenaron la independencia de Eslovenia en 1991.

En la plaza también podemos encontrar la sede principal de la Universidad (que es gratuita) o la filarmónica, la más antigua de Europa y que además ha servido, y sirve, como trampolín para jóvenes músicos y compositores antes de estrenarse en los grandes teatros de Viena o París.

Además de visitar el centro de Liubliana, puedes subir andando o en funicular hasta el Castillo medieval de Liubliana que está sobre una colina. Desde allí se tienen unas vistas espectaculares de toda la ciudad. Hay algunas partes, como el presidio, que se pueden visitar de manera gratuita.

Cuando se hace de noche, los bares y restaurantes alrededor del río se llenan de mesas con velas y gente tomando cervezas. Es un lugar muy agradable para tomar algo y acabar bien la jornada.

Por último, no puedes dejar de ir al Metelkova, un centro social y cultural alternativo lleno de grafitis y arte callejero.

En este animado centro hay música en directo o fiestas casi a diario. Era un antiguo cuartel militar que fue ocupado. También allí al lado hay un curioso hostel que había sido antiguamente una cárcel.

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Las cuevas de Postonja se encuentran a una hora de la capital eslovena. Ten en cuenta que para circular por las autopistas en Eslovenia hay que comprar una viñeta que se pega en el coche (como en Suiza), la más barata cuesta 16€ y es válida por una semana (también hay viñetas mensuales o anuales).

Postojna es la cueva más visitada de Europa y, aunque cara, es impresionante. Es enorme y la visita dura unas dos horas.

Primero hay que coger un trenecito que dura unos 10 minutos y luego se camina unos 3 kilómetros.

Hay guías disponibles en varios idiomas (depende de la temporada) incluidos en el precio (también se pueden comprar audio guías por 3’5€ o visitar la cueva por tu cuenta). La guía tampoco explica mucho.

El parquin cuesta 5€ al día y no hay manera de ahorrárselo porque la cueva está un poco alejada del pueblo.

Hay varias opciones de ticket que combinan varias cosas. El más sencillo son unos 25€ aunque hay descuento para estudiantes. Aquí puedes encontrar toda la info relacionada con precios y horarios de visita. La verdad que toda la visita es impresionante porque la cueva es magnífica.


Hay tres galerías más “famosas”, pero la verdad que todo el conjunto vale la pena.

La primera galería es la de los “espaguetis”, por la gran cantidad de estalactitas estrechitas que cuelgan del techo.

La segunda es la galería blanca, por la predominancia de ese color, y la tercera la roja, por el mismo motivo.

Una de las razones por las que la cueva es tan visitada es porque tiene una larga tradición como atracción turística ya que se abrió al público ni más ni menos que hace 200 años.

La visita termina en una gran sala que al parecer tiene una gran acústica y a veces se hacen conciertos.

Muy cerca de la cueva se encuentra el famoso castillo de Predjama, una espectacular construcción incrustada en la roca.

Aunque por dentro es interesante porque se puede ver como se han aprovechado los elementos naturales de la roca, la entrada es bastante cara (unos 16€ o 35€ combinado con la cueva de Postojna) así que verlo por fuera me parece suficiente.

La visita incluye una audio guía bastante interesante sobre todo referente a la historia del castillo.


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