Jordania integral y un escarceo en Egipto ✏️ Blogs de Jordania

No es lo más habitual hacer un Jordania y Egipto, ya que son dos países con suficiente entidad y riqueza como para dedicarles sendos viajes independientes. Si a eso le sumamos que el cruce de frontera no es el más sencillo del mundo, supone otro obstáculo más.
La razón de este viaje era que quería visitar a una amiga mía que vive en El Cairo. El tema es que yo ya había estado en Egipto hace años, donde hice el crucero del Nilo desde Luxor hasta Asuán, volé a Abu Simbel y terminé con un par de días en El Cairo y sus alrededores. En resumen, que ya había visto muchos de sus atractivos y me apetecía descubrir algún país colindante. Pero, ay, sus vecinos no están en sus mejores momentos, así que por descarte, Jordania fue la elegida -no, no me apetecía ir a Israel para luego tener que entrar en Egipto-. Un país que ya me atraía, obviamente por albergar Petra, a parte de otros sitios que mis padres (que estuvieron hace 20 años) me habían mostrado. Así pues, organicé por mi cuenta este recorrido de 20 días por sendos países. Jordania está muy bien visto, a Egipto le dediqué menos tiempo y fui a donde no había estado de mi interés.

La distribución de los días fue la siguiente:

Día 1 - Vuelo: Barcelona - Bucarest (escala de 8 horas, con paseo de 3 horas por el centro de la ciudad) - Ammán (llegada de madrugada).
Día 2 - Ammán
Día 3 - Castillo de Ajloun - Jerash
Día 4 - Wadi Mujib - Mar Muerto
Día 5 - Betania - Monte Nebo - Madaba
Día 6 - Umm Qays
Día 7 - Castillos del Desierto
**Hasta el día 7 (incluído), todo fueron excursiones de un día desde Ammán.
Día 8 - Ammán - Karak - Wadi Musa
Día 9 - Petra
Día 10 - Petra
Día 11 - Wadi Rum
Día 12 - Aqaba
Día 13 - Aqaba - Taba - Sharm El Sheikh
Día 14 - Sharm El Sheikh
Día 15 - Monte Sinaí y Santa Catalina (excursión nocturna desde Sharm El Sheikh)
Día 16 - Sharm El Sheikh - Cairo
Día 17 - Alejandría (excursión de un día desde El Cairo).
Día 18 - Cairo
Día 19 - Cairo
Día 20 - Vuelo: Cairo - Túnez - Barcelona

Viajé en agosto. Las temperaturas son altas, pero no es insufrible, hay días que se pasa peor en la Península Ibérica. El calor es seco, especialmente en Jordania, y eso ayuda. Yo pude realizar todo mi recorrido sin problema alguno. Eso sí, hay que ir protegido del sol e hidratarse.

Tal vez haga un desglose, pero el presupuesto total, contando vuelos, alojamientos, transporte, comidas, visitas y compras ha sido de 1.500 €.

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Salí al mediodía, con una hora de retraso, de Barcelona hacia Bucarest, donde hacía escala. Los vuelos directos a Ammán con Royal Jordanian suelen ser caros y casi todo el mundo viaja haciendo escala. Los horarios no son los más óptimos, pero puedes ahorrar un buen dinero. Yo, viendo que las low cost me acabarían costando más por facturar equipaje y viendo que también sus horarios eran horribles, opté por ir con Tarom vía Bucarest. Un servicio modesto, pero aceptable, volando en aeronaves algo antiguas. Pero todo, salvo los retrasos, fue bien.

Llegué a Bucarest sobre las 16h y el vuelo a Ammán no salía hasta las 00:30. Aproveché para bajar al centro de la ciudad a dar una vuelta. Desde el aeropuerto es sencillo: Hay un bus que cuesta poco más de 1 € ir y volver que te deja en Piata Unirii, en pleno centro. Tarda ente 50 y 75 minutos (depende del tráfico). Yo llegué sobre las 18:00. El centro de Bucarest es agradable de ver y con las 3 horas que estuve yo es suficiente para patearlo y hacerse una buena idea. Cierto es, pero, que Rumanía como país merecerá mi atención en el futuro.

A eso de las 21:30 tomé el bus de regreso y llegué a las 22:15. Cené algo por allí y esperé hasta tomar el el avión, que salió con una hora de retraso, a las 1:30, por problemas con un pasajero.
Aterricé en Ammán a eso de las 4:00h. Pasé la aduana rápido (no había nadie), mostrando mi Jordan Pass, con el que ya había pagado las tasas de entrada al país. Tras esperar unos 25 minutos para la maleta, salí en busca de transporte para llegar al centro de Ammán, donde tenía mi alojamiento.
Por las noches hay un bus cada hora (sale en punto) que te deja en distintos puntos de la ciudad (en las rotondas u estaciones, hasta la norte). Lo hubiera tomado de haber llegado antes, pero como estaba cansado y no me apetecía hacerme un viaje de hora y medio para el hostel, terminé pagando los 21,5 JD que vale el taxi a Ammán (sobre 25 €). Fue de los transportes más caros que tomé, pero quería rapidez. Llegué a mi alojamiento a las 5:30, el Nomads Hotel. Había overbooking y mi cama en habitación compartida estaba tomada, pero esa noche me recolocaron en una individual. Fue entrar en la habitación y meterme directamente en la cama.

Ya os iré hablando del Nomads Hotel en sucesivas etapas. Solo puedo decir que es un hostel excelente, con buenísima atención, nuevo y con buenas habitaciones, límpio y con un ambiente muy amigable, además de una relación calidad-precio excelente.

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Habiendo llegado al hotel a las 5:30, lógicamente no iba a madrugar. Me levanté a eso de las 11:15 para ducharme y sacar mis cosas de la habitación privada que me habían cedido solo esa noche. Tras hablar un rato con el hombre de la recepción (que, por cierto, habla un buen español) dejé mis equipaje en la consigna (la habitación compartida aún no estaba lista) y salí a descubrir Ammán, una gran ciudad que tiene sus sitios, pero a la que no hay que dedicarle demasiado tiempo, a no ser que se quiera disfrutar alguno de sus museos.

Mi hotel estaba en el centro y en 15 minutos andando llegué a la mezquita Hussein, de las principales en la ciudad, coincidiendo con una de las horas del rezo, sobre las 12h. La calle se paralizó para que la mayoría de devotos se arrollidaran y rezaran ante el templo, de interés por su exterior. Lamentablemente, no es posible su acceso para no islámicos, pero lo que se entrevé desde fuera no es muy prometedor tampoco. Podría haberme adentrado en el mercado, pero puse rumbo al Teatro Romano (parando antes en Información y Turismo, al lado, donde me dieron un muy buen mapa de Ammán), uno de los grandes atractivos de Ammán, incluído en el Jordan Pass. Merece la pena entrar si se tiene el Jordan Pass y subir por las filas y poder admirar las vistas de la Ciudadela, encima del monte. Si no se tiene, con verlo de fuera creo que es suficiente, aunque tiene mucha presencia, en parte gracias a su restauración. Del escenario, lamentablemente, queda poquita cosa. Dentro también un pequeño museo de costumbres e indumentarias jordanas, visitable en 10-15 minutos. Ya que entré, di un breve paseo por su pequeña colección. Prescindible si se dispone de poco tiempo.

Luego de visitar todo el complejo, me puse a andar hasta la Ciudadela, arriba de la colina de enfrente. Al salir del teatro, obviamente vendrán los taxistas a ofreceros subir hasta allí. Os dirán que es un camino largo, bla bla bla. Solamente con cruzar y subir por las escaleras que suben a mano derecha te plantas arriba en 10-15 minutos. Es cuesta arriba, pero muy asumible (yo lo hice a eso de las 13:30h con todo el sol y llegué bien).

Ya arriba, anduve por la Ciudadela. Visita obligada -si tenéis que escoger entre entrar al Teatro o a la Ciudadela, rotundamente id a la Ciudadela-, para admirar sus vistas y pasear entre sus ruinas, donde destaca el templo de Hércules. En una hora se ve bien, incluso pasando por el pequeño museo arquelógico que hay dentro. La verdad es que es la joya de la ciudad y desde allí se pueden admirar las colinas más cercanas (Ammán está construída entre colinas, ergo es imposible tener una panorámica completa de la ciudad), del Teatro Romano, del centro, de los nuevos rascacielos o de la enorme bandera jordana que tienen ondeando.

Salí a eso de las 16h y bajé al centro (tardé unos 15 minutos) para comer en Al Quds. Un buen restaurante céntrico donde te dan buenas raciones a un precio decente. Pagué 8.2 JD por una Pepsi y un buen plato de Mansaf, típico de Jordania: Cordero con arroz y salsa de yogurt. Muy bueno.

Luego volví al Hotel para instalarme en mi nueva habitación. Nueva, amplia, junto a 3 personas más y con un buen baño. Al volver, conocí gracias a la pizarra de anuncios un par de chicos que estaban interesados en compartir gastos para hacer desplazamientos. Tras hablar y organizarnos, salí a dar una vuelta y luego subí a Rainbow Street, a 5 minutos del Hotel. Lleno de la comida aún, decidí cenar ligero y me compré unos falafel en Al Quds, un puesto que funciona desde 1966. Buenísimos y baratísimos, un pack de 5 me costó 0.35 JD. Una ganga.

Ya luego regresé al hotel y estuve un rato hablando con los chicos que había conocido, para organizarnos de cara a mañana. Acordamos ir al castillo de Ajloun y a Jerash en transporte público.
A eso de las 23h ya me fui a dormir, aún llevaba cansancio de la paliza del día anterior.

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